Divagaciones de fin de semana: entre escalinatas y pretorianos
Este sábado pasado hizo buen tiempo en Roma. Sacudiéndome el miedo a las multitudes turísticas, me fui “de museos”. Empecé por Palazzo Venezia (en cuyas salas reinan la paz y las sorpresas) y en cuya sede se puede ver la exposición la bottega di Caravaggio, así como un exhaustivo estudio de sus cuadros sobre la vida de San Mateo de la capella Contarelli. Luego pasé a la mostra Ritratti, le tante faccie del potere en el Palazzo dei Conservatori de los museos capitolinos, de la cual, siguiendo la saga de la Fisionomías, hablaremos otro día.
Los pies no me permitieron seguir con la exposición de Lorenzo Lotto, pero todo se andará.
Escalinatas palaciegas
Subiendo a las salas del Palazzo Venezia se me ha ocurrido decir algo sobre el arte del subir y bajar, o del ascender y el descender. Puede que por ello las escalinatas nos fascinen, por ser metáfora de la vida. Sin mayores comentarios, he recogido algunas fotos mías de escalinatas palaciegas de Roma y alrededores.
La armoniosa escalinata de Borromini de acceso a la Galería del Palacio Barberini (siglo XVII), en lo alto de la cual nos espera la dulce Fornarina, que con amor pintó Rafael.
Por las escalinatas del siglo XV del Palazzo Venezia (atribuido a Gian Battista Alberti) subía, puede que a paso de oca, Mussolini. Digamos sin embargo que antes y después subieron gentes más dignas. Aunque agún maleficio parece aún flotar por sus rellanos.
No obstante en el segundo piso nos esperan dos vírgenes en madera que, también con amor, tallaron artistas italianos del siglo XV, o una señora francesa del XVIII. Si había un maleficio, aquí no llega.
Estas escalinatas en su último piso, abriendo un ventanuco bajo los aleros del palacio (¡cerradlo bien luego!), nos permiten asomarnos a la vía del Plebiscito.
Villa Adriana
Y –vanitas vanitatum– desprovistas de mosaicos, mármoles y bóvedas pintadas y, a causa de un expolio de siglos, reducidas a humilde ladrillo y argamasa, nos esperan las escalinata, por las que, junto al soberbio triclinio (el antes llamado Serapeo) del estanque del Canopo en Villa Adriana (Tívoli), subían el emperador Adriano y sus cultos invitados…
Supongo que por aquí vino a inspirarse Marguerite Yourcenar para sus Memorias de Adriano. Si no las habéis leído, conviene hacerlo si es que pensáis venir a la Villa Adriana (ayer domingo le dediqué más de tres horas con gran enojo de mis pies pero deleite de la mente)
Foto de boda y pretorianos en el Campidoglio
Pero la vida sigue y sobre la escalinata del Campidoglio que diseñó Miguel Angel los novios se hacen la foto
Además de parejas de recién casados, el sábado, también en el Campidoglio, una cohorte de pretorianos y vestales era recibida por un representante del Ayuntamiento de Roma ante el Palazzo Senatoriale. El grupo Pactum había desfilado así desde el Esquilino
Ahora que los estudios de cine de Cinecittà están de saldos, hacerse con un completo equipo de pretoriano resulta seguramente más asequible, aunque no resulte tan fácil ajustárselo
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