Breverías erasmianas (XXVI ): Erasmo y los lapones (Sámit)

Xilograbado en Olaus Magnus. Historia de Gentibus Septentrionalibus, Roma 1555 . Lapones cazando
Quidam viri boni et propagandae religionis studiosi queruntur Pilapios, Scythiae septentrionalis populum mire simplicem ac rudem, a nescio quibus principibus christianis teneri ditione, sed ita dura premi iugo humano, ut eis non imponatur suave iugum Christi, atque ita spoliari bonis externis, ut non ditentur opibus evangelicis
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Ciertos hombres buenos, que desean difundir la religión, se interesan por la situación de los lapones, un pueblo de la Escitia septentrional, de inocencia y rudeza sorprendentes, a quienes ciertos príncipes cristianos mantienen sojuzgados. De modo que, a causa del duro yugo de los hombres, no son capaces de aceptar el suave yugo de Cristo; se les despoja de sus bienes materiales y tampoco se enriquecen con los bienes evangélicos.
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Erasmo de Rotterdam, Ecclesistae Liber, 328-337, OPERA OMNIA, Volumen V, tomo iv, pag. 148, Edición de Jacques Chomarat, North Holand, Elsevier Science Publishers, 1991. (la traducción es mía)

Xilograbado en Olaus Magnus. Historia de Gentibus Septentrionalibus. Roma 1555. Hombres armados extorsionando
¿Quienes son esos viri boni de los que habla Erasmo que le han informado de la opresión del pueblo lapón?
Un hombre bueno, que sabemos se inquietaba por la suerte de los lapones y que hizo partícipe a Erasmo de sus inquietudes, era Damiâo de Góis (1502-1574), un portugués de treinta y tres años que precisamente se alojó unos meses en casa de Erasmo cuando éste estaba terminando sus comentarios al Ecclesiastés.

Albert Durero. Detalle del retrato de Damiâo De Góis
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Pero vayamos por partes…
Una conmemoración y un viaje del papa Francisco
En realidad esta entrada del blog la tenía pensada para más tarde, pero otra entre manos está creciendo demasiado y aún no ha madurado suficiente. Además, he leído hace poco en el periódico de Gotemburgo que el papa Francisco ha decidido sumarse a los actos conmemorativos de la Iglesia Sueca con motivo del 500 aniversario de la Reforma de Lutero, en una reunión del Vaticano con el Consejo Luterano Mundial en Lund el próximo 31 de octubre, y que, con esta ocasión, planea también reunirse con miles de jóvenes en el estadio de Malmö.
Entiendo que la iglesia luterana prefiera conmemorar a Lutero, aunque sería más lógico que esperasen al quinto centenario de la instauración de la Reforma en Suecia. Pero las razones que impulsaron a Gustav Vasa en 1527 a nacionalizar la Iglesia y sus bienes, con la pingüe expropiación de las propiedades y las tierras episcopales y monásticas no fueron tanto espirituales como terrenales. Para financiar la guerra contra los daneses tuvo que pedir enormes préstamos a la ciudad estado de Lübeck. Siguiendo el ejemplo de los principes alemanes protectores de Lutero, Gustav Vasa encontró una sustanciosa fuente de ingresos en los bienes eclesiásticos y abrazó la fe protestante. Es bien sabido que la Dieta de Augsburgo había dejado claro que “cuius regio, eius religio” (la religion de un país es la de su príncipe).
Como le siguió faltando dinero para sus guerras, no le bastó con las propiedades de la Iglesia sino que la emprendió con el campesinado sueco. La brutal subida de impuestos ocasionó la revuelta de los campesinos de Småland en 1542 que acabó con sus líderes empalados y pudriéndose colgados de los árboles en las veredas de los caminos.
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Pero más antigua era la explotación de los lapones (el pueblo Sámi) por los señores de la guerra escandinavos. En la descripción de Escandinavia de Jacob Ziegler (1470/71 – 1549) en 1532, Laponia es un territorio que el geógrafo alemán equipara con Suecia, Noruega o Finlandia.

El mapa de Jacob Ziegler. De Regionibus Septentrionalibus. Estrasburgo 1532
Hoy se considera a los sámi como los pobladores más antiguos de Escandinavia. Están distribuidos entre esos países, más la península rusa de Kola y hoy cuentan con su Consejo Nórdico común y un Parlamento transversal, aunque tengan nacionalidades diferentes, pero hasta hace unas décadas eran tratados como una raza inferior y como materia de estudios biométricos humillantes por los biólogos de las razas del Instituto de Biología Racial de Uppsala, fundado en 1922, que se ocupaba de estas materias en colaboración estrecha con otros seudo-científicos alemanes de triste recuerdo. Su misión era promover la higiene racial, lo que llevaba aparejada la idea de que ciertas razas eran inferiores moral e intelectualmente. En 1958 el Instituto se reformó, pasando a ser el Instituto de Medicina Genética. El papa Francisco no llegará quizás a saber de todo esto, pues en su encuentro ecuménico, todo lo más se aludirá a la común preocupación ecuménica por el estado del mundo y a la misión de las Iglesias cristianas en la liberación de los oprimidos.

Erasmo de Rotterdam. Grabado francés de fines del siglo XIX a partir del retrato de Hans Holbein
Pero, siglos antes de la teología de la liberación, antes incluso de que Bartolomé de las Casas publicase sus diversas requisitorias, ya había humanistas como Erasmo o Damiâo De Góis que se habían preocupado por la situación de los oprimidos y colonizados, no sólo de los habitantes de África maltratados por la Corona de Portugal, sino también de los lapones. Damiâo De Góis, murió después de un cautiverio inquisitorial promovido por una encarnizada persecución de uno de los primeros jesuitas y compañero de Ignacio de Loyola, el portugués Simón Rodrigues, un obseso de las herejías, que, para más inri, había sido compañero del portugués en sus estudios humanistas en Bolonia. El acta de acusación incluía la posesión de obras y cartas de Erasmo. Será casualidad o no, pero el fundador de la Compañía de Jesús declaraba que la lectura del Enquiridion de Erasmo le causaba aridez de espíritu, por lo que los jesuitas tenían que leerlo de tapadillo, salvo para combatir sus propuestas. Lo curioso es que en materia evangélica y política al papa Francisco se le va poniendo cara de erasmista. Aunque sospecho que le va a resultar más fácil conmemorar a Lutero que a Erasmo, a pesar de que, si los papas y los reformadores hubieran hecho caso a este último, Europa se habría ahorrado muchos muertos.
Pero a lo que íbamos…

Xilograbado en Olaus Magnus Historia de Gentibus Septentrionalibus, Roma 1555. Boda en Laponia
Deploratio Lappianae Gentis
El otro «varón bueno» del que habla Erasmo era seguramente Johannes Magnus (1488 – 1544), obispo y hermano de Olaus Magnus (1490 – 1557), su sucesor en el Arzobispado de Upsala y autor de la Historia de Gentibus Septentrionalibus, Roma 1555, desposeídos ambos por los reformadores suecos y exiliados en Roma. Su enorme diócesis abarcaba también Laponia.
Erasmo tuvo noticias suyas a través de De Góis, en una carta de éste fechada en Amberes el 20 de junio de 1533:
Recuerdo haberte enviado un tratado sobre la fe y las costumbres del Preste Juan y de sus súbditos, al final del cual hay una petición dirigida al sueco Johanes Magnus, arzobispo de Upsala, en relación con la Pilapia o Laponia, provincia bastante extensa de la región escita, que está en su mayor parte bajo la autoridad diocesana del dicho arzobispo. Jacobo Ziegler la ha descrito con detalle en su Scondia o Scolandia basándose en un informe del mismo arzobispo. No existe allí ni ley ni noción alguna sobre Jesucristo y sus dones, lo que parece muy impío y deplorable para un corazón piadoso; esto me llena de compasión por una raza totalmente inocente y me preocupa, sobre todo considerando que cuando yo vivía entre rumanos, moldavos y letones oí decir a algunos comerciantes, por lo general honestos, que habían estado allí en viaje de negocios, que esos lapones son gente extremadamente ingenua e inocente y que viven sin leyes como los animales, cosa que me parece cierta. De todo esto se puede deducir que se les podría atraer al Evangelio de Cristo, si esos reyes y príncipes (me refiero a los que son cristianos) que les hacen sufrir con su poder mediante la recaudación de impuestos, les aligerasen un poco de tales gravámenes, que son la causa de tan vergonzosa explotación
Damiâo de Góis continúa:
Si digo todo esto es porque sé de buena fuente que los nobles de ese país no permiten de ninguna manera que los auténticos misioneros cristianos lleguen hasta ellos para predicar el Evangelio, pues, siendo perfectamente conscientes de su propia tiranía y de su codicia, temen que la predicación evángelica y la comunicación con los cristianos hagan que esas gentes ingénuas y salvajes tomen conciencia y acto seguido con toda razón se rebelen contra las tasas injustas.
Y exclama:
No cabe duda de que una situación tan miserable no debe en absoluto ser tolerada por las conciencias piadosas.

El mapa de Olaus Magnus. Roma 1555.
El diplomático portugués que se preocupaba por la suerte de los lapones había sido nombrado secretario de la Casa de Indias de Amberes por Juan III y había dedicado diez años de su vida a servir los intereses comerciales y diplomáticos de la corona de Portugal. En 1532 publica su primera obra dedicada a reivindicar el cristianismo de los etíopes, la Legatio magni indorum imperatoris Presbyteri Ioannis ad Emanuelem Lusitaniae Regem in 1513 (Embajada del gran emperador de los indios el Preste Juan ante el rey Manuel de Portugal en 1513).(La Iglesia de Roma no quiso aceptar a los cristianos de Etiopía en su seno).

Xilograbado en Olaus Magnus Historia de Gentibus Septentrionalibus, Roma 1555. Rebaño de renos
Esta obra lleva un apéndice titulado De Pilapiis (Sobre los lapones), que es un llamamiento a liberar a los lapones de la opresión de los nobles. En ediciones posteriores se titulará Deploratio Lappianae Gentis (Lamento por el pueblo lapón). De Góis confía en que Erasmo se anime a escribir también en defensa de los lapones.
Marcel Bataillon destaca la personalidad y el humanismo polifacéticos de Damião de Góis cuando escribe:
Damião de Góis, viajero de la factoría de Flandes, discípulo de la tradición polifónica de los Países Bajos, coleccionista de los maestros de la pintura flamenca y alemana, vulgarizador de los descubrimientos marítimos de los portugueses, abogado de la España calumniada, portavoz ante la Cristiandad de los etíopes y de los lejanos lapones, discípulo de Erasmo, intermediario entre Sadoleto y Melanchthon para la pacificación de la Iglesia, Damião de Góis fue indudablemente un cosmopolita de la más noble especie
Marcel BATAILLON, «Le cosmopolitisme de Damião de Góis», en Études sur le Portugal au temps de l’Humanisme. Coimbra: Acte Universitatis Conimbrigensis, p.196

Portada de la obra de Olaus Magnus Historia de Gentibus Septentrionalibus, Roma 1555.
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Erasmo asume las reivindicaciones de Damiâo De Góis
De Góis había visitado a Erasmo en la primavera de 1533 y se adivina que la crítica de Erasmo a la explotación de los lapones se basa en la Deploratio del portugués, que éste le debió de traer y en las cartas que sobre la materia le había enviado.
En su carta a De Góis desde Friburgo el 25 de julio de 1533 Erasmo se expresa así:
Vengo ahora a este paso de tu carta donde deploras con un sentimiento de piedad la condición infeliz de la raza lapona a la que los príncipes cristianos despojan de sus bienes materiales, sin que se le permita enriquecerse con bienes espirituales: se la aplasta bajo el yugo de los hombres y no aprende a poner su cuello bajo el suave yugo de Cristo. En efecto, estos grandes personajes, que miden sus victorias por el botín, prefieren gobernar animales salvajes antes que hombres. Esta es la causa de que sean demasiado pocos los pueblos que pasan de ignorar a Cristo a incorporase a la comunidad de la Iglesia: ven que no se les busca para el cristianismo sino para la explotación y para una servidumbre miserable, y que todo lo que hay de malas costumbres se observa sobre todo en la vida de los cristianos. Una cosa es hacer negocios, otra muy distinta es tratar los negocios de la religión.
Las conversaciones entre los dos debieron de ser asiduas entre abril y agosto de 1534, cuando el joven diplomático y humanista se hospedó en la casa del anciano en Friburgo. Además, Erasmo encargó una traducción al alemán del opúsculo de De Góis. No obstante por su avanzada edad y estado de salud sólo alcanzó a insertar su denuncia de la situación de los lapones en su última obra importante, el Libro del Eclesiastés. La muerte le impidió escribir la monografía que tenía al parecer intención de publicar al respecto.

Xilograbado en Olaus Magnus Historia de Gentibus Septentrionalibus, Roma 1555. Trineo tirado por un reno.
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Para más leer
Mi resumen de este aspecto de la obra de Erasmo se basa en una conferencia que di en el año 2002 —que nunca se publicó—con motivo del quinto centenario del nacimiento de Damiâo De Góis en Anderlecht, para los miembros de la Asociación de Amigos del Museo de la Casa de Erasmo y para mis amigos de La Atlántida (Asociación cultural portuguesa de Bruselas).
Mi conferencia inicial se amplió y convirtió en un artículo más extenso, donde el lector interesado podrá también ver toda la bibliografía consultada. Me basé especialmente en la biografía de Damiâo De Góis de Elisabeth Feist Hirsch, así como los trabajos de Marcel Bataillon y en la correspondencia entre Erasmo y De Góis y en otras cartas que les atañen en la edición en francés de Alois GERLO (1981). Para la recopilación bibliográfica y biográfica conté con la ayuda inestimable de Katheleen Leys, por entonces conservadora adjunta del citado Museo de la Casa de Erasmo y actualmente Jefe del Servicio de Cultura y Turismo de la Comuna de Dilbeek (Región Flamenca, Bélgica).
No puedo reproducir muchas de las cuestiones desarrolladas en el artículo, por ejemplo la requisitoria de Erasmo contra la explotación de los africanos en las colonias portuguesas, que denunció en carta a Juan III de Portugal en 1527, pero quien tenga interés por esta y otras cuestiones sobre De Góis y Erasmo puede ampliar información en Damiâo de Goís y Erasmo de Rotterdam: una amistad abierta al mundo por Ramón Puig de la Bellacasa, Pliegos de Yuste, números 5 y 6, I -II, 2007, pp. 23 a 32.

Escudo y motto de Olaus Magnus. Arzobispo de Upsala exiliado en Roma.
Contigo vamos conociendo la genialidad de Erasmo. Y más también de la historia de esa región de hadas que son los países que en abstracto decimos»nórdicos». Increíble su cercanía por el caso de los «sami». Erasmo y los jesuitas da para charlar incluída la superconferencia que se quedó sin escuchas pero no sin lectores.
Buenos días, Bernardo. No te pude contestar antes, embarcado como he estado en mi semana con los nietos de Inglaterra. Gracias por tu comentario.
De hecho la conferencia tuvo muchos oyentes (portugueses, belgas y miembros de la Asociación de Amigos de la Casa-Museo de Erasmo) meses antes de que me pidieran un artículo sobre el mismo tema.
Anímate a escribir algunos versos sobre Erasmo, te podría salir un elogio cotidiano de la locura… Al fin y al cabo, los gramos de locura son también la sal de la vida.