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Performance en las calles de Gotemburgo

15 junio, 2014

 

Cielo de bochorno en Gotemburgo. Foto R.Puig

Se acerca el verano. Cielo vespertino tras un día de bochorno en Gotemburgo. Foto R.Puig

De un tiempo a esta parte los mendigos rumanos y búlgaros se relevan por turnos de algunos meses en las calles de Gotemburgo. Normalmente llegan en autobús procedentes de una misma localidad o provincia. A muchos de ellos la colecta les sirve, una vez descontados los gastos de viaje y estancia y la comisión que aparentemente perciben sus managers,  para hacer mejoras en la casa de su pueblo. Esto es lo que han explicado algunos reporteros de la prensa de Gotemburgo que han hecho el viaje hacia una de las regiones de origen. En este caso, por lo que contaban los mendicantes afectados, el alcalde de su localidad en Rumania se las había derribado, una vez renovadas, por no estar en terreno autorizado.

Yo a los managers los he visto en acción, a ellos y a ellas, inspeccionado a una de las mendigas que pasó los meses más duros del invierno a la puerta de uno de los supermercados de mi barrio. Supongo que recogen la recaudación y supervisan la idoneidad de la adjudicación de las ubicaciones. Eso fue lo que observé, además de ser testigo de las compras que realizaron en el supermercado (y de su degustación no lejos del lugar), una vez inspeccionada aquella señora que aguantaba el tipo horas y horas en la entrada del local tapándose con mantas y plásticos. Con la llegada del buen tiempo, otra ha ocupado su lugar.

Pero no es de ella de quien hablaré hoy.

 

Claudia

Claudia. Foto R.Puig

Claudia. Foto R.Puig

La vi desde el tranvía y me llamó la atención  por un folio plastificado que presentaba a la atención de los viandantes. En ese papel, desde la distancia, creí adivinar la estampa de la Mater Dolorosa de Guido Reni, una obra emblemática que me es familiar.

La Mater Dolorosa de Guido Reni. Galería Corsini. Roma

La Mater Dolorosa de Guido Reni. Galería Corsini. Roma

De hecho he hablado del cuadro en este mismo blog:

https://ensondeluz.com/2011/07/26/el-%E2%80%9Cmater-doloroso%E2%80%9D-de-guido-reni/

Quizás por eso me confundí.

Lo comprobé pocos días después, pues me acerqué a hablar con esta señora rumana, que sostenía su cartel, sentada en el suelo y recostada durante horas interminables contra la balaustrada de un céntrico puente de Gotemburgo.

Se llama Claudia. Me autorizó a fotografiarla y ayer le he dado la copia impresa de sus dos fotos.

Claudia como mater dolorosa. Foto R.Puig

Claudia como mater dolorosa. Foto R.Puig

 

El icono que ella sostiene no era la Dolorosa de Reni sino la Tinguirea Maicií Domnului (“El duelo de la Madre del Señor”) pintada por  Ireneo Protcenco (1888-1953)

Tanguerea Maicii Domnului. Icono de Ireneo Protchenco.

Tinguirea Maicíí Domnului. Icono de Ireneo Protcenco.

 

Aquel pintor de iconos, nació en Pavlenko Nova, en tierras del Zar que hoy son parte de Ucrania. Estudió la carrera de Bellas Artes y tuvo una vida muy dura, combatió contra las tropas zaristas, sobrevivió a dos guerras mundiales, pero murieron su mujer e hijos y fue perseguido con ahínco por los bolcheviques. Los últimos años de su vida (de 1947 a 1953) los pasó, refugiado y dedicado a la pintura de iconos y frescos, en el Monasterio de Sihăstria (hoy declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO,) donde los monjes llevaban una vida peligrosa en la Rumania de Ceaucescu y donde el pintor está enterrado.

Monasterio de Shiăstria. Rumania. Wikipedia

Monasterio de Shiăstria. Rumania. Wikipedia

 

Su Dolorosa sigue los patrones de la iconología del luto de la madre del Crucificado, no sólo de Guido Reni, sino de otros escultores y pintores.

La Lamentación. Escuela de Bramante. s. XV. Detalle.Coleccion Masaveu. Foto R.Pui

La lamentación. Escuela de Bramante. s. XV. Detalle. Coleccion Masaveu. Foto R.Puig

De los españoles, entre otros, de Pedro de Mena

Dolorosa de Pedro de Mena. Catedral de Alcalá de Henares. Wikipedia.

Dolorosa de Pedro de Mena. Catedral de Alcalá de Henares. Wikipedia.

o de Luis de Morales

La Dolorosa de Luis de Morales. Museo de Málaga.

Dolorosa de Luis de Morales. Museo de Málaga.

 

Posiblemente fuese su formación artística académica la que llevó a Protcenco a pintar según esa tradición, en vez de hacerlo a la manera bizantina y medieval de los pintores de rito ortodoxo.

Tampoco es mendicidad ordinaria la de Claudia en las calles de Gotemburgo. Inspirándose en esa Tinguerea,  uno de los iconos de la Madre del Señor (Maicii Domnului) más populares en Rumania, practica a su modo, y con toda dignidad,  el arte contemporáneo de la performance.  Su presencia, su actitud y el trasfondo cultural de su manera no se pueden reducir a la simple imploración de una limosna. Durante cinco meses (que es el tiempo que me ha dicho que durará su estancia) ella realiza una performance, es decir un trabajo, por el que merece ser retribuida.

Su actuación diaria va a ser más prolongada en el tiempo y mucho más dura que las actuaciones masoquistas de Marina Abramović, esas sí ricamente pagadas. Evidentemente la rumana no persigue llevar su cuerpo hasta el límite de su resistencia, uno de los reconocidos fines artísticos de la aclamada performer serbia. Pero de hecho Claudia  lo somete a una ascesis mayor y más prolongada ante la mirada fugaz de miles de transeúntes.

Los motivos y el modelo. Foto R.Puig

El icono en manos de Claudia. Foto R.Puig

El modesto reclamo de Claudia, el icono mariano, es también el espejo en que se mira. Aunque acepta este trabajo porque no tiene otro, realiza su performance escrupulosamente ataviada con el pañuelo, como la virgen de la estampa, y en postura de sacrificio. Preocupa pensar en lo qué quedará de fuerza muscular en sus piernas tras aguantar cinco meses, inmovilizadas día tras día de este modo.

El texto, no en sueco sino en noruego, explica por qué pide y está inscrito bajo la imagen a la que ella trata de asemejarse

 

Los motivos y el modelo. Foto  R.Puig

Los motivos y el modelo. Foto R.Puig

Quien lo haya redactado ha evitado poner al mismo nivel las penas de la la Madre del Señor y las de su paisana, no vaya a ser que Dios castigue la audacia de equiparar su precariedad con el sufrimiento de la Virgen por la ejecución atroz de su hijo.  Lo deja claro, habla de su hijo de dos años, pero cuidando de  añadir que está vivo y en buen estado de salud.

Dice así:

Perdona las molestias. No tengo trabajo ni asistencia alguna. Tengo un hijo de 2 años. Doy gracias a Dios porque mi pequeño está sano. Te pido sólo una ayudita para el alojamiento y la comida. Que Dios te bendiga. Mil gracias.

Además del pañuelo y los colores del ropaje, bien cuidados, no faltan algunos detalles, como esos calcetines de corazones o las chanclas infantiles, quizás para concitar la simpatía de los viandantes o simplemente para mostrar que ella no está ahí exhibiendo miserias.

 

El calzado y los calcetines de Claudia. Foto R.Puig

El calzado y los calcetines de Claudia. Foto R.Puig

En definitiva, hay quienes rasguean una guitarra en una boca de metro para ganarse un jornal y hay alguien como Claudia que, con la misma finalidad, adoptará durante cinco meses el papel dramático de Mater Dolorosa, sin postrarse y sin perder su dignidad.

Esperemos que su exigente actuación le aporte la ganancia que necesita para afrontar el invierno, cuando a fines de octubre retorne a Rumania.

Pienso que lo merece, mucho más que la que se proclama a sí misma “abuela de la performance”.

 Reflexión

No soy un experto de la crítica del mercado del arte pero he estudiado, en mi paso por las aulas académicas, la historia de la llamada performance, inventada en los años sesenta por el jocoso Bruce Nauman, si no filósofo, sí al menos un filosofante innovador y festivo artista polifacético. Hubo otros pioneros, como aquel sombrío ex-tripulante de los bombarderos de la Luftwaffe de Hitler que se hizo famoso cuando se encerró durante una semana con un coyote en Nueva York, me refiero a Joseph Beuys. Y, por supuesto, Marina Abramović, la artista que se ha especializado como performer desde una vertiente voyeurista y que, si no ha llegado a la automutilación, con su práctica de las autolesiones controladas, se aproxima bastante. A mí personalmente me divierte más el viejo Nauman, pero todo ritual tiene su público y para las representaciones de Marina no faltaron desde el principio los espectadores amantes del escalofrío y de los mensajes oscuros.

Mi modesta reflexión es la siguiente:

Si centenares de mendigos de temporada, con frecuencia organizados por los marchantes de la mendicidad, se postran y se torturan durante meses a la intemperie, adoptando una escenografía que repite muchas de sus modalidades en cualquier ciudad de Europa, simplemente para ganarse la vida fuera de su país inhóspito, la reacción de los viandantes es de una creciente exasperación, incluso entre los que les dan limosna.

Y para algunos, aparte de echarle la culpa a Bruselas, se convierte en un motivo para votar a los partidos de extrema derecha.

Pidiendo. Roma 2011. Foto R.Puig

Pidiendo. Roma 2011. Foto R.Puig

Pero, si una artista se tortura durante horas o días (aunque siempre menos que los del mendigo) en una galería de arte de postín en Nueva York o en Viena, tanto ella como sus marchantes ganan miles de dólares por ello y el público no se exaspera, sino que la aplaude tras haberse esforzado por entender su importante mensaje,  ya que su objetivo declarado es el arte, la creación a través de la performance o el body art. 

Y las redes del comercio del arte se convierten gustosas en cajas de resonancia para su promoción.

Performance. Marina Abramovic

Performance. Marina Abramovic. Foto Phaidon Club

A modo de conclusión

Quizás por eso me haya llamado la atención la dignidad de Claudia: no se postra, no se vende, pero practica sin saberlo el arte de eso que desde hace algunas décadas domina el mundo del arte conceptual, la performance.

La comercialización del arte tiene sus caminos: a unos pocos se les bendice como genios por poner en escena un sufrimiento de carácter masoquista y artificialmente construido; mientras que otros, puede que por ser demasiados e inasimilables, actúan perdidos en la escenografía de nuestras calles y no tienen a su servicio los cenáculos del arte contemporáneo.

Como ya declaraba Nauman en los comienzos de su carrera, lo que se instala en una galería de arte automáticamente es arte. Al menos el viejo Bruce no trata de engañar a nadie.

4 comentarios leave one →
  1. Mercedes permalink
    15 junio, 2014 12:10

    Gracias. Que precioso comentario, y no conocía a Ireneo, su Dolorosa es conmovedora. Que decir de Claudia…, también está en el súper de la lado de mi casa…abrazos, esta vez desde Madrid.

  2. 15 junio, 2014 18:20

    Muchas gracias, Mercedes.

    Esto hace pensar en aquello de «a los pobres los tendréis siempre con vosotros». He leído previsiones de que hacia el 2020 se habrá logrado renovar la economía y las perspectivas de empleo e integración de los millones de gitanos rumanos, búlgaros, húngaros y checos, entre otras cosas a través de los fondos europeos y un programa que lidera la Comisión Europea. Peo hace falta que por parte de los países de origen y entre los representantes de las comunidades romanís con mayor liderazgo aumente el nivel de colaboración y respuesta. No es un tema fácil, los problemas vienen de siglos y afectan a muchas cuestiones políticas y sociales, además en sus sociedades de procedencia sufren mucha marginación y políticas que rozan el apartheid.

    Pero entre los que llegan a nuestras calles los hay muy afectados en su dignidad, empujados desde niños a buscar la conmiseración, que se han abandonado a la fatalidad y, otros como esta señora o un búlgaro que toca la acordeón en mi barrio, que están aquí por no tener otra salida, pero que tienen una conciencia distinta de sí mismos, una chispa de dignidad que no han perdido.

    Nos vemos

    Un abrazo

    Ramón

  3. 16 junio, 2014 23:12

    Ramón: hay unas líneas en lo que escribes que, no solo me hicieron sonreír, me involucraron en cierta manera en tu trabajo, estas: «A muchos de ellos la colecta les sirve, una vez descontados los gastos de viaje y estancia y la comisión que aparentemente perciben sus managers, para hacer mejoras en la casa de su pueblo», por una información que recibí directa de una rumana. Como soy de natural curioso, entablé amistad y conversación con ella, joven y guapa, constantemente embarazada, instalada a la puerta del súper de mi calle. Me llamaron la atención, y al tiempo, despertaron mi respeto por su país, ciertas respuestas suyas a mi interés por la educación, escuelas, tipo de enseñanza, etc. en Rumanía. Es más, como no me ‘sonaban’ ciertos autores rumanos, le pedí que me los escribiera, y constaté que su grafía era perfecta, incluidos los títulos de algunos poemas y aun versos enteros.

    Dispensa la introducción 🙂 voy con la cuestión. De cuando en cuando, ‘tiene que viajar’ porque en Rumanía, ‘se les regala a las familias que cumplen ciertos requisitos’ parcelas para que se construyan sus casas como van pudiendo, es decir, que, o calló parte del asunto, o las concesiones no responden siempre a las mismas circunstancias y razones. Ayer, la vi de nuevo… ¿Sabes qué no soporto de la conducta de esta muchacha en concreto, y no es la única? El que, por más que le diga que no debiera seguir trayendo al mundo ‘angelitos para el cielo’ -debe de ir ‘solo’ por el sexto o séptimo, y es muy joven aún-, no hay quién pueda contra una terca obstinación ¿religiosa?: de niños, los que Dios quiera. Mi intriga: ¿colaborarán las dádivas estatales en terrenos contantes con el interés de muchas religiones? Chi lo sa, por más que lea al respecto, no alcanzo.

    Y perdona que siempre caiga en la indelicadeza de abusar del espacio de un señor de trazo breve, fino y delicado. Gracias, Ramón, por tanto.

    • 17 junio, 2014 15:28

      Muchas gracias, Luisa:

      No tienes que pedir excusas y te agradezco el elogio, aunque tú te expresas igual de bien. Tus comentarios siempre son sinceramente bienvenidos.

      Sobre tus interrogantes sobre la vinculación de religión y fertilidad numerosa, sólo se me ocurre decir que la evolución de la mentalidad de las parejas sobre ese asunto es lenta y que en España se pensaba igual hace no mucho, en eso de que niños «tantos como mande Dios». Recuerdo una señora de la Galicia profunda que le decía a mi madre: «tengo tres hijos y otros siete con el Señor».

      Creo que en Rumania entre la población gitana están en una fase parecida. Pero, además habría que ver qué papel juega el varón en esa resignación a la fatalidad.

      Los programas de la Comisión Europea se han fijado el horizonte 2020 para lograr poner a la población gitana, sobre todo en esos países, en pie de igualdad con los demás ciudadanos, que eso pienso quiere decir «no discriminación» e «integración» :

      http://eur-lex.europa.eu/legal-content/ES/TXT/HTML/?uri=CELEX:52011DC0173&from=en

      Hay toda una serie de acciones y de fondos económicos en marcha, pero son muchos millones de personas, un lastre de siglos, una inercia cultural enorme y una gran losa de prejuicios y temores. En el equipo que dirige el programa hay también varios funcionarios de etnia gitana.

      Se puede ver más información en:

      http://ec.europa.eu/justice/discrimination/roma/index_en.htm

      Muchos de los documentos están no sólo en inglés o francés, sino también en castellano.

      La lista completa:
      http://ec.europa.eu/justice/discrimination/document/index_en.htm#h2-6

      Digan lo que digan (me refiero a los que desconocen cómo se curra en Bruselas) en la Comisión Europea se trabaja duro y no precisamente para los banqueros 🙂

      Pero ya sabes eso del dicho castellano (que se puede decir de esos que dicen que todo lo que hace la UE es incomprensible y que no hay información): «Se puede llevar el caballo al agua pero si no quiere beber, no hay quien le obligue».

      Eppur si muove!

      Un abrazo

      Ramón

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