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Breverías erasmianas (XXXV): «Parturiunt montes, nascetur ridiculus mus» (Parieron los montes, nació un ridículo ratón)

29 abril, 2018
"in monte terram intumescere". Dibujo R.Puig

«in monte terram intumescere». Dibujo R.Puig

Para José María Tortosa en su día de cumpleaños

Erasmo de Rotterdam nos acompaña de nuevo con uno de aquellos miles de proverbios de sabiduría antigua que recopiló y comentó durante toda su vida y no sólo como filólogo minucioso en busca de las fuentes y los significados; para él, como puede ser para nosotros, los adagios son cápsulas intemporales de interpretación abierta que todavía hoy nos dicen algo sobre nuestras propias personas y nuestras sociedades.

He traducido el texto completo con el que Erasmo comenta un famoso adagio de origen griego. Como tiene por costumbre suele dar más de una versión.

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«Parturiunt montes, nascetur ridiculus mus»

Parieron los montes, nació un ridículo ratón

Adagio I ix 14

 

Ὤδινεν οὖρος, εἷτα μῦν ἀπέκτεκεν, o sea Mons parturibat, deinde murem prodidit 

«Un monte estaba de parto, acto seguido apareció un ratón», se trata de un proverbio en verso yámbico que suele aplicarse a esos hombres fanfarrones y jactanciosos, que suscitan una sorprendente expectación con sus expresiones, forma de vestir y aire doctoral, pero que cuando llega la hora de concretar, producen meras simplezas.

… homines gloriosos et ostentatores, qui magnificis promissis tum vultus vestitusque auctoritate miram de se movent expectationem,  verum ubi ad rem ventum est, meras nugas adferunt

No está de más recordar que en tiempos de Erasmo no existían las campañas electorales (al menos tal como las conocemos hoy), pero, aunque las circunstancias cambien, los seres humanos nos somos tan diferentes de los de hace siglos.

También lo usa Luciano en su obra «De como conviene escribir la historia»; dice que cuando Cupido se disfrazaba de Hércules o de Titán la multitud le gritaba ¡parieron los montes!

…..Dicit enim sic reclamari a vulgo in Cupidinem Herculis aut Titanis personam assumentem ὤδινεν ὄρος.

Luciano de Samosata, «De como conviene escribir la historia», 23

Eran cosas que sucedían en el Olimpo, donde a menudo se reunían ágoras muy animadas.

Ateneo, en el libro decimocuarto de su «Banquete de los eruditos» (Dipnosofistas) cuenta que Tachas, rey de Egipto, cuando Agesilao, rey de Esparta vino a ofrecerle su ayuda durante una guerra, le recibió con la siguiente pulla: “Se ha puesto de parto el monte y hasta el mismo Júpiter ha tenido miedo, pero lo que ha nacido es un ratón”.

Agesilao, que era de pequeño cuerpo, se ofendió y le replicó: “llegará el día en que me veas como un león”.

…. Erat autem Agesilaus pusillo corpore. Porro dicto offensus respondit : «Atqui aliquando tibi videbor leo».

Lo que más tarde ocurrió es que se produjo un levantamiento en Egipto y, como Agesilao no vino en su ayuda, el rey tuvo que refugiarse en Persia.

Eran historias que se contaban unos a otros los convidados de los banquetes cuando no había ni televisión ni androides. No obstante cosas de estas ocurren, sobre todo cuando los pequeños pueden mover el fiel de la balanza en favor de uno u otro grande. Así que, en la vida como en la política, no conviene decir categóricamente «de este agua no he de beber».

También lo usa Horacio en su Arte poética:

¿Qué de bueno traerá este parloteo de promesas?

Parirán los montes, un ratón ridículo nacerá.

Utitur et Horatius in Arte poetica :

«Quid dignum tanto feret hic promissor hiatu ?

Parturient montes, nascetur ridiculus mus».

Al llegar a este punto y tras haberme ceñido a los dos versos de Horacio, no me resisto a citar la más libre y más sabrosa traducción de Tomás de Iriarte (1750-1791). Su versión versificada del Ars poetica (Epistola ad Pisones) dobla en número de versos al original, pero su castellano es de un gracejo y de una riqueza extraordinarios, al tiempo que un trabajo peliagudo.

 

¿Qué saldrá, al fin, de esta arrogante oferta

Pregonada con tanta boca abierta?

De parto todo un monte; y luego

¿Qué vino a dar a luz? Un ratoncillo

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Horacio, Arte poética (138-139), traducción de Tomás de Iriarte

Biblioteca Virtual Cervantes, pp. 19-20

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"rudes atque agrestes homines". Dibujo R.Puig

«rudes atque agrestes homines». Dibujo R.Puig

Pero sigamos con el comentario de Erasmo, quien nos deja para el final lo más sugestivo, la fábula de Esopo, que se supone es el origen del adagio.

Porfirio pensaba que el proverbio provenía de un apólogo de Esopo; lo cuenta como sigue. Hubo hace tiempo unos hombres rústicos y agrestes que al ver que en un monte la tierra se hinchaba y se movía, llegados de todas partes se reunieron expectantes ante tan horrendo espectáculo, esperando a que la tierra desvelase algún portento formidable, ya que una montaña se había puesto de parto; como si los Titanes fuesen a irrumpir de nuevo para reiniciar la guerra contra los dioses. Sin embargo tras esperar mucho tiempo con los ánimos atónitos y en suspenso, de la tierra salió un ratón, y enseguida todos empezaron a reír.

"mus prorepsit e terra". Dibujo R.Puig

«mus prorepsit e terra». Dibujo R.Puig

…Cum olim quidam rudes atque agrestes homines viderent in monte terram intumescere moverique, concurrunt undique ad tam horrendum spectaculum expectantes, ut  terra novum aliquod ac magnum portentum aederet monte nimirum parturiente foreque, ut Titanes rursum erumperent bellum cum diis redintegraturi. Tandem ubi multum diuque suspensis attonitisque animis expectassent, mus prorepsit e terra moxque risus omnium exortus.

Comentario al Fedro de Platón, 4, 24 y Esopo, Halm 520

"risus omnium exortus". Dibujo R.Puig

«risus omnium exortus». Dibujo R.Puig

Yo diría que la moraleja del parto de los montes es que no sólo es sano ser realistas en nuestras expectativas, sino que también es bueno racionar nuestra admiración incondicional hacia los nuestros (y nuestros denuestos contra los que no lo son). Dicho metafóricamente: que lo que exijamos de los montes, en modo parecido lo exijamos  de nosotros mismos. Probablemente, además de no pasmarnos aguardando prodigios como los rústicos frente a la montañaes probable que así nos ahorremos bastantes desengaños e indignaciones

La fábula de Esopo acaba en risas, no he encontrado una versión en la que en lugar del ratón salga un dragón que arrase con todo a sangre y fuego, que de esos partos también es prolífica la historia.


Referencia:  el texto latino procede de  Les Adages d’Érasme, présentés par les Belles Lettres et le GRAC (UMR 5037), 2010, pp.711-712. La traducción es mía.

 

 

4 comentarios leave one →
  1. 29 abril, 2018 22:45

    Sin ir muy lejos, hay un país cuyas gentes, tras morir el actor principal de una historia que duró cuarenta años, esperaron ver grandes prodigios jamás vistos. Pero he aquí que todo lo que llegó fue una pequeña y ridícula secuela (parece que es más seguro mantener elementos de una obra de éxito que correr el riesgo de aventurarse con historias y personajes originales). Al menos a mí, el producto de ese parto me pareció ratón, quizá murciélagos los millones de mantenedores y puesta a punto. Es más, consta que utilizan su capacidad de ecolocalización para huir de la luz cuando salen a apropiarse de sus obscuros -y mezquinos y hasta hilarantes- objetos del deseo. Esa capacidad de orientarse en la obscuridad probablemente la adquirieron a lo largo de varios siglos. Y sí, claro, Ramón, ya sé que, aunque se haya considerado ciegos a estos ratoncillos, o ratas a secas, ven, ¡vaya que sí ven!, y aunque finjan que no.

    Gracias por hacer que siga teniendo muy presente a Erasmo de Rotterdam. Y mira lo que son las cosas, que estos días pasados yo misma he tenido que echar mano del padrecito Gracián por indicación de un amigo piadoso, en concreto de su Oráculo manual y arte de prudencia.

  2. 30 abril, 2018 07:25

    Sobre lo que que ocurrió en este país dentro del vientre que construyó a su medida un gallego y sobre lo que después trabajosamente alumbramos, sus agrestes habitantes discrepamos mucho, como en casi todo, pues como decía a la pata la llana Campoamor, depende mucho del cristal con que se mira. Había quienes esperaban un dragón rompedor, pero la mayoría no quería volver a las andadas.

    Como comento en mi crónica «me parece que la moraleja del parto de los montes es que no sólo es sano ser realistas en nuestras expectativas, sino que también es bueno racionar nuestra admiración incondicional hacia los nuestros (y nuestros denuestos contra los que no lo son). Dicho metafóricamente: que lo que exijamos de los montes, en modo parecido lo exijamos de nosotros mismos».

    Algunas cosas, como «la transición», creo que hay que sustraerlas al juego de las pasiones y escuchar a quienes hacen un trabajo histórico honesto, como es el caso del libro «Transición» de Santos Juliá. A lo mejor es que, como Gracián, no hay que esperar demasiado de los seres humanos, es decir de nosotros mismos.

    Puede que un ratón, él solo, no sea capaz de mucho, pero si muchos ratones nos unimos lo mismo lo que resulta no es tan despreciable. Que la política sea consenso o, si lo prefieres, transacción, que sea un continuo estira y afloja entre exigir y transigir (prosa y no utopía) no es nada nuevo.

    Con dice otro proverbio común: para limpiar la bañera, no tiremos al bebé con el agua sucia.Y los bebes, según van creciendo, ya se sabe no son ideales. Habrá que seguir educando y luchando contra los malos hábitos, que vienen de la época del ferrolano y también desde mucho antes, pero eso no se cura cortando las cabezas de tirios y troyanos.

    No sea que, a modo de los partidarios de la eugenesia, a la espera del bebé perfecto y desechando los bebés posibles, produzcamos nuevos «bebés de Rosemary». Ya parió unos cuantos el siglo XX, con los resultados que se conocen. Y voluntarios para eso no faltan en ningún país, inclusive en el nuestro. «Velad para no caer en la tentación»

    • 5 mayo, 2018 00:04

      Iba a responderte, Ramón, por no estar del todo conforme con tu enfoque del asunto, pero entonces recordé un texto que borda una buena parte de mi visión del ratoncito de marras. Con tu permiso, pues -que tampoco a los lectores de blogs nos vienen tan mal estos pequeños desacuerdos en torno al asunto original o al que provocan, y queriendo o sin querer-, te dejo un texto de mi amigo Alberto Caffaratto, de quien te hablé en otras ocasiones.

      http://albertocaffarattoblog.blogspot.com.es/2017/03/el-reino-de-nunca-acabar.html

  3. 5 mayo, 2018 10:28

    Seguramente, Luisa, seguramente, y habría que cantarle aquello de «no estés eternamente agraviado, no estés eternamente ofendido, perdónales señor…».

    A mí se me ocurren tantas cosas como a él, pero no sólo en España (he residido ya en cuatro países además de España), pero supongo que cuando Caffaratto se levanta por la mañana debe sentir unas ganas enormes de darse de baja de esta humanidad tan imperfecta. Lo que pasa es que en su contabilidad (una estimable catilinaria) sólo anota lo que para él es el «debe» de los españoles. No hemos logrado nada que merezca estar en su inexistente cuenta del «haber».

    A lo mejor, como ha escrito otro que lo sabe todo sobre cómo se construyen democracias perfectas, hay quienes necesitan urgentemente una «democracia…distinta a todas». Porque es bien sabido que «todas las demás —en prácticamente todos los países del mundo— son democracias formadas por y para las élites. Son democracias donde lo justo es lo que le conviene a unos pocos. Son democracias clasistas, donde los muchos son vistos como más en cantidad, pero menos en calidad».

    Pero la mayoría de los españoles – qué cegatos – no hemos crecido nada en estas últimas décadas. A ver si de una vez aprendemos a cumplir todos los exigentes requisitos de una humanidad «madura» y dejamos de chuparnos el dedo.

    Menos mal que hay algunos privilegiados clarividentes que nos siguen cantando las cuarenta y, que por el momento, nos siguen perdonando. Ciertamente los savonarolas cumplen una importantísima función social y además, desde un punto de vista retórico, suelen discursear bien

    Nos lo tenemos merecido, porque seguimos, toditos menos unos pocos, en la inopia y «doblando la cerviz».

    Un abrazo.

    Ramón

    PD: Dale las gracias de mi parte a Quintiliano, aunque me agradaba más cuándo practicaba, en lugar de la oratoria, la poesía. Le deseo que alguna vez encuentre ese lugar ideal que cumpla con todos sus parámetros, rodeado de vecinos que no estén ciegos, y que nos regale con textos luminosos como este que ha escrito sobre su tía abuela: http://www.argentinacerne.com/es/biografia
    Me lo mandaste hace ya cuatro años 🙂

    Chapeau!

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