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“De senectutis incommodis». Erasmo y las incomodidades de la vejez (final). Breverías erasmianas (XXXIV)

18 febrero, 2018
Ocaso. Foto R.Puig

Ocaso. Foto R.Puig

Cuando tras cerca de veinte años de trabajo esforzado, incluidos los de estudiante de vida precaria en París, Erasmo de Rotterdam vuelve de una segunda estancia en Inglaterra su fama se está extendiendo en los ambientes del humanismo. Además ha sido dispensado de sus votos monásticos y, como ya explicábamos el pasado 5 de noviembre, está camino de Italia a punto de cumplir cuarenta años.

Puede que fuese el cansancio del viaje o la contemplación de los paisajes que atraviesa a lomo de mulo por los caminos alpinos entre Francia e Italia o ambas cosas a la vez. El caso es que se siente ya viejo y reflexiona sobre su vida pasada encontrando -¡qué nivel de exigencia!- que ha malgastado el tiempo en afanes y vanaglorias, y lo expresa en los versos de su carmen alpestre, del que hoy ofrezco los últimos extractos que he seleccionado.

Hay quien ha dicho que Erasmo no expresa en este poema unos sentimientos totalmente espontáneos, sino que más bien hace un ejercicio poético sobre la fugacidad de la vida y lo que llama «las incomodidades de la vejez», siguiendo así la tradición de la filosofía estoica, tan imitada y comentada por los autores del renacimiento humanista. A mi modo de ver, el que el tema haya sido consagrado por Cicerón o Séneca, entre otros, y que nuestro humanista siga esa tradición estoica y sus pautas retóricas al escribir un poema sobre la vejez, no contradice, a pesar de su forma retórica, la sinceridad de su examen retrospectivo, en ese momento en que siente que se hace viejo.

El retrato de Quentin Metsys es el más cercano a las fechas de este poema, que antecede en diez años a la conclusión del retrato por el pintor flamenco, cuando, ya en 1517, Erasmo demostraba haber superado aquella crisis, pues había investigado y publicado intensamente en Italia y viajado tres veces más a Inglaterra, publicaba al ritmo de cerca de una obra al año y se escribía con intelectuales y gobernantes de toda Europa.

Erasmo de Rotterdam en 1517 por Quentin Metsys. Palacio Barberini. Roma
Erasmo de Rotterdam en 1517 por Quentin Metsys. Palacio Barberini. Roma

Pero volvamos al poema…

pigrum obrepsit senium

(indolente irrumpió la vejez)

Tenerae o viror iuventae,

O dulces anni, o Felicia tempora vitae,

Ut clanculum excidistis,

Ut sensum fallente fuga lapsuque volucri

Furtim avolastis, ohe!

¡Oh verdor de tierna juventud!

¡Oh dulces años, oh tiempos felices de la vida!

¡De que modo furtivo os habéis ido!

¡Sin sentirlo y como aves en engañosa fuga

a escondidas volando habéis partido!

(vv. 74 a 78)

(…)

Sic sic effugiunt tacitae vaga somnia noctis

Simula volante somno,

Quae desyderium curas et praeter inaneis

Sui nihil relinquunt.

Sic rosa, quae tenero modo murice tincta rubebat,

Tenui senescit Haustro.

Así, así escapan de la noche silente los sueños vagarosos

volátiles como el mismo sueño.

Pesares angustiosos y además inanes

es todo lo que dejan.

Así la rosa, que enrojecía de tierna púrpura teñida,

se marchita al soplo suave del siroco.

(vv. 83 a 88)

Suave sopla el siroco. Foto R.Puig

Suave sopla el siroco. Foto R. Puig

El poeta constata que, mientras pasa el tiempo viajando por tierra y mar o atraviesa los Alpes deleitándose con la visión de sus cordilleras nevadas, mientras hace buenos amigos (dulceis parare amicos) y alcanza entre los sabios el renombre de hombre docto, de modo subrepticio le alcanza de golpe la indolente vejez (pigrum senium), siente con estupor que sus fuerzas comienzan a declinar y comprende que el tiempo de las fuerzas juveniles ha pasado…

Furtim inter ista pigrum

Obrepsit senium, et súbito segnescere vireis

Mirorque sentioque

Vixque mihi spatium iam defluxisse valentis

Persuadeo iuventae

Furtiva entretanto e indolente

la vejez irrumpió, el súbito declinar del vigor

con estupor he sentido

y que el tiempo de la fuerza juvenil ha transcurrido

a creerlo resisto.

(vv. 110 a 113)

Ocaso. Foto R.Puig

Anochece. Foto R.Puig

.

nec ulla pharmaca

(no valen medicinas)

Non si tibi ipse Chriron

Omneis admoveat quas tellus proserit herbas,

Nec anulus nec ulla

Pharmaca cum nervis annos remorantur euntes.

Ni aunque el mismo Quirón en persona

te aplicase todas las hierbas que la tierra hace crecer,

ningún anillo mágico,

ninguna medicina retendrá los años que con el vigor se van.

(vv. 140 – 143)

Y Erasmo reflexiona sobre lo que considera un desperdicio de sus años jóvenes, dedicado a cultivar las mieles de una fama temprana, durmiéndose en los laureles

Nulla recursuri spes aut successio veris

No queda esperanza alguna de un retorno de la primavera

(v.169)

Tiene cuarenta años y, no sin un énfasis retórico, carga las tintas: se acerca la muerte, el mal supremo y

Incipimus seros sapere et dispendia vitae

Incogitantes actae

Ploramus miseri et consumptos turpiter annos

Horremus, execramus

Tarde comenzamos a ser sabios y esta vida

pasada en la inconsciencia

desgraciados deploramos y los años vergonzosamente consumados

con horror los maldecimos.

(vv. 173 – 176)

Ed è subito sera. Foto R.Puig

Ed è subito sera. Foto R.Puig

“¿Cómo es posible que un bien tan valioso como los años juveniles lo hayamos dejado irse sin provecho?” se sigue preguntando el poeta. ¿Por qué no los hemos hecho fructificar “en vez de malgastarlos a la ligera”?

De modo que…

…satis est dormitum! Pellere somnos

Nunc tempus est, Erasme,

Nunc expergisti et tota resipicere mente.

…¡ya has dormido bastante! De expulsar el sueño

es ya el momento, Erasmo!

¡Despierta de inmediato y vuelve en ti del todo!

(vv. 187 – 189)

La juventud y la vejez no son sólo estados físicos, también son estados de ánimo.  Erasmo reacciona, Sentirse viejo no quiere decir sentarse a esperar la muerte. Hay que retomar las riendas de la propia vida. Inyectarle proyectos a la vida. Como se suele decir hay que «añadir vida a los años».

Alborea. Foto R.Puig

Alborea. Foto R.Puig

Sus lectores no deben preocuparse, Erasmo está en pie, va a seguir adelante. La crisis de los cuarenta años ha sido superada. El poema se acerca a su fin con enérgicos propósitos…

Velis dehinc equisque

Et pedibus manibusque et totis denique nervis

Nitendum, ut anteacti

Temporis et studio iactura volubilis aevi

Vigilante sarciatur.

A partir de ahora mismo, la vela y la montura

y los pies y las manos con todo el ímpetu

impulsemos, que con empeño el pasado

tiempo y la edad volatil derrochados

vigilantes reparemos.

(vv. 190-194)

.

Las estrofas finales del poema, reiteran que, cuando la vida entra en su fase otoñal, “las borrascas y los hielos” del invierno se aproximan y el cuerpo deviene frágil,  “mientras el espíritu aún conserve su vigor, hay que seguir el mejor camino posible (meliora sequamur), todo el tiempo que los hados quieran dejarme…”

Amanece. Foto R.Puig

Amanece. Foto R.Puig

Al final, como es habitual en su philosophia Christi, Erasmo expresa su deseo de que el tiempo de vida que le quede sea “a Cristo total y únicamente consagrado” (omne Christo dicetur uni). El poema acaba con la siguiente súplica:

Haz realidad mis deseos, autor piadoso de la vida

y de la vida restaurador.

Sin ti los propósitos mortales nunca pueden nada

y las fuerzas frágiles vacilan.

Haec facito ut rata sint, vitae exorabilis autor

Vitaeque restitutor,

Quo sine nil possunt unquam mortalia vota et

Vires labant caducae.

(vv. 243 – 245)

.

Erasmo vivió y trabajó incansablemente durante otros treinta años. Y es significativo que aquel humanista que tantas fronteras cruzó y tanto empeño puso en que los hombres se unan en torno a las pocas cosas esenciales que nos hacen humanos, en un mundo sin fronteras ni ideológicas ni geográficas, dedicase su última obra, De la Iglesia cristiana (un comentario al salmo XIV) a un aduanero renano que le había albergado durante uno de sus viajes.

Fractales. Foto R. Puig

Fractales. Foto R. Puig


Fuente:

Érasme de RotterdamViellir. Pòeme d’Érasme sur la Vieillesse. La Lettre Volée à la Maison d’Érasme, Collection  “Notulae Erasmianae” dirigida por Alexandre Vanautgaerden, Bruselas 2001.

Se trata de una edición crítica del poema en su original latino con versión francesa de Jean-Claude Margolin.

Nota al verso 140:   Quirón: centauro mitológico, dueño de la ciencia de las plantas y hierbas medicinales.


SOLUCIÓN DE LA ADIVINANZA DEL DOMINGO PASADO

À L’ESPAGNE

Un peuple a été pendant mille ans, du sixième au seizième siècle, le premier peuple de l’Europe, égal à la Grèce par l’épopée, à l’Italie par l’art, à la France par la philosophie ; ce peuple a eu Léonidas sous le nom de Pélage, et Achille sous le nom de Cid ; ce peuple a commencé par Viriate et a fini par Riego ; il a eu Lépante, comme les grecs ont eu Salamine ; sans lui Corneille n’aurait pas créé la tragédie et Christophe Colomb n’aurait pas découvert l’Amérique ; ce peuple est le peuple indomptable du Fuero-Juzgo ; presque aussi défendu que la Suisse par son relief géologique, car le Mulhacen est au mont Blanc comme 18 est à 24, il a eu son assemblée de la forêt, contemporaine du forum de Rome, meeting des bois où le peuple régnait deux fois par mois, à la nouvelle lune et à la pleine lune ; il a eu les cortès à Léon soixante-dix-sept ans avant que les anglais eussent le parlement à Londres ; il a eu son serment du Jeu de Paume à Médina del Campo, sous Don Sanche ; dès 1133, aux cortès de Borja, il a eu le tiers état prépondérant, et l’on a vu dans l’assemblée de cette nation une seule ville, comme Saragosse, envoyer quinze députés ; dès 1307, sous Alphonse III, il a proclamé le droit et le devoir d’insurrection ; en Aragon il a institué l’homme appelé Justice, supérieur à l’homme appelé Roi ; il a dressé en face du trône le redoutable sino no ; il a refusé l’impôt à Charles-Quint. Naissant, ce peuple a tenu en échec Charlemagne, et, mourant, Napoléon. Ce peuple a eu des maladies et subi des vermines, mais, en somme, n’a pas été plus déshonoré par les moines que les lions par les poux. Il n’a manqué à ce peuple que deux choses, savoir se passer du pape, et savoir se passer du roi. Par la navigation, par l’aventure, par l’industrie, par le commerce, par l’invention appliquée au globe, par la création des itinéraires inconnus, par l’initiative, par la colonisation universelle, il a été une Angleterre, avec l’isolement de moins et le soleil de plus. Il a eu des capitaines, des docteurs, des poëtes, des prophètes, des héros, des sages. Ce peuple a l’Alhambra, comme Athènes a le Parthénon, et a Cervantes, comme nous avons Voltaire. L’âme immense de ce peuple a jeté sur la terre tant de lumière que pour l’étouffer il a fallu Torquemada ; sur ce flambeau, les papes ont posé la tiare, éteignoir énorme. Le papisme et l’absolutisme se sont ligués pour venir à bout de cette nation. Puis toute sa lumière, ils la lui ont rendue en flamme, et l’on a vu l’Espagne liée au bûcher. Ce quemadero démesuré a couvert le monde, sa fumée a été pendant trois siècles le nuage hideux de la civilisation, et, le supplice fini, le brûlement achevé, on a pu dire : Cette cendre, c’est ce peuple.

Aujourd’hui, de cette cendre cette nation renaît. Ce qui est faux du phénix est vrai du peuple.

Ce peuple renaît. Renaîtra-t-il petit ? Renaîtra-t-il grand ? Telle est la question.

(…)

Hauteville-House, 22 octobre 1868

En Victor Hugo I (prose). Textes choisis par George Cattaui et Paul Zumthor, EGLOFF, Librarie de l’Université de Fribourg (Suiza), 1944, pp. 117-118

La carta es más larga, este es el extracto en la antología citada.

El texto completo, seguido de la segunda carta, lo publicó su autor en 1875 en Actes et Paroles pendant l’exil (son escritos de su larga época de exiliado entre 1851 y 1870) en una época en la que albergaba la enorme esperanza de que una España republicana pudiera ser decisiva no sólo para la prosperidad de los españoles sino para la paz y la democracia europeas…

Las evolución y las circunstancias de la vida de Victor Hugo (1802-1885) se pueden consultar en el largo artículo que le dedica la Wikipedia. Su vinculación y su afecto a España tienen que ver con sus años de infancia pasados en España. Su padre, Joseph Léopold Sigisbert Hugo, fue general de los ejércitos napoleónicos y estuvo destacado como gobernador en Ávila, Segovia, Soria y Guadalajara durante el reinado de José Bonaparte (1808 – 1813).

Nota bene: una lectora de este blog detectó al autor del texto, con su comentario al día siguiente de mi publicación en el blog.

!A Luisa no se le escapa una!

3 comentarios leave one →
  1. Jose María Fernández de Villalta permalink
    18 febrero, 2018 14:35

    Ramon sigo. aprendiendo un monton y disfrutando tu excelente maestria para contar LA HISTORIA

    • 19 febrero, 2018 00:02

      Hola José María,
      Muchas gracias por tu aprecio y por darme más motivos para seguir con mis crónicas.
      Un abrazo
      Ramón

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  1. El poeta en su ocaso | en son de luz

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