Bajo toldo y sobre el agua (y 2): en el lago de Atitlán

En ruta hacia el lago Atitlán. Volcanes del Agua y del Fuego. Foto R.Puig
Para René
El 21 de diciembre salimos de Ciudad de Guatemala por la Nacional 1 hacia el lago de Atitlán. La carretera asciende por valles y curvas hacia Chimaltenango, pasando por extensos cultivos dedicados a producir para la diaria exportación de verdura fresca a los Estados Unidos. Numerosos agricultores han racionalizado así su producción, se han asegurado un mercado y aumentado así sus ingresos fijos, gracias a la iniciativa de emprendedores jóvenes guatemaltecos.

En ruta hacia el lago de Atitlán. Cultivos para la exportación. Foto R.Puig
Nuestro amigo y guía es una de los mejores conocedores de Guatemala y de los desafíos que su sufrido pueblo viene afrontando durante los últimos treinta años. Afortunadamente conduce sabiamente en medio de un tráfico bien complicado, donde pululan a velocidad temeraria cientos de autobuses multicolores a la caza del viajero en cualquiera de los recodos y altibajos de la autovía.

«Regalito de Dios». Foto R. Puig
Los vistosos autobuses interurbanos de Guatemala (algunos los llaman «chicken bus») son protagonistas inconfundibles en los desplazamientos cotidianos de los guatemaltecos. Bautizados con los más imaginativos proverbios pueden decidir de improviso atravesar delante de tus narices desde el carril izquierdo y frenar delante de tu vehículo en el mero carril derecho, para colectar en un santiamén a un viajero que les ha hecho señas en cualquier borde de la carretera. El ayudante del conductor viaja literalmente colgado de la puerta a la caza de clientes.

Los habituales de la ruta. Foto R. Puig
Pero, junto al aspecto folclórico coexiste el lado oscuro de este transporte del que no pueden prescindir las clases populares de el país: la violencia y la extorsión que amenaza diariamente a sus pilotos y viajeros por parte de las mafias que asesinan a conductores y ayudantes que se resisten a pagar a alguna de las pandillas que se disputan su control.

En ruta hacia el lago Atitlán. Foto R.Puig
Justo frente al desvío hacia el sitio arqueológico de la legendaria Iximche (de la que que hemos hablado en una crónica anterior) paramos para un almuerzo clásico guatemalteco a la vera de Tecpán.
La villa, situada a más de dos mil metros, fue fundada en 1524 como primera capital de Guatemala. En el menú no pueden faltar las tortillas de maíz oscuro y el puré de frejoles negros.

En ruta hacia el lago Atitlán. Cociendo las tortillas en Tecpán. Foto R. Puig
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Solola
Por razones de seguridad, no vamos a Atitlán por la ruta más corta de Paztún, sino que subimos por Los Encuentros para descender hacia el lago por Solola.

Travesía de Solola. Foto R. Puig
Es día de mercado, circulamos lentamente en medio de calles repletas de gente y de actividad.

En Solola. Foto R.Puig
Entre la multitud destacan algunos ancianos ataviados con un faldellín marrón con cuadritos claros que identifica una posición de autoridad en la comunidad.

En ruta hacia el lago de Atitlán. En Solola. Foto R.Puig
Los trajes de la tradición maya son hermosos y predominan en esta región, en contraste con los grandes centros comerciales de la capital donde casi no ves a nadie (apenas alguna señora) que los vista.

Autoridad. Solola. Foto R.Puig
Seguimos despacito a través de calles flanqueadas de tiendas y negocios.

Tenda y Cerería San Judas Tadeo. Solola. Foto R.Puig
Pasamos junto a la Torre Centenaria (1914) de Solola, un edificio cívico que sigue las pautas de las torres de las iglesias coloniales

La Torre Centenaria de Solola. Foto R.Puig
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En el lago
Ahora descendemos por una carretera panorámica hacia el lago.

Bajando hacia el lago: el Cerro de oro (1892 m) y el volcán Tolimán (3158 m). Foto R.Puig
Dejaremos el equipaje en un hotel acogedor en Panajachel

Mapa del lago Atitlán. Guatemala
e iremos al embarcadero para abordar la motora que nos ha de llevar a algunos de los pueblos centenarios que se asientan en sus orillas.

El Cerro de Oro y los volcanes Tolimán y Atitlán desde Panajachel. Foto R.Puig
El día es espléndido y el panorama majestuoso. Finalmente estamos en este lago legendario cuya formación geológica se interpreta de diversas maneras y se reviste de hermosos mitos de los orígenes dentro de la tradición de los pueblos mayas.
Iremos costeando el Atitlán hacia el oeste, bajo la mirada sonámbula de sus tres volcanes tutelares, el San Pedro (3020 m), el Tolimán (3158 m) y el Atitlán (3537 m), para visitar San Juan La Laguna, San Pedro La Laguna y Santiago Atitlán.

Surcando el lago Atitlán hacia San Juan la Laguna. Foto R. Puig
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San Juan La Laguna

Atracando en San Juan La Laguna. Foto R.Puig
San Juán La Laguna, como los otros pueblos que vamos a visitar está situado en pendiente. Ascender por sus calles requiere buenas piernas o los servicios de un «tuk-tuk», especie de riksha movida por un motor de cortacesped, donde además del conductor se pueden acomodar tres pasajeros, aunque por no se qué milagro llegan a acomodarse hasta cinco.

Tuk Tuk por las cuestas de San Pedro la Laguna. Foto R.Puig
Te llevan dando botes por las calles empedradas.
En San Juan subimos a pie, guiados por la gerente maya de una de las cooperativas de tejedoras para asistir a su demostración de las fases del tejido de sus obras multicolores.
En una cooperativa de tejedoras. San Juan La Laguna. Limpiando el algodón. Foto R.Puig
Las mujeres las gestionan, contribuyendo con su trabajo al mantenimiento de sus economía familiar y a los gastos de administración de su cooperativa.

En una cooperativa de tejedoras en San Juan La Laguna. Hilando. Foto R.Puig

Fijando el tinte. Foto R.Puig
Cada socia de la cooperativa trabaja en su propia casa y trae el resultado de su labor a la sala común de exposición y comercialización, donde se presenta con su propio nombre y el precio solicitado. De este modo, cuando se vende, el montante lo percibe su autora, menos un pequeño porcentaje para el sostenimiento de la cooperativa.
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San Pedro La Laguna

Iglesia de San Pedro La Laguna. Foto R.Puig
En San Pedro merece la pena atravesar la plaza de su antigua iglesia franciscana y visitar la iglesia

En la iglesia de San Pedro La Laguna. Foto R.Puig
donde nos saluda un viejo conocido, a horcajadas sobre el asno que le lleva en procesión el Domingo de Ramos. Y muy cerca, alguien que es también famoso desde hace menos tiempo

En la iglesia de San Pedro La Laguna. Alguien muy popular.Foto R.Puig
En la nave de la iglesia los cirios del altar están encendidos y algunos fieles esperan la salida del celebrante, o quizás simplemente se recogen ante la custodia

En la iglesia de San Pedro La Laguna.Foto R.Puig
Al salir, encontramos de nuevo al papa Francisco y un poster de la campaña de Plan International y de las Naciones Unidas para combatir la lacra del matrimonio de las menores de edad, que frustra la vida de las mujeres cuando todavía son niñas, sacándolas de la escuela y sometiéndolas a una maternidad precoz.

En la iglesia de San Pedro La Laguna. Foto R.Puig
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Santiago Atitlán

En el embarcadero de Santiago Atitlán. Foto R.Puig
Nuestra siguiente etapa nos lleva al antiguo pueblo de Santiago Atitlán. Como ya se va a haciendo tarde y el Xocomil, ese poderosos viento del Norte, ha comenzado a levantarse sobre el lago, para ganar tiempo decidimos subir hacia el centro en un tuk tuk.

El volcán San Pedro desde Santiago de Atitlán.Foto R.Puig
Atravesamos por el parque en dirección a la iglesia

Al rico helado en Santiago Atitlán. Foto R.Puig
encontrando en los jardines esculturas de artistas locales

En el parque de Santiago Atitlán. Foto R.Puig
y, llegados al templo, otras de factura neohispana y vestimenta confeccionada probablemente por manos devotas y femeninas.

En la iglesia de Santiago Atitlán. Foto R.Puig
La corbata y los sombreros son probablemente el ex-voto de algún varón agradecido

En la iglesia de Santiago Atitlán. Foto R.Puig
Las frazadas y los pañuelos que han donado a las santas y santos parecen más bien regalo de alguna fiel creyente. Aunque no se ve en la imagen, los asistentes siguen las lecturas de una misa y los himnos del excelente orfeón que canta junto al altar.

La iglesia de Santiago Atitlán. Foto R.Puig
Para no molestar, nos desviamos hacia el claustro, lleno de dependencias anexas, en las que están ensayando varios coros y grupos de músicos, de una gran virtuosidad. Estamos fascinados por esta especie de conservatorio de música popular y religiosa.

Ensayando en la iglesia de Santiago Atitlán. Foto R.Puig
Pregunto a nuestro viejo amigo y excelente guía de Guatemala, que nos ha traído a este maravilloso viaje, quién es el sacerdote que aparece en el poster…
El Padre Apla’s (Francisco en idioma Tzutujil) fue un sacerdote norteamericano, asesinado por los escuadrones de la muerte en 1981. Su nombre original era Stanley Francis Rother.
Por parte de los yankees no todo fueron intervenciones en apoyo de las dictaduras militares. Este norteamericano vivió como los campesinos mayas de estas pobres tierras en una época atroz de guerra civil en Guatemala, y como miles de ellos fue también asesinado por grupos armados que ejercían la represión a cuenta del gobierno.

El claustro de Santiago Atitlán y el volcán Tolimán. Foto R.Puig
En Santiago Atitlán no le han olvidado.
Nosotros, con el Xocomil soplando por la popa, pero conducidos por un experto timonel y con los faros de la lancha encendidos, surcamos durante más de una hora y dando botes sobre las olas todo el ancho del lago desde Santiago a Panajachel.
La luna nos acompañaba.

La luna se alza al salir de Santiago Atitlán. 21 de diciembre. Foto R.Puig
Son ya más de las ocho de la tarde y, tras deshacer las maletas en el hotel, nos vamos a comer unas merecidas pizzas en el Café Circus, donde unos trovadores excelentes nos obsequian con un florilegio de canciones latinoamericanas, algunas de cuyas letras conocemos bien y podemos cantar al unísono con ellos : valses, boleros, rancheras, mambos…

Los bardos del Café Circus de Panajachel. Foto R.Puig
Si alguna vez van por Atitlán no dejen de ir a tomar una pizza al final de la jornada a este inusitado rincón bohemio y acaben el día cantando aquello de «yo tengo unos ojos negros…»
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Epílogo
Para ir terminando hoy, quiero primero romper una lanza por los Amigos del Lago Atitlán
Nuestro amigo y guía nos ha hablado de un Plan de Rescate del Lago, que está más y más amenazado por los residuos de las poblaciones de su entorno que van directamente y sin depurar a sus aguas. Nos dice que este es el plan al que, aunque jubilado, quiere dedicar todos los esfuerzos de su saber hacer de varias décadas en proyectos de desarrollo, hasta verlo realizado : un sistema de depuración integral de los vertidos sobre el Atitlán, la segunda reserva por volumen de agua dulce de toda Centroamérica.
…
Y por último decir algo que escribe un historiador:
Pese a todas las limitaciones y a los terribles pesos del pasado, la región centroamericana se posiciona en el mundo globalizado y se resiste al retroceso. Todo esto, unido a la enorme riqueza cultural y a la vasta biodiversidad del itsmo, nos permite concluir con una nota de optimismo y esperanza; a pesar de todos los pesares, la región sigue buscando un futuro propio.
palabras finales de Héctor Pérez Brignoli en su Breve historia de Centroamérica, El Libro de Bolsillo, Madrid, Alianza Editorial, tercera edición, 2018, 349 páginas.
Gracias por este diluvio de fotos!
Bernardo.
Gracias a ti, Bernardo. Hasta dentro de unas semanas,
Ramón
La realidad, bien descrita y complementada con fotografías, mete al alma los dolores y esperanzas de esas tierras.
Gracias, René, si algo he aprendido en Guatemala, ha sido gracias a tu excelente guía. Ahora Guatemala también se ha metido en mi alma. Ojos que ven, corazón que siente.