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Breverías erasmianas (XIX): “Ne puero gladium”

24 May, 2015
Andrea Podesta. Lucha de putti. Detalle. Galería Doria Pamhili. Roma

Andrea Podesta. Lucha de putti. Detalle. Galería Doria Pamhili. Roma

Han pasado ya más de dos meses desde mi último comentario de los Adagios de Erasmo en estas páginas. Así que hace pocos días anduve hojeando su Adagiorum Chiliades (“Millares de Adagios”) y pasando el dedo (o el cursor) por su índice en la edición digital (Belles Lettres y el Grupo GRAC de la Universidad de Lyon 2) dirigida por Jean-Christophe SALADIN.

Ne puero gladium. Index Adagia. Belles Lettres

Ne puero gladium. Index Adagia. Belles Lettres

Y el dedo se detuvo en un adagio que recuerdo especialmente, pues Erasmo lo usa cuando, en la introducción de su colección, diserta sobre la naturaleza de los adagios, y lo relaciona con otras formas de analogía:

Los proverbios tienen también ciertos parientes cercanos, como son los ‘gnomai’, que nosotros llamamos «sentencias», y los ‘ainoi’, que entre nosotros se llaman «apólogos», así como los ‘apotegmata’, que se puede traducir al latín como «dichos breves e ingeniosos». Por otro lado, están los skommata o «expresiones equívocas». En definitiva, algo que se presenta en forma de alegoría o de cualquier otra figura proverbial, como enmascarado. Aunque si uno sabe ajustarse así a la definición como al modelo y a la regla, no le ha de resultar difícil distinguir entre esos géneros y el de los adagios…

…«No dar una espada a un niño» participa igualmente de la naturaleza del adagio y del aforismo e incluso de la alegoría..

(Erasmo de Rotterdam, Adagios del poder y de la guerra y Teoría del Adagio, Edición y traducción de Ramón Puig de la Bellacasa, Madrid, Alianza Editorial, 2008. IV. «Cómo se diferencia el adagio de otras formas que se le aproximan», páginas 73-74)

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“Ne puero gladium”

No confíes la espada a un niño

Adagio II, V, 18

«La espada al niño no», una alegoría proverbial donde el «confíes» se sobreentiende, recomienda que no se entregue el poder ni a los adolescentes, ni a los inexpertos, ni a los necios, porque abusarán del mismo, tanto para su propia ruina como para la de los demás.

Ne puero gladium, subaudiendum, commiseris, allegoria proverbialis, admonens, non esse mandandam potestatem vel adolescentibus, vel imperitis ac stultis, qua tum in suam, tum aliorum perniciem sint abusuri.

No confiar a un joven la administración del dinero: ‘No des la espada a un niño’.  No delegues en un necio el liderazgo del pueblo: ‘No des la espada a un niño’.  No des el reino a un imberbe: ‘No des la espada a un niño’. No encomiendes los cargos públicos a los majaderos: ‘No des la espada a un niño’.  Al que carece de ciencia y de prudencia no le hagas obispo: ‘No des la espada a un niño’

Ne juveni commiseris administrationem pecuniae: ne puero gladium. Ne stulto concionandi apud populum partes delegaris: ne puero gladium. Ne regnum impuberi : ne puero gladium. Ne magistratum mandaris stultis : ne puero gladium. Ne erudito parumque cordato commiseris episcopi munus.

A continuación, Erasmo alude al uso del adagio en los Moralia de Plutarco:

Podría también decir:  ni en el niño riquezas, ni en el adulto incompetencia. Lo que significa que el dinero es pestífero en los adolescentes y en el adulto la incompetencia

Ego vero dixerim: ne puero divitias neve viro imperitiam. Significat pecuniam pestiferam adolescentibus, viro inscitiam

Por lo que el autor de las Vidas paralelas añade que es mejor que

A los niños, para que se entretengan, se les de un sonajero o una pelota, no la lanza o el puñal

Pueris non valentibus conquiescere, non hastam aut ensem, sed crepitaculum aut sphaeram

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La nota contemporánea

Erasmo acaba su comentario con una anécdota de Enrique VII de Inglaterra (1457-1509), a quien conoció personalmente durante su primera estancia en Inglaterra en 1499.  Aunque hoy se conozca mejor el papel de conspirador y comanditario de asesinatos que caracterizó a aquel rey, famoso por haber derrotado a Ricardo III (el malo malísimo de Shakespeare hoy rehabilitado), nuestro humanista sólo pudo conocer la cara amable del usurpador por la versión de aquellos acontecimientos difundida por Tomás Moro (1478-1535), quien acabó siendo amigo del humanista de Rotterdam

En cualquier caso, a Erasmo le sorprendió agradablemente que al primero de la dinastía de los Tudor le gustase entreverar proverbios en la conversación.

Lo ilustra diciendo que aquel rey,

refiriéndose al sermón que había escuchado a uno de aquellos teólogos apodados ‘mendicantes’, que despotricaba con lengua desenfrenada contra el tenor de vida de los príncipes, no por afán de libertad sino por insania furiosa (hay quienes buscan notoriedad por esta vía), comentó que ‘parecía como un demente a cuyas manos hubiesen confiado una espada’

(NB: Versión latina de los Adagios aquí utilizada: Les Adages d’Érasme, Belles Lettres et le GRAC (UMR 5037), 2010, pp, 1156-1157, la traducción es mía)

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A modo de conclusión

Paul Valéry escribió reflexiones de diversa naturaleza, compilándolas «tal cual» (Tel quel) las producía, sin un plan de conjunto y más o menos agrupados. Hay uno que titula «esconde a tu dios» (Cache ton dieu) que me parece especialmente significativo en tiempo de contiendas electorales:

No hace falta atacar a los otros, sino a sus dioses. Hay que golpear a los dioses del adversario. Pero antes es preciso descubrirlos. Sus verdaderos dioses, los hombres los esconden cuidadosamente

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¡Ah! ¡Me olvidaba! En cuanto al adagio erasmiano debo subrayar que toda similitud con inquietudes y acontecimientos del momento electoral presente es pura persistencia

Ne puero...

Ne puero… Dibujo R.Puig

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