Tarde de fin de año

Los fuegos artificiales del último día del año reventaban tras una espesa niebla mientras frente a la ría la gente se agolpaba como cada año para escuchar los estallidos y percibir solamente unos resplandores difusos.
En todo caso, cuando la multitud se había retirado para prepararse en casa al cotillón de despedida del infeliz 2021, pude, antes de volver a casa, dar un refrescante paseo por el centro desierto de Gotemburgo. No obstante, la liturgia de las 18:00 horas en la Domkyrka (la catedral) estaba por comenzar. Junto a la entrada hay estos días un belén de tamaño natural que representa a una sagrada familia que evoca a tantas familias de refugiados de las guerras de Oriente Medio.

En el interior sigue en una mesa la oración que desde el año pasado pide por los refugiados que son devueltos (en especial a Irán) con riesgo de pena de muerte por haberse convertido al cristianismo, e implora a Dios para que la a cogida a los refugiados en Suecia mejore y no se les devuelva al lugar del que huyeron.
Traduzco su primer párrafo:
Dios, que has creado y amas a todos los hombres y velas por nosotros con gran misericordia, protege a los que se han visto obligados a huir. Rogamos en especial por nuestros hermanos y hermanas que son devueltos contra su voluntad a países donde se les persigue. Gracias por estar a su lado, pedimos que el sistema que expone a los seres humanos a situaciones en que su vida peligra quiebre y cambie. Gracias por escuchar nuestras oraciones.
El texto continúa pidiendo que los creyentes abran su corazón a los solicitantes de asilo y logren corregir las carencias del sistema sueco de acogida.

Casualmente, en el ABC de hoy se publica un reportaje que muestra el rostro y circunstancia actual de seres humanos concretos, refugiados en países de la Unión Europea, en un momento en que las naciones europeas están cerrándose cada día más a los solicitantes de asilo, peloteados como seres anónimos, como números sin rostro, de unas fronteras a otras. En este comienzo de año vale la pena dedicar unos minutos a escuchar sus testimonios.

El belén de todos los años en la Domkyrka de Gotemburgo (detalle). Foto R. Puig
Escucho durante un rato el canto de los salmos de los pocos fieles, de avanzada edad en su mayoría, que esa tarde asisten a la liturgia y me apresto a salir de nuevo a las calles neblinosas. En el recibidor del templo una pareja ha encontrado el lugar apropiado para que su bebé en el carrito tome su papilla de potito. Ella le habla en español con suave acento hispanoamericano mientras le acerca la cuchara.



El centro de la ciudad está cuasi desierto. Sin embargo una pareja joven, simpáticos viajeros que, como me explican, nos visitan desde Nueva Delhi, están muy contentos de que un raro paseante, además español, haya accedido a fotografiarles abrazados con la cámara que él me alarga.
Me caldea el corazón está mi última buena acción del año que ellos recordarán cuando muestren las fotos de su viaje a familiares y amigos en la India. En verdad el mundo es un pañuelo.


Los canales en la niebla recuerdan aquellas películas donde hacía de las suyas Jack el Destripador amparado por las nieblas londinenses de fines del siglo XIX.

Karl IX (1550-1611) también debió de destripar algo (sobre todo acusadas de brujería), basta ver el hacha que esgrime y recordar la guerras que promovió.

No creo que los turistas que no lejos de ahí se hacen fotografías fantasmales lo sepan, ni que en la cercana oficina de turismo les cuenten que el caballero en su caballo impulsó la quema de brujas en Suecia.

Como se acerca la hora de cenar yo vuelvo a casa, pues soy el encargado de descorchar el champagne. En la vecindad hay edificios que me hacen siempre pensar en el colegio de Harry Potter, sobre todo en esta tarde en que la niebla y las luces de las ventanas producen un ambiente fantasmagórico.

¡Rápido a casa! ¡no sea que el fantasma de Karl IX ande vagando por ahí!
Poderoso Karl IX, poderoso y ecuestre como nuestro Francisco Pizarro que en toda mi niñez y extendida juventud ha estado cabalgando en el atrio imponente de la catedral primero y luego pasó al café Haití en una placita en una esquina con el Palacio de Gobierno (‘la Casa de Pizarro’) hasta que hace unos años lo llevaron a pastar a la explanada Chabuca Granda a espaldas de palacio custodiando las excavaciones de las Murallas de Lima. Los rojimios han dicho siempre lo peor de lo peor encarando y renegando del Conquistador y matón extremeño.
Tienes razón, no había pensado en ello, pero hay una cierto parentesco entre la estatua de Pizarro y la de Karl IX, aunque el sueco nació cuando Pizarro ya llevaba nueve años en la tumba. Las armaduras, los yelmos y los caballos son una buena materia para la escultura ecuestre. Sobre la escultura de Pizarro, ahora negra y en ambiente verdeante, puse una foto en el blog a poco de llegar a Lima en 2019: https://ensondeluz.com/2019/02/17/cambiando-horario/
Si hubiera habido caballos en el Perú de Huayna Capac y de sus dos belicosos hijos, estoy seguro de que ahora tendríamos algunas esculturas de ellos a lomo de caballo con rostro fiero y conquistador. Es una idea para algún escultor de vena surrealista. Lo mismo me animo y pergeño un boceto para ver si alguien se anima. ¡Huascar o Atahualpa a caballo a punto de entrar en combate fratricida! así quizás queden contentos los rojillos. En cuanto a Pizarro quizás se sintiese algo cabreado por el traslado, pero su caballo seguro que disfrutaría con el césped que ahora rodea a su estatua.