De un paseo por Råda Säteri

Dedicado a Kajsa y Nathalie, del Café del jardín de Råda Säteri
Ayer volvimos a pasear por la orilla del Rådasjön y por Råda Säteri, ambos lugares cerca de Gotemburgo ya descritos en este blog en los años 2103 y 2016. Fueron dos entradas en las que el curioso lector encontrará más detalles sobre el «lago del Consejo» y el «señorío del Consejo», que es como traduzco el nombre del lago y la propiedad señorial por donde anduvimos ayer.
La primera etapa, ya que llegamos en ayunas, fue el Café del jardín, (Trädgårdscafé), lugar acogedor, caldeado por sus antiguas estufas y de platos abundantes, en especial el «pescado del puerto de Gotemburgo». Dos jóvenes y amables camareras, Kajsa y Nathalie, nos sirvieron ese plato de la cocina del chef que nos recordó la comida hogareña de nuestras abuelas.


Recuperado nuestro vigor, y en mi caso con la ayuda de mi bastón nórdico, emprendimos un paseo sabatino por el parque y las orillas del lago, donde, invierno manda, pocos eran ayer los visitantes, entre ellos un animoso corredor.

Otro de los viandantes era un simpático chihuahua que nos miraba con atenta curiosidad y que su amable dueña me dejó fotografiar.

Los nidos de las aves que volverán en primavera estaban desiertos

y la vegetación adormecida, con su pálido amarillo, compite con la casa de los guardianes.

Subimos y bajamos antiguas escalinatas entre sólidos muros, estructuras de sabia mampostería donde las lajas de piedra sin cemento alguno mantienen su equilibrio de siglos, algo que admiro cada vez que vuelvo a este lugar.



En el terreno central del señorío, propiedad hoy de la comuna de Härryda, se sitúan las varias edificaciones de servicios de ajardinamiento, restauración y pequeñas empresas. además de las viviendas ancilares del complejo. Se estructura en cuatro niveles o terrazas divididos por muros de contención, todos de el tipo de mampostería que acabamos de ilustrar.
El conjunto lo preside el palacete principal.

Su fachada mira hacia el lago.

Si volvemos nuestra mirada a la derecha, hacia el Slottsviken (la ensenada del castillo)…

percibiremos en lontananza, en la Reserva Cultural de Gunnebo, la fachada de la Villa Denninghoff. Este edificio de corte romántico alemán es hoy la sede de representación de la empresa SKF y fue construida como residencia de verano del rico importador decimonónico de productos de las industrias alemanas, británicas y estadounidenses hacia Suecia, el alemán nacionalizado sueco Wihelm Denninghoff (1832-1905) cuando el futuro industrial sueco era inimaginable.

Por entonces Suecia era una sociedad en que predominaba la agricultura, una sociedad campesina y pobre, pero en la que había núcleos de terratenientes y propietarios de industrias que podían permitirse estos lujos.
Con esta vista algo misteriosa tomada desde lejos sobre las aguas heladas de un lago, saltamos también una distancia histórica que hoy no se sospecha y así concluyo este paseo.
En la próxima entrada hablaremos de una visita totalmente diferente
Referencias: Miradas de paseante, Sol declinante y En la reserva dorada