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Algunas cosas de Valencia

30 abril, 2017
Susy Gómez. La espuma de los días, 2001. Foto R.Puig

Susy Gómez. La espuma de los días, 2001. Hierro galvanizado. Foto R.Puig

A principios del mes que acaba hoy, anduve de paseo por Valencia. Así que, sin ninguna pretensión, dejo aquí algunas imágenes (de esculturas en su mayoría).

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De hace poco

Primero dos obras recientes, expuestas hasta ayer en el Centro de Cultura Contemporánea en el antiguo Convento del Carmen.

Entre las obras de esta exposición, que responde al título de Discursos premeditadosme he quedado con la gran rosa en hierro galvanizado que abre esta página y con otra obra de hierro y tablas ennegrecidas con grafito.

Son esculturas de dos mujeres, una mallorquina y una valenciana.

La rosa, símbolo de la fragilidad, es aquí, aunque yazca en tierra, una palabra duradera de resistencia.

Los negros paneles negros los he visto como mudos memoriales de aquellos a quienes se sujetaba con la camisa de fuerza, de aquellos a quienes privaron de nombre.

Amparo Tormo. La dignidad de la locura. 1997. Foto R.Puig

Amparo Tormo. La dignidad de la locura. Hierro, madera y grafito. 1997. Foto R.Puig

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De hace un poco más

En los Jardines del Real (o del Vivero) hay muchísimas esculturas, fuentes, árboles y plantas. Hay begonias, cactus, claveles y otras flores; quentias, ficus, araucarias, pinsapos, cipreses, helechos, ágaves, chumberas, azaleas, rododendros, cocos, dracenas, extralixis, colocasias, paudanes, palmeras, tarays, plátanos americanos…

Jardines del Real. Valencia. Foto R.Puig

Jardines del Real. Valencia. Foto R.Puig

A mí me parece que los de la foto son ceibas o ceibos.  Así  recuerdo que los llaman en el Perú. 

De las esculturas me he quedado con una a la que unos vándalos cortaron la cabeza en el 2012, pero que ha sido restaurada. Es simple y es de piedra caliza, obra de un escultor valenciano.

Adolescente de Jose Esteve Edo 1952. Jardines del Real.Valencia. Foto R.Puig

Adolescente de Jose Esteve Edo 1952. Jardines del Real.Valencia. Foto R.Puig

Otras formas de estilizar son las de la escultura barroca, de la que es ejemplo este santo varón valenciano, que cuenta con muchos devotos en su tierra.

San Luis Bertrán. Ponzanelli 1693.Valencia.Puente de la Trinidad. Foto R.Puig

Ponzanelli 1693. San Luis Bertrán. Valencia.Puente de la Trinidad. Foto R.Puig

Dicen que a  este santo dominico, durante los años de su misionar en América en la segunda mitad del siglo XVI, los crueles encomenderos de Santa Fe de Bogotá, aunque no le cortaron la cabeza como a la estatua de la meditabunda adolescente, sí que estuvieron a punto de asesinarle porque denunciaba desde el púlpito la opresión de los indígenas en aquella colonia española. Como entonces no era fácil echarse al monte como Camilo Torres, retornó a Valencia donde se ganó el cariño de sus paisanos y, después de muerto, ha sido un santo muy milagrero.

Luis Bertrán O.P. (1526 -1581) tiene en común con la joven desconocida que ambos sostienen un libro. Puede que ella, en 1952, el libro que sostiene sea Nada de Carmen Laforet. Y él quiero pensar que el volumen que sujeta sea la Brevísima relación de la destrucción de las Indias (1552) obra de un compañero de su misma orden dominicana, Bartolomé de las Casas O.P. (1484 – 1566).

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Unos siglos antes

Bastante antes, hubo otro varón que no fue canonizado, pero es probablemente el más santificado por los valencianos. Entonces era España en gran parte una colonia árabe y, como no era suficiente con los predicadores dominicos que ya estaban catequizando Europa y liquidando herejías, el idolatrado Jaime I de Aragón el Conquistador, se dedicó entre otras cosas a reconquistar Valencia.

Así de fiero aparece su ademán en el centro de Valencia.

Jaime I el Conquistador según Agapito Vallmitjana.1891. Valencia. Foto R.Puig

Jaime I el Conquistador según Agapito Vallmitjana. 1886. Valencia. Foto R.Puig

El escultor era natural de Barcelona y se llamaba Agapito Vallmitjana  (1833 – 1905)

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Y ya que estamos en el siglo XIX…

…vayamos de paseo por los Jardines de Monforte, un lugar donde se celebran bodas, y en que encontré a varias familias que estaban tomando fotos a sus niñas vestidas de primera comunión o de labriega valenciana.

Entrada a los jardines de Monforte. Valencia. Foto R.Puig

Entrada a los Jardines de Monforte. Valencia. Foto R.Puig

La quinta y sus jardines fueron obra y propiedad de marqueses y son hoy un ameno parque municipal, fresco refugio en días de calor.

En los jardines de Monforte. Valencia. Foto R.Puig

En los jardines de Monforte. Valencia. Foto R.Puig

Sus numerosas estatuas en mármol estaría yo tentado de englobarlas en una especie de «neo-clásico mediterráneo». La reproducción o re-creación de versiones  del arte clásico tuvo desde fines del siglo XVIII y en el siglo XIX numerosos cultivadores en Europa, en especial a partir del momento en que la ocupación napoleónica de Italia disparó la demanda y Antonio Canova (1757 – 1822) potenció el movimiento.

Sócrates en los jardines de Monforte. Valencia. Foto R.Puig

Dicen que es Sócrates,  jardines de Monforte. Valencia. Foto R.Puig

En los jardines de Monforte. Valencia. Foto R.Puig

En los jardines de Monforte. Valencia. Foto R.Puig

En los jardines de Monforte. Valencia. Foto R.Puig

En los jardines de Monforte. Valencia. Foto R.Puig

No voy a seguir, porque si no se alargaría la lista. No obstante, hay que decir que la estatua que al parecer prefieren las parejas de novios es la de otra pareja famosa.

Dafnis y Cloe. Jardines de Monforte. Valencia. Foto R. Puig

Dafnis y Cloe. Jardines de Monforte. Valencia. Foto R. Puig

Y como no todo es inspiración grecolatina, no olvidemos los angelotes barrocos, de los que en estos jardines hay varias muestras

En los jardines de Monforte. Valencia. Foto R.Puig

En los jardines de Monforte. Valencia. Foto R.Puig

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Y a comienzos del siglo XX

Este busto recuerda a un pintor valenciano, Antonio Muñoz Degrain (1843-1924), que ejerció principalmente en Málaga y está representado en colecciones privadas y públicas, con varias obras en el mismo Museo del Prado . Tuvo la capacidad de irse renovando, de tal modo que de sus primeros paisajes realistas y románticos, siempre de gran calidad técnica, fue acercándose a una visión impresionista y levantina, con escenas naturales de gran colorido y luminosidad.

Monumento a Antonio Muñoz Degrain, Valencia. Foto R.Puig

Monumento a Antonio Muñoz Degrain, Valencia. Foto R.Puig

Es obra del escultor Francisco Marco Díaz-Pintado (1887-1980). Cuando se realizó ya había en este mismo lugar una escultura de la madre Naturaleza que parece abrazar al pintor

Raices del ficus australiano que abrazan al pintor Muñoz Degrain. Valencia. Foto R.Puig

Raices del ficus australiano que abrazan al pintor Muñoz Degrain. Valencia. Foto R.Puig

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Para terminar, una escultura bastante más grande…

Valencia. El puente de la Peineta de Santiago Calatrava. Foto R.Puig

Valencia. Los tirantes del puente «de la Peineta» de Santiago Calatrava. Foto R.Puig

2 comentarios leave one →
  1. 2 mayo, 2017 18:36

    Hola! como es lógico, en Argentina abundan estos árboles y son muy bellos. Similares a los lapachos, se diferencian de éstos por el tronco, que en el caso de las llamadas ceiba speciosa (acá comúnmente «palo borracho» o «árbol botella», por razones que están a la vista, tiende a inflarse. Se los llama así por otra parte, para diferenciarlos de la flor nacional que es la flor del ceibo, otro tipo de árbol autóctono cuyo link adjunto https://www.google.com.ar/search?q=ceibo+im%C3%A1genes&rls=com.microsoft:es&ie=UTF-8&oe=UTF-8&startIndex=&startPage=1&rlz=1I7GFRE_es&gws_rd=ssl

    Los lapachos y palos borrachos abundan en la selva de Misiones y Chaco Argentino y en toda la zona colindante con el Paraguay. Son árboles de toda la region pero en esa zona en particular, me consta que toman dimensiones Lovecraftianas.
    Saludos

    • 2 mayo, 2017 19:16

      Lleva usted razón, también en el Perú, en la ceja de selva, hace muchos años, cabalgando por la parte de Huánuco, pude observar esos árboles, las «ceibas gigantes» con su enorme vientre cubierto de espinas como clavos. Entiendo su observación, a mí también me han fascinado las historias de Lovecraft, llenas de esos presentimientos de amenaza latente que la realidad nos suscita cuando las dimensiones comunes se desbordan.
      Gracias por las imágenes de los ceibos.
      ¡Hermosa la flor nacional argentina!
      Saludos

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