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Madrid al claroscuro en la pintura de Amalia Avia

9 octubre, 2022
Amalia Avia. Puerta del sol, 1979. Colección ENAIRE

He visitado la exposición El Japón en Los Ángeles. Los archivos de Amalia Avia, antología de los cuadros de Amalia Avia (1926 – 2011) en la Sala Alcalá 31, una amplia retrospectiva en la que predominan las fachadas madrileñas, que la artista transformó en óleos sobre tabla.

La exposición es muy amplia y no se limita, aunque sean prevalentes, a los cuadros que tienen como protagonista un arco de cincuentas años de la capital de España, durante los que Amalia Avia hizo de Madrid la materia de su arte.

Durante las primeras décadas de su actividad pictórica -madre de cuatro hijos- pintaba en sus ratos libres. Con frecuencia se basaba en fotografías como punto de partida de sus obras.

Fotografía de la Puerta del Sol utilizado como referencia para su tabla.
Amalia Avia. Bar Viva Madrid,1978, óleo sobre tabla. Museo Municipal de Arte Contemporáneo de Madrid
Fotografía del Bar Viva de Madrid utilizada como referencia

En sus trabajos predomina la pintura sobre tabla; en el óleo sobre táblex suele producirse una parcial absorción del medio de trementina y aceite por la madera. Lo que, a mi modo de ver, pudo atenuar la tonalidad de los pigmentos ocres, ya de por sí oscuros, que ella prefería. Según manifestaciones de su hijo Rodrigo Muñoz Avia, su madre conseguía velar más aún la escena representada, pues, como paso previo al proceso de finalización, nos dice que la «rociaba con aguarrás y le tiraba la cerilla».

La artista solía seleccionar fachadas en las que se notaba el paso del tiempo, de las cuales se ausentaba la figura humana ante puertas cerradas y balcones desiertos, como si los locales hubieran entrado en desuso. No obstante, en su trabajo de los años 60 y 70 pinta figuras humanas con diversos perfiles expresionistas y de rostro desvaídos.

Amalia Avia. Mineros, 1964, detalle, óleo sobre tabla. Colección familia Muñoz Avia.
Amalia Avia. Puerta del Sol, 1967, óleo sobre tabla. Colección Maruja Avia Peña.
Amalia Avia. La Bobia, 1963, óleo sobre tabla. Colección familia Múñoz Avia.
Amalia Avia. La mujer del mantón, 1964, óleo sobre tabla. Colección familia Muñoz Avia.
Amalia Avia. Barrio de la Fortuna,1966, detalle, óleo sobre tabla. Colección familia Muñoz Avia.
Amalia Avia. El hombre de la maleta 1974, óleo sobre tabla. Colección familia Muñoz Avia.

En décadas posteriores, sus imágenes son las de un Madrid desertado de sus habitantes, la meditación de un pensamiento transformado en visiones de una ciudad silente, triste y melancólica.

Amalia Avia. Despacho de leche, 1994, óleo sobre tabla. Colección familia Muñoz Avia.
Amalia Avia. Cambio de agujas nº 2, 1997, óleo sobre tabla. Colección familia Muñoz Avia.

A las obras de Amalia Avia, por esa costumbre de la crítica de arte de forjar corrientes, se las consideró primero como de escuela «realista» y luego se dio en calificarla de «hiperrealista». Pero yo diría que ella es su propia y exclusiva tendencia, la de una arqueóloga de un Madrid desvanecido, que en sus pinturas levantaba actas para la memoria.


Nota: las fotografías han sido tomadas por mí en la exposición.

Si algún lector quisiera ver otros cuadros de la artista los puede por ejemplo encontrar aquí, y por supuesto, visitando la Sala Alcalá 31 hasta el 15 de enero del año que viene.

2 comentarios leave one →
  1. 12 octubre, 2022 12:03

    No olvidaré nunca la imagen gris y austera de los martes visitando los talleres hoscos pero hermanos de la RENFE en los años 60 estudiando filosofía en paralelo…

  2. 13 octubre, 2022 11:15

    Han pasado años, sería interesante visitar ahora aquellos mismos talleres, si aún subsisten…

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