Cuando un año se nos va

Melancolía. Foto R.Puig
Cuando se acerca fin de año, a muchos les da por hacer balance y mirar la botella medio llena (lo que normalmente les anima a vaciar botellas espumosas cuando suenan las doce campanadas) y a otros les da por verla medio vacía (y, coincidencia curiosa, también es eso motivo para vaciar botellas).
Esto en cuanto respecta a lo personal, pues también si nos abrimos al mundo de lo colectivo, y no digamos si la perspectiva es planetaria, tendremos tendencia a sentirnos solidarios con el resto de los seres humanos e incluso con las animales, las plantas y la tierra en general. Entre quienes son así, que son cada día más y es justo que lo sea, habrá quienes se inclinen por lo de todo tiempo pasado fue mejor y piensen que todo irá a peor. Otros, más confiados, puede que miren al pasado como un tiempo en que todo fue peor y esperen que los seres humanos conseguirán un futuro mejor.
Además el fin de año favorece eso que Robert Burton (1577-1640) diseccionó en su libro Anatomía de la Melancolía, un estado de ánimo que afirma ser «propio del hombre mortal». Pues «no hay viviente que esté al abrigo de la inclinación a los estados de melancolía, nadie lo bastante estoico, lo bastante sabio, nadie lo bastante feliz, lo bastante paciente, lo bastante generoso, lo bastante pío y religioso, como para poder defenderse de ella». Como bien dice : ¡incluso «hasta Zenón, Catón y el mismo Sócrates estuvieron afectados!». Si por añadidura un nuevo ciclo de anuncios apocalípticos (de esos que se han producido en la vida de la Humanidad desde que hay registros históricos) tiene a mucha gente en vilo, pues más a favor de los ataques de melancolía. De hecho ya preocupaban en vida de Burton los recurrentes desastres del planeta…
Por qué creéis que la tierra nos aterroriza y oprime con sus terribles terremotos, más frecuentes en China, Japón y los climas orientales, tragándose a veces hasta seis ciudades a la vez; que las olas furiosas provocan inundaciones y erupciones, destruyendo ciudades, poblados, puentes, etc., o causando naufragios; que islas enteras lleguen a ser sumergidas de repente con todos sus habitantes: Zelandia, Holanda y muchas otras partes del continente fueron inundadas, y el lago Erne en Irlanda.
…
Por qué creéis que el fuego, ese elemento sin piedad, se desencadena y consume en un instante ciudades enteras. ¿Hay ciudad antigua o célebre que este elemento furioso y despiadado no haya arrasado, arruinado o sepultado en la desolación?
—
How doth the earth terrify and oppress us with terrible earthquakes, which are most frequent in China, Japan, and those eastern climes, swallowing up sometimes six cities at once? How doth the water rage with his inundations, irruptions, flinging down towns, cities, villages, bridges, &c, besides shipwrecks; whole islands are sometimes suddenly overwhelmed with all their inhabitants in Holland, and many parts of the continent drowned, as the lake Erne in Ireland?
…
How doth the fire rage, that merciless element, consuming in an instant whole cities? What town of any antiquity or note hath not been once, again and again, by the fury of this merciless element, defaced, ruinated, and left desolate?
Robert Burton, Anatomy of Melancholy, Oxford, 1621. The first partition. The first section, Member 1, Subsection 1 : ”Man’s Excellency, Fall, Miseries, Infirmities; The causes of them”
…

Un año se va. Foto R.Puig
Pero no había venido aquí yo hoy a hablar de pronósticos o profecías, de cambios milenarios o centenarios. Además, desde ayer cuento con una muela menos y eso me permitirá empezar el año sin problemas dentarios. Lo que no es poco para que, a pesar de los pesares y de lo que nos traen los telediarios y periódicos cada día, confíe en la mayoría de los individuos del género humano. Al fin y al cabo, de todas las personas que hemos ido conociendo personalmente en nuestra vida ¿cuántas en proporción son personas que podríamos calificar como buenas y cuántas las que hemos sentido que eran malas? Mi estadística personal arroja un balance mayoritariamente positivo, y no siento que yo sea un bicho raro que vive en otro planeta.
Así que no frunzamos el ceño ni fustiguemos a otros por nuestras reales o supuestas desventuras y aportemos lo mejor de nosotros mismos a mejorar la sociedad y el mundo en que nos toca vivir.

Frente a la inmensidad de los posibles. Foto R.Puig
¡Deseo a quienes me estén leyendo y a su entorno todo lo mejor en el cercano año 2020!
Ahorita estoy dormido junto a Rosi. No sabría discriminar entre cosas buenas y malas en mis últimos 12 meses. Sopecho que ganan las buenas aunque no sé hacer estadística, sólo agradecer a todos mis amigos conocidos y por qué no desconocido
Lo mismo deseo para ti y los tuyos…
Gracias Jabo, a ver si podemos encontranos en el 2020.
Un fuerte abrazo para ti y Marga, y todos en tu hermosa familia.
Me refiero a personas de verdad conocidas. No me refería a «cosas»… Claro que el agradecimiento (y la admiración) es lo que definitivamente queda.