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Ab ortu ad occasum (de oriente a occidente)

12 agosto, 2018
Ortus. Foto R.Puig

Ab ortu. Foto R.Puig

Porque la diferencia entre vivos y muertos concierne a líquidos y rápidos movimientos de la salida y puesta del sol, tiene que ver con la luz y su tránsito sobre las cabezas de los hombres.

Manuel Vilas, «Ordesa» (Alfaguara, Madrid,  2017, pág.194)

Cuando nos sobra tiempo para sentarnos frente a un paisaje; cuando los minutos fluyen un poco más lentamente; cuando pasamos las páginas de un libro e incluso nos adormecemos sobre sus letras; cuando volvemos a abrir los ojos y nos ha sorprendido la alborada o, al contrario, es la noche que ha caído; cuando sobre nuestra cabeza la luz, esa que mana de una fuente única, inicia, recorre o concluye su ciclo diario… entonces sabemos que estamos vivos, que el tiempo aún se nos ofrece.

Mientras hay tiempo. Foto R.Puig

Mientras hay tiempo. Foto R.Puig

Creemos que el reloj, que nosotros desgranamos el tiempo, pero es ese intangible, ese cronos fugitivo, el que nos desgrana a nosotros. Por eso es agradable seguir pasando las páginas en un libro de papel, es como compartir el tiempo, no sólo el nuestro, sino el de alguien que ha puesto su tiempo en palabras, para nosotros. No solo el suyo, sino el de quienes le precedieron. Un libro siempre habla de lo que precede a su autor. No hay libro sin precedentes.

Recuerdo que mi madre aclaraba poco los platos, yo en cambio los dejo bajo el grifo mucho rato, intentando que el jabón se vaya para siempre.

Ibidem, pág. 304

Somos la consecuencia de muchos precedentes.  Como cada día sobre la tierra, que en cada giro nos devuelve algo del anterior. A veces, parece decirnos: «mira bien, ayer te dejaste algo». Pero no es ella sola, la tierra forma equipo con el sol, con la luz.

Luz declinante. Foto R.Puig

Luz declinante. Foto R.Puig

El padre antes de ser padre es una fuerza que está en el mundo avisando de la llegada de un hijo, avisando de tu llegada, pero aún no has llegado, y es ahí donde está la maravilla…

Por eso adoro esa fotografía, porque contiene mi misterio: yo no soy, y mi padre es un hombre que no quiere casarse ni tener hijos. No se lo plantea…

Yo no soy allí, y descanso.

Busco volver a la paz del no ser.

(el autor reflexiona sobre una vieja foto de su padre joven y soltero)

Ibidem, pág. 304

No sabremos nunca lo que recordarán de nosotros cuando nos hayamos ido. No me refiero a los rastros que parece que se quedarán en la red y que quizás nadie borre, que puede ser que durante siglos ya no se puedan borrar.  Tampoco es la memoria histórica, eso sobre lo que se promulgan normas. No, no es eso, la memoria, la de verdad, la olvidadiza (porque para recordar hay primero que olvidar), esa es personal, no puede legislarse sobre ella.

¿Cuánto resiste la posibilidad de sacar del olvido un recuerdo personal? No una foto, no un texto, no un documento de identidad, no una partida de bautismo o de boda, no, no se trata de eso sino de algo verdaderamente individual, algo que se ha recibido directamente por los sentidos, ecos del tacto, de la vista, del oído, del gusto, del olfato, que se han acunado en lo más profundo de uno mismo.

A mi padre le gustaba ir siempre muy bien peinado, hasta tal punto que si hacía viento no salía de casa, porque se despeinaba.

Mi padre comenzó a acumular algunos kilos de más y era consciente de ello. Preguntaba mucho si estaba gordo. Buscaba nuestro juicio. Le gustaba comer. Era una relación particular con el mundo: coger del mundo la comida.

Ibidem, pág. 323

Luz de atardecer. Foto R.Puig

Luz de atardecer. Foto R.Puig

Mi madre cuando estaba deprimida y triste, se metía con su propio pelo… Buscaba en la peluquería una absolución, un levantamiento de sí misma, buscaba la alegría perdida. Cambió de peluquería mil veces. Buscaba una peluquería utópica…

No había peluquería en el mundo que pudiera ayudar a mi madre.

Pero ahora ya está en la peluquería del fin del mundo.

Ibidem, págs. 321-322

Ad occasum. Foto R.Puig

Ad occasum. Foto R.Puig

 

 

4 comentarios leave one →
  1. Bernardo Regal Alberti permalink
    12 agosto, 2018 22:10

    Bellas fotos. Lindo texto pero algunas líneas no sé si son de M. Vilas o tuyas. ¿Qué Vilas es?

    • 13 agosto, 2018 00:18

      Hola Bernardo, muchas gracias.

      Los textos de Manuel Vilas, de su novela «Ordesa», son los que figuran sobre fondo gris con indicación de página. El resto, es decir los textos sobre fondo blanco, son los míos.

      Un abrazo

      Ramón

  2. 26 agosto, 2018 21:50

    Eres tantas cosas en tu tiempo intimo, pareces manejar unos paisajes y una mente metida en los libros, sin antes ni después, porque esa intimidad de tus tiempo es una flotación entre recuerdos y lecciones del afecto.

    • 27 agosto, 2018 01:12

      Gracias Guillermo.

      Tú sabes bien que cuando un libro te atrapa es porque sintoniza con tus propias emociones y recuerdos. Tus escritos y tus comentarios a los escritos (o a las músicas y cantos) de otros, esos que te mueven, son también un ejemplo de esa osmosis que expresas hasta la filigrana.

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