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De abril en Madrid

1 May, 2022
Francesco Albani 1604 – 1605. San Juan Evangelista. Detalle de «Los apóstoles alrededor del sepulcro vacío de la Virgen». Museo de Arte de Cataluña, exposición en el Museo Nacional del Prado de Madrid.

He pasado una semana en la Comunidad de Madrid, donde la primavera, caprichosa como de costumbre, ha alternado el frío y el calor, la lluvia y el cielo azul.

Azul es también el manto de San Juan Evangelista, quien boquiabierto mira a los cielos, se supone que palestinos, pues la Virgen María, en vez de quedarse a reposar en su sepulcro, ha sido abducida hacia el empíreo, para hacer compañía al Padre Eterno, junto a Jesús, su hijo resucitado.

El rostro de San Juan puebla estos días de grandes carteles las calles de Madrid, pregonando una exposición temporal del Museo del Prado, dedicada a los frescos de la Capilla Herrera en la iglesia de Santiago de los Españoles de Roma, obra que el banquero y mecenas Juan Enríquez de Herrera, que le dio su nombre, encargó a principios del siglo XVII a Annibale Carracci y que éste realizó con el importante concurso de su colaborador Francesco Albani y de algunos otros pintores que ayudaron a aquel maestro, de la familia de artistas boloñeses Carracci, quien gozaba de las preferencias de los papas.

Cuando aquella capilla ya amenazaba ruina, uno de los más destacados extractores de frescos del siglo XIX, Pellegrino Succi, dirigido por el escultor español afincado en Roma Antonio Solá, en 1850 separó de la pared, para fijarlas sobre tela, la serie de escenas dedicada a la vida de San Diego de Alcalá y otros aspectos de la Historia Sagrada.

No abundaré más sobre la historia de estas obras y su regreso a España, pues está detallada abundantemente en internet. En mi caso traté de conseguir entrada para ver la exposición, pero estaba todo vendido para los días de mi estancia y me he tenido que contentar con el catálogo que conseguí en una librería de Chamberí y que estoy leyendo con fruición. La imagen del rostro de San Juan es mi foto de un gran cartel que había en la calle cerca de la fachada del museo.

Volviendo al azul, les obsequio con algún retazo del cielo madrileño, sobre la plaza de Alonso Martínez, cuando la lluvia decidió darnos un descanso.

Plaza de Alonso Martínez. 29 de abril. Foto R. Puig
Plaza de Alonso Martínez. 29 de abril. Foto R. Puig

Y otra imagen de la salida de la carretera de la Coruña en dirección a la sierra de Guadarrama que tomé desde el autobús de línea que asciende hacia Torrelodones, Galapagar y Colmenarejo

Carretera de la Coruña el 24 de abril. Foto R. Puig

No me acerqué esta vez a dar un paseo por Madrid Río, obra pública excelente, debida al tesón de un buen alcalde, que ha mejorado la vida de los ribereños del Manzanares y de todos los madrileños que ahora pasean por ese extenso parque, donde antes imperaba un largo tramo de una ruidosa autopista de circunvalación, la M30, ahora cubierta.

Pero sí que estuve el el Museo de Historia de Madrid, cuya visita me recomendó la Sra. Sonia, quien regenta un castizo quiosco de periódicos en la acera de la calle Génova 16, y sabe mucho de la ciudad que me vio nacer. Así que esta vez no les muestro el Manzanares tal que hoy se ve, pero les puedo sin embargo obsequiar con una escena de nuestro río como lugar de baño y regocijo en el siglo XVII.

Baños en el Manzanares junto al «Molino Quemado», óleo atribuido a Francisco Castello, 1634-1637, detalle. Museo de Historia de Madrid.

Los madrileños ya habían inventado las playas naturistas hace casi cuatro siglos.

2 comentarios leave one →
  1. 3 May, 2022 06:08

    Moncho gracias por ese trozo de azul del cielo madrileño. Para un limeño cielo azul es utopía azul,!!!! Gracias!!

  2. 4 May, 2022 14:12

    Gracias a ti Bernardo. Abrazos.

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