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Por la vereda de los gremlins

22 agosto, 2021
Anders Nilsson, un bebé Gremlin, Isla de Hälsö. Foto R.Puig

El domingo pasado nos quedamos en la isla de Hälsö, en el archipiélago de Gotemburgo, explicando el hallazgo de las esculturas de trasgos (en cemento modelado), obra de Anders Nilsson. Para concluir de fundamentar mi hipótesis sobre las dos series (trasgos & gremlins) de sus más de veinte obras situadas a lo largo de un camino boscoso, voy a concluir hoy con la presentación de los segundos, los marrulleros de ojos verdes y dientes puntiagudos.

El que encabeza esta entrada tiene pocas semanas de nacido y por el tamaño de las orejas y su actitud asertiva, creo que le aguarda un futuro brillante y un crecimiento prometedor de su por ahora modesta nariz infantil. Como podrán observar los bebés gremlin ya nacen con sus incisivos, pues no son mamíferos sino de una especie de gran rareza evolutiva.

Pero no todos son así de dulces, si no, miren el siguiente de estos caraduras de rostro de cemento…

Anders Nilsson, Gremlisaurio. Isla de Hälsö. Foto R.Puig

No me negarán que este gremlin es un gremlinífago depredador y que no le haría remilgos a comerse de un bocado al adorable bebé que hemos visto en primer lugar.

Y me pregunto si será el pavor lo que deprime a esta gremlina que encontré lacrimosa y refugiada en los profundo del bosque no lejos de este temible depredador. Que es gremlina y no gremlin lo deduzco de la cuidada cabellera que termina en elegantes bucles por cada lado del rostro, aunque también podría ser que lo que parece el fruto de una permanente fuesen pómulos moldeados por el botox. En todo caso, sea cual sea identidad sexual, lo que es cierto es que algo la aterroriza.

Anders Nilsson. Gremlicienta. Isla de Hälsö. Foto R.Puig

La imagen es un poco borrosa, porque nuestra protagonista temblequeaba. Si se me permite otra hipótesis, pienso que esta/e gremlin es fruto del mestizaje de gremlins y trasgos. Los dientes romos prueban que no es de souche, como dicen en Francia, y nos hacen temer que esté indefensa ante el posible ataque del gremlisaurio. ¡La biodiversidad está cada día más amenazada por la lucha entre especies, incluso en este mundo misterioso de los seres del bosque!

Pero pasemos a los siguientes encuentros…

Anders Nilsson, Gremlin Paradoxalis. Isla de Hälsö. Foto R. Puig

El nombre de este gremlin se justifica plenamente, pues la reciente evolución de la especie le ha dotado de unos cuernos-antena, sustituyendo así a las poco prácticas orejotas de sus congéneres que se enganchan continuamente en los zarzales. A Darwin le habría encantado estudiarlo, tanto o más que cuando descubrió a sus famosos pinzones en las islas Galápagos. En efecto, los gremlin paradoxalis se han adaptado perfectamente al mundo de las ondas y a la nube de Internet. Ya no necesitan orejas, pues escuchan mediante sus antenas cornudas, que además les dan un aspecto agresivo que espanta a posibles depredadores, quienes tendrían dificultades para masticarlos por muy grandes que tuvieran las fauces. Otra ventaja son sus paletillas romas, muy útiles para comer hierbas y hojas de árbol, pero sin que les falten los colmillos grémlicos, indispensables para combinar su naturaleza vegana con una dieta carnivoriana. ¡Es el ideal evolutivo de cualquier especie de nuestra época!

Otro interesante espécimen es el que unos biólogos denominan como caracogremlin y otros llaman gremlin ermitaño.

Anders Nilsson, Caracogremlin. Isla de Hälsö. Foto R. Puig

No se ponen de acuerdo. Me dicen que la revista Science publicó hace años un artículo que resumía el debate entre los partidarios de atribuir a este esquivo habitante del ecosistema del archipiélago de Gotemburgo una concha de elaboración propia, como la de todos los helícidos, y los que opinan que se hospeda en el caparazón de un difunto gasterópodo de la antiquísima especie otala lactea. Como podrán comprender, al no tener yo una base científica para pronunciarme al respecto y al no haber encontrado el artículo de marra, me resulta imposible tomar partido. En todo caso este caballerete de faz inocentona devora vegetación con verdadero ahínco.

Otro caso dudoso…

Anders Nilsson. Gremlinoctero. Isla de Hälsö. Foto R.Puig

es el de este otro gremlin, que también me ha dejado perplejo, pues, aunque se dice que es exclusivamente noctámbulo y primo lejano de los vampitrasgos que vimos el pasado domingo, yo me lo he encontrado bien despierto y con las orejas enhiestas, como si estuviera listo a entablar una conversación amigable.

No obstante he temido alguna trampa y me he alejado cautamente, ya que, como Roald Dahl explicó cuando bautizó como gremlins a estos incordiantes personajes, si pudieron perturbar el vuelo de los aviadores de la RAF durante la II Guerra Mundial, no creo que tendrían inconveniente en darme algún disgusto.

De aquel descubrimiento del famoso autor de Charlie y la fábrica de chocolate, hablaremos a continuación, después de terminar nuestra galería tranquilizándoles con la imagen de uno que parece inofensivo

Anders Nilsson, Gremlinete. Isla de Hälsö. Foto R. Puig

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El origen de la moderna fábula

Supongo que, como yo, no supieron de los gremlins hasta que en 1984 vimos aquella película de terror del mismo título, en la que intervino Steven Spielberg como uno de los productores ejecutivos. Pues bien, cuatro décadas antes, quien los puso en prosa fue Roald Dahl, cuando trató en su primer cuento de unos minúsculos tipejos malintencionados, que se dedicaban a sabotear los aviones de la RAF, de la cual él fue un joven piloto durante la Segunda Guerra Mundial. En 1942 su manuscrito llegó a las manos de Walt Disney, que acto seguido invitó al británico a Hollywood, donde trabajaron juntos en la producción de un film de dibujos animados… ¡que no llegó a realizarse!

En realidad, ya desde los comienzos de la aviación de combate, los Gremlins eran personajillos conocidos, dicen que originarios de los bosques de Inglaterra, que dieron no pocos quebraderos de cabeza a los pilotos, y no sólo a ellos…

Imagen de gremlin en un poster de la Navy inglesa en 1944. Wikipedia
Imagen de un gremlin, 1944. Walt Disney Studios. Fuente Dark Horse Comics

La historia de la colaboración entre Roald Dalh y Walt Disney es casi tan interesante como la leyenda de los gremlins. La narra Jim Korkis con prefacio de Bill Justice, dibujante de aquel proyecto y también en éxitos como Bambi, Fantasía, Peter Pan y cinco films más de Walt Disney.

Bill formó parte del equipo que abocetó aquella producción abortada, cuya peripecia narra un libro, editado por Bob MacLain en 2017, del cual estoy leyendo su versión digital.

Pero ¿de dónde sacó el término Gremlin el prolífico Roald autor de tantos cuentos para niños?

Korkis nos dice que la palabra como tal puede haberse inspirado en el vocablo «greem» del Inglés antiguo que significa molestar o fastidiar, o en la palabra «gruaimin» del Gaélico irlandés que designa a un «tipo pequeño y de mal genio» («What are Gremlins?», KORKIS, pág 7).

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.

4 comentarios leave one →
  1. Bernardo permalink
    25 agosto, 2021 13:02

    En mi casa se decía que el diablo metía su cola cuando algo no funcionaba bien. Nunca escuché que lo tomarán en serio. Es clásico, además, atribuirle al demonio las maldades y crímenes humanos. Sospecho que incluso en la herencia vaticana está la creencia fatal del demonio. No sé hasta dónde llegaba la creencia de los gremlins.

    • 25 agosto, 2021 22:12

      No pienso que creyesen en ellos pero era una forma humorística y simbólica de explicar sus apuros con la leyenda de esos diablillos. En el cuento de Roald Dalh los gremlins se acaban poniendo del lado de la RAF para sabotear a los aviadores alemanes.

  2. 27 agosto, 2021 19:58

    Que alucinante el mundo de los Gremlins, ha tiempos idos, en la zona cafetera colonizada por migrantes de Galicia y otros lares, oían estos seres en los cultivos, decía les sacaban la más delicioso de las cocinas; incluso, les dejaban comida y los niños les dejaban dibujos. Dudo se sean Gremlins o duendes porque estos imaginarios seres tienen autores que los ponen a rodar por mentes y mundos. Cuando veo estas esculturas recuerdo más detalles de ese imaginario zoomorfo que dialogaba con seres zoomorfos de la cultura Quimbaya y de los Calimas en la cuenca del rio Cauca. Incluso la gente hablaba e imitaba sus sonidos, en los bailes Embera, reconocí una escena con esos seres y me indicaron que era imagen de sus conversaciones del sincretismo entre el padre Salvador cruz, un sacerdote español y un chamán de Frontino-Antioquia, allí existe un paramo donde moran estos seres. .

    • 28 agosto, 2021 08:20

      Muy interesantes las coincidencias que comentas, Guillermo. Se ha discutido mucho lo del «subconsciente colectivo» de Carl Gustav Jung, pero estos imaginarios tan similares muestran que hay algo en el genoma de los seres humanos que les acomuna en el funcionamiento de lo que Santa Teresa de Jesús llamaba «la loca de la casa». ¡Y ella de experiencias místicas sabía un rato!

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