Rosa, rosae…

Un rincón de nuestro patio vecinal. Foto R. Puig
«Mes de rosas. Van mis rimas
a ronda, a la vasta selva
a recoger miel y aromas
en las flores entreabiertas…»
Rubén Darío (Azul)
No tenemos un jardín, es decir que tenemos y no tenemos, compartimos un patio vecinal. Cuando llegamos a este condominio hace de ello diez años, era Kerstin, una alegre y servicial vecina la que ponía aquí macetas y flores. Para tristeza de su esposo, hijos y nietos, y de todos nosotros, una grave enfermedad se la llevó en pocas semanas. Pero, Marie, Karin, Andrea… siguen embelleciéndolo. Los muchachos somos menos duchos en menesteres de jardinería pero participamos activamente en las dos limpiezas anuales de este espacio de todos.
En cuanto a quien les habla, también en nombre de mi esposa jardinera, he de decirles que tenemos el privilegio de vivir en un entresuelo con ventanas que se abren a las plantas de este modesto vergel. Ultimamente, los cuidados que nuestras floricultoras han dispensado durante algunos años a un rosal que plantaron con mimo y que trepa bajo la ventana de nuestra cocina, han sido recompensados.

Rosas en nuestra ventana. Foto R.Puig
Pensaba componer algún soneto, pero confieso que sería ridículo competir con tantos ilustres poetas que cantaron a la rosa, aunque recuerdo que en el colegio nos hicieron memorizar algo que, pasado tanto tiempo, me suena a poesía. Así que, como la rosa que no sé por qué escondidas asociaciones evoca el tiempo de la infancia y la juventud, a falta de escribir alguna rima les transcribo mi recuerdo…
Rosa
Rosae
Rosae
Rosam
Rosa
.
Pero con el paso de los días -¡aymé!- las rosas se marchitan como ya lo decía una maravillosa poeta de la Nueva España :
Rosa que al prado encarnada,
te ostentas presuntuosa
de grana y carmín bañada;
campa lozana y gustosa;
pero no, que siendo hermosa
también serás desdichada.
.
No la desmienten nuestras rosas que cuando su lozanía decae buscan asilo en el alfeizar de nuestra ventana

Por la ventana de la cocina. Foto R.Puig
.
Casi un siglo antes un elegiaco poeta había expresado sentimientos similares a los de Sor Inés :
Ayer naciste, y morirás mañana.
Para tan breve ser, ¿quién te dio vida?
¿Para vivir tan poco estás lucida?
Y, ¿para no ser nada estás lozana?
.
Si te engañó tu hermosura vana,
bien presto la verás desvanecida,
porque en tu hermosura está escondida
la ocasión de morir muerte temprana.
.
Cuando te corte la robusta mano,
ley de la agricultura permitida,
grosero aliento acabará tu suerte.
No salgas, que te aguarda algún tirano;
dilata tu nacer para tu vida,
que anticipas tu ser para tu muerte.
.
Sin pretender enmendar a Don Luis yo añadiría :
Aunque el anhelo de vivir
la ocasión de morir esconda,
en el discurrir de nuestra vida
al desvanecimiento de la rosa
es fuerza que acompañe
el despertar de otra.

Decadencia y renovación. Foto R.Puig
Pues si unas ilusiones se marchitan
¿quién dice que no han de brotar otras?
Prueba el modesto rosal suple
que a las rosas decaídas
con cohorte de pimpollos
las escolta

Decadencia y renovación. Foto R.Puig
.
Y aquel otro poeta de vigor sutil, al hablar con su amada se admiraba :
¿Cómo vive esa rosa que has prendido
junto a tu corazón?
Nunca hasta ahora contemplé en la tierra
sobre el volcán la flor.
.
Gustavo Adolfo Becquer, Rimas, XXII
.
Y pidiéndole a Becquer que me disculpe, yo concluyo del siguiente modo…
Así que no te extrañe
que cuando tu corazón como volcán
se estremezca y arda
en él la rosa brote y crezca.