Primavera vacilona
A final de febrero saludaba yo a la primavera, donde me veía ya transitando. A la orilla del mar el sol invitaba al paseo y la brisa se templaba.
Son quizás los aires más puros y serenos del año.
Por la costa del sur de Gotemburgo, las familias han salido a pasear y -¿por qué no?- los niños a trepar.
Los brotes del bosque son todavía tímidos, como frágiles periscopios en busca de una luz y un calor benignos.
Recordatorios
El invierno parecía en trance de despedida, en los parques quedaban las trazas de su paso…
El pasado martes, los restos del otoño yacían como recordatorios
Hojas de roble secas, cardos apergaminados
Hortensias deshidratadas, pero aún prestantes, erguidas
No obstante, junto al canal, ceremoniales, los patos (más abundantes que la patas) competían civilizadamente buscando compañera…
Nuncios
Los humildes heraldos de la primavera pedían paso.
Los hay vestidos de nazarenos…

A estos les dio su nombre un botánico triestino
Mientras que a la humilde campanilla de invierno, la snö droppe sueca (gota de nieve), Linneo la denominó en neolatín Galanthus nivalis, lo que podríamos traducir como galán níveo.
Lo que me hace pensar que el famoso Carl von Linné (1707–1778), nacido Carl Nilsson, que empezó a firmar sus primeros trabajos como Carl Linnæus (linn = tilo), no fue sólo un científico universal, también tuvo alma de poeta.
Las campanillas de invierno se acogen a la protección de los gigantes
o aparecen rodeadas de una corte aurea de capullos de hyemalis eranthis o helleborus hyemalis, en sueco gulsippa, lo que se podría traducir como melindrosa de oro (*).
Esa a la que en estado de capullo llamaría yo «gota de oro»
y que en castellano se llama acónito de invierno que no hay que confundir con la llamada perdición de lobo.
No alcanzo sin embargo a nombrar estos brotes que comienzan a salir sobre los tallos del bosque.
…
Hasta aquí mis últimos hallazgos de paseante, pues, de repente, el pasado miércoles, la primavera se mostró vacilona y
donde dije digo
dice temporal de nieve, que me saludó por la mañana, cuando para colmo tuve que ir de urgencia al dentista.
La foto que precede la tomé ya de vuelta a casa con una muela de menos.
Así lucía el barrio
En fin, mientras esto escribo, el cielo aún titubea.
En el parque la nieve ya se ha derretido, pero un viento frío agita todavía sus banderas
…
No hay que desanimarse, porque esta primavera, todavía renuente, arrancará su curso como siempre y dejará de vacilarnos.
Basta un poco de paciencia, las flores y las oscuras golondrinas volverán, pero aquella muela que el invierno se ha llevado, esa no volverá.
En todo caso los insectos saldrán de sus huevos o de sus crisálidas. Para ellos los jardineros han preparado los albergues
Las flores del troll hassel les aguardan desplegadas
Notas:
(*) Pero, atención, no se les ocurra meter en la boca la eranthis hyemalis o sus hojas, ni usarla como planta medicinal, salvo que quieran provocar dolor de tripas, vómitos o diarrea.
(**) Nota gráfica al comentario de Bernardo:

Qué bonitos paseos nos das.
La foto de las hortensias me ha gustado mucho.
Saludos cordiales
Gracias Laura,
por tu elogio y por que me lo ofrece quien es más veterana que yo en esto del bloguear; que te hayas fijado en las hortensias secas coincide con mi instintiva elección de un motivo, creo que quería darles una última oportunidad, antes de que las retiren los jardineros para hacer sitio a las nuevas y son muy bellas en su senescencia.
Por cierto, mi abuela adoraba las hortensias y yo adoraba a mi abuela.
Te felicito por tu blog tan vivo y por tu perseverante humor que en él regalas..
Con mi amistad
saludos
Ramón
La vida sin humor es menos dulce 😉
Te escribo en el día del padre….y de muchos días de recuerdo en mis primeros tiempos en Miraflores justo encima a unos 40 metros sobre la playa de piedras..
Y sin ser primavera, más bien estando por iniciarse el otoño miraflorinos, la enredadera que sembré con mi nieto hace casi una media docena de años parece despertar y explosionar hermosamente. Te la mandaré por email. No sé hacerlo con este comentario.
Genial, Bernardo, ¡tienes una primavera que se hermana con el otoño!
Creo que la voy a integrar en la entrada, en la nota (**), pues ¡es el primer comentario florido que recibo!
Gracias y un fuerte abrazo.