Abandonos
Para Martin
Recientemente he sabido que si un indio paiute de América del Norte te amonestaba con la frase «has perdido tu sombra» significaba lo mismo que decirte que has perdido tu alma, que ya estás muerto aunque camines.
No sé si ustedes miran mucho al suelo cuando caminan. Supongo que con la edad y por miedo a tropezar se va haciendo más frecuente que prestemos atención a donde ponemos los pies. Así que no se preocupen, no lo hago por miedo a que mi sombra me haya abandonado, no, al menos no todavía. Es por el motivo prosaico de no dar con mis huesos en el suelo.
Pues bien, ocurre con frecuencia que por los pavimentos y adoquinados de nuestras calles hay no pocas trazas del paso de las personas. Pueden ser tan comunes como las inevitables colillas, pero, a veces, adquieren la cualidad de signos.
Hace poco, a escasa distancia uno de otro, percibí dos de estos signos, que sin querer, te interpelan.
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De un escrito perdido en Gotemburgo

La misiva pisoteada. Foto R.Puig
Al principio, me emocioné pensando que era una misiva tirada al suelo por despecho, una señal de que algo penoso le había sucedido al que la abandonó a su suerte, cebo de meteoros, pasquín y recuerdo entregado al olvido, una hoja más de las que, piadosas y desde los árboles, han venido a sumarse a su destino.
Pero mis impulsos contaminados, no por las letras de la canción ranchera sino por subconscientes reminiscencias becquerianas, me traicionaban. ¿Carta de despido o, más triste aún, de despedida? ¿Mandato judicial, o más lastimoso, demanda de divorcio? ¿La tiró con rabia su destinatario o le movieron la frustración o la desesperación?
Mis pensamientos dejaron de volar en alas de la poesía cuando, examinando la foto con detalle percibí cuatro palabras que explican el sentido de la misiva: «Morgan Stanley. ACCOUNT STATEMENT».
En todo caso ¿le estarían diciendo al destinatario que había perdido su sombra? Quizás sí, pues hay muchos para quienes perder dividendos o ver disminuir el capital que consideraban bien colocado es peor que perder la propia sombra.
No obstante, cuando, pobre de mí, me aventuro en la página oficial del banco de inversiones más poderoso del mundo me encuentro con un descubrimiento: nunca sabremos del todo cuan útiles pueden ser los dibujos del sufrido Michelangelo Buonarroti. ¡Cómo no me había dado cuenta de que fue un eximio antecesor de nuestros emprendedores inversores! ¡Me lo acaba de revelar Morgan Stanley!
What can we learn about work, career and success from a Renaissance master who lived 500 years ago? Quite a lot, as it turns out…
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¿Qué nos enseñan el trabajo, la carrera y el éxito de un maestro del Renacimiento que vivió hace quinientos años? Bastante, como resulta de…
Michelangelo Buonarroti. Estudios para la Sibila Libia. Metropolitan Museum N,Y
Leer aquí
Así que la poesía que ya se insinuaba en mi cabeza…
De la calle
en el asfalto mojado
de su destinatario
por despecho
tal vez arrojada…
tuve que cambiarla por esta otra…
Por el suelo mojado
de otoño
de una hoja de abedul
por piedad arropadas
se arrastraban
las cifras de ahorro
de un global
inversor
¡aymé!
nunca sabremos
si buenas
o malas!
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De un chupete caído entre adoquines

El chupete caído. Foto R.Puig
Poderoso contraste el de este otro signo: la suavidad del caucho flexible que remite a la delicada boca de un bebé entre las fauces de los adoquines de granito, compactados por negros corpúsculos de una materia asfáltica apenas moteada de color por un escuchimizado brote verde y por diminutos cristales de cuarzo, uno de ellos transparente y algunos de pálido rosa.
El aro roto del chupete pende apenas de su cabecilla azul y ocre, la que hace no mucho debió oscilar entre los labios de la criatura hasta que la propulsó con el movimiento de sus encías predentales, mientras la mamá o el papá empujaba su sillita de paseo, más pendiente de los hermanitos, que del pacificador que caía al suelo, tras alguna que otra manopla de los niños.
Y el bebé sentía que…
Estaba,
ya no está
la redonda cosa,
blando placebo
de la teta de mamá.
Ha volado,
no la chupo ya.
.
Pero esto
no parece
a nadie
preocupar,
qué remedio
sino ponerme
a berrear.
¡¡¡ Buaaaaaa!!!
.
Foto Chupetes.com
Me ha encantado tu comentario ya que por circunstancias que tu conoces, me he planteado frecuentemente lo fascinante que es nuestra sombra. Sobre todo, lo que se descubre del mundo mirando al suelo. Es una pena que este sea un desconocido habitual.
Por cierto sigo estando orgulloso de mi singular alma jeje
Gracias José, lo que comentas confirma que nuestros hábitos y nuestra visión de lo que nos rodea y, finalmente, nuestros imaginarios son en gran parte el resultado de nuestra circunstancia. No hace falta, como bien sabemos, remontarse a los pobladores autóctonos de Norteamérica, siguiendo sus pistas e interpretando los más pequeños signos de su entorno, para entenderlo. Pero es curioso como ni siquiera la hegemonía de las redes sociales logra sacar a las mayorías de la incapacidad de comprender las perspectivas ajenas. Más bien parece que, agrupándolas por prejuicios, refuerzan más aún la reclusión en lo propio. Por eso es tan importante que las almas singulares sigan ofreciendo a otros sus modestas virtudes. A veces, del fondo de estas selvas de hoy, abriéndose paso entre confusas palabras, felizmente nos llegan respuestas, interlocuciones y correspondencias.