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Paseo de Navidad con algo de historia

27 diciembre, 2020
25 de diciembre 15:00 horas. Ultimos rayos del sol en Kungshöjd. Foto R .Puig

Como hemos comentando el domingo pasado, la ciudad de Gotemburgo se asienta en gran parte sobre un lecho de sedimentos terrosos, digamos que tiene muchos de sus cimientos sobre el barro. Pero está rodeado de colinas rocosas, a la manera de batolitos. En estos días de solsticio invernal, es un buen ejercicio para las piernas subir a alguno de ellos, por un lado para mejor digerir la comida navideña y por otro para dejarse acariciar por los últimos rayos del sol y contemplar su ocaso. Eso hicimos hace dos días, día de Navidad.

Desde «la altura del Rey» (en sueco Kungshödj) se pueden ver diversas cosas…

Por ejemplo, en el adyacente parque infantil, a los pies de la barandilla en la que nos apoyamos, un papá y una mamá extasiados con su retoño, que luce un mono rojo como corresponde al colorido oficial navideño, le hacen feliz con algo tan antiguo y simple como un columpio. Puede incluso que estemos asistiendo a la primera experiencia del balanceo de este nene, la de nuestros años de infancia cuando nuestros pies tardarían aún unos años en tocar el suelo para impulsarnos sin ayuda.

Columpio y familia feliz. Foto R.Puig

Pero ¡todavía más! no es poca nuestra nostalgia de años pretéritos, cuando seguíamos los primeros pasos de nuestros hijos en los parques de otras ciudades, al ver como un papá solícito sigue atentamente esa primera experiencia de su hijo, que todos hemos vivido, la de nuestro primer torpe y excitante caminar, que -¡ay!- indefectiblemente se oculta en algún rincón de nuestro cerebro, bajo millones de otras sensaciones y recuerdos.

Primeros pasos. Foto R.Puig

¡Pensar que lo que ahora son viviendas «socialdemócraticas», parque infantil, atalaya y mirador de dulces finales de soleadas tardes invernales, fue lugar de arsenal militar de una potencia militar sueca, hoy arrumbada!

Johan Lithein esbozo de Gotemburgo en 1708. Kungliga Bibliotek. Vista desde la colina de Otterhälleveverke.

El llamado Otterhälleverken constaba de tres poderosos bastiones y se construyó en 1688 en la tercera fase de expansión de la ciudad. La colina de Kungshödj se llamaba entonces Otterhällan, algo que en castellano podía simplemente significar colina rocosa.

Johan Lithein esbozo de Gotemburgo en 1708. Kungliga Bibliotek. Vista desde la colina de Otterhälleveverke

En este detalle del dibujo anterior, en su ángulo superior izquierdo, se puede ver cómo era en 1708, diez años antes de que el rey Carlos XII de Suecia, se hiciese matar en una trinchera, durante el asedio a la fortaleza de Fredriksten (en Halden, Noruega) el 30 de noviembre de 1718. Poco a poco el sueño del poderío bélico sueco se iría desvaneciendo, hasta el punto de que, cien años más tarde, en 1810 el Parlamento reunido en Estocolmo decidió coronar a un mariscal propuesto por Napoleón, como Carlos XIV nuevo rey de Suecia.

Esta es otra historia, la que comienza con la dinastía de los Bernadotte. Fue en tiempos del dicho mariscal y rey, que acabó aliándose contra Napoleón en 1814, cuando Suecia libró sus últimas batallas expansionistas para mantener el dominio sobre Noruega. Con su muerte cien años después del dibujo que encabeza estas líneas comenzó el largo período no intervencionista de la Suecia moderna.

Probablemente, el arsenal demolido a finales del siglo XIX para dar lugar a la zona residencial que ocupa ahora la colina, dejó de ser útil cuando hacía ya décadas que los cañones suecos no tronaban por Europa. Las que truenan ahora, y se ven desde estas alturas, son las gigantescas perforadoras de las obras del Västlánken, que vemos ahora desde esta roca del Kungshödj y de las que hemos hablado el domingo pasado desde el otro lado del canal.

25 de diciembre. Gotemburgo en obras frente a Kungshöjd. Foto R .Puig
Gotemburgo en obras, vista desde Kungshödj. Foto R .Puig

En otras direcciones se aprecian algunos hitos emblemáticos de la ciudad, como la gran noria su parque de atracciones Liseberg, ahora cerrado a causa de las obras del lumbricus magnus y de la pandemia.

25 de diciembre 15:05 horas: ultimo sol de la tarde. Foto R .Puig

Por parte nuestra, seguimos aún un poco en esta altura, agotando los últimos ratos soleados del día y pensando un poco en el año que se acaba y en las cosas de la vida y de la historia de esta ciudad…

Un viejo bloguero posando para Rodin. Foto Marie Puig

Ya de bajada, la luna ha recogido el testigo del sol, y nos acompaña atenta. Son muchos escalones y hay que mirar bien donde se ponen los pies… ¡descender sobre las posaderas no es aconsejable!

25 de diciembre del 2020. 15:16 horas. Foto R.Puig

Por mi parte, cada vez que descubro que la luna me sigue, recuerdo aquella pregunta de Giacomo Leopardi: Che fai tu, luna, in ciel? Dimmi, che fai, silenziosa luna?

Patitos autónomos. Foto R.Puig

Quizás la luna envidie a esos patitos que se deslizan sobre las aguas del canal, sobre las cuales empieza a anochecer. Parece que mamá y papá patos ya les entrenaron suficiente y se desenvuelven bien por sí mismos. A los seres humanos nos hace falta más tiempo.

¿Pero no es acompañar los primeros pasos de un hijo uno de los mayores gozos de ser padres?

La alegría de ser padres. Foto R.Puig (tarde de Navidad de 2020)

4 comentarios leave one →
  1. Mercedes permalink
    29 diciembre, 2020 19:10

    Precioso reportaje, Ramón. Somos pocos los «viejos blogueros» que aquí seguimos, contando historias. Te deseo unas felices fiestas y un buen 2021, que esperemos mejore la situación que hemos vivido este 2020.
    Un abrazo
    Mercedes

    • 29 diciembre, 2020 21:04

      Gracias, Mercedes, por tu comentario y por como nos acompañas a los madrileños trotamundos que andamos esparcidos lejos de la Villa y Corte. He descargado el folleto «Paisaje de Luz» que recomiendas y también estoy leyendo «Madrid» de Andrés Trapiello, un libro en el que hay mucho amor a nuestra ciudad de uno de los tantísimos que tras llegar a Madrid quedaron cautivados por la ciudad y por su gente.
      ¡Sigamos contando historias!
      Un abrazo y ¡Feliz Año Nuevo!
      Ramón

  2. Bernardo Regal permalink
    4 enero, 2021 04:09

    De parte de Rosi y mía, un saludo navideño a Moncho el viejo bloguero y a Marie y todos los hijos y nietos

    • 4 enero, 2021 19:47

      Queridos Bernardo y Rosi, estas ocasiones de escribirnos a distancia mantienen en el corazón el calor de aquel encuentro inolvidable que nos reunió en Lima. Marie y yo les deseamos, junto con hijos y nietos, un año 2021 pleno de afectos y de música, y de un estado de salud razonablemente sólido.
      ¡»Pian piano» sigamos andando «lontano»!

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