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Entre el mar y la sierra del Segaria: desde Ondara a la playa de Els Poblets con colofón boliviano.

15 abril, 2018
El Segaria desde Ondara. Foto R.Puig

El Segaria desde Ondara. Foto R.Puig

A los pies del Segaria se extiende Ondara, colindante con los municipios de El Verger, Beniarbeig, Pedreguer y Denia.

A media hora de bicicleta, por caminos entre naranjos, limoneros y mandarinos, y a diez minutos en coche está Els Poblets y mi playa de la Almadrava (con v en valenciano y con b en castellano). Mi biblioteca está desde hace dos semanas en Ondara.

A Ondara la escoltan los naranjales.

Naranjales. Ondara. Foto R.Puig

Naranjales. Ondara. Foto R.Puig

Por el centro del casco urbano, encajonado entre los muros de un barranco ornados de graffiti, circula el río Alberca que por el norte separa los huertos de las casas.

Grafitti. Ondara. Foto R.Puig

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Por las calles más antiguas de estos barrios, formados en los siglos XVIII y XIX, son frecuentes las casas desde hace años deshabitadas de los pueblos de la comarca. La estrechura de la vieja red viaria y una arquitectura propia de las condiciones de vida de otras épocas (en una que he visitado el burro accedía a su recinto por la misma puerta que las personas) han conducido, a medida que fallecían sus ancianos ocupantes, al abandono de las viviendas más angostas,.

Pero también hay mansiones amplias y bien renovadas, con sus ventanas enrejadas y sus techos altos, lo que no obsta para que junto a ellas agonicen casonas similares que ya nadie restaura.

Deshabitada. Foto R.Puig

Deshabitada. Foto R.Puig

En estas puertas la vieja llave ha dejado de girar

Pictografía. Foto R.Puig

¿Cuántos años han pasado sin que sus habitantes entren y salgan cada día por sus portones?

Toc toc. ¡Ah de la casa! Foto R.Puig

Toc toc. ¡Ah de la casa! Foto R.Puig

Pero Ondara crece hacia el campo con nuevos barrios y sus calles están vivas. Los vecinos son cordiales y saludan al cruzarse contigo. Hay un párroco que toca las campanas con frecuencia. Alguien me dice que es un cura repicador. No sólo las hace sonar por razones litúrgicas, también marca las horas y las medias para los que no lleven reloj. 

El Montgó visto desde Ondara. Foto R.Puig

El Montgó visto desde Ondara. Foto R.Puig

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Ondara no tiene playa, sin embargo, a pocos kilómetros, tiene la de la Almadrava en Els Poblets y todas las de la Marina de Denia.

Asi que, desde los huertos verdes,

El campo. Ondara. Foto R.Puig

El campo. Ondara. Foto R.Puig

nos hallamos en un pis pas frente a todos los azules del mar

Azul y negro. Foto R.Puig

Azules y negro. Foto R.Puig

Más azules. Foto R.Puig

Más azules. Foto R.Puig

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¡Quién pudiera!

Más azules. Foto R.Puig

Ícaro. Foto R.Puig

Como ya no tengo edad para surcar las olas sobre una tabla, me contento con capturar una panorámica de la playa.

La he colgado en youtube.

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Saltando el gran charco

 

Para concluir, aunque -¡ay!- Bolivia sigue sin conseguir la salida al mar que perdió en una guerra fratricida, a mí me siguen llegando las fotos de la flora exuberante de las riberas del Beni que, sin ser el mar, no deja de ser una ancha vía fluvial que atraviesa las pampas y selvas bolivianas.

Sus aguas, a través del Madeira, acaban por engrosar las del Amazonas. Al fin y al cabo, su trayectoria, algo más larga que la que los bolivianos aspiran a conseguir, no deja de ser una salida al mar.

El río Beni entre Rurrenabaque y San Buenaventura. Foto R.Puig

El río Beni entre Rurrenabaque y San Buenaventura. Foto R.Puig

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Flora

Las fotos que desde Bolivia me envía mi viejo amigo Charlie son un hermoso broche para esta crónica

Flor de jengibre. Foto Charlie G. Tornel

Flor de jengibre. Foto Charlie G. Tornel

Lirio rojo y pomelos. Foto Charlie G. Tornel

Lirio rojo escoltado por pomelos. Foto Charlie G. Tornel

Confío en que algún día nos pueda seguir mostrando sus estupendas fotos de la flora boliviana en un blog propio. ¡A Linneo le  gustaría! ¡Esperando que te animes, esta página está a tu disposición!

Por cierto que, hace algunos años, les hablaba yo aquí de una de las novelas que publicó Charlie: «El tercer asunto». Así que, además de la rica flora a su disposición, no le faltarán historias, comedias y tragedias, del Oriente boliviano.

3 comentarios leave one →
  1. Francisco Otero permalink
    15 abril, 2018 12:38

    Desde Berlín (con Sol), gracias Moncho: un oasis de belleza y cultura lo que cada domingo nos das
    Abrazos
    Pancho

  2. 15 abril, 2018 12:47

    ¡Que te vaya muy bien en Berlín, Pancho!

    Un fuerte abrazo

    Moncho

  3. 18 abril, 2018 16:13

    El eco de tu «Mi biblioteca está desde hace dos semanas en Ondara» resuena en esta casa desde el día en el que llegó a mi correo este texto. Misterioso, sorprendente, no sé si cómplice, ¿tal vez alarmante? Chi lo sa! En la actualidad, más parece un peso incómodo del que desembarazarse, que un tesoro, y en ese sentido, conozco casos de amigos cuya biblioteca les impide dormir a pierna suelta. Pero no, no te estoy incitando a que nos desveles esa realidad tan personal, solo divagaba.

    Gracias por el vídeo y por todo lo demás, incluidas las noticias de Bolivia, que me confió algunos alumnos, aunque siempre menos que otros países latinos. Un abrazo, peregrino de las estrellas 🙂

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