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Breverías erasmianas (XLVI): «sic sculptus est hominis animus, ut longe magis fucis, quam veris capiatur» (el alma humana está hecha de tal modo que la seducen mucho más los engaños que las verdades)

7 marzo, 2021
Pinzón de Darwin. Foto R.Puig

Dedicado a José María Tortosa

Un buen amigo mío en su blog se ha referido a una frase de Erasmo en su Elogio de la locura aparecida en Le Monde y que a menudo se trae a colación con varias redacciones. El diario la ha tomado de la versión francesa de Pierre de Nolhac que reza así: L’esprit de l’homme est ainsi fait qu’on le prend beaucoup mieux par le mensonge que par la vérité

La misma sentencia ha sido parafraseada en un diario español por Andrés Trapiello, quien lo expresa así: la mentira es infinitamente más atractiva que la verdad.

El texto original de Erasmo está en su Encomium moriae y es el siguiente:

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«sic sculptus est hominis animus, ut longe magis fucis, quam veris capiatur»

el alma humana está hecha de tal modo que la seducen mucho más los engaños que las verdades

Elogio de la locura, capítulo 45

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Postremo sic sculptus est hominis animus, ut longe magis fucis, quam veris capiatur.

En definitiva, el corazón humano está hecho de tal modo que se le cautiva mucho más con engaños que con verdades

El contexto al que Erasmo se refiere es el de los predicadores que quieren atraer la atención de sus feligreses que…

dormitan, bostezan y se aburren

dormitant, oscitant, nauseant omnes

Y el método del cura es captar su atención con alguna fabulilla (aliquam fabellam), con lo que los fieles se desperezan y nuestro humanista subraya no sin ironía:

su felicidad cuesta poco, basta una pizca de persuasión 

sua felicitas minimo constat, id est, sola persuasiuncula

Hacia el final del capítulo Erasmo escribe:

¿Percibís acaso la diferencia entre esos que en la caverna platónica contemplan las sombras y las imágenes de los objetos, sin nada más que desear, perfectamente satisfechos, y el sabio que ha salido de la caverna y ve las cosas como son?

Num quid interesse censetis inter eos, qui in specu illo Platonico variarum rerum umbras ac simulacra demirantur, modo nihil desiderent, neque minus sibi placeant? et sapientem illum qui specum egressus, veras res adspicit?

Elogio de la locura, capítulo 45

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De picos y de bocas

Da la casualidad, que en la entrada del domingo pasado informaba de la llegada pre-primaveral de los «pinzones de Darwin» a los jardines de Gotemburgo, es decir de esas aves que bien tenían un pico que les servía para prevalecer, bien han ido adaptando sus picos al alimento que encuentran en su entorno. El resultado es que me he distraído con cierta relación entre la adecuación o evolución de los picos, las bocas humanas y lo que Erasmo dice sobre la capacidad de seducción de las mentiras. Al fin y al cabo, las bocas también nos alimentan y no sólo con comida.

Pero, volviendo a los picos de los pinzones…

Variedad de picos del Pinzón de Darwin. Fuente: Wikipedia

Sea, como se dice actualmente, que es por selección natural, o, como pensó Darwin, por evolución, el caso es que el «pinzón de Darwin» se permite el lujo de tener toda clase de picos, en función del entorno en el que ha de alimentarse y sobrevivir.

Pinaroloxia inornata. Fuente: Wikipedia

Pero nuestros picos -perdón ¡nuestras bocas!- pueden brillar como el oro o arrojar gangas e incluso inmundicias. Acudamos a las fuentes tradicionales de la tradición medieval…

Un vademecum de predicadores

Una de las fuentes de esas fábulas para el púlpito a las que se refería Erasmo es la Legenda aurea de Jacobo de Voragine. De este betseller de la Edad Media hemos hablado en este blog en dos ocasiones, la primera hace ya nueve años

Legenda aurea. Manuscrito de la Biblioteca Medicea Laurenziana. Florencia

En esa obra, organizada según el año litúrgico, el 27 de enero (capítulo xxxiv) al comienzo del ayuno cuaresmal se cuenta la historia de un pico de oro, el famoso predicador obispo de Constantinopla del Imperio Bizantino San Juan Crisóstomo (347-407). Aunque los seres humanos no tenemos pico, a aquel obispo se le apodó pico de oro y, de forma más propia, boca de oro.

Cuando disertaba a diario sobre alguno de los temas que le apasionaban, el templo se llenaba a rebosar y su boca cautivaba a los fieles con predicaciones que podían ser melifluas, pero también -¡ay!- transformarse en violentos anatemas y condenas e incitar al odio adversus iudeos o a flagelar los vicios femeninos, o a combatir a sus incansables adversarios. Podía fascinar con su palabra y también tronar como un júpiter cristiano. Lo mismo se erigía en defensor de las iglesias como lugar de asilo contra el poder imperial, como entregaba a los esbirros a su odiado enemigo, el cónsul Eutropio quien,

habiendo ofendido al emperador, se refugió en el templo de Juan Crisóstomo escondiéndose bajo el altar. Entonces el obispo, dirigiéndose a él, le dedicó una homilía llena de los más duros reproches; tras lo cual dejó que el emperador le apresase y le cortase la cabeza. Y muchas gentes se indignaron de que, ante la desgracia de su enemigo, el obispo no tuviera piedad alguna hacia él. Era por cierto inmisericorde en todas sus invectivas contra los los malvados; por lo que es explicable que haya suscitado tantos odios.

Leyenda aurea, capítulo xxxiv dedicado a San Juan Crisóstomo

En las seis páginas que la Leyenda aurea dedica a aquel boca de oro encontramos todas las contradicciones de un predicador que hoy calificaríamos de populista, que no sólo se sitúa en los orígenes de la importante tradición misógina de la jerarquía eclesiástica en sus sermones contra Eudoxia, sino que también fue el fundador de una larga historia de odio a los judíos, de la que se han derivado hasta hoy pogromos, masacres y expulsiones que, pasando por Lutero, llevaron a la Europa del nazismo al indecible horror de la Soah y a lo que hoy se denomina antisemitismo.

Esa hidra sigue viva, como por desgracia demuestran campañas como la desatada en Polonia desde hace años contra los historiadores del Holocausto y contra los pocos judíos que en el país salieron vivos de la ocupación del ejército alemán, con la colaboración de una parte de su población, lo que ocurrió también en otros países europeos, con la diferencia de que el gobierno ultranacionalista polaco ha decretado que se trata de una calumnia punible por la ley, estimulando además la negación de la Soah con recursos públicos.

Pero retornemos a otros aspectos de las funciones orales.

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De las virtudes de la boca

Tras considerar a esos pinzones, tan adaptativos, que a lo largo de milenios han estado cambiando de pico según convenía a su supervivencia, he comenzado a preguntarme cómo se fue transformando la boca desde los pre homínidos a los homo sapiens. ¿Podemos decir que nuestras bocas, como en el caso de esas aves, se han ido adecuando a diferentes momentos y funciones de la milenaria evolución de nuestra especie? Confieso mi ignorancia, tendría que leer más, pues ya llevan tiempo los paleontólogos identificando las etapas de la evolución de las pre especies y especies humanas a base de desenterrar mandíbulas y molares.

Lo lógico sería que, procediendo desde los pre homínidos hasta nosotros, las bocas de aquellos fuesen más grandes que las nuestras ya que, al fin y al cabo, salvo excepciones, no solemos ya comer a dentelladas presas crudas, ni comunicarnos a base de rugidos. De modo que la evolución civilizatoria, si la función hace al órgano, digo yo que habrá llevado a las bocas humanas a devenir de fauces en bocazas, y de estas en bocas, incluso en boquitas. Y si el tamaño de los picos de los pinzones se ha debido al tipo de alimento que consumen, es de suponer que a medida que los seres humanos dejaron de comer como gorilas y desarrollaron métodos de cocción y de cultivo, así como instrumentos para trocear los manjares, las bocas irían disminuyendo de tamaño, aunque puede que a los caníbales les tomase más tiempo.

No tengo la competencia (*) para disertar sobre la evolución de la fisionomía y tamaño de la boca de pre homínidos, homínidos y humanos. Así que me limito a listar sus posibles funciones, como por ejemplo el respirar, morder, beber, rugir, bramar, devorar, comer, succionar; el grito, la elocución, el habla; el silbido, el canto, la declamación, la recitación, la conversación, el musitar, el beso, etcétera.

Bocas. BNE. Anónimo italiano, s.XVII. jpg

Y recurrir de nuevo a Erasmo quien nos recuerda que:

Por eso la natu­raleza ha querido que el hombre reciba el don de la vida no tanto para sí mismo como para orientarlo hacia el amor, para que entienda bien que está destinado a la gra­titud y a la amistad. Es así que no le dio un aspecto feo u horrible como a otros sino dulce, pacífico, marcado con el sello del amor y la ternura. Le dio una mirada afectuo­sa que refleja los movimientos del alma. Le dio unos bra­zos capaces de abrazar.

Proinde natura voluit hominem vitae munus non tam sibi quam benevolentiae acceptum ferre, quo videlicet intellegeret sese gratiis esse dicatum ac necessitudini. Tum speciem dedit non taetram et horridam, uti ceteris, sed mitem ac placidam, amoris ac benevolentiae notas prae se ferentem. Tribuit oculos amicos et in his animi signa. Dedit brachiorum sinus ad complexum.

Le dio el sentido del beso para que las almas puedan unirse al mismo tiempo que se unen los cuerpos. Sólo a él le acordó la risa, signo de ale­gría. Sólo a él las lágrimas, símbolo de clemencia y mise­ricordia. ¿No le dio acaso una voz que no amenaza ni es temible, sino que, a diferencia de las fieras, es amistosa y agradable? No contenta aún con estos dones, la naturale­za reservó al hombre el uso de la palabra y de la razón, atributos que contribuyen sobre todo al establecimiento y al fomento de la benevolencia, de modo que nada entre los hombres se resuelva por la fuerza.

Dedit osculi sensum, quo ceu copularentur et sese contingerent animi. Uni risum attribuit, alacritatis indicium ; uni lacrimas, clementiae et misericordiae symbolum. Quin et vocem dedit, non minacem et horrendam sicut beluis, sed amicam et blandam. Nec his contenta natura sermonis et rationis usum uni tribuit, quae quidem res ad parandam et alendam benevolentiam in primis valet, ne quid omnino per vim inter homines gereretur.

Extracto de “Dulce bellum inexpertis” de Erasmo de Rotterdam (Adagio 3001 – IV i 1 ). Traducción propia en mi edición de Adagios del poder y de la guerra y Teoría del Adagio (Madrid, Alianza Editorial, 2008), pp. 202-203. El texto latino procede de Les Adages d’Érasme, présentés par les Belles Lettres et le GRAC (UMR 5037), 2010, pág. 1980

En esas mismas páginas Erasmo describe cómo el odio y la violencia transforman a los hombres en alimañas, aunque su descripción de la guerra es el punto de partida para un extraordinario encomio de la paz.

Por desgracia, el culto irrestricto a lo que algunos llaman libertad de expresión (la suya) – considerada como un derecho que no respeta el límite civilizado de los derechos de los demás – llena hoy de ruido y furia los innumerable canales de información e incluso empuja a descerebrados fanáticos a practicar el terrorismo urbano, donde llamarlo urbano es un amargo oxímoron. Por lo que estamos ante el inveterado uso…

de la boca como fuente de basura

«La boca y sus enfermedades», 1897, Biblioteca Nacional.

Como si no bastasen las enfermedades que los libros de patología describen en abundancia, hay bocas que, a pesar de su pletórica fisiología, están gobernadas por mentes atrabiliarias que se regodean azuzando a la violencia y al odio a otras mentes similares.

Recientemente, el caso de un famoso rapero con ínfulas de influencer se ha convertido en crónica de sociedad. De la boca de uno que vive de eso han estado saliendo lindezas como las siguientes:

¡Merece también un navajazo en el abdomen y colgarlo en una plaza!

¡Que li fotin una bomba, que revienten sus sesos y que sus cenizas las pongan en la puerta..!

¡Que alguien clave un piolet en la cabeza de xx!

¡Merece que explote el coche de xx!

¡Pena de muerte ya a las infantas patéticas, por gastarse nuestra pasta en operaciones de estética!

¿50 policías heridos? ¡Estos mercenarios de mierda se muerden la lengua pegando hostias y dicen que están heridos!

¡Si tanta monarquía quiere el pueblo como dicen los tertulianos mercenarios, que suelten a la familia real sin escoltas por nuestras calles!

¡Policías que con Franco encarcelaban y que ahora encarcelan como jueces de la Audiencia Nazi-onal!

¡Luego pretenden que les lloremos cuando les pasa algo a esos monstruos llamados policías!

etc.

Fuente: El Correo, 18 de febrero de 2021
«Bocas». García Hidalgo, s.XVII, Biblioteca Nacional

Hay bocazas que, como dice un adagio, espolean al que ya corre, estimulando a los vándalos tan comprendiditos por algún político recogepelotas.

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Nos queda la poesía

Como no quiero dejaros con mal sabor de boca, traigo de nuevo a estas páginas a un verdadero bardo, de los que honraron con su arte el habla que nos distingue como seres humanos. Como hace tres años, la poesía de José Hierro:

PRIMAVERA

Si ahora vinieras con tus flautas,

con tus rebaños de aguas grises,

si tuvieras figura humana,

brazos duros para dormirme,

y no estas flores amarillas

que sólo dejan presentirte,

y no esta brisa que nos roza

como unos dedos invisibles,

y no esta luz, que no sabemos

si es que te quejas o te ríes…

.

Si me llamaras a tu lado,

todo: las horas vagas, tristes,

la soñolienta calma, todo

lo dejaría por seguirte;

si ahora volvieras, primavera,

si te me hicieras hoy visible,

si a mí llegaras de muy lejos

entre unos álamos flexibles


José Hierro, de “Tierra sin nosotros” (1947)
Tenacidad. Foto R.Puig

NOTAS.

(*) Esto son especulaciones mías, pero es posible que si leemos alguno de los libros de Juan Luis Arsuaga Ferreras encontremos alguna información al respecto, pues si alguien sabe de esto es nuestro gran paleontólogo, que ha estudiado las entrañas del sitio de Atapuerca y su sima de los huesos.

3 comentarios leave one →
  1. 8 marzo, 2021 13:44

    Pasmosa erudición la tuya, Ramón, y magnífica combinación de textos.

    • 8 marzo, 2021 18:25

      Gracias, Manolo, aunque en Historia de Valencia, soy yo quien tiene que aprender de ti.

      • 9 marzo, 2021 11:56

        Tu eres un ilustrado (como los del movimiento de la Ilustración), yo un simple instruido.

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