Historia de una playa (y III): mirando hacia el futuro
Dedicado a Jesús Chover
El anterior capítulo de esta historia sin pretensiones se terminaba con algunas fotos de los años 60 del siglo pasado (¡qué raros nos sentimos al aludir así al siglo XX!).
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Tradición
El entorno humano de la playa de la Almadraba no ha variado mucho desde entonces. Aquí no ha habido explosiones urbanísticas ni proliferación de altos edificios. Los niños que jugaban en ella en los años 70 y 80 son adultos y siguen viniendo a las orillas en donde crecieron y quienes en ella pescan o bucean aprendieron a hacerlo con sus padres.
Algunos que por entonces fueron jóvenes enfundan de vez en cuando sus pantalones de caucho y salen temprano por la punta de la playa a buscar pulpos como ya lo hacían entonces.
Los pescadores de Els Poblets y de otros pueblos cercanos siguen plantando la caña durante horas en la orilla, con la esperanza de que pique algún pez de buen tamaño.
En todo caso se pasa el rato. Con frecuencia es toda la familia, con merienda-cena y naipes, la que pasa la tarde y hasta parte de la noche frente al mar, mientras con el rabillo del ojo se vigila el esperado tensarse del sedal.
Por San Juan, el Ayuntamiento y las filas de moros y cristianos organizan en la explanada de la “piedra del Salvador” la cena colectiva, la tómbola, el concierto bailable para todos y el fuego ancestral.
En sus llamas arden simbólicamente los viejos muebles y los malos recuerdos, con la esperanza de que el verano y sus frutos nos traigan otros, nuevos y buenos.
Unos meses antes, en pleno invierno y en el mismo sitio el cura del pueblo, como representante oficial de San Antón, ha rociado con agua bendita todo tipo de animales, incluidos los racionales, quiero decir los dueños, confiando quizás en que cuando los paseen por la playa no dejen detrás residuos sólidos.
Yo me quedo sobre todo con la prestancia del caballo y su jinete, orgullosos con razón de su propia estampa.
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Lucha
Pero la playa también pugna con el mar. Suele haber un temporal de invierno y otro de otoño. Normalmente la orilla se recupera de sus efectos por sí misma.
Aunque, periódicamente, la historia de la Marina Alta y de la Almadraba registran temporales más recios y de violentas consecuencias, que exigen después trabajos de rehabilitación del litoral. Así fue el de octubre del 2007.
Las intervenciones públicas y privadas que de un modo u otro han agravado el impacto de las llamadas “gotas frías” ya las hemos comentado en los capítulos I y II de esta crónica.
Tanto la Asociación de Vecinos de la Playa como el Ayuntamiento de Els Poblets han formulado sus reflexiones y exigencias para que no se repitan los errores y abusos del pasado y no se carguen sobre el respetuoso paisaje humano de esta playa las responsabilidades de las Administraciones.
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Esperanza y deseos ante el nuevo año
La playa de la Almadraba, que quienes la vivimos como algo propio y abierto a todos amamos, puede seguir siendo ese espacio privilegiado, sereno y peculiar, que millones de años de acción natural nos han legado.
Puede incluso mejorarse con el cuidado de quienes la frecuentamos y la disfrutamos y de las autoridades que legalmente han de velar por ella.
No tengo en mi cabeza hoy grandes ideas ni proyectos, como esos paseos marítimos de los que algunos hablan o de puertos deportivos que otros ambicionan, y de los que oigo hablar con temor y temblor.
Por ello en las cercanías del 2015 me permito y me limito a expresar algunos simples deseos:
- Que el Ayuntamiento de Denia abandone por fin su actitud de perro del hortelano y dé una respuesta positiva a la natural y repetida petición del municipio de Els Poblets, cuya línea de costa es nuestra playa de La Almadraba, de que se le transfiera la gestión de la playa. Muchos pensamos que el mantenimiento por parte de quienes la tienen delante sería mejor que la de quienes la tienen en el extremo distante de un territorio ribereño ya de por sí muy largo.
- Que esa minoría de paseantes de perros, felizmente en disminución (calculo que ha bajado ya a sólo un veinte por ciento de los dueños de cánidos que los traen a la playa), que todavía los dejan campar a su antojo y sin lazo, revisen su actitud despistada y, cuando acaben el paseo, hayan retirado en una bolsita las evacuaciones sólidas que el inocente animal haya dejado.
- Que esa otra minoría, de entre los muchos que vienen a la playa a bañarse, a comer, a pescar o a beberse simplemente unas latas o botellas de refresco y tomarse un bocadillo, hagan lo mismo que les pedimos a los amos de los perros y retiren gentilmente todo recuerdo de su estancia, para que los cantos rodados de la playa, o los huecos entre las piedras de la escollera, no guarden otra memoria que la que el mar les deje.
- Que todos aquellos que naturalmente aprecian la música como acompañamiento de sus festejos y conmemoraciones en la zona de la playa, piensen en los que disfrutan de una merecida calma junto al mar y logren gozar de sus celebraciones, pero moderando y equilibrando su pasión decibélicacon el respeto debido a los demás.
- Que se regule el aparcamiento de una vez, para que no se convierta la playa en un aparcamiento los fines de semana. Resulta desalentador ver los coches a escasos metros del agua, ante la pasividad de las autoridades, incumpliendo reiteradamente la Ley de Costas que expresamente lo prohibe (Deseo aportado por Fran el 26 de julio del 2015 y que yo sin duda comparto)
Si alguno de mis lectores, motivado por el amor a esta playa, quiere formular algún otro deseo para ella, le ruego que me lo ponga en un comentario y con gusto lo añadiré a mi lista.
¡FELIZ Y PRÓSPERO AÑO NUEVO!
Bonito reportaje, anima a visitar vuestra playa de la Almadraba. Y placida foto de la playa al caer de la tarde. La proxima vez que estes por alli, a lo mejor nos acercamos a disfrutarla contigo. bs
Gracias Marta. Pues nosotros encantados de que vengáis, seguro que descubriréis muchas cosas buenas. Os llamo.
Besos y abrazos.
Enhorabuena por esos razonables comentarios sobre la limpieza en general y la de los perros en particular, pues ellos y sus amos están resultando el azote del buen vivir. Gracias por tan estupendos reportajes y espero poder conocer esas tierras algún día. Feliz año 2015 y siguientes.
Muchas gracias por el aprecio de mis crónicas. Eso me anima a seguir. Por cierto, que acercarse a la Marina Alta no es complicado, pues no está tan lejos de Madrid. Yo también le deseo un año 2015 (y siguientes) lleno de todo lo que hace buena la vida, es decir digna de vivirse y de compartirse. Un cordial saludo.
Es maravillosa la historia de esta playa, tan antigua, que tú nos has ido contando con maestría. Le deseamos un buen futuro, y a ti, Ramón, y tu familia, ¡¡Feliz Año Nuevo!!
Hola, Mercedes,
Para maestría en contar y describir la que tú demuestras en las estupendas crónicas de tu blog!
Yo también te deseo, para ti y tu familia, un 2015 lleno de todas esas cosas que de verdad hacen buena la vida.
Abrazos
Ramón
Gran reportaje de una playa mágica que va camino de dejar de serlo …
Me gustaría añadir un deseo, que se regule el aparcamiento de una vez, para que no se convierta la playa en un aparcamiento los fines de semana.
Resulta desalentador ver los coches a escasos metros del agua, ante la pasividad de las autoridades, incumpliendo reiteradamente la Ley de Costas que expresamente lo prohibe.
Gracias, Ramón, por este blog tan interesante .
Fran
Muchas gracias, Fran. Voy a añadir tu deseo a la lista.
No puedo estar más de acuerdo.
Ramón