Amagos del invierno

Noches de helada junto al mar. Foto R.Puig
La crónica del domingo pasado se cerraba con una vista del bockkran, la grúa puente que alza su masa de 80 metros de altura y 1.750 toneladas en Eriksberg. Fue construida en Colonia y se instaló en Gotemburgo en 1969. Permitía montar barcos de hasta 500,000 toneladas. Hoy abrimos esta entrada con el mismo monumento. Pero la noche de esta foto ya era helada. Tras las temperaturas moderadas del otro fin semana el lunes nos llegaron unos avisos del invierno.
El frío Bóreas, padre de los hielos y de las heladas, y el húmedo Noto, la frente coronada de nubes espesas y las alas empapadas por las lluvias y las nieblas, dejan caer su peso sobre la tierra y la oprimen con su poder devastador
(Pierre Henri de Valenciennes, «Réflexions et conseils à un Élève sur la Peinture et particulièrement sur le genre du Paysage», La Rochelle, Ed. Rumeur des Ages, 2005, p.66)
El martes muy temprano, este era el panorama frente a mi ventana

Por mi ventana. Foto R.Puig
Los mortales, aterrorizados, buscan precipitados un abrigo contra su furia asesina. La madre de los dioses, Cibeles, sacudida por los vientos subterráneos, derribada de su carro destrozado, acompañada por sus leones rugidores con la melena erizada de frío, implora al cielo con ojos lacrimosos y conjura a Júpiter a que ponga fin a estos desastrosos males
Ibidem
Puede que fuese Júpiter el que nos despertó con su clan clan, o su brazo en forma de una pala mecánica de la compañía Göteborg Energi que retiraba la nieve de las obras que tiene en marcha en nuestra calle.

Clan clan. Foto R.Puig
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Algo tiene la nieve que anima a salir bien abrigado, respirar un aire que se siente más limpio y pasear por calles en las que el tráfico escasea y los sonidos nos llegan amortiguados.
A la mamá de Bambi del parque una tenue blancura le reviste el lomo

Buscando a su Bambi. Foto R.Puig
Al parecer soy el único que le presta atención

Ni caso. Foto R.Puig
Los pocos viandantes que atraviesan el parque lo hacen con prisa, por el frío o quizás por que van al trabajo

Apresuradas. Foto R.Puig
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Finalmente el rey del Olimpo debió de escuchar a Cibeles, porque el jueves la nieve se iba derritiendo a la luz de un crepúsculo nórdico que las ramas de unos abedules deshojados filtraban

Lindholmen atardeciendo. Foto R.Puig
Ayer sábado lucía el sol, las temperaturas ya eran benignas desde el viernes.
El invierno ha amagado pero se ha retirado, al menos por ahora, allende el mar, a sus cuarteles.

El camino al mar. Foto R.Puig
El puente sobre la ría, por el que Bóreas se ha ido, parece en la distancia de juguete. Mas hay algo que se queda, es una inquietud oracular, el aviso de un retorno, de algo que ha de regresar inexorable

¡Guardad la luz! Foto R.Puig
Las luces de la Navidad que ya empiezan a encenderse -¿para implorar perdón por el desenfreno consumista del black friday?– son los amuletos que desde tiempo inmemorial la humanidad inventó para conjurar el invierno.

¡Rezad mortales! Foto R.Puig