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De un viaje a Irlanda (VII): Cork (1)

30 julio, 2023
Cork. Catedral anglicana de Saint Fin Barr. William Burges. El juicio de Salomón. Foto R. Puig.

Estuve en Cork desde el el 25 al 30 de Junio. Es una ciudad que invita a caminar y me recuerda también a Gotemburgo por los dos canales del Río Lee que abrazan el centro de la ciudad, convertido así en una isla cosida al resto del conjunto urbano por veinticuatro puentes, de los cuales cinco son sólo peatonales.

De modo que caminé mucho durante esos seis días y sentí que esta ciudad algo caótica, en donde hay que subir y bajar cuestas y deambular es obligado, es la más simbiótica de las que he recorrido en las casi tres semanas que pasé en Irlanda. Cuando digo simbiótica es por que en Cork se constatan las huellas de la larga historia de amor-odio y difícil convivencia entre irlandeses e ingleses. Las sigues en la arquitectura que ves, en la música que escuchas, en la gráfica de sus paredes y comercios y en los menús de sus bistrós, bares y restaurantes.

No obstante los conflictos y las emigraciones, no obstante la sangre que se derramó en el largo camino a la independencia, no obstante los protocolos que actualmente se firman para enseguida cuestionarse, no obstante la división de Irlanda en dos, no obstante todo eso, y mucho más que seguramente ignoro u olvido, este «bebé salomónico», en el que se han fundido lo gaélico, lo vikingo, lo normando, lo irlandés y lo inglés, sin olvidar los intercambios comerciales, religiosos, artísticos y culturales con otras tierras europeas, no se puede dividir por la mitad.

Sin olvidar que Irlanda, la de los éxodos hacia otras latitudes, también es tierra de inmigración, en especial durante las últimas décadas. ¡Ah! ¡y en las calles de Cork, al cruzarme con otros viandantes, he oído hablar el español y el portugués, con todos sus acentos, en repetidas ocasiones!

Cork. North Channel from the Griffith Bridge. Foto R. Puig

Es mucha materia para una sola crónica, de modo que comienzo hoy arracimando algunas impresiones de mis primeros paseos por Cork.

Para empezar, unas fachadas que veía todos los días desde la ventana de mi habitación en el hotel de algunas viviendas de la Upper John Street.

Cork, Upper John Street. Foto R. Puig

La seis casas con sus balconadas de hierro al nivel de la acera están registradas como la St John’s Terrace, John Street Upper, Cork City en el National Inventory of Architectural Heritage de Irlanda con la siguiente descripción de este conjunto construido entre 1870 y 1890 :

Built as a group with the adjoining terrace of houses to the north and south, this former house retains many interesting features and materials, such as the red brick chimneystack, timber sash windows, cast-iron railings and moulded render door surround. This terrace of six houses makes a positive contribution to the streetscape, due to the scale and form of the buildings.

Construida como un grupo, con la terraza contigua de las casas al norte y al sur, esta antigua casa [se refiere a la de color naranja] conserva muchas características y materiales interesantes, como la chimenea de ladrillo rojo, las ventanas de guillotina de madera, las barandillas de hierro fundido y el marco de la puerta de enlucido moldeado. Esta terraza de seis casas contribuye positivamente al paisaje urbano, debido a la escala y la forma de los edificios.

Son casas modestas, algunas mejor conservadas que otras, cuyos ladrillos de la fachada han sido cubiertos y pintados. Son similares a las que se construían de ladrillo rojizo en las barriadas obreras de Inglaterra por los mismos años. Entre las que yo veía desde mi confortable hotel, hay algunas más deterioradas, en las que viven quienes probablemente han llegado a Irlanda en busca de un mejor futuro.

***

En la parte sur de Cork

Como para verificar lo dicho sobre la historia simbiótica de Irlanda (¿aunque hay alguna nación sin una historia simbiótica, digamos que mestiza?) uno de mis primeros paseos me condujo al lado opuesto de Cork, pasado el South Channel, a pocos pasos de un puente venerable construido en 1713.

South Gate Bridge. South Channel. Foto R. Puig

Según se dice en el Inventario Nacional de Herencia Arquitectónica, es “uno de los puentes de dos arcos de tres centros más antiguos que se conservan en Irlanda, un estilo generalizado cuando los tramos de los puentes aumentaron para reducir las pendientes de las carreteras. También es importante para el río y el paisaje urbano, y como vía principal de la ciudad”

Probablemente el arte de la peluquería turca es igual o más venerable. El caso es que hay un establecimiento en donde te cortan el pelo al estilo de Estambul al otro lado del puente.

Cork. El barbero de Estambul. Foto R. Puig

Siguiendo por ese borde del canal, a mano derecha encontré un significativo cartel delante de un edificio dividido en pequeños apartamentos para estudiantes

Alojamiento de estudiantes Proby’s Quay. Cork. Foto R. Puig

Una de las lamentaciones de los jóvenes que vienen a Cork a estudiar inglés, o a trabajar como es el caso de una española empleada en la secretaría de un castillo-monumento del que hablaré otro día, es que los alquileres son prohibitivos (y abusivos), y un pingüe negocio.

Pero a lo que iba: siguiendo cien metros más se imponía a mi vista el ábside de la catedral de Saint Fin Barr, de la Iglesia Anglicana de Irlanda.

En mis lejanos tiempos del bachillerato, el estilo neogótico se nos explicaba como una imitación pastiche del gótico del Medioevo por nuestro profesor de Historia del colegio católico de Madrid donde yo estudiaba; estilo que sobre todo practicaban los arquitectos de templos protestantes, preferentemente británicos y victorianos. Hoy la arquitectura neogótica, aunque sea evidente imitadora del gótico de la Edad Media europea está representado con sus propios méritos y grandes cualidades, no sólo en Gran Bretaña, sino incluso antes, en casi toda Europa y en América.

La catedral anglicana de Saint Fin Barr en Cork es un ejemplo con interesantes detalles, fiel a los modelos de los siglos XII y XIII, sueño cumplido del arquitecto y artista William Burges (1827-1881) que logró hacer realidad entre 1865 y 1879.

Saint Finbar (550-623) fue un abad y obispo de Cork, y es el patrón de la ciudad.

Cork. Catedral de Saint Fin Barr. Pórticos de entrada. Foto R. Puig.

Las esculturas de los pórticos, émulas de las que ornan las catedrales góticas medievales, son de gran calidad.

Cork. Catedral de Saint Fin Barr. La lancera enfrentando un dragón y el pintor. Foto R. Puig

Y ya que hemos hablado de la calidad de las tallas, no quiero dejar pasar otra efigie que representa no los años del esplendor del Neogothic Revival sino las precariedades de muchas vidas durante los tiempos difíciles, la escultura en bronce obra de Seamus Murphy (1907-1975) que representa a una popular vendedora de cebollas de las calles de Cork llamada Mary Ann.

No muy lejos de allí en el Bishop Luceys Park, donde se conservan lo que queda de la muralla medieval de Cork y en ese muro mismo, una placa que recuerda a una famosa escuela de boxeadores irlandeses

Cork. En memoria del más antiguo club de boxeo de Irlanda. Foto R. Puig

Y volviendo a la tradición simbiótica de la que hablábamos, he aquí otra placa que recuerda a un héroe del Imperio británico

Catedral de Saint Fin Barr. En memoria de un héroe del Imperio Británico. Foto R. Puig

Para equilibrar la balanza, en un muro de un pub cerca del North Channel se conmemora a una revolucionaria y marquesa, esta de la lucha contra el dominio británico

junto con otras combatientes también ahí representadas en la fachada de el The Park Pub

Cork. The Park Pub. Foto R. Puig

Pero en Cork también hay quien, no lejos del pub, llora por los edificios destinados a la demolición o apuntalados para no caerse…

Cork. Una casa se lamenta. Detalle. Foto R. Puig

Pero la esperanza nunca muere como reza este emblema de la catedral de Saint Fin Barr

In arduis vigeat virtus

Que el coraje triunfe de los obstáculos

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