Nimiedades (XVIII): de la normalidad del día a día y del derecho a vivir en paz

A los ciudadanos de Ucrania que defienden su libertad
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La gente
La vida normal, lo que llamamos normalidad, suele estar hecha de nimiedades, esas actividades habituales y esas cosas de cada día a las que no se suele prestar atención. La fotos de hoy en este blog, fruto de mis paseos de los últimos días por los alrededores de mi calle en Gotemburgo, corresponden a esos aspectos nimios del mundo que, vivamos donde vivamos, suelen constituir lo normal del transcurrir cotidiano.
A este señor de la foto, en edad de ser abuelo, lo he visto en anteriores ocasiones llevando el carricoche en el que supongo que un nieto o una nieta duerme al vaivén del paseo cotidiano, al tiempo que aprovecha para sacar a pasear dos cachorros que parecen gemelos.
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Estas tres niñas, que ya no van en carricoche, disfrutan del patio de su jardín de infancia a poca distancia de mi casa, un día más en sus pacíficas vidas.
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Los bichos

Esta ardilla degustaba un trozo de pan encontrado por ese parque del que ya he hablado aquí a menudo. No obstante las inquietas idas y venidas que se atribuyen a este vivaracho roedor, me dejó acercarme a pocos metros, la mañana era plácida y ningún ruido la espantaba, sin asustarse.

Tan sólo se dignó mirarme al acabar su mendrugo, para acto seguido marcharse por el otro lado del muro.
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Más gentecilla

Muy cerca de la ardilla había otros pequeños, igualmente activos, tratando de aprender técnicas de escalada y descenso, bajo la atenta mirada de sus mamás y papás.
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Más bichos

Otras crías siguen dóciles a su progenitora en el canal que bordea el parque, mientras que una pareja de la misma familia sestea en equilibrio admirable.

¡Y yo que pensaba que sólo cigüeñas y otra aves zancudas dormían sobre una sola pata!
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A las que nunca he visto dormir, y he visto muchas, es a las cornejas.
Vigilantes y observadoras y a menudo seguidoras mi paseo -creo que a la espera de que saque algún bocadillo del que caigan migas-, tienen un aire inquisidor.
Llamarle a alguien «cuervo» suele ser un insulto, pero les aseguro que me caen bien, en especial esta especie de córvidos blancos o cenicientos, a los que nunca he visto reñir con las palomas ni exhibir la feroz agresividad de las gaviotas urbanitas cuando disputan desperdicios y territorio a cornejas y a palomas asilvestradas.
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Normalidades florales

Otra nimiedad de los últimos días de febrero por los parques de la ciudad, es el snödroppe («gota de nieve») o galanthus nivalis, que con las «campanillas de invierno» (vinter geck)
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y las flores del troll hassel («avellano duende») son como heraldos precoces de primavera.

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Estos tulipanes los hemos comprado en una de las floristerías de nuestro barrio y han estado alegrándonos la vista en un florero de casa.

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La luz
El sol oblicuo de estos días de invierno es apacible y nimio, símbolo de la banalidad pacífica de un día cualquiera del invierno sueco. Aquí vemos sus luces, veladas por una tarde nebulosa y fría tras el Gran Teatro, frente al cual se abre una amplia plaza y la entrada del parque de Trägårdsförening, al cual pertenecen las fotos de flores y aves arriba mostradas.

¿Cuándo proclamará la ONU el derecho de la gente a la normalidad?
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Hace dos días me acerqué también a Kapellplatsen («la plaza de la capilla»), a donde suelo ir a por pescado. Ir a la compra es una actividad que supongo comparto con los lectores del blog, propia de las rutinas de las gentes corrientes en una ciudad normal y en paz.

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Estos son los apartamentos cuyos balcones se asoman a la kapellplatsen y que veo cuando hago la cola ante el carromato de los pescaderos (en Suecia es corriente que las pescaderías sean una especie de vagones estables en mitad de un barrio).

Nada que no fuese la normalidad de un día cualquiera en la cotidianidad de esta plaza europea, hace dos días. Pero la vista de estos apartamentos de esta plaza me ha hecho pensar en otros.
Porque estas son las viviendas de los civiles de Kiev a los que el el ejército ruso ha bombardeado ese mismo día destruyendo la normalidad de sus vidas.

Imagen de la agresión injustificable contra un país libre y democrático, sobre la cual los lectores de este blog habrán ya oído, visto y leído mucho en estos días.
Por ello expreso mi solidaridad con los millones de ciudadanos ucranianos. Los ejércitos de un déspota y de sus satélites les obligan a defenderse en inferioridad de condiciones de una invasión, que va contra los principios del derecho internacional y los derechos humanos.

Cientos de miles de ciudadanos de Ucrania están recorriendo las vías del exilio en busca de refugio en países europeos vecinos, mientras los hombres en edad de combatir se enfrentan al agresor.

¡Con ellos y con Ucrania de todo corazón!
Tenemos decenas de fotos con el nieto. Sus padres se iban a trabajar y él se quedaba casi todo el día con sus abuelos.. Más que nieto ha sido nuestro tercer hijo.
Son ustedes afortunados, los nuestros no están cerca de casa y los echamos de menos.
¡Saludos de abuelo a abuelo!