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Borgebyslott: la balada del artista triste

4 septiembre, 2016
Bandada de cigüeñas. Ernst Norlinds. Foto R.Puig

Bandada de cigüeñas. Ernst Norlind. Foto R.Puig

El castillo de Borgeby (Borgeby Slott) ya no es un castillo, lo fue hasta que lo demolieron los daneses en el siglo XVII, si no todas las construcciones sí las que hacían del conjunto una fortificación con sus torres y sus murallas, aunque ya antes, en el siglo XV, un rey sueco le había pegado fuego. De un modo u otro siempre estuvo envuelto en los conflictos armados que asolaron esa zona estratégica de Escania.

Y a fines del siglo XIX un rico agricultor los compró y se lo regaló a su hija Hanna, quien se casó con el pintor, violinista, editor y escritor Ernst Nordlin, que se dio a conocer por pintar repetidamente a las cigüeñas que volaban y anidaban en la región de Lund, pero sobre todo por haber sabido, junto con la rica heredera,  emplear la fortuna de que esta disponía para atraer a su selecto cenáculo a artistas, escritores y otros protagonistas de la actualidad cultural de principios del siglo XX, algunos de ellos de renombre internacional.

Ernst Norlinds. Autorretrato. Borgeby. Foto R.Puig

Ernst Norlind. Autorretrato. Borgeby. Foto R.Puig

Hanna Norlinds por Axel Törneman

Hanna Norlind por Axel Törneman

Lo más interesante del lugar, gestionado por una fundación que el matrimonio dotó para después de su muerte, es la casa-museo, honesta y transparente en lo que se refiere no sólo al mundo creativo del pintor, sino a sus facetas menos logradas, sin que falten los episodios y frustraciones familiares. Es un ejemplo instructivo de como una casa-museo puede rememorar la vida de los protagonistas que la hicieron especial, en este caso Ernst (1877-1952) y Hanna (sin datos), y en la que creció y se deterioró mentalmente su hijo Staffan (1909 – 1978). Ocupa la mansión medieval, atravesada por lo que debió de ser un pasaje a la ciudadela del antiguo castillo, que seguramente en su época guerrera estuvo protegido por un grueso portón y sus rejas. Hoy comunica la fachada de la casa-museo con las instalaciones y edificios agrícolas en parte destinados a eventos sociales y exposiciones.

La casa museo de los Nordlins. Borgebyslott. Foto R.Puig

La casa museo de los Nordlin. Borgebyslott. Foto R.Puig

Lo que queda de las fortificaciones, una torre, que no se visita, en la que casi todo es de nueva planta, es lo menos interesante aunque resulte vistosa.

Borgebyslott. Lo que queda de las fortificaciones. Foto R.Puig

Hay un panel instructivo sobre el medio natural en el que se sitúa el conjunto, donde las aves son abundantes y, en particular las cigüeñas y algunas rapaces.

Area natural de Lundalan (región de Lund). Del cartel explicativo

Area natural de Lundalan (región de Lund). Del cartel explicativo

Bandada de cigüeñas. Detalle de un cuadro de Ernst Norlinds. Foto R.Puig

Bandada de cigüeñas. Detalle de un cuadro de Ernst Norlind. Foto R.Puig

La instalaciones de antiguo uso agrícola son genuinas y bien mantenidas, características del sur de Suecia.

Borgebyslott. Almacenes agrícolas. Foto R.Puig

Borgebyslott. Almacenes agrícolas. Foto R.Puig

No extraña pues que, invitado a este castillo sueco, Rainer María Rilke, que era no sólo un gran poeta, sino también muy aficionado a hospedarse en románticos torreones y castillos, en los que la inspiración le visitaba, no se hiciese de rogar y se acogiese a la hospitalidad de los Nordlin en agosto del 1904. Como era agradecido les dejó un poema dedicado a Borgeby, a las sensaciones de aquella estancia y a sus piedras.

Foto de Rilke en Borgeby

 Rilke en Borgeby. Foto Ernst Nordlin

De las actividades editoras de Ernst Nordlin se expone un ejemplar de la revista en la que publicó algunos de su poemas

Portada de Sacrum. Universidad de Lund. 1928. editada por Ernst Norlinds. Foto R.Puig

Portada de Sacrum. Universidad de Lund. 1928. editada por Ernst Norlind. Foto R.Puig

Y algunos de los libros de los que fue autor.

Obras de Ernst Norlinds. Foto R.Puig

Obras de Ernst Norlind. Foto R.Puig

Hay también muchos de sus cuadros, en los que las aves ďominan

Halcón. Detalle de un cuadro de Ernst Norlinds. Foto R.Puig

Halcón. Detalle de un cuadro de Ernst Norlind. Foto R.Puig

en especial muchas, muchas cigüeñas.

Cigüeñas. Detalle de un cuadro de Ernst Norlinds. Foto R.Puig

Cigüeñas. Detalle de un cuadro de Ernst Norlind. Foto R.Puig

Pero estas aves no fueron motivo de felicidad para el hijo. Aparecen en sus pinturas como obsesiones de la herencia paterna. Fue un hombre marcado por una adolescencia en la que se sentía obligado por el mundo de artistas y creadores que rodeaba a sus padres y obsesionado por devenir él también un creador de éxito. El lugar ya era de por si triste, los cuadros de su padre son una muestra de cómo eran allí los inviernos y las luces del atardecer.

Staffan Nordlin escribió sobre los intentos de su adolescencia y juventud, preso de un deseo que le oprimía, el  de ser reconocido como artista y escritor

Mi juventud idiota y dividida, en la que fui coleccionista de mariposas, pianista, bailarín, dibujante, pintor, arqueólogo, enterrador y delirante

Escena onírica con cigüeñas. por Staffan Norlinds.1943. Borgeby. Foto R.Puig

Escena onírica con cigüeñas. por Staffan Norlind.1943. Borgeby. Foto R.Puig

El conflicto con su padre estaba servido, de tal modo que hijo y padre no aparecían nunca juntos. Tan es así que el padre se fue a vivir unos años a Asís.

Cigüeña disecada. Borgeby. Foto R.Puig

Cigüeña disecada. Borgeby. Foto R.Puig

Ernst Norlinds

Ernst Norlind

Hanna Norlinds por . Foto R.Puig

Hanna Norlind por Axel Törneman. Foto R.Puig

La imagen de la maternidad pintada por Staffan presentaba en su fondo un niño que parece alzarse al cielo llevado por unas esquemáticas cigüeñas y no estaba inspirada en su madre real

Maternidad por Staffan Norlinds. 1939. Borgeby. Foto R.Puig

Maternidad por Staffan Norlind. 1939. Borgeby. Foto R.Puig

sino probablemente en la talla de una virgen gótica y coronada que sostiene al niño y  que aún se ve en una hornacina de la casa-museo

Talla gótica en el castillo de Borgeby. Foto R.Puig

Talla gótica en la casa-museo de Borgeby. Foto R.Puig

Por aquellos años, el joven intentó también consagrase como escultor, aunque no se exponga  otro testimonio que el de esta foto en el estudio de un conocido escultor amigo de la familia

Staffan Norlinds durante sus estudios de escultura.

Staffan Norlind durante sus estudios de escultura.

Borgebyslott. Fachada posterior de la casa museo. Foto R.Puig

Borgebyslott. Fachada posterior de la casa museo. Foto R.Puig

Años más tarde, en 1949, a Staffan le practicaron una intervención quirúrgica que disparatadamente se aplicaba entonces a los enfermos mentales: una lobotomía

Figura ascendente con cigüeñas.por Staffan Norlinds.Borgeby. Foto R.Puig

Figura ascendente con cigüeñas.por Staffan Norlinds.Borgeby. Foto R.Puig

Ya no fue capaz de producir ni una sola imagen. Sus últimos años, desde 1949 hasta 1978, los vivió sumido en la angustia y el rencor. ¿Habría sido diferente su destino si hubiese sido agricultor como su abuelo?

 

 

 

 

2 comentarios leave one →
  1. Luis Bernardo José Regal Alberti permalink
    10 septiembre, 2016 02:21

    RAMON MUJICA PINILLA acaba de publicar en EL COMERCIO un artículo explicando cómo los exagerados rigores físicos con que santa Rosa trataba su cuerpo eran admitidos en su tiempo como parte de la tradición medieval y de los monjes del desierto. El título es MUCHO PAN QUE REBANAR y como subtítulo «Santa Rosa de Lima y la psicología moderna». Un breve recuadro ofrece un resumen de la nota en los términos de: «no podemos asumir que si Santa Rosa viviera en nuestros días, ella se comportaría del mismo modo como lo hizo en el siglo XVII». La nota (domingo 4 de setiembre, 2016) presenta a Mujica como Historiador del arte.
    La nota coincide con las pinturas sobre Santa Rosa presentadas por los diarios en estos días.
    En tu archivo pictórico tendrás un sinnúmero de pinturas y esculturas en que el artista cristiano se enfrenta al dolor físico en general y al que es autoimpuesto para imitar los dolores del Crucificado o para hacer méritos…
    Lo del «Mucho pan que rebanar» no lo he entendido. Parece que es algo así como /algún día tendrán que entender que no es científico analizar la conducta de San Rosa con criterios y técnicas anacrónicas/

    • 11 septiembre, 2016 11:46

      Gracias, Bernardo. Al parecer el director de la Biblioteca Nacional de Lima sigue interesado por la Rosa Limensis sobre la que ya había escrito antes. Acabo de leer su artículo en El Comercio cuyo enlace dejo aquí para otros lectores. A mí me parece que en conjunto su argumentación es razonable y sus críticas a los anacronismos actuales (sobre todo los mórbidos y periodísticos), que al parecer han revivido en los análisis a los que se refiere con motivo de las efemerides de la santa, es bastante acertada, aunque depende del paradigma en el que nos situemos.

      A este propósito, yo conozco a algún psiquiatra que opina que nadie ha sido nunca ni es responsable de sus propios actos pues serían estas siempre el fruto de nuestras pulsiones incontrolables. Así que los cilicios (no olvidemos otros de la historia jesuítica) serían un elemento más de la universal tendencia a torturarse. ¿Volveremos a San Agustín y a Lutero?

      Casualmente, respondo a tu comentario, a punto de salir para el gimnasio de Els Poblets…

      Un abrazo

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