De templo en templo
Desde estas tierras de la costa oeste de Suecia, hoy se me ocurren algunas consideraciones relacionadas con los cultos de la Semana Santa
Cuando yo era pequeño mi abuela nos llevaba, el Jueves Santo por la tarde o el Viernes Santo por la mañana, a visitar los siete monumentos por las iglesias de Madrid. Nos decía que Jesús estaba solito y lo estaba pasando mal, así que íbamos a hacerle compañía. Olía a velas encendidas y los templos estaban sumidos en una inquietante penumbra, excepto en la capilla del monumento presidida por una ostia en su custodia o un sagrario refulgente. Hoy en día en las Facultades de Bellas Artes, siguiendo la tradición del Arte Conceptual, a esto se le llamaría ir de instalaciones. Están adornados con flores, cirios y frutos. Tienen algo de catafalco, pero cuando son obra de monjas tienen un aire más primaveral o de teatrito de colegio.
En España los fieles salen a la calle, los museos de las catedrales sacan sus pasos de Semana Santa y los infieles, si el tiempo lo permite, se van a la playa o al campo. Supongo que se les llama “pasos” porque para cargarlos a hombros hay que ir pasito a paso. A los chavales de la Congregación Mariana del colegio nos sacaron un año de nazarenos con los capirotes en la cabeza, esos cucuruchos de penitente, que entonces eran de un cartón durísimo. Al cabo de una hora te torturaban las sienes. Éramos doloridos de capirote. Supongo que hoy, como hace años que se popularizó el plástico, los penitentes llevan algo más ligero en la cabeza.
En Suecia las parroquias organizan diversos actos litúrgicos y estupendos conciertos, pero dentro del templo, aunque este año el tiempo es buenísimo. Aquí los eclesiásticos no toman las calles. Tampoco ponen «monumentos» en las iglesias.
Lo que hacen, como cualquier fin de semana del año, es anunciarse en las páginas de Cultura y Entretenimiento del periódico.
Me gustan esos cuidados dibujos de las iglesias de cada barrio y de cada pueblo de los alrededores de Gotemburgo.
Por poner un ejemplo, la iglesia de Kärra tuvo ayer un almuerzo con música (lunchmusik). Mañana la parroquia ofrece un concierto polifónico con el “Stabat Mater” de Pergolesi en el programa. El sábado será la misa de Pascua, con el coro de de la capilla Strandroth, y el lunes, el conjunto de Gospels de Kärra y la soprano Karolin Funke darán un recital de estos sones afroamericanos.
Así que aquí no podemos irnos de “monumentos”, pero podremos irnos de conciertos.
Felicidades por la oportunidad que nos dan de realizar nuestras creaciones, tomando como referencia su propia creatividad
Gracias, aunque me encantaría tener más información sobre sus creaciones. Saludos
Gracias Moncho
Tus recuerdo infantiles tan bien narrados , se agradecen. Impresionantes.
Me imagino que ese Lunch Musik aunque muy diferente al madrileño debe ser muy interesantes
Gran abrazo
Pancho
Querido Pancho,
Lo que pasa es que este año he hecho como los infieles… estoy en la playa.
Un fuerte abrazo
Moncho