Cambiando horario

Bahía de Miraflores lunes 11 de febrero. Foto R. Puig
Pasada ya la medianoche en el Perú, peno a escribir esta crónica desde la lentísima wifi de un hotel de Trujillo, tras cinco días de innumerables impresiones recorriendo la llamada «Ruta Moche». Como quien dice, he de poner en orden mis espíritus antes de escribir sobre esta incomparable experiencia en la que nos han guiado dos buenísimos amigos, Manolo y Pablo.
Así que, antes de compartir lo que he visto y pensado por el norte peruano (departamentos de Lambayeque y La Libertad) abro la crónica de esta primera semana en el Perú, con algunas impresiones de un primer paseo por Lima.

Lima de veras. Foto R.Puig
Lo primero en Lima fue darse un paseo por el centro de la ciudad con Manolo, sintiendo ese calor húmedo de sus veranos que estaba ya olvidando.
Sus balcones y sus patios coloniales siguen ahí.

Lima de veras. Foto R.Puig
Como los del palacio del marqués de Torre Tagle, encaje de maderas preciosas, sede hoy del Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú.

Lima de veras. Foto R.Puig
Este obra de arquitectura colonial se terminó en 1735, trece años antes de que Jorge Juan y Antonio de Ulloa («Relación Histórica del Viaje a la América Meridional…», 1748) publicaran este mapa de Lima tal como Fray Pedro Nolasco la dibujó en 1685, con sus fortificaciones al completo y con su diseño urbano en forma de damero. Los editores añadieron el barrio del Rimac que no estaba en el plano original.

Lima en 1685. Museo Desamparados.
Admiro a los dibujantes de planos de aquellos siglos en los que ni te podías subir a un globo para ver las ciudades desde el aire y en todas sus proporciones. Me dirán ustedes que el fraile y sus editores subieron probablemente al cerro San Cristobal, pero el trabajo de agrimensura y los pacientes detalles de la representación urbano que esta obra encierra no los pudo ahorrar nadie.

Cerro San Cristobal. Foto R.Puig
No hemos subido al Cerro San Cristobal, aunque ganas no me faltan, pero sí nos hemos acercado al hermoso parque, al que se accede desde la Casa Museo de la Literatura Peruana y en el que hay restos de las murallas de la Lima colonial.
Desde una de las pasarelas que lo sobrevuelan podemos ver la estatua de Francisco Pizarro, fundador de Lima en 1535, que estaba antes en la misma Plaza de Armas y que ha sido retirada a esta zona verde. Le han dado un nuevo oficio, el de guardián de la seguridad de los domingueros que buscan un poco de descanso sobre la hierba.

Pícnic con Pizarro. Foto R.Puig
¿Quién osaría desvalijar a esta pareja protegida por tan armado conquistador? De esta forma el oscuro caballero se redime de las tropelías que se le atribuyen y hasta puede que su destierro suscite la simpatía de sus protegidos. Los jueces condenan a algunos reos a rehabilitarse con trabajos sociales. A Pizarro no parece disgustarle el suyo.
A nosotros también nos gusta ver a los lectores jóvenes en la Biblioteca Mario Vargas Llosa leyendo sus obras en este museo literario en el que con acierto se ha transformado a la antigua Estación de Ferrocarril de Desamparados.

Biblioteca Mario Vargas Llosa. Lima. Desamparados. Foto R. Puig
En una sala adyacente hay una mesa que representa a las que en las aulas ocupaban no hace tanto los maestros de escuela, y sobre ella el homenaje a Mateo Paiva, protagonista de la novela del mismo nombre de Francisco Izquierdo (Lima, Biblioteca Universitaria, 1968).

Palabra de maestro. Foto R.Puig
Tras esta visita, seguimos ese día caminando por las calles de la ciudad de los reyes

Casa de las siete puertas. Foto R. Puig
en ese primer día de nuestro regreso al Perú

Calor limeño. Foto R.Puig
Por la tarde Pablo nos llevó a ver la puesta del sol frente al mar de Miraflores…
Querido Moncho, acabo de leer el relato introductor de este viaje que estás haciendo con Marie y esos magníficos acompañantes, Manolo garcía Solaz y Pablo Secada. Por Lima primero y luego el norte del Peru, visitando los resto de la Lima que fundó Pizarro y la ruta Mochica. Esperamos los siguientes relatos y fotos. Me alegra tenerte entre nosotros después de tantos años
Un abrazo con mucho afecto a ti y a Marie y a tus acompañantes de lujo
Pancho
En Madrid, en el café Varela, lunes 18 de febrero
Gracias Pancho. Espero que nos podamos ver en Lima antes de volver a Suecia. Hay mucho que contar. Un abrazo. Moncho
Lo bello en sí, cuando es expresado y descrito de manera tan bella realmente llena el espíritu, especialmente después de 27 años de destierro semi obligado, si bien roto por esporádicas visitas. Definitivamente visitar Lima, Trujillo y Lambayeque, guiado por Manolo y Pablo tiene que ser algo único.
Gracias, René. Ciertamente, esta visita desborda todas las expectativas. No puedo enumerar todo lo que estamos recibiendo y el afecto con que nos están acogiendo… Huachipa y los colegios de Jicamarca con Pitín Merea, San Pedro con José Enrique, el periplo por el mar alrededor de la isla San Lorenzo con Pablo, las cenas con Eduardo y Pina, con Bernardo y Rosi, la comida con Pitín y Mirela, Fátima y el Tato con Benja,etc, etc.
Hablaremos.
Un fuerte abrazo. Moncho
Siempre hay cosas nuevas en tu blog , en éste la información del novelista Izquierdo y su héroe Paiva a propósito de la sala «Vargas Llosa», sala que supongo ya que moriré sin visitar como tántos otros rincones privilegiados de esta rumbosa ‘Lima la Horrible’!!! Bernardo.
Mi buen Bernardo, no digas cosas horribles, estoy seguro de que no dejarás de hacer una inexcusable visita a la biblioteca Vargas Llosa y al museo de Desamparados que habla de la historia de Lima y de su más lejano pasado.
Con el agradecimiento por su reciente y extraordinaria acogida, abrazos para ti y para Rosi.
Moncho y Marie.