El artilugio del Sr. Marín
El frío siempre es relativo y en tierras alicantinas el invierno también lo es. De modo que estamos sentados fuera tomando el sol, un plato de pasta y una pizza. Comida italiana en ciudad española. Es mediodía.
Un señor mayor (es decir como nosotros) se acerca y nos dice buonasera. Lleva un vetusto instrumento colgado en bandolera. Pesa en los hombros, pero el hombre lo lleva como si fuera una de esas fajas tricolores que se ponen en Francia los alcaldes para los grandes acontecimientos, con empaque. Suena algo así como una marimba venida a menos, remendada con cintas de tela y cinta aislante. Los palillos para la percusión son unas varillas con la punta revestida del mismo material blanco para sujetar una extremidad de metal.

El Sr. Marín con su instrumento. Foto R,Puig
El Sr. Marín es rumano, recorre todos los días la misma ruta por terrazas de bares y restaurantes, tocando un frágil aire musical que nadie reconoce. Por eso saluda cuando llega junto a tu mesa, porque su música es tan suave que necesita hacerse notar. Quizás diga siempre buonasera, o quizás este saludo lo reserve para los restaurantes italianos. O puede que antes de llegar a España haya ejercido en Italia.
Como hemos contribuido a su jornal se detiene un rato y nos obsequia con sus sones, sólo para nuestra mesa. No sé si otros le preguntan algo, o sólo le dan unas monedas y no desean saber cómo se llama. Le digo mi nombre y él me informa del suyo: Marín. Pienso que está ahí junto a nosotros, ciertamente no porque haya dejado su tierra en viaje de placer; menos aún siendo ya viejo, como yo. Pienso que quizá los suyos se lo hayan traído para no dejar al abuelo allá en Rumanía o porque es el que mejor se las ingenia. Los camareros también piensan, dicen que gana más en un día que uno de ellos. Será verdad o será porque va por ahí vestido como un señor, porque sus zapatos están bien lustrados, porque no se presenta como un pordiosero, porque saluda como un caballero venido a menos, porque no suplica.
Pienso que hubiera preferido quedarse en su tierra, envejeciendo y viviendo sus últimos días entre sus cosas, con su gente; pues morir, lo que es morir, a nadie le gusta morirse de asco aunque sea en su país. Así que va por esos mundos de Dios, arrancando una música improbable de ese instrumento que pesa como el cajón de un mueble abandonado. Puesto que se llama Marín, de primeras especulo que a su cajón de cuerdas metálicas artesanales quizás lo llame marimba; el sonido, aunque tímido, recuerda el ritmo y el tono. Pero no, antes de seguir su camino, me lo revela: el Sr. Marín va de bar en bar con lo que llama un timbal piano.

El Sr. Marín continúa su jornada. Foto R,Puig
Sé lo que es un timbal, sé lo que es un piano y seguro que él también lo sabe, pero nunca he visto un artilugio que quiera ser las dos cosas en una. ¿Lo han visto ustedes? A mí el instrumento del Sr. Marín me hace pensar en un arrumbado invento artesano que se ha traído de un desván de Rumanía para que le sirva para ganarse el pan. Puede que haya improvisado un nombre para que este otro viejo, que tiene la manía de preguntar y que le ha dado unos euros, quede retribuido. Tiene cuerdas, sí, como la caja de un piano, pero ni rastro de timbal.
Cuando vuelvo a casa, enciendo el ordenador y busco, busco… Hay orquestas salseras que combinan pianos y timbales, pero no encuentro ningún timbal piano. A lo mejor nuestro músico callejero me ha tomado el pelo por preguntón.
Pero mis pesquisas dan resultado. Sí, el timbal piano existe y es made in China. Aunque no sea exactamente como el del Sr. Marín…

Timbal piano de Beilexing. China
Me rasco la cabeza y deduzco que el Sr. Marín debe de tener un nieto que toca el timbal piano.
POSTDATA
Una seguidora de esta bitácora, que además es hija mía y me dio la idea de iniciar el blog hace ya años, movida por la habitual curiosidad que caracteriza a nuestra familia me ha puesto en crisis con un descubrimiento. Pues resulta que ha encontrado que este que yo llamo artilugio y el Sr. Marín denomina timbal piano se usa por el mundo bajo el nombre de címbalo. No es como los címbalos que menciona la Biblia o que define la Real Academia Española y, además, hay quien lo considera bielorruso, húngaro, griego, etc., a la medida de quien lo toca.
El intérprete que en la Basílica del Pilar de Zaragoza lo hace sonar con maestría viene de Grecia y a su instrumento lo denomina címbalo griego. Se lleva en bandolera, se toca con palillos y tiene todas las características del que le he visto usar al Sr. Marín, aunque flamante como recién salido de la fábrica.
Que yo sepa, este hábil músico no tiene nietos.
Lo pueden escuchar y ver pinchando aquí.
Si volviese a encontrarme con el Sr. Marín y pudiera estar en mi mano hacerlo, organizaría una colecta para regalarle uno nuevo. Pero, no sé, no sé, probablemente ya no tendría la misma magia, ni nuestro amable amigo podría aspirar a ganar lo que un camarero.
Nota final: las fotos que he tomado del Sr. Marín, y su publicación en mi blog, lo han sido con su consentimiento
qué bella crónica como siempre, bravo por el desenlace, me arrancó una sonrisa! 🙂
Gracias ¡Qué mejor gratificación que su sonrisa!
Ahora estoy preparando una postdata… me ha llegado una contribución al tema…