Hacer imposible el olvido

Alas del invierno. Foto R.Puig
Ayer fue el Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto, contra el olvido de los millones de ciudadanos de Europa asesinados de forma planificada en el mayor genocidio de la historia moderna, organizado sistemáticamente por un Estado, usando todos los mecanismos del poder, arropado por una población civilizada y culta guiada por líderes asesinos, con el objetivo de exterminar a millones de hombres, mujeres y niños de toda edad y condición, a causa de su herencia o religión judía, y a otros centenares de miles (gitanos, homosexuales, personas con discapacidad) juzgados como escoria y estorbo para el puro predominio de la raza aria. El odio antisemita tiene una larga historia, pero su maridaje con el racismo moderno y las pseudo-ciencias de la biología racial y la eugenesia condujeron al más espantoso genocidio de la historia de la civilización occidental. Cuando se piensa se corta el aliento.
La lista de Eichmann estimaba que en Europa había 11.000.000 de judíos a abatir. El cálculo incluía a Turquía donde el Imperio Otomano había ya inaugurado el siglo con el genocidio armenio, bajo la mirada del aliado alemán. A acabar con todos ellos aspiraban los eficientes burócratas del nazismo que se reunieron bajo la égida de Reinhard Heydrich en enero de 1942 en la Conferencia de Wannsee para coordinar y «optimizar» las operaciones del genocidio que ya estaba en marcha.

Lista de judios europeos según Eichmann. Wikipedia
Como escribió Victor Klemperer:
Las palabras pueden ser como pequeñas dosis de arsénico. Se ingieren casi sin sentirlo, primero no se siente efecto alguno, pero pasado un tiempo el veneno actúa
Quiero dar testimonio hasta el final (Diarios)
No hay que olvidar que las palabras del odio acaban generando actos de odio y que se siguen infravalorando y explicando con muy distintos pretextos. Y así progresivamente se refuerza y crece el antisemitismo, los odios de carácter étnico o religioso se extienden y nuestras sociedades sustituyen la razón por el instinto irracional contra el otro.
En Suecia (que también figuraba en la lista de Eichmann), país abierto más que ningún otro en Europa a la acogida de refugiados, asistimos desde hace algunos años a un aumento de las manifestaciones y actos de odio antisemita.

Sinagoga de Gotemburgo. Finales del s.XIX. Foto R.Puig
Además de otras agresiones en las principales ciudades del país, como las que ha sufrido la cada vez más reducida comunidad judía de Malmö, la sinagoga de Gotemburgo fue atacada hace poco con cócteles Molotov, lanzados al interior del recinto cuando tenía lugar un encuentro juvenil.
Muy cerca se encuentra el memorial del Holocausto

Memorial del Holocausto. Gotemburgo. Foto R.Puig
al pie del cual un raíl de tren simboliza el transporte de millones de víctimas en vagones de ganado y una serie de zapatos infantiles recuerda a los niños sacrificados en las cámaras de gas por los fanáticos de la raza, en matanzas ejecutadas por funcionarios «normales» de un estado europeo

Los zapatos de los niños. Foto R.Puig
En las verjas de la sinagoga, tras el atentado, una mano anónima ha pegado un corazón de papel sobre el que se lee
El amor derrota al odio. Foto R.Puig
¡El amor derrota al odio! ¡Ningún sitio para el antisemitismo en nuestro corazón y en nuestro mundo!
Un deseo que compartimos muchos en esta ciudad, aunque desgraciadamente no todos.
Para que no retorne lo que parecía inimaginable, por la memoria de los asesinados y de los sobrevivientes y para que no haya otros, hay que hacer imposible el olvido.

Un abuelo explica algo a su nieta. Foto R. Puig
Para que en la civilización no anide y se reproduzca la barbarie, contra las palabras del odio hay que alzar las palabras de la memoria y transmitirlas de generación en generación.
En hora buena, Ramón. Haces muy bien en tomar partido por una causa tan noble. Ello ensalza aún más tu interesante y bonito blog. Tu amigo Fernando Cardenal
Gracias, Fernando.
Es algo ya muy repetido, pero sigue siendo un aforismo cierto lo de que olvidarse del pasado es condenarse a repetirlo, algo que durante siglos se ha vivido en Europa. Hay demasiadas señales no sólo de desmemoria sino del eterno retorno a los odios antisemitas.
Para más inri, hay individuos que han conseguido asilo en Suecia cuando huían de las guerras de Medio Oriente entre los cuales se fomenta el odio a los judíos y de ahí se pasa al acoso y al atentado. Paradójicamente hay quienes exigen a sus mujeres que se pongan el velo islámico y se quejan de la creciente «islamofobia», pero si encuentran a un sueco con una kipá ello es motivo no solo para insultarle («puerco judío») sino incluso para la agresión.
En el presupuesto de las sinagogas y comunidades judías hay fuertes partidas para pagarse sus propios sistemas de seguridad. Si a eso se añaden los movimientos neonazis no sólo en los países escandinavos sino, como bien sabes, en el centro y el este europeo, es claro que todo lo que se haga para contrarrestar esos odios es poco.
La gran mayoría de la población reprueba esto e incluso hay grupos minoritarios compuestos de palestinos y judíos que tratan de educar la memoria con charlas en las escuelas, no es suficiente, pero es algo.
Un abrazo.