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Viejo artista a la búsqueda de galerías

10 diciembre, 2023

Historia de una pasión

Érase una vez un niño con gafas, estrábico e hipermétrope, con un ojo vago, que con el ojo potable iba observando el mundo que le rodeaba y, desde que los Reyes Magos le trajeron unos lápices de colores, comenzó, como es usual en tiernos infantes, a rayar todo papel que le cayese delante. Mas hete aquí que un buen día, sin haber cumplido los cuatro años, decidió expresar en un dibujo su deseo de tener un haiga (1) donde cupiese toda la familia, como aquellas con tres hileras de asientos que circulaban por las calles de Madrid, posiblemente los taxis con traspontín que eran habituales en los años 40 y 50 del siglo pasado.

Sus papás embelesados decidieron guardar aquella obra de arte, que ha llegado hasta hoy soñando ya con que su hijo sería un día un pintor famoso.

Mucha agua ha pasado bajo los puentes y aquel alevín de artista siguió pintando y dibujando en todos los lugares donde vivió estudió y trabajó, aprovechando los ratos libres e incluso apuntándose a cursos vespertinos de pintura o dibujo cuando ello fue posible. Han sido casi sesenta décadas de práctica amateur y esporádica. Algunas de sus creaciones, pocas, siguen en sus manos y, la mayoría, están en las de familiares y amigos, a quienes el niño ya grande las obsequiaba, mientras seguía guardando para la jubilación la posibilidad de estudiar y adquirir en una facultad de artes las cualificaciones técnicas ansiadas.

Así que, finalmente, aquel niño consiguió ser, ya jubilado y durante dos años, un alumno de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Miguel Hernández en Altea. No le fue tan mal, pues cuando llegó la posibilidad de elegir un año de destino Erasmus estuvo en cabeza para la elección de destino: La Accademia di Belle Arti di Via di Ripetta en Roma.

De modo que en Roma pudo acrecentar su formación en Pintura y en Técnicas de Pintura con excepcionales profesores, artistas con taller y producción activa e internacional, como Giuseppe Modica y Moreno Bondi, así como descubrir, practicar y exponer escultura en travertino, lapis tiburtinus o «piedra de Tívoli», en las clases, talleres y simposios internacionales (2) en plena naturaleza de la profesora Oriana Impei, además de otras asignaturas de Anatomía Artística con el profesor Marco Bussagli y la profesora Cinzia Nardini, y otros cursos de enfoque teórico como la Historia del Dibujo y de la Gráfica con el Profesor Pietro Roccasecca, etc.

Pudo pintar con técnicas mejoradas durante aquellos años no sólo en los talleres académicos, sino también en sus sucesivos talleres, los dos primeros en Benidoleig (Alicante) y en Roma, que, acabados los estudios, trasladó a la ciudad donde ahora reside, Göteborg (Suecia), el tercero, para más tarde mudarlo a Ondara (Alicante), cuarto y actual taller, donde sigue pintando en la actualidad durante los meses de primavera y otoño.

Recientemente, movido por el deseo de exponer sus trabajos, se presentó a concurso para obtener sala municipal en Jávea (Alicante). Pero la respuesta fue un escueto correo electrónico del ayuntamiento diciendo que el jurado no le había sido seleccionado, por lo que no ha podido saber las razones que tuvieron los miembros de ese comité.

En todo caso, como el viejo artista no quisiera dejar un cúmulo de cuadros más bien grandes, para los que sus descendientes no tendrían muros donde colgarlos, el protagonista de esta historia ha optado por lanzar, a modo de mensaje en botella que se lanza al mar, esta presentación de las 16 obras presentadas al citado concurso, si bien hay muchas más que están disponibles en su taller (Ver en el Apéndice final una muestra).

La botella en el mar llega pues hoy al abra acogedora de Ensondeluz, de modo que pudiera ocurrir que flotase hasta la playa de alguna galería donde, a pesar de que este artista pensionista no ha cotizado nunca en el mercado del Arte, piensen que su obra merece ser expuesta.

El mensaje de la botella se organiza (como se hizo en la propuesta al ayuntamiento de Jávea) bajo el título de «Cuatro esquinas» e incluye como entonces un selección de 16 obras, que corresponden a las cuatro etapas de los cuatro talleres en las cuatro localidades donde las obras se realizaron, a lo largo de catorce años, desde setiembre del 2008 hasta hoy.

CUATRO ESQUINAS

1

Altea y Benidoleig (2008 – 2010)

“Desarmamiento”:

En octubre del 2007 estaba en Els Poblets cuando la riada del 12 de ese mes causó enormes daños en los pueblos de la Marina Alta. El agua corría desbordándose por el Carrer 14 del pueblo (donde desde 2001 tengo mi vivienda en España. Aquellas imágenes de como el río Girona desmantelaba la obra de los seres humanos en pocas horas se quedaron grabadas en mi memoria, hasta el punto de que cuando empecé al año siguiente, ya jubilado, a trabajar con el hierro en los talleres de la Facultad de Altea propuse un boceto de lo que sería la obra a la que llamé desarmamiento por como la naturaleza desmonta en pocos instantes la obra del hombre, siendo un cubo perfecto abierto y deformado el símbolo de ese impacto.

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“Ifach antes de la salida del sol”:

Durante el primer año de mis estudios en Altea solíamos bajar a dibujar a la playa del Cap Negret no lejos del puente sobre el río Algar de la N332 en dirección a Calpe. Desde ese puente se tiene una vista privilegiada, que varía sus luces con las horas del día, del morro del Miserat y del Peñón de Ifach. No sólo me dio motivo para ir a dibujar y pintar a diversas horas del día esta visión, sino que por entonces había descubierto la obra del malogrado Emilio Varela (1887 – 1951)  extraordinario pintor de paisajes de luz alicantinos, deprimido y olvidado después de la guerra civil. No merezco titular mis visiones del Peñón de Ifach “homenaje a Varela) pero cuando las pinté pensaba en él. Esta primera era un boceto rápido antes del amanecer,

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“Ifach siete de la tarde 6 de mayo 2009”

Como resultado de aquellas pruebas, me instalé en el puente en la fecha y hora que se señala en el título y además de tomar fotografías para captar los colores y sombras del momento, pergeñé el proyecto que finalmente ejecuté al óleo en el cuadro que se presenta.

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“Sala de espera”

Este cuadro nació de un rápido boceto que dibujé en mi carnet durante una espera en la sala de la estación de Xeraco esperando el tren de cercanías a Valencia. El personaje que aparece es real, así como su gorro, así como el periódico o revista que leía en esa postura. La luz entraba así por el ventanal o puerta de la sala de espera. Lo que falta es una señora con gafas sentada en otro banco que había en el muro y que en el cuadro aparece vacío. De este modo estaba queriendo, ¡ay de mí!, emular las obras maestras -esas sí- de Edward Hooper ,en las que su personajes parecen estar inmovilizados en una espera de no se sabe bien qué.

2

Roma (2010 – 2011)

“All’ascolto del acqua”

«A la escucha del agua» es una talla en el hermoso veteado mármol travertino de las canteras de Tívoli que surten gratuitamente a la profesora Oriana Impei de la Accademia de Roma. Fue el boceto que realicé en el Campus de Campo Boario con objeto de lograr ser elegido para el Simposio de escultores al aire libre en el Parco Regionale dei Monti Lucretili en la comuna de Licenza (Lazio). El simposio se denominó “Il Giardino dei Cinque Sensi” (El jardín de los cinco sentidos), y tuvo lugar en la primavera del 2011. El resultado, fue una pieza de cerca de dos toneladas que tuve el placer de tallar, tras ser seleccionado mi proyecto: una oreja que capta el sonido de una cascada junto a la que está instalada y a la que se puede arrimar el oído para escuchar las aguas (2).

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“Autorretrato”

El curso de pintura para el que tuve la suerte de ser seleccionado por el profesor Giuseppe Modica, tras un examen de una muestra impresa de mis obras anteriores, exigía como uno de los primeros ejercicios, la realización en el mismo taller de los cursos y tras la discusión con él de los bocetos previos (al menos tres) de un autorretrato al óleo, para lo cual el taller tenía los apósitos espejos. Este autorretrato es el resultado de aquel ejercicio académico.

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“Lungotevere«

El río de Roma, el Tevere (Tíber), discurre muy cerca de la Accademia (campus de via di Ripetta) flanqueado de elevados murallones (muraglioni), construidos a finales del siglo XIX para contener las cíclicas y destructivas inundaciones causadas por su cauce hinchado en la temporada de lluvias. Los paseos del borde del río bajo estos altos muros llevan el nombre de lungotevere (a lo largo del río) La imagen de espejo calmado que he captado en esta obra es de uno de esos días en que ni siquiera una ligera brisa rizaba sus aguas. Inicialmente había una figura humana bajando las escaleras, pero preferí dejar la escueta imagen de la estaca de amarre como testigo de aquel instante algo metafísico. Por entonces me interesaba por la pintura de los casi despoblados entornos arquitectónicos de De Chirico, más que por, a mi modo de ver, mejorables anatomías y fisionomías humanas.

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“Notte di pioggia a Piazza Cavour

Noche de lluvia en la Plaza Cavour tiene su origen en que solía a menudo, tras las clases de la tarde en la Accademia, atravesar el cercano Ponte Cavour, no lejos del lungotevere anterior. Paseaba y tomaba una merienda cena por los barrios detrás del Castel Sant’Angelo, antes de volver a la plaza para coger el autobús hacia mi barrio de Ponte Milvio. En una de esas esperas en la parada, ya de noche de invierno, me sorprendió una lluvia violenta. Las fotos que tomé de la plaza bajo la lluvia, con las luces de edificios y del Palacio de Justicia, así como las del tráfico de coches y motos y del pavimento refulgente de los sampietrini (los adoquines romanos) quedaron registrados. A partir de ahí pasé, en mi taller del apartamento que alquilaba en Ponte Milvio, a los bocetos y al lienzo definitivo, que presenté en las clases de Técnicas de Pintura del profesor Moreno Biondi, de las que, a partir de entonces, se nutre mi técnica de trabajar el cuadro en acrílico, para que seque rápido hasta una versión que me complazca, para luego trabajar calmadamente con tres capas de óleo sucesivas.

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Perplexus Pontifex

En mi cuadro del Pontífice perplejo (galardonado cum laude en el examen final de mi año en la Accademia di Belle Arti de Roma) represento, con anatomía inspirada por el torso de Belvedere (precisamente en los Museos Vaticanos) a un papa que sintió remordimientos por su mala conducta y, siguiendo el consejo de San Pablo, se fue quedando como había venido al mundo (hasta el anillo pontificio se quitó). Pero al llegar a la tiara, símbolo máximo del poder papal, se sentía tan apegado a ella que no era capaz de quitársela. Ya estaba completamente desnudo, pero penaba a la idea de despojarse de su triple corona, pues además es la antena parabólica de su comunicación con el Espíritu Santo, que le suministra la infalibilidad. El edificio que se ve en la ventana es fiel imagen de los aposentos papales sobre el patio interior que crucé varias veces para ir a la Biblioteca Vaticana.

En la tradición de los emperadores romanos, la Ciudad Eterna ha sido pródiga en el arte del desnudo, del ideal de la mujer, del héroe atlético y de los mitos de la Antigüedad, tanto en la Basílica de San Pedro y en otros templos y palacios pontificios de la urbe, como en los Museos Vaticanos. Pero los artistas pontificios fueron parcos en desnudar a cualquier autoridad o mito, sagrado o profano, de los que han dominado el mundo cristiano. Cuando Miguel Ángel lo intentó con Jesucristo, vino el Concilio de Trento y encargaron a Volterra que pusiera bragas a los protagonistas de su Juicio Final.

Los Papas han estado revestidos de varias capas de materia textil, a menudo ornadas con hilos y piedras preciosos, así como coronados con la triple tiara, herencia faraónica. Esta tradición sigue vigente. No es extraño pues que al llegar el papa Julio II (Della Rovere) a las puertas del paraíso, aquel duro guerrero y mecenas financiador (por vía de diezmos, primicias e indulgencias) de tantos desnudos renacentistas, ofendido (como cuenta Erasmo en un libelo famoso) porque no le abría San Pedro cuando reclamaba su derecho a entrar inmediatamente en el cielo, pues no cumplía aquello a lo que San Pablo anima a los primeros cristianos: desnudarse del hombre viejo y revestirse del espíritu evangélico (Ad Efesios, 4, 22).

3

Göteborg (2012 – 2016)

“Niflheim”

El mundo del hielo junto a los otros dos cuadros (“Muspelheim” y “Midgard”) completa la trilogía dedicada a los mundos míticos ideados por los pueblos nórdicos originarios, El mundo oscuro del hielo, por el que los malvados transitan hacia las regiones de la muerte, es inhóspito para los seres humanos, semejante a los parajes del círculo polar ártico en los que esta representación se inspira.

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“Midgard”

El mundo de en medio presenta uno de los tres mundos de la cosmografía nórdica arcaica que define los entornos de la mitología originaria de los pueblos escandinavos. Viviendo y pintando en mi taller por entonces en Gotemburgo mi imaginación, motivada por algunas lecturas al respecto, se fijó en ellos. El mundo de en medio es el único habitable para los seres humanos y en el surge el verde del universo vegetal y los dioses velan sus sueños.

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“Muspelheim”

En este lienzo de el reino del fuego se imagina el mundo del fuego, hábitat imposible para los hombres y sólo habitado por poderosos gigantes. En realidad la imagen estuvo motivada en un atardecer en el que el cielo de Gotemburgo fue extremadamente rojo y las siluetas de algunos edificios parecían inmersas en un incendio.

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“Gotemburgo en la noche”

A dos pasos de mi atelier de Gotemburgo, situado al norte de la ría en el distrito de Hisingen, se halla el embarcadero del transbordador en el que desembarcaba o embarcaba en mi trayecto entre el apartamento en que resido del centro de la ciudad en el sur de la ría y el taller donde pintaba. A menudo se hacía noche a la hora de volver a casa y las luces de la ciudad se reflejaban al otro lado del curso de agua. Este es el origen de este lienzo en que Gotemburgo aparece a lo lejos con un halo de misterio tranquilo y de oscuro silencio.

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“Gran insecto en la ría”

En esa misma orilla norte había un gigantesco dique seco, que poco después de acabar esta pintura se vendió a los astilleros de Dunkerke en Francia. Esa enorme estructura era el último vestigio de los bicentenarios astilleros de Gotemburgo. Sus enormes grúas, que esas sí se han quedado por su valor de patrimonio de la historia industrial de la ciudad, se movían sobre los grandes buques en reparación. La pintura corresponde a una visión del último gran ferry de Stena Line que fue remozado en aquel dique seco. Su apariencia, rodeado de las rojas estructuras de las grúas, se me presentó como un gran insecto asentado sobre sus patas al que retraté.

4

Ondara (2016 – …. )

Segaria”

Eecreación libre de las muchas veces que he mirado a la montaña del Segaria desde los pueblos de El Verger y Els Poblets.

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“Mañana temprano en Els Poblets”

Este lienzo es el más reciente de los terminados, durante mis estancias en Els Poblets durante el año 2022 en mi taller de Ondara. Eran las primeras horas de una mañana cuando el sol ya se alzaba sobre unas nubes plomizas enrojeciendo el cielo y creando reflejos en el agua de la Playa de la Almadrava de Els Poblets vista hacia su punta de levante por la que desemboca en el mar el río Girona. Es la vista desde mi terraza. No hay un solo día que luzca igual en este rincón del cielo, donde la monotonía no cansa jamás la vista.

***

Apéndice

Lo anterior, como ya se ha dicho, es sólo la selección de 16 obras presentadas al concurso de Jávea, que obligaba a no superar el número de veinte obras. Por ello a continuación agrego algunas más (3):

Fase de Altea / Benidoleig

Fase de Roma

Fase de Gotemburgo

Fase de Ondara


NOTAS.

(1) Haiga, Diccionario de la RAE: «Automóvil muy grande y ostentoso, normalmente de origen norteamericano». El diccionario explica que el nombre procede de una frase que de chiste se atribuía al nuevo rico poco culto que al ir a comprar un coche y le decía al vendedor: deme el más grande que haiga (por que haya).

(2) Cfr. : https://ensondeluz.com/2011/06/28/fin-de-curso-la-saga-de-la-piedra/ y https://ensondeluz.com/2011/10/01/esculpiendo-por-los-montes-donde-horacio-descansaba/

(3) La razón es que no todas se hallan en España, y no era factible en ese momento pensar en trasportar las que están en Suecia.

Ramon Puig, 2008, Evocación de Tintoretto, 25 x 15 cm., pastel seco sobre papel
2 comentarios leave one →
  1. Cristina Puig de la Bellacasa permalink
    14 diciembre, 2023 20:52

    Moncho , me han gustado mucho algunos de tus cuadros, espero que encuentres una galería interesada, en todo caso a ver si coincidimos y podemos ver los que tienes aquí. Un abrazo y espero que sigas pintando!!

    • 15 diciembre, 2023 11:17

      Muchas gracias, Cristina, me anima tu mensaje y voy a seguir pintando. Vamos a ver si aunque este jubilado no cotice en el mercado aparece una oportunidad.
      Abrazos

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