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La ruta veraniega hacia el sur (I): Agua

6 julio, 2014

 

Pasando de Suecia a Dinamarca. Foto R.Puig

Pasando de Suecia a Dinamarca. Foto R.Puig

Llegaron los días de subirse al volante de la furgoneta y descender hacia el Mediterráneo. El año pasado he narrado mi ruta veraniega en cuatro capítulos (julio-agosto 2013) siguiendo un orden cronológico y agrupado. Además fue de sur a norte, pero esta vez la Caravelle ha hibernado en Suecia, así que empezamos al revés. En esta ocasión mis divagaciones serán temáticas. Al final, los lectores del blog seguro que descifran el trayecto.

El leitmotiv de este primer capítulo va a ser el agua que, al hilo del viaje, de un modo u otro siempre se encuentra.

Para empezar, si sales de Suecia hacia Dinamarca para continuar por Alemania, tanto si te subes en un ferry como si optas por pasar el Öresund, el agua la encuentras ineluctablemente, agua de mar, agua del estrecho por donde se realimenta el Báltico con los flujos que llegan del Mar del Norte a través del Kattegat y el Skagerrat.

Entrando en Dinamarca. Foto R.Puig

Entrando en Dinamarca. Foto R.Puig

Dejas las tierras de Escania y cabalgando sobre el Öresundbron y la isla Selandia te adentras en el túnel que te pone en tierras de Jutlandia.

Esta primera etapa, iniciada en Gotemburgo, me lleva a Lübeck, ya en Alemania, ciudad de canales, capital medieval de la Liga Hanseática, donde confluyen dos ríos, el Trave y el Wakenitz.

Lubeck matinal.   Foto R.Puig

Lübeck matinal. Foto R.Puig

Cuando, muy temprano, paseo por sus calles, lo primero que encuentro es un apacible parque junto al agua cerca de su catedral.

Lübeck matinal.  Foto  R.Puig

Lübeck matinal. Foto R.Puig

Y, al día siguiente, una imagen silenciosa refleja también la calma de una mañana y la suave llovizna sobre el Neckar, en mi segunda parada, en Heidelberg.

Heildelberg. Perezoso amanecer sobre el Neckar.Foto R.Puig

Heildelberg. Perezoso amanecer sobre el Neckar.Foto R.Puig

Me despido, lamentando no adentrarme esta vez en su centro histórico, con una breve subida a su paseo de los filósofos, desde el cual el Neckar, en el que se mira la ciudad, sigue siendo el protagonista del paisaje.

Heidelberg. La ciudad y su río.  Foto R.Puig

Heidelberg. La ciudad y su río. Foto R.Puig

Tras pasar por la abadía de Acey en el departamento del Jura, en el Franco Condado, de la que hablaremos en la siguiente entrega, y cerca de Parcieux, paso la noche en el camping de L’Escluse, en las orillas del Saône, veinte kilómetros antes de su confluencia con el Ródano en Lyon, frente a la isla fluvial de Beyne, poblada hace más de un siglo por pescadores y hoy refugio para aves.

El Saône se acerca al Ródano. Foto R.Puig

El Saône se acerca al Ródano. Foto R.Puig

La antigua presa que obligaba a las peniches y barcazas a circular por una antigua esclusa fue demolida hace décadas, dejando libre curso al río. Tenía pues una categoría de puerto fluvial.

La casa del jefe de la presa de Port Bernalin sobre el río Saône. Foto R.Puig

La casa del jefe de la presa de Port Bernalin sobre el río Saône. Foto R.Puig

Hoy, el canal de la esclusa es un embarcadero deportivo.

La vieja esclusa sobre el Saône.  Foto R.Puig

La vieja esclusa sobre el Saône. Foto R.Puig

Y al día siguiente, encuentro de nuevo el agua, morigerada y modesta, en el estanque de la abadía cisterciense de Valcroissant, en el corazón de los bosques de Glandasse.

Abadía de Valcroissant. La fuente de los monjes. Foto R.Puig

Abadía de Valcroissant. La fuente de los monjes. Foto R.Puig

Está situada en la comuna de Die, en el departamento del Drôme y hay que remontar las aguas del río que dan nombre a este departamento.

El Drôme en la subida hacia Valcroissant. Foto R.Puig

El Drôme en la subida hacia Valcroissant. Foto R.Puig

Y de las aguas del Drôme (tras una noche en un camping para olvidar), internándome  en el departamento de Hérault, nuevo encuentro con el agua en la fuente octogonal de la Abadía cisterciense de Valmagne, cerca de Villeveyrac, rodeada de los viñedos del Languedoc, en cuyo pilón los monjes hacían sus abluciones antes de pasar al refectorio.

Abadía de Valmagne.  La fuente del claustro. Foto R.Puig

Abadía de Valmagne. La fuente del claustro. Foto R.Puig

De allí, por las carreteras de los Pirineos Orientales subo al camping de Arles-sur-Tech, situado junto al RiuFerrer, de aguas limpias y torrenciales. En el camping que se denomina como el río concilio el sueño,

El río Ferrer a su paso por Arles sur Tec. Foto. R.Puig

El río Ferrer a su paso por Arles sur Tec. Foto. R.Puig

arrullado por el rumor de esa corriente de montaña.

 

Atravieso los Pirineos.

Después de superar el puerto de Coustouges en el Alto Vallespir, cruzo la frontera con España y entro en el Alto Ampurdán, donde en una zona que presenta las trazas de recientes incendios forestales, paro a descansar junto a las aguas del embalse de Boadella-Darnius, que se alimenta con las aguas de la cuenca del río Muga.

Embalse de Darnius en el Alto Ampurdán.  Foto R.Puig

Embalse de Darnius en el Alto Ampurdán. Foto R.Puig

La penúltima etapa de mi viaje me lleva al lago de Bañolas, donde me sorprende un crepúsculo incendiado.

Crepúsculo sobre la lago de Bañolas.  Foto R.Puig

Crepúsculo sobre el lago de Bañolas. Foto R.Puig

Lo contemplo también desde las alturas de la cima de Rocacorba.

Bañolas y su lago desde la cima de Rocacorba.  Foto R.Puig

Bañolas y su lago desde la cima de Rocacorba. Foto R.Puig

Pero las aguas que más me emocionan, son las de la fuente del Can Puig de la Bellacasa, que aliviaron la sed a mis ancestros ya desde el siglo XIII.

La fuente medieval del Can Puig de la Bellacasa en Bañolas. Foto R.Puig

La fuente medieval del Can Puig de la Bellacasa en Bañolas. Foto R.Puig

De ese lugar hablaremos en la siguiente entrega.

Por el momento, acabemos con el mar de mi punto de arribada en la Marina Alta, en la playa de la Almadraba, en Els Poblets.

El mar de la Almadraba. Els Poblets. Foto R.Puig

El mar de la Almadraba. Els Poblets. Foto R.Puig

4 comentarios leave one →
  1. Carlos permalink
    11 julio, 2014 17:32

    Hola, mi espíritu se ha serenado en la BARRAGE DE PORT -BERNALIN tras la alegrías (Brasil) y tristezas (España) del mundial. Un abrazo. Charlie.

    • 11 julio, 2014 19:06

      Me alegra servir de algo con mis fotos y divagaciones, Charlie.

      El oficio de guardián de ese «barrage» y de esa esclusa debía de tener su miga y su cachaza. Por lo que me contaron, por esa esclusa hace ya cosa de cincuenta años pasaban peniches de enorme porte.

      De todos modos el Saône no es tan majestuoso como el Beni, con serlo también. Pienso que hay que bajar hasta el Ródano, tras la confluencia de ambos, para competir con la cuenca amazónica. Por cierto ¿esperas alguna alegría el domingo?

      Un abrazo. Moncho

  2. marta permalink
    11 julio, 2014 21:26

    Que interesante viaje. Y nuevamente en Els Poblets!!!

    • 12 julio, 2014 11:34

      Gracias, Marta.

      Sí, en Els Poblets, y esta vez no subiré a Madrid como sabes.

      Moncho

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