Historia de una playa (II): los trabajos y los días
Ya dijimos en el anterior capítulo que el proceso duró millones de años.
El Río Girona, ayudado por corrientes y temporales marinos (y quién sabe si por los efectos de algún tsunami mediterráneo) había formado una playa de cantos rodados en el margen izquierdo de su desembocadura.
Los hombres no habían llegado aún. El mar era un hervidero de vida. Entre la orilla y los extensos marjales que la separaban del interior, las dunas ofrecían su vegetación idiosincrásica
Podríamos especular sobre lo que ocurrió entre esos larguísimos tiempos deshumanos y la Prehistoria levantina, sólo los geólogos y los paleontólogos pueden hablar con conocimiento de causa. Pero me permito imaginar que las piedras de la playa eran como las que conocemos. La vegetación, que hoy trata de sobrevivir al paso de quienes aparcan su vehículo sobre lo que eran dunas, pienso que sería parecida a las arriba ilustradas.
Llegan los hombres
En las memorias rupestres que nos han dejado los habitantes que poblaron el levante español entre finales del Paleolítico y la Edad del Bronce no aparece, que yo sepa, ningún grafismo relacionado con el mar. Parece pues que aquellos cazadores y recolectores avezados vivieron de espaldas a los marjales insalubres que les separaban de sus orillas y no se aventuraron sobre sus aguas. No faltan escenas de caza, pero me parece que no se han encontrado escenas relacionadas con la pesca en los abrigos levantinos
No obstante, nada me impide imaginar que los más osados descendiesen por el Girona hacia la playa de la Almadraba para alancear a peces y a pulpos. Puede que hasta se encaramasen sobre algún artilugio para pescar por la bahía.
Pero los sueños sueños son, y hay que dar un salto de varios siglos para encontramos con el testimonio de una vida industriosa a la vera de la playa.
En torno al Alfar de la Almadraba
No sabemos qué pasaría antes ni si los iberos, de cuyos poblamientos agrícolas no faltan restos en el Levante español, u otros pueblos anteriores a ellos, le sacaron partido a nuestra playa. Lo que es cierto es que, a pesar de las posibles enfermedades palúdicas de marjales y marismas, los hispanorromanos circulaban desde el siglo I por un ramal de la vía Augusta entre Játiva y Denia, pasando no lejos de la Almadraba.
La calzada salvaba el marjal de Pego (que cabe suponer era mucho más extenso de lo que es ahora), seguramente sin solución de continuidad con el marjal de Denia hoy enormemente disminuido
Prueba del tráfico existente es el yacimiento del Alfar de la Almadraba, situado entre los marjales y el mar.
El conjunto se componía de una villa romana, las casas de los trabajadores y la factoría de producción de vasijas, ánforas y tejas. Se beneficiaba de los sedimentos arcillosos cercanos y, a juzgar por los restos de pecios encontrados frente a la playa, del acceso de las naves de carga por la bahía. No es difícil suponer que la producción también era transportada por la cercana calzada, para su embarque en el puerto romano de Denia .
De esto hay abundante y más experta información en:
http://pladelafont.blogspot.se/2013/07/els-poblets-volen-recuperar-la-seva.html
http://www.elspoblets.es/pagina.php?s=historia2
Muchas de las ánforas fabricadas en la Hispania romana para el transporte del aceite, cuando ya estaban rotas o fuera de uso, acababan junto a otras fabricadas en las costas mediterráneas, en el vertedero de cerámica del Monte Testaccio en Roma: http://it.wikipedia.org/wiki/Monte_Testaccio
Allí cabe imaginar que reposan los fragmentos de algunas de las producidas por el Alfar de la Almadraba.
Pesca a la romana
No quedan testimonios de las actividades pesqueras de los habitantes hispanorromanos del entorno de nuestra playa, algunos de los cuales se hacían enterrar en la necrópolis, muy cercana al Alfar. ¡Pero que pescaban, seguro que sí!
Por ello me permito imaginar que esa actividad no era muy diferente a la que en otras orillas mediterráneas practicaban los romanos y los pueblos tributarios, como bien muestran los mosaicos del Museo del Bardo en Túnez
¿Serán estos mismos los especímenes que se pescaban en nuestra playa?
¿Son o eran estos los métodos de pesca que durante varios siglos se utilizaron frente a las costas de la Marina Alta?
Me complace pensar que sí
La vida siguió
Los godos vinieron de tierras nórdicas, los árabes de tierras norteafricanas. ¿Siguieron poblando y beneficiándose de la playa? ¿Fondearon en ella los bajeles de Al-Andalus? ¿Los pobladores moriscos comieron pescado de la Almadraba?
No veo por qué no tuvo que ser así. De hecho, las andenerías de cultivo de las faldas del Montgó, entre Denia y Jávea, llegan casi al mar. ¿Cómo no iban a pescar, si no desde la playa, al menos frente a ella?
Incluso me permito pensar que las naves vikingas que entraban al Mediterráneo por el estrecho de Gibraltar y navegaban cerca de sus costas hasta tierras itálicas, se podían avistar de vez en cuando desde la Almadraba.
¿Cómo dudar de ello, si en el siglo IX, remontando el río Segura, se permitieron asaltar lo que hoy es Orihuela, capital del reino de Tudmir?
Fuente: Victor Manuel Galán Tendero en “Alicante vivo”, 11 y 20 de junio 2013
http://www.alicantevivo.org/2013/06/furia-vikinga-sobre-tudmir-parte-1.html
La captura de los atunes
La pesca del atunes, con redes que les cierran el paso en sus migraciones periódicas, ya se practicaba desde tiempos prerromanos.
Si nos atenemos a lo que se sabe de los siglos siguientes, el término almadrava, de origen árabe andalusi, designa esa técnica de pesca y aparece por primera vez en mapas del siglo XVIII como denominación de nuestra playa. En ese mapa aparece también un caserío cercano a la playa con el mismo nombre, en la margen derecha del río Girona, que figura como Río de la Pedrosa (sigue una palabra que no identifico bien) de la Almadrava.
Como me ha explicado mi amigo Pere, el caserío «Almadrava», cerca del delta del Girona, es la propia factoría pesquera, donde procesaban los atunes. Tenia, por lo que se cuenta, ermita propia. En esa área se puede visitar hoy la Torre de la Almadrava, restaurada en su coronamiento y afortunadamente en buen estado de conservación. Estaba relacionada con aquella industria de la pesca (avistamiento del paso de los bancos de atunes) y también con la vigilancia costera de la piratería berberisca.
Dsde finales del siglo XV estas tierras pertenecieron al Marquesado de Denia y en la playa se siguió con la pesca del atún con almadraba.
Fuente: https://sites.google.com/site/delspoblets/ (con abundantes artículos sobre el poblamiento de lo que hoy es el término de Els poblets)
En el siglo XX
Para terminar por hoy, nos detendremos en los años sesenta del pasado siglo. Las fotos que aquí aporto se las debo a Pere Cardona, Vicepresidente de la Asociación de Vecinos de La Almadraba de Els Poblets.
Por entonces, la playa de la Almadraba era ya, como lo es hoy, el espacio de baño, de esparcimiento y de pesca para los pueblos de la comarca
Las construcciones estaban muy alejadas de la orilla. La franja de piedras y camino sólidos era más ancha que hoy
El entorno humano y vecinal no creaba ningún problema de preservación, hasta que llegaron las extracciones industriales y abusivas de 1973, efectuadas en la misma orilla (de las que hemos hablado en el capítulo primero), sin olvidar las que se efectuaron más tarde en el lecho del Girona, o las extensiones portuarias de Denia que cambiaron las corrientes que depositaban arenas en los fondos delante de la playa
El camino era incluso una vía de tránsito ganadero

La playa como vía pecuaria en la proximidad del restaurante Llandero. 1961. Cortesía de Pere Cardona
Y se podían apreciar los restos de antiguas construcciones de vigilancia
Cuestiones preocupantes que no faltan
En los últimos tiempos la Ley de Costas ha abierto discusiones sensibles entre quienes han vivido y amado esta playa durante décadas y los funcionarios encargados de establecer los nuevos deslindes y sus consecuencias. No se puede responsabilizar de los cambios de morfología de la playa a la gente de los pueblos que la han poblado respetuosamente durante los últimos cien años, cuando las investigaciones sobre los efectos de las obras públicas en la costa alicantina y de sus extracciones y construcciones (eg.: la inútil presa de Isbert en 1945 o las ampliaciones portuarias en la región) demuestran que son otras las razones de la involución de nuestras costas.
Las alegaciones al Deslinde Provisional del Ministerio de Medio Ambiente, presentadas por el Vicepresidente de la Asociación de Vecinos de La Almadraba de Els Poblets en marzo del 2006, resumían los errores, dejaciones y abusos que han conducido a las regresiones que la playa ha experimentado desde los años 40, de los cuales el propio Estado ha sido responsable directo o subsidiario (presas, extracciones de gravas, puertos excesivos, pesca de arrastre incontrolada, contaminaciones y disminución de las praderas de posidonia, rehabilitaciones erróneas, etc).
Cito algunos párrafos significativos de aquel documento:
Nuestra playa, la de la Almadraba de Els Poblets, configurada exteriormente por las piedras aportadas por el río Girona, contaba con una extensa duna formada por miles de toneladas de cantos rodados. Esta duna, separada de las propiedades continentales por un camino/vereda o colada y colonizada por plantas como “Verbascum charidemi”, “Glaucium Flavum” etc. estaba protegida de los temporales del otoño por millares de metros cúbicos de hojas de Posidonia Oceánica la cual, tras desprenderse de las praderas sumergidas a finales del verano, permanecía durante meses en la orilla del mar disipando la energía del oleaje y consiguiendo, de forma natural, la estabilización de la playa. Tal era la cantidad de hojas de esta fanerógama depositadas en la playa que, los labradores de los pueblos del alrededor, llevaban los sobrantes a sus establos para preparar las “camas” de los animales y utilizarla posteriormente como abono.
Sin embargo, a partir de los años cuarenta y coincidente con el desarrollo industrial del Estado, este delicado equilibrio se vio dramáticamente alterado debido a diferentes pero importantes y confluyentes causas que han conducido a que las playas situadas al norte de Dénia hayan venido perdiendo una media del orden de ½ metro por año.
Como dato orientativo de la gravedad del problema cabe señalar que según el Dr. D. José Serra Peris, Catedrático de la U. Politécnica de Valencia, harían falta 12´5 millones de metros cúbicos de áridos para recuperar el ancho de las playas del año 1947, sólo en el tramo situado entre la Punta del Molino y el Río Racons.
Para Greenpeace una estructura que bloquee el camino natural de los flujos de agua que distribuyen la arena, no sólo altera el balance sedimentario, con lo que las playas no reciben suficientes sedimentos sino que, además, las propias actividades del puerto producen en sus aguas interiores una extrema contaminación que, posteriormente, es distribuida por las corrientes marinas a las playas vecinas. Muchos productos empleados en los puertos y embarcaciones producen daños irreparables en el medio marino. Metales pesados (zinc, cadmio, cobre, plomo, estaño, mercurio) se acumulan en los sedimentos marinos y afectan a las comunidades bentónicas (Posidonia). También lo hacen los disolventes, las pinturas anti-incrustantes y TBT, y los hidrocarburos, que producen anoxia. La eutrofización de las aguas circundantes se produce por la acumulación de nutrientes en los puertos. Esto conlleva un aumento de la turbidez del agua y una importante disfunción en la fotosíntesis de las praderas de fanerógamas, tan importantes para la estabilidad de las playas.
En nuestra zona, el Puerto de Denia es el principal agente perturbador seguido a distancia por el de Gandía (que impide el paso de sedimentos del río Júcar y de otros grandes ríos septentrionales a nuestras playas). El monumental desorden hidrodinámico que provocó su construcción, entre 1900 y 1936, supuso la inmediata desaparición de las playas situadas al Norte (Cagarritar, Basetes y Marines) las cuales sufrieron un progresivo y agudo proceso de erosión que todavía continua en nuestros días, tras su regeneración por el MOPU en 1988.
Otro resumen de las intervenciones públicas que han perjudicado a la playa de la Almadraba a partir de los años 40 del siglo XX son las quejas elevado al Defensor del Pueblo en los años 2008 y 2010
Queja ante el Defensor del Pueblo. Octubre del 2008
Queja ante el Defensor del Pueblo de Julio 2010
Mirando hacia el futuro
El próximo y último capítulo tratará de ilustrar como nuestra playa, gracias a los que la quieren, disfrutan de ella y la defienden, cuenta con todo lo necesario para ser un espacio vivo, donde el entorno humano y el medio ambiente sean componentes de una misma armonía. Esperemos que se cumpla aquello que se decía del Cid: «que buen vasallo si tuviese un buen señor». Lo que quiero decir, es que todos (vecinos o veraneantes, asociaciones, empresas, autoridades locales, autonómicas o estatales) los que nos enseñoreamos de esta playa que nos sirve (y que no puede quejarse si la descuidamos) somos cada uno en su medida responsables de su mantenimiento y mejora.
Ramón, como siempre, nos tienes asombrados con la brillantez de tu prosa y, sobre todo, con tu extraordinaria capacidad de comprensión de las dificultades ambientales de nuestra playa.
Nuestra asociación siempre te estará inmensamente agradecida.
Un abrazo
Pere,
Es a vosotros a quienes tengo que agradecer que me hayáis pegado este buen virus. Pero en especial a ti, pues sin la gran cantidad de documentación y trabajos tuyos a los que me has dado acceso no habría podido escribir nada de esto.
Un fuerte abrazo
Ramón
Gracias Ramón, de veras
Me gusta tu opinion y saber sobre la almadrava Simon
Gracias Simon, pero me ha faltado hablar del decano de los windsurfistas de la playa y de su intrepidez
Saludos
Ramon
Gracias a CHELO Y NACHO, A PERE, LUIS FRUTOS, PACO HOLANDES ,GABRIEL ,FALTA JUANITO LLANDERO Y ALGUNO MAS QUE SE ME OLVIDA COMO JOSE CHOVER Y PRIMOS ESPE Y PACO….ENFIN UNAS PERSONAS QUE DAN VIDA Y ENNOBLECEN Y SIENTEN LA PLAYA COMO ALGO QUE FORMA PARTE DE NUESTRAS VIDAS Y QUE COMO TAL HAY QUE CUIDAR
Me sumo con gusto a tan merecido reconocimiento.
Un cordial saludo.
Ramón