De estos días de invierno en Leicester (I)

Días de crocus. Jardin botánico. Leicester. Foto R.Puig
Lo adivinaron, cuatro seguidores del blog acertaron. He estado ocho días en Leicester, pero no me va a bastar un capítulo para dar cuenta de esta visita. Por de pronto, a pesar de los chubascos, he vuelto al jardín botánico de la Universidad. No estaba el día para solearse y éramos pocos los visitantes. Pero quién busca encuentra, incluso en medio del invierno tan parco en flores y colores. Aunque en estos días los parques estén turgentess de crocus, esa flor que brota de unos fieles y humildes bulbos.
También son humildes las ofrendas de la comunidad punjabi de Leicester, que tiene su Mandir (Templo) Geeta Bhavan (Palabra de Dios) en 70 Clarendon Park Road (como ha bien precisado mi buen amigo Jabo en su comentario del domingo pasado), casi esquina con Queens Road, en el barrio popular y tranquilo de Clarendon Park .
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En el Geeta Bhavan Mandir

Ofrendas al Pandava Bhima. Leicester. Foto R.Puig
Entre esas ofrendas, el coco destaca por su particular significado ritual en la liturgia hindú como símbolo de las tres partes del ser humano (su corteza física, la substancia psicológica y el agua de la espiritualidad) y sus tres ojos, los dos del cuerpo y el interior de la conciencia. El oferente, desde su piel a su dharma, se pone a disposición de Dios, ante sus mediadores y representaciones.

En el Geeta Bhavan Mandir. Leicester. Foto R.Puig
El sacerdote me había invitado a su servicio litúrgico (dos al día). Asistí a los tranquilos rituales de las 10 de la mañana del pasado jueves. No son muy diferentes en su materialización simbólica de los que observamos en los templos católicos tradicionales, donde también hay estatuas, a la manera de los ídolos* del hinduismo, y ofrendas en abundancia, incienso purificador, campanillas, velas, recitaciones y salmodias litúrgicas, aspersiones con agua bendita y algún elemento fortificador, pan y vino consagrados o, en la liturgia del hinduismo, el agua de las abluciones matinales, purificada durante todo el día ante el altar de Krishna.

Altares de Durga (madre del Universo), Krishna y Rama. Leicester. Foto R.Puig
Las fuerzas que operan en el universo y en nosotros son las formas en que se presenta y se comunica Dios a través de complejas y multiformes divinidades. El hinduismo las representa por ídolos* para que el pueblo llano las entienda y encuentre en estos avatares las narraciones que lo explican todo, la escucha, el apoyo y la consolación que necesita.
Hay trinidades (trimurti) y encarnaciones (avatares) como la de Krishna, encarnación de Vishnu.

Ritual de purificación ante el altar de Krishna. Foto R.Puig
También hay rituales de purificación del aire y para ahuyentar los elementos del mal que contaminan el mundo, mediante el uso simbólico de la campanilla y el zurriago (aunque en el hinduismo no hacen falta espaldas de flagelantes).

Ritual de purificación ante el altar de Rama. Foto R.Puig
Y hay deidades con innumerables metamorfosis, como las de Vishnu, una de las personas de la Trimurti .

El «murti» (ídolo) que representa a Vishnu. Foto R.Puig
Así que el pasado jueves, acogido amablemente por su sacerdote, pasé un rato lejos del mundo en compañía de una pareja de ancianos con su nieta, con los que dejé mi ofrenda de monedas, fui purificado con aspersiones de agua bendita, compartí el agua de las abluciones y escuché los rezos y cantos litúrgicos salmodiados en punjabi.

El amable sacerdote del Geeta Bhavan Mandir. Leicester. Foto R.Puig
Durante la ceremonia entró un obrero con su chaqueta de trabajo, que aprovechaba una escapada para ofrecer un racimo de plátanos a Krishna, hubo otro que se asomó para hacer sus reverencias y salió acto seguido para volver a sus tareas. Las ofrendas de frutos, tras haber pasado un tiempo ante alguno de los altares son distribuidos a los fieles. Al dejar el templo, el sacerdote me ofreció una mandarina y una ciruela, obviamente benditas.

Capilla del fuego. Geeta Bhavan Mandir. Leicester. Foto R.Puig
Este templo se inauguró en 1997 en el espacio de una antigua iglesia protestante. Los fondos para la adquisición de los locales y su reforma fueron recogidos integralmente en la comunidad punjabi, que habita principalmente en la zona sur de Leicester. La comunidad gujerati, mayoritaria en la ciudad, tiene cinco templos, pero su lengua es diferente de la de los oriundos del Punjab, que aspiraron durante muchos años a su propio centro comunitario, religioso y civil a un tiempo. Ese centro es el Geeta Bhavan Mandir.
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En el mismo barrio
No muy lejos, he pasado varias veces delante de otro templo, una modesta sinagoga, donde, en estos tiempos de rechazos gubernativos a los emigrantes que escapan de las guerras de Medio Oriente en busca de asilo, se muestra a las claras que hay judíos ingleses que no la piensan como los votantes del BREXIT ni como el lamentable histriónico estrambote que dice que gobierna en el otro lado del Atlántico.

La sinagoga da la bienvenida a los refugiados. Leicester. Foto R.Puig
Las Convenciones Internacionales del Derecho de Asilo no distinguen razas, sexos, nacionalidades o confesionalidades religiosas.
Leyendo el cartel en la ventana de la sinagoga me he acordado del poema Refugee Blues del poeta inglés Wystan Hugh Auden (1907-1973). Lo escribió en 1939, en tiempos que también eran, como lo son los nuestros, de rechazo y persecución. Las naciones de todo el mundo no aceptaron en su gran mayoría (julio de 1938 en la Conferencia de Evian) acoger a los judíos que querían abandonar Alemania. Ni siquiera el pogromo de «la noche de los cristales rotos» cambió la voluntad de los gobiernos.
Hoy sigue habiendo muchos, y van en aumento, que no han aprendido nada…
Refugee Blues
Say this city has ten million souls,
Some are living in mansions, some are living in holes:
Yet there’s no place for us, my dear, yet there’s no place for us.
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Once we had a country and we thought it fair,
Look in the atlas and you’ll find it there:
We cannot go there now, my dear, we cannot go there now.
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In the village churchyard there grows an old yew,
Every spring it blossoms anew:
Old passports can’t do that, my dear, old passports can’t do that.
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The consul banged the table and said,
«If you’ve got no passport you’re officially dead»:
But we are still alive, my dear, but we are still alive.
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Went to a committee; they offered me a chair;
Asked me politely to return next year:
But where shall we go to-day, my dear, but where shall we go to-day?
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Came to a public meeting; the speaker got up and said;
«If we let them in, they will steal our daily bread»:
He was talking of you and me, my dear, he was talking of you and me.
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Thought I heard the thunder rumbling in the sky;
It was Hitler over Europe, saying, «They must die»:
O we were in his mind, my dear, O we were in his mind.
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Saw a poodle in a jacket fastened with a pin,
Saw a door opened and a cat let in:
But they weren’t German Jews, my dear, but they weren’t German Jews.
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Went down the harbour and stood upon the quay,
Saw the fish swimming as if they were free:
Only ten feet away, my dear, only ten feet away.
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Walked through a wood, saw the birds in the trees;
They had no politicians and sang at their ease:
They weren’t the human race, my dear, they weren’t the human race.
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Dreamed I saw a building with a thousand floors,
A thousand windows and a thousand doors:
Not one of them was ours, my dear, not one of them was ours.
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Stood on a great plain in the falling snow;
Ten thousand soldiers marched to and fro:
Looking for you and me, my dear, looking for you and me.
El refugiado. Ernest Barlach Haus. Hamburgo. Foto R.Puig
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Pensar que en la ciudad habitan diez millones de almas,
Algunos viven en mansiones, algunos en sus guaridas:
Mas no hay lugar para nosotros, querida, mas no hay lugar para nosotros.
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Hubo un país que tuvimos y pensamos era justo,
Mira el mapa para hallarlo:
Ahora no podemos ir, querida, ahora no podemos ir.
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Allí ante la iglesia del pueblo crece un viejo tejo,
Cada primavera florece de nuevo:
Como los viejos pasaportes, querida, como los viejos pasaportes.
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El cónsul golpeó la mesa y exclamó:
«Si no tienes pasaporte, oficialmente estás muerto»:
Mas aún estamos vivos, querida, mas aún estamos vivos.
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Fui ante una comisión y me ofrecieron asiento;
Me rogaron muy corteses que retornase en un año:
¿Pero adónde iremos hoy, querida, pero adónde iremos hoy?
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Asistí a un mitín público; se alzó el orador y dijo:
«Si les dejamos entrar, nos robarán el pan nuestro»;
Hablaba de ti y de mí, querida, hablaba de ti y de mí.
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Creí que era un trueno lo que rodaba por el cielo;
Era Hitler sobre Europa, «tienen que morir» diciendo;
Pensaba en nosotros, querida, pensaba en nosotros.
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Vi un caniche bien abrochado en su abrigo,
Vi una puerta que se abría para acoger a un gato:
Mas no eran alemanes judíos, querida, mas no eran alemanes judíos.
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Bajé al puerto y me acerqué al atracadero,
Vi que nadaban los peces con aire de liberados:
Sólo a tres metros del borde, querida, sólo a tres metros del borde.
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Anduve a través de un bosque, vi a las aves en las ramas;
No tenían políticos y podían cantar sin trabas:
No eran de la raza humana, querida, no eran de la raza humana.
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Soñé con un edificio y sus millares de pisos,
Mil ventanas y mil puertas;
Ni uno era nuestro, querida, ni uno era nuestro.
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Me paré en una gran llanura mientras caía la nevada;
De un lado para otro diez mil soldados marchaban:
A ti y a mí nos buscaban, querida, a ti y a mí nos buscaban.
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W.H. Auden,
(Poems selected by John Fuller, Faber and Faber, London 2005, pp. 31-32; traducción de R.Puig)
El refugiado. Detalle. Ernest Barlach Haus. Hamburgo. Foto R.Puig
(*) NB: en la religiosidad hindú referirse a sus deidades y santidades como «ídolos» no tiene el matiz negativo que en las religiones del libro se le ha dado, para entre otras razones justificar su destrucción y los combates contra la idolatría. El είδωλο es en su sentido etimológico una imagen de la divinidad a través de la cual se le presta adoración. Los sacerdotes del hinduismo, como los católicos, lo saben y la veneración de las estatuas se acepta como una vía de facilitar el culto al pueblo llano, pero no se las considera como dioses.
Griegos y romanos respetaban los ídolos de otras culturas. La guerra sin cuartel contra los idólatras aparece en la Biblia, continúa con la expansión del Evangelio y se agudiza con el Islamismo radical. La idolatría es pues otra de las supuestas prácticas nefandas que se usan como pretexto para la intolerancia religiosa, la iconoclastia y la destrucción de los templos ajenos e, incluso, para las masacres que marcan la historia de la humanidad. Y cuando una civilización está consiguiendo liberarse de esta barbarie hay siempre otra que acude con entusiasmo al relevo.
No me quedó claro si la comida y los «ídolos» llegaron con los emigrantes de Punjab a Leicester…Motivo? La independencia luego de la India misma? Quiere decir que hay buena colonia Punjab, mestizajes, etc?
No sé cuándo empezaron los indios a instalarse en Leicester, probablemente incluso antes de la independencia de la India. Ahora constituyen más del 30 % de la población de la ciudad. En el fascículo que explica la historia de este templo de la comunidad punjabi se menciona que ya en los años 80 eran unos tres mil los oriundos del Punjab. Los del Gujarat eran ya (a juzgar por el número de sus templos) muchos más y ahora son cuatro veces más que los del Punjab.