Patos intrépidos
Ripios en verso blanco
.
Temprana, de mañana
por la ventana de la cocina,
serena se veía
caer la nieve fina.
.
Primavera no es friolera,
en el parque de mi barrio
cuando en invierno nieva
ni tirita ni se hiela
.
un poco más allá en el canal…
Hay un patito valiente
que hacia el hielo navega
y bajo la gélida lámina
muy decidido bucea.
(…)
Transcurrían los segundos,
dos minutos ya pasaban,
cuando el submarinista
como un obús emergía.

Si alguno no lo creyera,
para ver las zambullidas
del patoso sub-glacial.
.
sobre la orilla cercana pata y pato juegan a papá y mamá…
Tras mirarse y remirarse
con gestos enamorados
la pareja de palmípedos
llega a una decisión
El tiempo -ay- pasa fugaz,
cuando cambié a película
ya habían finalizado
el débito generacional.
.
Mas si la quieren ver,
la pata con las alas felicita
al que pronto hará papá.
.
a modo de epílogo…
Apenado me dejó
esta gaviota mirona
que cotilla o envidiosa
espera novio en la orilla
Nota:
Cortejo y apareamiento de la pata y el pato. Fuente: el michivaqueromexicano
Día de la Memoria del Holocausto
El viernes pasado, como todos los años el 27 de enero, en muchos lugares del mundo se ha recordado a los millones de víctimas de la estigmatización (e incluso la transformación en cobayas), persecución, robo de sus propiedades, deportación, reclusión en campos de exterminio y otras instalaciones, tortura y ejecución brutal por el régimen del III Reich nazi-alemán entre 1933 y 1944 de millones de personas indefensas a manos de asesinos oficiales (incluidos médicos, soldados, policías, guardianes y otros) y sus colaboradores voluntarios o estatales (léase gobiernos del llamado Eje), escudándose en sus leyes racistas o eugenistas que oficializaban la persecución y eliminación de los judíos, gitanos, niños y adultos con discapacidad y homosexuales.
En Gotemburgo he seguido el encuentro del Día Internacional en Memoria de las Víctimas del Holocausto en el aula magna de la Universidad.
En Bruselas la Comisión Europea organizó con este motivo un conferencia (Holocaust Remembrance Conference: Remembering the past. Shaping the future), del cual se puede visualizar un resumen aquí
El mensaje de estas conmemoraciones es que la eliminación sistemática de seis millones de judíos (la Shoa), asesinados por el hecho de serlo y decenas de miles de otras personas por pertenecer a minorías que el régimen nazi se propuso suprimir en su violento proyecto de imposición de una supuesta raza aria, del que fueron víctimas niños, mujeres, hombres de todas las edades, no puede, no debe olvidarse, como demuestran genocidios posteriores (Camboya, Ruanda, Myanmar).
Estos encuentros no han sido sólo de recuerdo, sino también de como educar en el conocimiento del Holocausto para que se mantenga la conciencia de los extremos a los que pueden llegar los totalitarismos, el racismo, el antisemitismo, las fobias contra minorías étnicas y religiosas y el odio entre seres humanos, con objeto de que la protección de la democracia siempre frágil, que implica el respeto y defensa de los derechos humanos, siga siendo empresa activa de las futuras generaciones.

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Referencias:
Henry Egon Friedlander, Los orígenes del genocidio Nazi: De la eutanasia a la solución final (traducción de Borja Folch), Ediciones Cinca, Madrid, 2001
Léon Poliakov, Breviario del odio El Tercer Reich y los judíos (traducción: Marta Pino Moreno), Cómplices Editorial, Barcelona, 2011
La expresión del rostro en la obra naturalista de Albert Edelfeldt (Fisionomías XXXII)

El jueves pasado he visitado la exposición de obras del pintor finlandés Albert Edelfeldt (1854-1905) en el Museo de Arte de Gotemburgo (Göteborgs Konstmuseum, del 22 octubre al 12 marzo 2023). Fue un artista pionero en protagonizar exposiciones individuales en el siglo XIX en Gotemburgo, Estocolmo y Copenhague, cuando lo más habitual eran las muestras colectivas en los «salones» anuales, en especial el de París, donde se dio a conocer durante sus años de aprendizaje y consagración en la que era por entonces capital del arte moderno.

A mi modo de ver, lo mejor de su obra son las expresiones de las personas que plasma con un diestro trabajo fisonómico
así como su maestría en la representación del contexto en que viven y se desenvuelven,

donde destaca la actitud y el carácter de los retratados. Ejemplo de ello son los fieles que asisten a una celebración religiosa en una isla del archipiélago de Uusimaa y las escenas en el mar.


Tales destrezas pictóricas comienzan tradicionalmente en los procesos de aprendizaje del oficio en los que se pide pintar tu propio rostro. Edelfeldt realizó su autorretrato (catálogo de la exposición de Gotemburgo) a los veinte años, poco después de llegar a la Escuela de Bellas Artes de París, donde estudió de 1874 a 1877 bajo la dirección del pintor Jean-Léon Gérôme .
El joven pintor había estudiado antes en la escuela de la Sociedad de Arte Finlandesa (1871 – 1872) y con una beca de su gobierno en la Real Academia de Bellas Artes de Amberes (1873 – 74). A partir de 1875 compartió un atelier en París con dos pintores franceses, que mantuvo toda su vida, hasta su muerte en Finlandia en la casa de verano de la familia en Haikko (Porvoo), donde su estudio es hoy un museo que lleva su nombre.
Otros ejemplos de representación de las personas en su contexto son los que he fotografiado durante mi visita del jueves pasado a la exposición de su obra en Gotemburgo.
En primer lugar el de su amigo y compañero de estudios en la Escuela de Bellas Artes Pascal Dagnan-Bouveret (1852 – 1929)

Particularmente expresivo y afectuoso es el retrato de Virginie, cuya sonrisa y mirada lo dicen todo, pues convivió con ella durante sus años jóvenes de París (*)

Cinco años más tarde el pintor se casaría con Anna Elise de la Chapelle (1857 – 1921) amiga de la infancia, a quien vemos en un retrato ocho años posterior al de sus esponsales.
El matrimonio tuvo un hijo Erik en el año mismo de su boda (1888) que falleció en Francia a los 21 años.
Esa misma maestría del pintor para representar con intensidad los temperamentos se manifiesta en los retratos del escritor sueco Viktor Rydberg (1828 – 1895), del médico, filósofo e investigador finlandés Joham Wilhelm Runeberg (1843 – 1918) y de la poeta Larin Paraske (1833 – 1904), de la que se recuerda podía recitar de memoria 32.000 versos de la tradición oral de Carelia y que inspiró a Jean Sibelius para su épico poema sinfónico nacional Kalevala.



El escultor Alpo Sailo (1877–1955) se inspiró en el lienzo de Edelfeldt para su estatua de Larin Paraske.

NOTAS:
(*) Anna Kortelaine, «Virginie! Albert Edelfeltin rakastajattaren tarina!» (Virginie! La historia de la amante de Albert Edelfeldt), Helsinki: Tammi. 2002 (referencia que aparece en el catálogo de la exposición).
Kortelaine, profesora de Historia del Arte en la Universidad de Helsinki y prolífica autora de libros de divulgación histórica, afirma que las cartas de Virginie a Albert Edelfeldt fueron destruidas por la hermana del pintor a la muerte de este.
Referencia: Albert Edelfeldt. A modern Artist in Fin-de-Siècle Europe, Eva Nygårds and Patrik Steorn (Eds.) AA.VV., 199 pags. Gothenburg Museum of Art and Appell Förlag, printed in Riga, 2022
Breverías erasmianas (LV): “Conciliant homines mala” («Las desgracias unen a los hombres»)
John Cluysenaar, 1950 Composition
Conciliant homines mala
Los males unen a los hombres
Adagio II, I, 71
Hay adagios que enuncian de forma lapidaria conclusiones que, partiendo de algo negativo, llegan a aquello de «no hay mal que por bien no venga». Este es uno de ellos. En la cita de los orígenes del proverbio Erasmo se remonta a Aristóteles en su Retórica (6, 20) donde habla del sincretismo, «sistema filosófico que trata de conciliar doctrinas diferentes» (RAE), pero que se puede extrapolar a lo que ocurre con aquellos que, siendo oponentes e incluso enemigos, se unen para enfrentarse a una calamidad que afecta a ambos bandos. En las democracias, por ejemplo, se suele llamar consenso a olvidar las diferencias para afrontar una situación que amenaza con dar al traste con la nación entera.
Eυνάγει τοὺς ἀνθρώπους κακά, id est Conciliant homines mala. Sententia proverbialis, quae declarat id, quod vulgo fit, ex hostibus nonnunquam amicos fieri propter malum aliquod incidens utrisque commune. Aristoteles libro Rhetoricorum primo: Οὐδὲν γὰρ κωλύει ἐνίοτε ταὐτὸ συμφέρειν τοἶς ἐναντίοις. Ὅθεν λέγεται, ὡς τὰ κακὰ συνάγει τοὺς ἀνθρώπους, ὅτ’ ἅν ᾖ ταὐτὸ βλαβερὸν ἀμφοἶν, id est Nihil enim vetat quo minus idem conducat ambobus adversariis. Unde dicitur illud, conciliari homines malis, quoties idem utrisque noxium fuerit. De syncretismo diximus alibi.
Quin huc quoque potest deflecti proverbium, ut dicamus indoctum favere indocto, infantem infanti, nepotem nepoti. Neque enim bonarum modo rerum similitudo conglutinat necessitudinem, verumetiam ex malis communibus saepenumero mutua nascitur benevolentia. Amant fere inter se, qui simul fecere naufragium, qui militarunt una, qui simul capti fuerunt ab hoste, denique qui corporis aut animi morbis iisdem laborant
…
La mala suerte lleva a los hombres a unirse. Se trata de una sentencia proverbial de uso común que declara que los enemigos a veces se hacen amigos a causa de algún desastre que afecta a ambas partes. Aristóteles en el primer libro de la Retórica dice que nada impide que un mismo mismo beneficio reconcilie a ambos adversarios. De ello hemos hablado al tratar del sincretismo.
Por lo que este mismo proverbio puede extrapolarse al hecho de que un indocto favorezca a un inculto, un mudo a uno que no habla, un derrochador a un despilfarrador. Ni son sólo las comunes ventajas las que tejen un vínculo, sino que, a menudo, de los males comunes nace la mutua benevolencia. Surge el afecto entre quienes compartieron naufragio, combatieron juntos, fueron prisioneros de guerra, entre los que en definitiva sufrieron las mismas aflicciones del cuerpo o del espíritu.
Les Adages d’Érasme, présentés par les Belles Lettres et le GRAC (UMR 5037), 2010, pág. 901 (traducción propia)
Hay otro adagio comentado por Erasmo, a quien indignaban las guerras entre cristianos, en el que bajo el enunciado de un solo substantivo, al que se refiere en el anterior, encuentra materia parecida a la del anterior proverbio.
Este es ese otro adagio:
Syncretismus
Sincretismo
Adagio I, I, 11
Y este es el extracto que interesa aquí:
Pertinet huc, quod alias ex Aristotele referemus : Eυνάγει τοὺς ἀνθρώπους κακά, id est Conciliant homines mala. Adagium recte accommodabitur et in illos qui amicitiam ineunt, non quod sese ex animo diligant, sed quod alter alterius opis egeat aut quo veluti conjunctis copiis communem inimicum pessundent. Id quod his temporibus saepenumero factitari videmus, ut arma jungant alioqui inter se infensissimis animis. Tanta inest et Christianis hominibus ulciscendi rabies. Refertur et ab Apostolio quodam Byzantino, recentissimo apud Graecos proverbiorum coacervatore. .
..
Una frase de Aristóteles que hemos ya comentado en otro lugar es aquí pertinente: «los males unen a los hombres». El adagio bien se puede usar para describir a quienes la amistad une, no porque un amor sincero les guíe, sino porque necesiten la ayuda del otro, o porque han de unir fuerzas para destruir a un enemigo común. Es algo que constatamos a menudo en esta época cuando un pacto armado une entre sí a los más acérrimos enemigos. Esa furia de venganza se produce incluso entre hombres cristianos. Lo cita un tal Apostolio de Bizancio, un muy reciente compilador de proverbios entre los Griegos.
Les Adages d’Érasme, présentés par les Belles Lettres et le GRAC (UMR 5037), 2010, pp. 93 – 94 (la traducción es propia)
Habiendo hablado la sabiduría ancestral de la Grecia Clásica y las glosas de Erasmo de Rotterdam, no me queda mucho que añadir, salvo quizás que «cualquier parecido con la actualidad no es pura coincidencia».
Qué hay de nuevo
Desde primeras horas de la tarde hasta bien avanzada la noche pasada, la que el Calendario Gregoriano nos marca como el paso del 2022 al 2023, hemos escuchado los estallidos de la pólvora. A estas horas sus humos ya se han disipado, aunque no las ilusiones de que el Año Nuevo nos aportará mejoras. Pero dicen que dijo Salomón lo que la vulgata latina popularizó como aquello de nihil novum sub sole:
¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y no hay nada nuevo bajo el sol.
(Eclesiastés 1,9)
No obstante, cuando en el siglo XVI se inició un proceso científico de adaptar el calendario a las rutinas de la tierra en torno al sol, eso sí que fue algo nuevo, nada más ni nada menos que abolir el calendario juliano de los romanos, que al parecer era una adaptación del calendario de los antiguos egipcios que al sol le tenían mucho respeto.
Se suele pensar que la la Iglesia Católica ha sido enemiga de la Ciencia, pero si es cierto que en el siglo diecinueve hubo algo de polémica sulfurosa entre un papa y el progreso científico, siglos antes fueron estudiosos eclesiásticos quienes analizaron las rutinas astronómicas y las relaciones entre el sol, la tierra y la luna, para definir un calendario que respondiese con mínimo margen de error al problema crónico de los desfases del calendario juliano.
Así que, cuando tiramos cohetes a cada entrada y salida de año, estamos obedeciendo al papa Gregorio XIII y a su bula que en 1582 promovió un calendario nuevo, el «calendario gregoriano», aceptando las recomendaciones que le formularon científicos de la Universidad de Salamanca en 1515 y 1578.
Los festejos, los ríos de cava, las serpentinas y todo el jolgorio de la noche pasada se basan en aquello. Aquel cambio sí que fue algo «nuevo bajo el sol». A su implantación contribuyeron Galileo y algún que otro jesuita.
Last but not least, el famoso «que inventen ellos» (Unamuno dixit) que parece consagrar una pigricia española para el progreso científico, se contradice con lo que ocurrió con la implantación del calendario gregoriano, a saber:
No parece que en tierras de Albión se quisiera dar el brazo a torcer para aceptar el calendario que ya se había implantado siglo y medio antes en los territorios donde reinaba Felipe II; como si el Brexit ya viniese de antiguo.
Han sido los fuegos artificiales de esta noche los que me han hecho pensar en la cuestión del calendario y en como cada año lo que un papa consagró en el siglo XVI marca nuestras costumbres festivas y las ilusiones que nos hacemos sobre mejores futuros. En realidad, para que un lego en la materia como yo pudiera informarse al respecto o me iba a la biblioteca municipal (hoy está cerrada) o recurría a la Wikipedia. De modo que cualquier error sobre lo que aquí he traído habrá que imputárselo al Dr. Google.
¡ FELIZ AÑO NUEVO !
Nacimiento

Érase una vez un recién nacido al que sus padres llamaron Jesús, nombre bastante común en las comunidades judías de Palestina, por entonces sometidas a los romanos. Cualquiera de mis lectores podría continuar con la historia de aquel niño. No les cuento nada nuevo. Lo que ya es materia más intrincada de la historia del mundo durante más de veinte siglos es que un nacimiento como tantos otros convirtió, por obra del mismo niño devenido adulto, lo que fue su intento de renovar la sociedad y la religión de sus compatriotas judíos en el origen de un largo proceso que cambió el mundo, como ningún otro lo ha hecho. En esa larga historia de siglos hay luces y sombras, como no puede ser de otro modo cuando millones de seres humanos han intervenido en ella. Hoy, aquel nacimiento se celebra en las fiestas navideñas, aunque adornado de las fábulas y ritos, cuentos y cuentas, de árboles, renos, barbudos en trineos voladores y otras muestras de la comprensible creatividad festera de los seres humanos.
Digo que cambió el mundo, porque sin el humanismo cristiano que parte de Jesús no se podrían explicar los avances filosóficos, éticos, ideológicos, sociales, jurídicos y políticos que, en medio de tantos avatares, a pesar de guerras y conflictos, lo mejor del pensamiento y la voluntad de los seres humanos ha aportado a nuestras sociedades y a nuestras vidas durante más de veinte siglos y por todo el mundo.
Los actores de estos laboriosos progresos, por ejemplo en derechos humanos, libertades y democracia, no han sido necesariamente creyentes religiosos, ni se han sentido parte de la evolución del humanismo cristiano, pero, gracias a la semilla que aquel hombre sembró, la humanidad tiene hoy, no obstante los impulsos de destrucción que siguen aquejándonos, los instrumentos morales y las formulas de libertad y convivencia que protegen a los hombres de sus propios demonios.
Luces y sombras
Hablando de nuestros demonios, y como no puedo dejar de pensar en lo que están afrontando los ciudadanos de Ucrania, me permito citar algo que leí ayer en un artículo de un periodista que escribe mucho mejor que yo:
Un escritor ucraniano imaginó una nochebuena fría en la que el diablo robaba la luna para sumir en la oscuridad a los enamorados. Es sabido que al diablo le molesta el amor tanto como le place la desesperanza, y por eso su mejor obra, su más perfecto oficio de tinieblas se consumará esta noche en mil aldeas ucranianas a las que no llegará la luz de la navidad. Un diablo bombardeó su red eléctrica para impedir que sus habitantes se miren y sigan creyendo, para evitar que se les ilumine la cara al reconocerse entre sí, al constatar la vigencia de la vida pese a tanto daño. Porque el diablo teme que baste una mirada para reavivar el deseo de permanecer juntos, el fuego de la lucha por la libertad.
La navidad no es otra cosa que un punto de luz rodeado de noche. Lo saben los alcaldes que se niegan inteligentemente a recortar la partida anual del alumbrado navideño y lo han sabido todos los pintores enfrentados al desafío temático del portal de Belén. Del Greco a Murillo, de Caravaggio a Rubens, los grandes maestros coinciden en el empleo del claroscuro para expresar la irrupción divina en la historia humana que cuenta el dogma cristiano. El niño, entre las pajas del pesebre o en el regazo de su madre, encarna el foco de claridad a partir del cual se despliega la escena, en la que humildes pastores o magos suntuosos reflejan la luz primigenia o la degradan según se acerquen o se alejen del recién nacido. Hasta los Python acataron este canon estético en aquel fotograma radiante que suspende su irreverencia proverbial para mostrar por un segundo el destello cegador del mesías verdadero, nacido casualmente en el portal contiguo al de Bryan.
Efectivamente: se trata de buscar el lado luminoso de la vida. La navidad es un contraste de esperanza en mitad de la preocupación. Una buena noticia que colamos en la escaleta de los despropósitos habituales. No se precisa la fe -basta el arraigo cultural, la memoria que caló nuestra infancia- para experimentar una dulce pausa en las ansiedades cotidianas al contemplar el nacimiento que simboliza todos los nacimientos. Es decir, la esperanza misma.
No debiéramos permitir que nos roben un apacible resplandor o siquiera un fulgor momentáneo. Es cierto que aquí a cada cual lo envuelven sus propias sombras, quizá espesas. Y que a veces no hay estrella que alumbre lo suficiente para horadarlas. Pero sí hay hogares ucranianos que hoy mismo, acaso entre escombros, harán frente a la noche más oscura armados de velas, a nosotros deberían sobrarnos los motivos para reflejar la luz. Feliz Navidad.
Jorge Bustos, «Luz en la noche», 23 de diciembre 2022
Breverías erasmianas (LIV): “Ex eodem ore calidum et frigidum efflare” («Soplar cálido y frígido por la misma boca»)

Ex eodem ore calidum et frigidum efflare
Soplar cálido y frígido por la misma boca
Adagio I, VIII, 30
Ἐκ τοῦ αὐτοῦ στόματος τὸ θερμὸν καὶ τὸ ψυχρὸν ἐξάγειν, id est Eodem ex ore calidum ac frigidum proferre. Bilingues et qui eundem modo laudant modo vituperant, ex eodem ore calidum ac frigidum spirare dicuntur. Natum ex apologo quopiam Aviani fabulatoris. Satyrus quidam, cum vehementer algeret hyberno gelu supra modum saeviente, a rustico quodam inductus est in hospitium. Admiratus autem cur homo inflaret in manus ori admotas rogavit cur ita faceret. Is respondit ut frigidas manus halitus tepore calefaceret. Deinde ubi extructo foco, apposita mensa, in pultem fervidam rursum inflaret, magis etiam admiratus sciscitatus est, quid hoc sibi vellet. Ut pultem, inquit, nimium ferventem halitu refrigerem. Tum satyrus surgens a mensa : Quid ego audio?, inquit , Tun’ eodem ex ore pariter et calidum et frigidum efflas? Valebis, neque enim mihi ratio est cum ejusmodi homine commune habere hospitium.
,,,
Ἐκ τοῦ αὐτοῦ στόματος τὸ θερμὸν καὶ τὸ ψυχρὸν ἐξάγειν quiere decir que «De una misma boca sale tanto lo caliente como lo frío». Se dice de los que hablan dos lenguas, así como de aquellos que igual que alaban algo, eso mismo vituperan, por la misma boca soplando frío y calor. El apólogo se debe a un fabulador de nombre Aviano, donde cuenta que a un sátiro que estaba sufriendo mucho por la helada del invierno cierto campesino se lo llevó a la posada. Sorprendiéndose (el sátiro) de ver a éste acercar las manos a la boca para soplárselas, le preguntó por qué lo hacía. Y él le respondió que era para calentar sus manos frías con el calor del aliento. Cuando, encendido el fuego y puesta la mesa, sopló también la salchicha caliente, más aún se asombraba (el sátiro) y le preguntaba qué pretendía con eso. «Para comer la salchicha, le dice (el campesino), la enfrío con mi aliento, pues está quemando». Entonces el sátiro levantándose de la mesa exclamó: «¿Qué es lo que oigo? ¡Por la misma boca tú soplas caliente y frio! ¡Será así para ti, sin embargo no encuentro razón para compartir hospedaje con alguien como tú!».
(Texto latino:Les Adages d’Érasme, présentés par les Belles Lettres et le GRAC (UMR 5037), 2010, pp-650-652) Trad. R.Puig

En el comentario de este adagio y del apólogo que cita, Erasmo expone a continuación las explicaciones fisico-fisiológicas con las que Aristóteles trata de explicar la contradicción de que una misma boca pueda soplar frío o caliente (Problemas, 34,7). Con la venia del lector, se las ahorro.
A continuación prosigue con el comentario:
Est huic confine quiddam in epistola Jacobi apostoli ; nam hujus nomine legitur. Ἐκ τοῦ αὐτοῦ στόματος βρύει τὸ γλυκὺ καὶ τὸ πικρόν, id est Ex eodem ore emanat dulce et amarum. Huc adscribi poterit, quod refert secundo libro Plinius plus quam prodigiosum fontem esse quemdam in Dodona, qui, cum sit frigidissimus, et faces, si quis ardentes immergat, extinguat, si extinctae admoveantur, accendit. Quae omnia torquere licebit in rhetores, qui eadem norunt laudare et vituperare, elevare atque attollere. Item in jureconsultos, qui causam eamdem nunc tuentur, nunc impugnant. Ad eum sensum detorsit Plutarchus, quod Circe eadem virga mentem adimit ac reddit, pecudes facit et homines. Extat apud Graecos hic senarius proverbialis :
Σὸν αὐτὸν αἰνεἶν καὶ ψέγειν ἀνδρὸς κακοῦ, id est
Laudare eumdem carpereque viri est mali.
…
Hay algo parecido en la la epístola que se atribuye a Santiago apóstol: ”Ἐκ τοῦ αὐτοῦ στόματος βρύει τὸ γλυκὺ καὶ τὸ πικρόν », es decir: “de la misma boca emana dulce y amargo”. En el segundo libro de Plinio se cuenta que hay en Dodona un manantial más que prodigioso, que siendo muy frío apaga las antorchas, si alguno las sumerge en el fuego; y si dentro se las remueve apagadas, las enciende. Estas cosas se pueden extrapolar a los retóricos, que lo mismo saben alabar como reprochar, enaltecer y exaltar. También a los jurisconsultos, que ahora defienden una causa, ahora la atacan. En este sentido la tomó Plutarco, que hace que Circe con la misma vara mágica quite la razón y la restaure, haciendo de los hombres ganados y de los ganados hombres. Entre los griegos existe frase proverbial:
“Alabar y culpar al mismo hombre muestra al bribón”.
(Santiago, 3.10-11; Plinio, «Historia natural», 2.228; Plutarco, «Moralia», 985D y ss.)

Por último, Erasmo cita a Ateneo (4.182d) y de nuevo los «Problemas» de Aristóteles (19.18 y 19.39) en donde hablan de un instrumento musical, el magadis o palaiomagadis, que produce al mismo tiempo notas altas y bajas.
***
A mí este adagio, así como el apólogo, que comenta Erasmo, me hacen también pensar en todas esas formas de justificar contradicciones del discurso humano (de ese soplo de la boca de una misma persona) por las que alguien que afirma solemnemente que no hará algo, o que no se asociará con alguien, e incluso (como oí hace tiempo a un prominente responsable actual de nuestros destinos patrios) que hacerlo sería una pesadilla difícil de sobrellevar y sería traicionar los propios principios de conducta, andando el tiempo hace lo que dijo que nunca haría o se asocia para conseguir sus propósitos con aquellos con los que dijo que nunca se asociaría.
Pero esta es otra historia que me encantaría comentar con el viejo Erasmo, si ello posible fuera… pues además de todo lo que expuso en «Stultitia laus», quizás hoy no tendría que ir muy lejos para reunir materia abundante de una obra titulada «Nequitia laus».
Breverías erasmianas (LIII): “Colubrum in sinu fovere” («Nutrir una serpiente en el regazo»)
En poco más de una semana, héteme aquí, emigrado desde el mare nostrum a las latitudes del hielo, donde la naturaleza hiberna, trashumante crónico en dirección opuesta a los rebaños.
Para las navidades blancas, nada como los parajes del norte escandinavo.
Y ya que cerca de los hielos me aposento, he elegido dos adagios comentados por Erasmo, en los que el frío es protagonista. Hoy es ya domingo y no me queda mucho tiempo ni el catarro me deja muchas energías, así que les voy a ofrecer el corto, dejando para otro día invernal el más largo (*).
Vamos pues a ello:
Colubrum in sinu fovere
Nutrir una serpiente en el regazo
Adagio IV, II, 40
Ὄφιν ἐν τᾫ κόλπᾩ θάλπειν»,
id est,
Serpentem in sinu fovere,
dicitur qui complectitur amore studioque
prosequitur hominem ingratum,
et aliquando per occasionem nociturum.
.
Sumptum est ab apologo quodam, qui Aesopi nomine fertur.
Eum Gabrias quidam iambis expressit in hunc modum :
.
Ἔθαλπέ τις γεωργὸς ἐν κόλποις ὄφιν
Ὡρᾳ κρύους· ἐπεὶ δὲ θέρμης ᾔσθετο,
Ἔπληξε τὸν θάλψαντα κἄκτεινεν τάχος.
Οὕτω κακοὶ ποιοῦσι τοὺς εὐεργέτας,
id est,
Sinu fovebat quidam agricola viperam
Gelu rigentem ; at haec calorem ut senserat,
Ferit foventem moxque perimit vulnere.
Ingrati ad hunc benemeritos tractunt modum.
.
Est et alter apologus, de gallina fovente serpentis ova, quam admonet hirundo, ne in suam perniciem foveat.
.
Les Adages d’Érasme, présentés par les Belles Lettres et le GRAC (UMR 5037), 2010, pp. 2074-2075,la traducción que sigue es mía.
Así se dice de alguien que abraza con amor y cuida solícito de un hombre ingrato, quien finalmente se aprovecha para hacerle daño.
La fábula se atribuye a Esopo y fue un tal Gabrias quien la compuso en verso yámbico:
.
Un cierto granjero cuidaba en su seno a una víbora
que estaba helada de frío; la que al sentir el calor
mordió a su cuidador, que herido pronto pereció.
Así tratan los ingratos a quienes les favorecen.
.
Hay otro apólogo que habla de una gallina que incubaba un huevo de serpiente, a la que una golondrina previno de que abrigarlo le perjudicaría.
Esopo 176 y 192 de la edición de Perry
Notas:
(*) Les adelanto el segundo: Ex eodem ore calidum et frigidum efflare, es decir «Por la misma boca soplar caliente y frío».