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Breverías erasmianas (LX): ‘prevaricatio’, ‘adulterare’, ‘improbitas’, ‘protervia’, ‘corruptio’.

25 noviembre, 2023

Dedicado a Miguel Giusti Hundskopf, filósofo peruano y amigo

Son cinco los perros salvajes de la escultura de Dan Dailey que se expone en estos días en el Museo Nacional de Estocolmo (Beauty and the Unexpected, Modern and Contemporary American Crafts). Pero podrían ser más, si a estos «perros» los viésemos como alegoría de aquellos vicios que, cuando anidan en funcionarios o gobernantes, perjudican a quienes ellos están llamados a servir y llevan las naciones a la división y a la decadencia.

En algunos de los 4.151 adagios de sabiduría antigua que Erasmo recopiló y comentó se habla entre otros de cinco de esos hábitos nefastos (prevaricación, falsedad, improbidad, protervia, corrupción) contrarios a las virtudes que quien tiene responsabilidad de gobierno debería poseer en grado superior a la media de sus gobernados.

I

Prevaricatio

Empecemos con un extracto del comentario de Erasmo sobre la etimología del verbo prevaricar, al que corresponden los substantivos prevaricador o prevaricación, que en su origen latino significa arar un surco torcido y según el Diccionario de la RAE consiste «en que una autoridad, un juez o un funcionario dicte a sabiendas una resolución injusta».

Escribe Erasmo citando textos de Plinio y Virgilio:

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Arator nisi incurvus praevaricatur

El labrador que no se inclina prevarica

Adagio IV, v, 85

Proverbii speciem habet quod refert Plinius lib. XVIII capite XIX : Arator nisi incurvus praevaricatur.. Praecipit ut arator arvum primum rectis sulcis proscindat, mox et obliquis subigat : id fieri vix potest, nisi toto corpore incumbat labori, unde et Virgilio dictus est curvus arator. Caeterum praevaricari est a recto sulco divertere. Unde et in causis praevaricari dicuntur qui causam diversam adjuvant. Videlicet hoc est, quod ait Plinius : Inde translatum hoc crimen in forum.

La imagen del proverbio la aporta Plinio (libro XVIII, capítulo XIX): el labrador si no se inclina prevarica. Es necesario que el labrador primero are el campo con surcos rectos y luego los complete con surcos oblicuos, y difícilmente puede lograrlo a menos que ponga toda su fuerza en la labor, de ahí que Virgilio al labrador lo llame ‘encorvado’ y que ‘prevaricar’ signifique desviarse del surco correcto, de modo que en las causas se dice que prevarican quienes sirven a una causa diferente. Es eso lo que significa en la vida pública esta metáfora de Plinio.

Plinio, Historia Natural, 18, 179. Virgilio, Bucólicas, 3, 42. Texto latino: Les Adages d’Érasme, présentés par les Belles Lettres et le GRAC (UMR 5037), 2010, p.2229 (traducción propia).

II

Adulterare

En el siguiente adagio Erasmo cita al Etymologicum magnum, a Esopo, a Platón y Aristófanes entre otros refiriéndose a la insinceridad, a la corrupción y a la adulteración o falsedad. Y si citamos a la RAE, su diccionario del español define la corrupción del siguiente modo:

«En las organizaciones, especialmente en las públicas, práctica consistente en la utilización indebida o ilícita de las funciones de aquellas en provecho de sus gestores». Y la acción de adulterar como: «Falsear, alterar la naturaleza de algo. Una ideología adulterada«.

A continuación nuestro extracto del adagio erasmiano:

Κίβδηλος, id est adulterinus

Falsificación, es decir adulterado

Adagio III, iv, 5.

Quod simplex non est neque sincerum, id vulgato verbo Graeci κίβδηλον vocant, hinc ducto vocabulo, quod aliud prae se ferant, aliud tegant, παρὰ τὸ 10 κεύθειν τὸ δᾛλον

(…)

Sed proprie nummum subaeratum κίβδηλον appellant et κιβδηλίαν insynceritatem seu corruptelam

(…)

Conveniet igitur in amicitiam insynceram et fictam, aut in hominem blando vultu, sed anima virulento, aut in eum, qui sanctimoniam habitu prae se ferat, cum vita sit impia,

(…)

aut in orationem insynceram, ut Plato libro De legibus quinto : Σὰς δὲ αὖ τιμὰς δεἶ σκοπεἶν, καὶ τούτων τίνες ἀληθεἶς καὶ ὅσαι κίβδηλοι, id est Rursum honores oportet considerare, quinam ex his veri sint, qui adulterini. Rursum eodem in libro : Ὅπως μήτε αὐτὸς κίβδηλός ποτε φανεἶται ὁτᾩοῦν, ἁπλοῦς δὲ καὶ ἀληθὴς ἀεί, id est Ut neque ipse adulterinus aliquando cuiquam appareat, sed simplex et verax semper.

Hoc igitur a nummis traductum, si ad diversas res traducatur, proverbiale fiet.

.,,

Lo que no es puro ni sincero los griegos lo denominan con el término muy usado de falso (κίβδηλον), una palabra que se refiere al hecho de que la gente puede hacer abiertamente una cosa para esconder otra, παρὰ τὸ κεύθειν τὸ δᾛλον: ‘tapar algo que es manifiesto’

(…)

Pero el significado original de κίβδηλον es ‘moneda que encierra cobre’ (κιβδηλίαν) o sea la ‘insinceridad’ o a la ‘corrupción’

(…)

Es pertinente para designar la amistad insincera y fingida, o al hombre de rostro lisonjero pero alma venenosa, o al que se viste de santo pero lleva una vida impía

(…)

o al discurso insincero, como en el libro quinto de «Las Leyes» de Platón: Ὅπως μήτε αὐτὸς κίβδηλός ποτε φανεἶται ὁτᾩοῦν, ἁπλοῦς δὲ καὶ ἀληθὴς ἀεί, es decir ‘Hemos de verificar de nuevo sus títulos, cuál de ellos es verdadero y cuál es falso’. Y de nuevo en ese libro: Ὅπως μήτε αὐτὸς κίβδηλός ποτε φανεἶται ὁτᾩοῦν, ἁπλοῦς δὲ καὶ ἀληθὴς ἀεί», es decir ‘de modo que nadie pueda considerarle adulterado, sino siempre claro y verdadero’.

Así pues, este término que se aplica a las monedas, al volverse proverbio se refiere a cuestiones diferentes.

Platón, Las Leyes, 5728D y 5738. Texto latino: Les Adages d’Érasme, présentés par les Belles Lettres et le GRAC (UMR 5037), 2010, p. 1660, (traducción propia).

Estas glosas de Erasmo me hacen pensar en un dicho popular que se usa popularmente para reprender la doblez, la mentira y la corrupción: eres como la falsa moneda.

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III

Improbitas

El Diccionario de la RAE define la improbidad como la falta de probidad que a su vez significa honradez que a su vez es la rectitud de ánimo y la integridad en el obrar, por lo que concluiríamos diciendo que la improbidad es la ausencia de estos dos atributos de la conducta moral. Es decir que la improbidad se puede entender como equivalente a lo que más vulgarmente se llama inmoralidad.

El texto siguiente de Erasmo parte de un proverbio griego de las Moralia de Plutarco en que se aborda la cuestión de lo fácil que es justificar la propia improbidad y lo trabajoso que puede ser mantenerse probo, es decir honrado,

Compendiaria res improbitas

La inmoralidad ataja

Adagio III ii 97

Σύντομος ἡ πονηρία, βραδεἶα ἡ ἀρετή, id est Compendiaria res improbitas, virtus longa. Qui semel addixit animum vitiis, is quidvis flagitii facile patrabit. At singulae virtutes magno sudore parandae. Fitque nescio qua naturae corruptione ut, quae turpia sunt, vel αὐτοδίδακτοι protinus arripiamus, quae honesta, vix laboribus diutinis inculcentur. Plutarchus in Apophthegmatis tribuit hoc dictum Cleomeni. Cum praedo quispiam in agrum Lacedaemoniorum fecisset incursionem atque, ubi captus esset, dixisset ideo haec se fecisse, quod non esset quo aleret militem, proinde ad eos vertisse sese, quibus superesset nec impartirentur, Cleomenes : Σύντομος, ἔφη, ἡ πονηρία.

‘La inmoralidad ataja, la virtud es lenta’. A quien, de una vez por todas, el vicio guía su mente le será fácil cometer cualquier delito, mientras que adquirir la virtud exige gran esfuerzo. No sé en realidad a qué corrupción natural se debe que el autoaprendizaje de la indecencia se logre en seguida, mientras las cosas honestas se inculcan con dificultad y continuo esfuerzo. Plutarco en sus Apotegmas atribuye el presente dicho a Cleómenes, un jefe de una banda de ladrones que incursionó en territorio de Esparta y que al ser capturado dijo que lo había hecho porque no tenía alimentos para sus soldados y que, por eso, se había vuelto contra quienes no compartían lo que les sobraba, pues según Cleómenes, ‘La astucia ha de tomar atajos’.

Plutarco, Moralia 223D. Texto latino: Les Adages d’Érasme, présentés par les Belles Lettres et le GRAC (UMR 5037), 2010, p.1591, (traducción propia).

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IV

Protervia

En la actualidad, en castellano, como lo define el Diccionario de la RAE, el término protervia significa perversidad, obstinación en la maldad. A principios del siglo XVI, a partir de su enorme erudición y de su consulta de manuscritos e incunables (especialmente en su estancia en Venecia) Erasmo de Rotterdam presentaba hasta 5 fuentes interpretativas de los varios sentidos que en la Antigüedad grecolatina tenía el adagio «Proterviam fecit» como expresa en esta glosa en su Adagiorum Collectanea. De este modo este adagio podría traducirsecomo «Hizo ostentación», «Se mostró insolente», «Despilfarró todo», «Fue dispendioso», etc.

De Macrobio extrae la interpretación de que la palabra viene de «propter viam», aludiendo a los sacrificios ofrecidos a Hércules para propiciar una buena jornada de viaje. Es muy interesante también el texto de Athenaeus (6, 227e) en que la protervia latina conecta con la explicación en versos griegos de como las autoridades de Corinto castigaban a los despilfarradores de lo ajeno.

La norma de Moisés, que dice «ninguna cosa dejaréis de él hasta la mañana; y lo que quedare hasta la mañana, lo quemaréis en el fuego» (Exodo, 12, 10), le ofrece a Erasmo una acepción bíblica de protervia en el sentido de que la consumación sacrificial por el fuego del cordero pascual no debe dejar restos. En sentido parecido la edición de Toronto University Press de los «Collected Works of Erasmus» (vol 32, pag. 204) ha traducido al inglés este adagio como He has made a clean sweep, algo así como «Ha barrido con todo».

Por mi parte me inclino con la opción del sentido antiguo de protervia como despilfarro lo que en cierto modo puede acompañarse en bastantes casos con una actitud perversa de obstinación en el dispendio, que nos devuelve al sentido del término en castellano de hoy, sobre todo si se despilfarran los dineros de todos, algo que los corintios castigaban duramente.

Pero vengamos al texto de Erasmo:

Proterviam fecit

Despilfarró todo

Adagio I, ix, 44

Erat hoc religiosum in nonnulis etiam aliis hostiis, ne quid ex sacris epulis relinqueretur, aut si quid reliquum esset, id igni absumeretur, quemadmodum Moyses tradit de agno paschali. Porro id genus sacrificii Romani proterviam appellant. Unde celebratur illud Catonis festiviter dictum in Albidium quendam, qui patrimonium universum luxu absumpserat unis exceptis aedibus, quae incendio conflagrarunt. Proterviam, inquit, fecit, propterea quod ea, quae comesse non potuerit, quasi combussisset. Auctor Macrobius libro Saturnalium secundo. Ad hoc facit quod apud Athenaeum libro VIII, Theocritus Chius Diocli gurgiti, qui devorato pisce calido dixit se coelum exusisse, Unum, inquit, illud tibi superest, ut mare ebibas, atque ita tres res omnium maximas confeceris : terram, mare, coelum.

At quoties sumptus superat quaestum nec morbus decedit jam in naturam versus, quid superest, nisi ut ad malas artes vertant sese, quo luxui semper gliscenti suppeditet pecunia ?

Atque haec est una non minima pestis Germaniae nostrae, praecipve apud eos, qui nobilitatis titulo gloriantur – quanquam sunt in his, qui nobilitatem fingunt, ut haec faciant impunitius, qui subornant, a quibus vocentur Jonckeri – jactant arces paternas, addunt plumam galero, pingunt clypeum, in quo dextra librans macheram dissecet elephantem. Suscribunt epistolis suis tres litteras : Equ. Si quis sit natus viculo quopiam, puta Ornithoplutus dicto Isocomo, non se scribit Isocomensem, nam id plebeium est, sed Ornithoplutus ab Isocomo. Atque tum sibi jus esse putant indicere bellum, cui visum est. Si legum severitas coerceret talium juvenum intemperantiam, non essent tam multi, quibus supplicia vel infligere cogerentur, vel condonare. Per aleam enim, chartas, scorta, compotationes et otium venitur ad aes alienum, mox ad rapinas et sycophantias. Curritur in militiam, redeunt cum praeda non ab hostibus parta. His rudimentis exercitati nullum horrent facinus. Apud veteres erant leges sumptuariae atque adeo Corinthi, quae civitas erat caeteris corruptior, tamen lex erat opposita sumptuosius quam pro rei familiaris modo viventibus. Eam apud Athenaeum libro sexto Diphilus refert hisce versibus :

Σοιοῦτο νόμιμον ἐστί, βέλτιστ’, ἐνθάδε

Κορινθίοις, ἵν’ ἄν τιν’ ὀψωνοῦντ’ αεὶ

Λαμπρὦς ὁρὦμεν, τοῦτον ἀνακρίνειν πόθεν

Ζᾜ καὶ τί ποιὦν· κἅν μὲν οὐσίαν ἔχᾙ,

Ἧς αἱ πρόσοδοι λύουσι τἀναλώματα,

Ἐὰν ἀπολαύειν τοῦτον ἤδη τοῦ βίου.

Ἐὰν δ´ ὑπὲρ τὴν οὐσίαν δαπανὦν τύχᾙ,

Ἀπεἶπον αὐτᾫ τοῦτο μὴ ποιεἶν ἔτι.

Ὃς δ’ ἅν δὲ μὴ πείθητ´, ἐπέβαλον ζημίαν.

Ἐὰν δὲ μηδ´ ὁτιοῦν ἔχων ζᾜ πολυτελὦς,

Σᾫ δημίᾩ παρέδωκαν αὐτόν. Ἡράκλεις,

Οὐκ ἐνδέχεται γὰρ ζᾛν ἄνευ κακοῦ τινος

Σοῦτον, συνιεἶς, ἀλλ´ ἀναγκαίως ἔχει

Ἢ λωποδυτεἶν νυκτὸς ἥ τοιχωρυχεἶν

Ἢ τὦν ποιούντων ταῦτα κοινωνεἶν τισιν

Ἢ συκοφαντεἶν κατ´ ἀγορὰν ἥ μαρτυρεἶν

Χευδᾛ. Σοιοῦτον ἐκκαθαίρομεν γένος, id est

Hoc lege cautum est hic apud Corinthios :

«Si quempiam obsonare semper splendide

Videmus, hunc rogamus, unde vivat et

Quid faciat operis ; si facultates habet,

Ut reditus harum solvere expensas queat,

Perpetimur illum perfrui bonis suis.

Sin forte sumptus superat ea, quae possidet,

Prohibemus huic, ne faciat hoc in posterum.

Ni pareat, jam plectitur mulcta gravi.

Sin sumptuose vivit is, qui nil habet,

Tradunt eum tortoribus.» Proh Hercules,

Nec enim licet vitam absque malo ullo degere

Talem scias, sed est necesse aut noctibus

Abigere praedam aut fore muros aedium

Aut haec patrantum jungier commercio

Aut in foro agere sycophantam aut perfidum

Praebere testem. Nos genus hoc mortalium

Ejicimus haec ex urbe velut purgamina.

.

Esto tenía también un sentido religioso en ciertos tipos de sacrificios, en modo que de las comidas sagradas no quedaba nada, o si quedaba algo, se consumía en el fuego, como relata Moisés sobre el cordero pascual. Además, los romanos llaman a ese tipo de sacrificio protervia. Por eso célebre lo que Catón le dijo bromeando a un tal Albidio, que había consumido en lujos todo su patrimonio, a excepción de algunas casas, que se incendiaron. Le dijo que había cometido protervia porque había quemado las cosas que no podía comer. Lo cuenta Macrobio en el segundo libro de sus Saturnalia. También viene a cuento lo se narra Ateneo (libro octavo) sobre como Theocritus Chius Dioclii, gorgoteando, sintió que al devorar un pescado asado se había comido el cielo, y añadió que sólo faltaba beberse el mar, para ingerir las tres cosas más grandes de todas: la tierra, el mar y el cielo.

Pero cuando el coste es superior a la ganancia y el morbo no desaparece de forma natural ¿que otro queda sino recurrir a las malas artes, con las que el lujo siempre se abastece de dinero?

Y ésta es una de las plagas más importantes de nuestra Alemania, sobre todo entre aquellos que ostentan el título de nobleza (aunque también hay quienes se hacen pasar por nobles para poder hacer estas cosas impunemente), los que sobornan, entre ellos los llamados ‘junkers’  que se jactan de sus castillos paternos, añaden plumas a sus gorras, pintan un escudo en el que, blandiendo un machete en su mano derecha, diseccionan un elefante. Firman con tres letras sus cartas: ‘Equ’[caballero]. Si un hombre nació en un determinado pueblo, por ejemplo en Ornitopluto de Isocomo, no firma como ‘isocomense’, porque sería plebeyo, sino como ’ornitoplutense de Isocomo’. Y además piensan que tienen derecho a declarar la guerra a quien mejor les parezca. Si unas leyes severas controlaran esta intemperancia juvenil, no habría tantos a quienes se tendría que infligir o condonar penas. Porque del juego, de los naipes, de las compañías, del bebercio y la ociosidad, surgen las deudas y, a continuación, las rapiñas y las imposturas. Se enrolan en el ejército y regresan con un botín que no han ha arrebatado al enemigo. Una vez que se han ejercitado en estos rudimentos, ningún crimen les parece horrible. Entre los antiguos había leyes sobre el lujo, incluso en Corinto donde, aun siendo una ciudad más corrupta que las demás, la ley se oponía a los que vivían lujosamente pero no de sus recursos de familia.

Diphilus lo relata así en el libro sexto de Ateneo con estos versos:

‘Así se recoge en esta ley entre los Corintios:

«si los banquetéos espléndidos de alguien

detectamos, le preguntamos dónde vive y

en qué trabaja, si tiene recursos propios.

Y si los ingresos que percibe cubren sus gastos,

le permitimos que siga disfrutando de sus bienes.

Mas si por azar sus dispendios superan sus haberes,

le prohibimos que siga actuando así en el futuro.

Para impedirlo, se le impone una fuerte multa.

Si uno que no posee nada lleva una vida de lujos

es entregado a los torturadores. ¡Por Hércules,

que a nadie se le debe permitir vivir del crimen!»

Pues los tales, como sabes, incluso recurren a la noche

para robar el botín, o entrar por un butrón en una casa,

o participan de las ganancias de quienes así operan,

o intervienen pérfidamente en imposturas del mercado,  

o perjuran a cambio de dinero. A este género de mortales

los expulsamos de la ciudad como inmundicias’.

Texto latino : Les Adages d’Érasme, présentés par les Belles Lettres et le GRAC (UMR 5037), 2010 . pp. 733-734 (la traducción es propia)

Como suele a menudo hacer, Erasmo traslada lo citado a la Alemania de sus época, a modo de una moraleja destinada a sus coetáneos. Por ello acaba así su comentario a este adagio:

At hodie Germania in non obscuris civitatibus fert hoc genus nepotes et ganeones, qui non solum nihil habent, verum etiam multis multa debent, neque cuiquam illorum dicitur Heus tu, unde suppetit res tuo luxui ? Quod si fieret, fortasse comperirent esse verum, quod scripsit Diphilus.

Pero hoy Alemania, en ciudades bien conocidas, se tolera a esta clase de nepotes y vividores, que no sólo no tienen nada, sino que además deben mucho a muchos; y jamás nadie les dice «¡Oye, tú! ¿de dónde sacas el dinero para tus lujos?” Si así se hiciera, tal vez se descubriría que lo que escribió Diphilus era verdad.

Ibidem

Por nuestra parte no nos es difícil constatar que dilapidar lo ajeno es una forma recurrente de corrupción. Cuando además se produce malversando los dineros de todos (por ejemplo con los recursos del Estado) se califica de malversación, al menos en las naciones civilizadas, lo que equivale a corrupción pública, una plaga bien antigua que se reviste de muchos ropajes y pretextos.

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V

Corruptio

El término aparece en varios adagios de los recogidos por Erasmo, así como en sus comentarios. En general la colección de Erasmo empieza por el examen de antologías más antiguas, pero en algunas ocasiones extrae el proverbio griego o latino de sus propias lecturas de los autores clásicos. Este es el caso de este quinto adagio, en que se define la corrupción, y que Erasmo ha extraído directamente de Aristófanes, Eurípides y Cicerón, como indica en sus notas R.A.B. Mynors, catedrático de latín de Oxford y Cambridge y traductor al inglés de este y otros adagios erasmianos (1).

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Nihil sanum

No hay nada sano

Adagio Ι, viii, 38.

Summam morum corruptionem et nullum honesti respectum his verbis Graeci significant Οὐδὲν ὑγιές, id est Nihil sanum.

Exempla passim in comoediis tragoediisque Graecorum sunt obvia. Aristophanes in Pluto :

Πευσόμενος εἰ χρὴ μεταβαλόντα τοὺς τρόπους

Εἷναι πανοῦργον, ἄδικον, ὑγιὲς μηδὲ ἕν,

Ὡς τᾫ βίᾩ τοῦτ’ αὐτὸ νομίσας ξυμφέρειν, id est

Scitatum an expediret, ut in contrarium

Verso instituto pristinisque moribus

Iniquus esset, subdolus, sani nihil

Ratus ista vitae commodis conducere.

Andromache in sui nominis tragoedia apud Euripidem ita describit Spartanorum mores :

Ὦ π σιν ἀνθρώποισιν ἔχθιστοι βροτὦν

Σπάρτης ἔνοικοι, δόλια βουλευτήρια,

Χευδὦν ἄνακτες, μηχανορράφοι κακὦν,

Ἑλικτα κοὐδὲν ὑγιές, id est

Heus omnium mortalium invisisimi

Spartam incolentes, fraudulenti consili,

Mendaciorum principes et opifices

Tecti malorum, tortiles, sani nihil.

Aristophanes ἐν Θεσμοφοριαζούσαις, si modo non fallit titulus, de feminis :

Σὰς οἰνοπότιδας, τὰς προδότιδας, τὰς λάλους,

Σὰς οὐδὲν ὑγιές, τὰς μέγ’ ἀνδράσιν κακόν, id est

Vini bibaces, proditrices, garrulas,

Nihilque sanum, maximum viris malum,

ubi plane proverbialiter dixit οὐδὲν ὑγιές pro perditissimis. M. Tullius ad Atticum libro decimoquinto : Quid quaeris ? οὐδὲν ὑγιές, id velut interpretans in epistola, quae praecessit ab hac tertia : Quid quaeris ? nihil sinceri.

El colmo de la corrupción de las costumbres públicas y la carencia de todo respeto a la honestidad lo expresaron los Griegos con las palabras Οὐδὲν ὑγιές que significan ‘No hay nada sano’ (2).

Hay ejemplos abundantes en la dramaturgia griega, como en la comedia «Pluto» de Aristófanes (3):

‘El debatir si conviene recuperar las normas

y la moralidad antiguas o hacer lo contrario

es inicuo, falaz y de ningún modo sano,

aunque se crea que hace la vida más fácil’.

Y Andrómaca en la tragedia de Eurípides (4) que lleva su nombre describe así el carácter de los espartanos:

‘Ellos los más odiados de todos los mortales

naturales de Esparta, dolosos consejeros,

eminencias del engaño y artífices de la mentira,

guaridas del mal, retorcidos, donde nada es sano’.

Y Aristófanes en ‘Las Tesmoforiantes’ (5), donde, si el título no engaña, dice de las mujeres:

‘bebedoras de vino, traicioneras, parlanchinas,

nada sano, el mayor mal para los hombres’,

Lo que simplemente se dice con el proverbio οὐδὲν ὑγιές, que significa ‘depravadísimo’. Como cuando Marco Tulio le preguntaba a Ático (6): ‘¿Qué estás buscando? οὐδὲν ὑγιές’;lo que, interpretándolo con  la epístola que precedió a esta, es decir: ‘¿Qué buscas? nada sincero’.

Les Adages d’Érasme, présentés par les Belles Lettres et le GRAC (UMR 5037), 2010, p.656. (la traducción es propia).

***

Notas

(1) Collected Works of Erasmus, vol. 32, Adages I vi 1 to I x 100, translated and annotated by R.A,B. Mynors, University of Toronto Press, 1989, p. 336

(2) Mynors, como los otros traductores de los adagios de Erasmo suelen traducir al sentido sobre la base de un grado de conocimientos de las lenguas clásicas y una libertad modernizadora (que a mi nivel no me puedo permitir). En el caso de Οὐδὲν ὑγιές, en latín traducido por Erasmo como Nihil sanum, el profesor inglés traduce al inglés como Rotten to the core, lo que en castellano equivale a nuestro dicho Podrido hasta la médula.

(3) Aristófanes, Pluto, 36-8

(4) Eurípides, Andrómaca, 445-8

(5) Aristófanes, Las Tesmoforiantes, 373-4. La expresión si modo non fallit titulus, de feminis («si el título no engaña, dice de las mujeres») es una aclaración de Erasmo que deja entender que los epítetos misóginos son de Aristófanes y no suyos.

(6) Cicerón. Cartas a Ático, 15,1,3 y 14.21-2.

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