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El arte de la pesca con atarraya en la playa de la Almadrava

15 octubre, 2017
Alborada en la Playa de la Almadrava. Foto R.Puig

Alborada en la Playa de la Almadrava. Foto R.Puig

Para Pepe Morell

Al rayar el día ya han plantado sus cañas los pescadores. Dicen que esta época de principios de octubre es propicia. A menudo se ve a los peces saltar cerca de la orilla. Pero entre los pescadores hay algunos que a mi juicio tienen mayor mérito, me refiero a los que, los pies en el agua, lanzan incansables la atarraya. Son pocos, pero parece que su número va creciendo. Hasta hace poco sólo se permitía este tipo de pesca a los que ya poseían licencia, hombres mayores por lo general.  No se daban licencias nuevas. Ahora, con la condición de inscribirse en alguna asociación de pesca deportiva, se vuelven a otorgar. Y tanto en Oliva como en Sueca hay artesanos que fabrican y venden este artilugio.

Hace ya varias décadas tuve ocasión de ver cómo este arte tradicional, muy extendido en América Latina, se practicaba en las playas del Perú .

Pescando a la atarraya en la costa peruana. Fuente MaxRes Photo

Pescando lisas a la atarraya en la costa peruana. Fuente MaxRes Photo

La atarraya es una red circular de distintas medidas que al desplegarse cae al agua como un cono fugaz. Se emplea para la captura de especies acuáticas en aguas poco profundas, a pie desde la orilla o desde una barca. Su nombre proviene del árabe hispánico y de la raíz que designa la acción de arrojar o lanzar. También se denomina esparavel.

Un encuentro matutino

Fue el jueves. El mar estaba tranquilo y el sol se anunciaba tímidamente, pero faltaba más de una hora para que se asomase por el extremo oriental de la playa de la Almadrava en Els Poblets. Alguien lanzaba con soltura, como si fuese fácil, su atarraya. El agua no tenía la claridad ideal, pues en la orilla se movían al vaivén de las ondas los restos  oscuros de la hoja de posidonia.

1. Con brazos y dientes. Foto R.Puig

1. Con brazos y dientes. Foto R.Puig

Era la ocasión esperada para que nuestro pescador, anciano como yo, y rebosante de energía, me explicase cómo funciona este viejo arte. No sólo accedió a mostrarme el procedimiento (lleva muchos años pescando con atarraya), sino que me autorizó a inmortalizarle en acción. Así que ni cortos ni perezosos, emprendimos, él como protagonista y yo como paparazzo, este alegre reportaje. Alegre sí, porque esta forma de pescar es ciertamente un ejercicio esforzado y, sin embargo, alegre. La red vuela y evoluciona como las alas de las gaviotas que surcan las orillas de esta playa.

En otras latitudes, para los pescadores de las costas y riberas de los ríos de América, la atarraya es un instrumento de subsistencia, mientras a todo lo más a que se arriesga Pepe Morell es que, al volver a casa, su esposa mire el contenido del capacho y no lo vea suficiente ni para el caldo ni para la parrilla. Al menos esta vez en que la orilla del mar estaba turbia.

Pero lo que nadie le puede quitar es este ejercicio que fortifica piernas, brazos y cintura y este placer de la pesca al amanecer por la orilla hermosa de esta playa. Y la incertidumbre del resultado también tiene su atractivo.

2. Ya vuela. Foto R.Puig

2. Ya vuela. Foto R.Puig

Si mi reciente amigo pescador me lo permite, encuentro una sugestiva analogía entre que Pepe, que está jubilado como yo, sea abogado, una profesión que imprime carácter, y que practique las habilidades de la pesca con atarraya.  Que alguien que ha lidiado con los nudos y las redes de las leyes y los pleitos durante años, sin dejar de ir en su tiempo libre a la pesca con esparavel, es lógico que tenga también una destreza especial para poner orden en los hilos de su red y desplegar esa estructura con pericia y precisión.

3. Ya azota el agua. Foto R.Puig

3. Ya azota el agua. Foto R.Puig

Si, además, en esta ocasión ha tenido que operar en una orilla sembrada de restos vegetales, que no sólo dificultan la visión de lo que se mueve bajo el agua, sino que le obligan a retirarlos una y otra vez para mantener bien dispuesta la trama de la atarraya, entonces el pescador ha de manejarse con varios códigos a un tiempo.

4. Posándose. Foto R.Puig

4. Ya se posa en el fondo. Foto R.Puig

La acción de cerrar el círculo de las plomadas para clausurar el copo ha de ser rápida, para que los peces no escapen antes de proceder a la extracción de la atarraya

5. Extrayéndola. Foto R.Puig.

5. Extrayéndola. Foto R.Puig.

y a su recogida en la orilla

5. Extrayéndola. Foto R.Puig.

6. Subiéndola. Foto R.Puig.

Luego hay que pleitear con la masa de algas y posidonia y desenredar a los peces de eso que a los demás nos parece una imposible maraña.

7. Hoy hay mucho resto de posidonia en el agua. Foto R.Puig

7. Hoy hay mucho resto de posidonia en el agua. Foto R.Puig

¡Habilidad y santa paciencia!

8. Veamos lo que hay. Foto R.Puig

8. Veamos lo que hay. Foto R.Puig

Este sirve para el caldo

9. Una escorpa. Cuidado con las espinas. Foto R.Puig

9. Una escorpa. Cuidado con las espinas. Foto R.Puig

La ley de la atarraya ha podido con el depredador

10. El devorador de cangrejos. Foto R.Puig

10. El devorador de cangrejos. Foto R.Puig

Que pasa a formar parte de quienes del capacho  pasarán a la sartén o a la olla

11. Por ahora dos escorpas y tres lisas. Foto R.Puig

11. Por ahora dos escorpas y tres lisas. Foto R.Puig

En otras latitudes, en el río Ocoña, en la provincia de Camaná, en el departamento de Arequipa, dentro de pocas semanas se celebrará el concurso de la pesca del camarón.

Pesca del camarón a la atarraya en Camaná. Arequipa. Perú.

Pesca del camarón a la atarraya en el río Ocoña. Foto de la municipalidad de Camaná

¿Habrá alguien por allá que nos envíe un puchero con un buen chupe de camarones?


Nota terminológica

Al pez llamado lisa (llisa en catalán) el Diccionario de la Real Academia de la Lengua también lo equipara con el mújol, aunque al de esta denominación le atribuye unas medidas mayores.

Las lisas del Perú (donde se distingue también de la variedad lisa plateada) pueden ser grandes, pero a las españolas la RAE no les da más de cinco o seis centímetros.

En cuanto a la escorpa o cabracho, que el diccionario de la RAE registra como escorpina, pueden encontrar una información más precisa aquí.

Y si quieren optar al sobresaliente en materia de peces mediterráneos pinchen aquí

Agradezco el comentario de mi amigo Miquel, sin esto no me habría puesto a informarme sobre la terminología ictiológica y a compartir mis hallazgos con esta nota.


Nota histórica

He comprobado que en mi entrada  «Historia de una playa (II): los trabajos y los días» del 16 de noviembre del 2014 incluía una imagen del Museo del Bardo en Túnez, procedente de un mosaico de época romana, que muestra a un pescador  a la derecha lanzando la atarraya, obviamente en aguas del Mediterráneo.

La pesca en época romana. Mosaico. Museo del Bardo. Túnez. Fuente: wikimedia 2

La pesca en época romana. Mosaico. Museo del Bardo. Túnez. Fuente: wikimedia 2

2 comentarios leave one →
  1. Miquel Almenara permalink
    19 octubre, 2017 19:49

    Ramón, ya me sabes un admirador. Un detalle: «llisa», en castellano «mújol». No tenías un dicccionario a mano.- M. Almenara

  2. 19 octubre, 2017 22:06

    Miquel, muchas gracias. Motivado por tu comentario me he puesto a buscar y he añadido una nota aclaratoria. Un abrazo

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