Reflexiones de cuando Europa estaba en ruinas (en vísperas de la elecciones europeas)
En vísperas de las elecciones al Parlamento Europeo, cansado de leer, salvo honrosas excepciones, declaraciones de candidatos partidistas, de bajos vuelos y cortos de vista, he rescatado un viejo libro de mi biblioteca:
Rencontres Internationales de Genève, “L’Esprit Européen”, Neuchatel, Éditions de la Baconnière, 1947 (*)
El libro transcribe las conferencias y las discusiones de un grupo de intelectuales, convocados gracias a una iniciativa de Marcel Raymond en 1946, para los Primeros Encuentros Internacionales de Ginebra.
Las conferencias, pronunciadas entre el 2 y el 14 de setiembre de 1946 por los ponentes en negrita, dieron lugar a vivas intervenciones, en su mayoría de un gran nivel de pensamiento y expresión.
Intervinieron Jean AMROUCHE, Ernest ANSERMET, Robert ARON, Antony BABEL, BALDACCI, Julien BENDA, Georges BERNANOS, François BONDY, Umberto CAMPAGNOLO, René DOVAZ, Maurice DRUON, Francesco FLORA, Max-Pol FOUCHET, René GILLOUIN, Antoine GOLÉA, GOLDMAN, Jean GUÉHENNO, Jeanne HERSCH, Karl JASPERS, Jean LESCURE, Georg LUKACS, Victor MARTIN, Dr MAYER, Maurice MERLEAU-PONTY, Fernand MICHAËLIS, MÜLLER, André OLTRAMARE, Marcel RAYMOND, REININCK, Denis de ROUGEMONT, André ROUSSEAUX, Jean Rudolf von SALIS, von SCHENK, Reneé SCHIDLOF, Wladimir SOKOLINE, Stephen SPENDER, Jean STAROBINSKI, VIGORELLI, Jean WAHL y Henri de ZIÉGLER
La de arriba es la lista completa de quienes tomaron la palabra, incluso de aquellas personas del público que lo hicieron sin que a veces nos haya quedado su nombre propio.
Cuando Europa estaba en ruinas
Apenas había transcurrido un año desde el final de la II Guerra Mundial y Europa se encontraba en plena depresión moral, económica y material. En aquellas conversaciones de Ginebra se debatía el futuro de un continente en carne viva, de una civilización arrasada por la barbarie nacida en su propio seno.
Cuando estamos a punto de votar a nuestros representantes en el Parlamento Europeo y a proponer un candidato para presidir la Comisión Europea y las voces de las casandras de hoy se oyen por toda Europa, más que citar lo que la propaganda electoral nos dice, he creído honrar mejor esta ocasión con algunas citas de lo que una serie de intelectuales de diversas disciplinas y países pensaban y trataban de formular sobre el “espíritu europeo” y las vías para su supervivencia tras aquella tragedia inmensa.
Quizás alguien se pregunte por qué no estaba allí José Ortega y Gasset. No estaba porque, aunque se le había invitado a ser uno de los ponentes, el gobierno de Franco no le había permitido salir de España. Curiosamente, sí que estaba entre el público Wladimir Sokoline, uno de los consejeros de la embajada de la URSS en Madrid durante la Guerra Civil Española. Consiguió tomar la palabra, como el único ruso de la reunión, durante el quinto coloquio para hacer una sutil apología del régimen estalinista y defenderlo de “la crítica o más bien de la maledicencia”.
Para estos tiempos de mediocridad
Frente a la ola de euroescepticismo y de inquietantes movimientos xenófobos o nacionalistas que acosan al proyecto europeo, no está de más respirar las ideas de quienes sabían expresarse a favor de una Europa federal y un espíritu de libertad, humilde y herido, pero fiel a la defensa de lo mejor del espíritu europeo.
Los problemas que se debatían entonces, en su esencia siguen siendo los nuestros y el compromiso y la acción que se reclamaban entonces deben más que nunca seguirse reclamando.
A continuación ofrezco algunas citas (la traducción del francés es mía).
Julien Benda
Hoy, cuando la idea de nación parece haber terminado su carrera, haberse convertido en nefasta para los Europeos, la idea de Europa aparece…
Pero Europa, por su carácter abstracto, excitará mucho menos la sensualidad que esos objetos concretos que se llaman naciones…
La verdad –hay que proclamarlo- es que las naciones, para hacer Europa en serio, tendrán que abandonar no todo ciertamente, pero sí algo de su particularidad
Robert Aron
La alternativa no es entre una Europa unida y la diversidad de naciones. Es entre dos concepciones, una la del totalitarismo, que impide la conciliación, y la otra la del federalismo, que permite conciliar la existencia de Europa en tanto que comunidad de cultura, y puede que de intereses, con la diversidad de las naciones en lengua, espíritu y genio
Karl Jaspers
Es peligroso pretender formarse una concepción de Europa aislada, separada; cuando las grandes realidades de esta hora nos empujan, es dentro de ellas donde habremos de encontrar nuestro sitio…
La libertad es la victoria sobre lo arbitrario. Porque la libertad coincide con la necesidad de la verdad. Cuando soy libre, no quiero esto o aquello porque lo quiero, sino porque estoy persuadido de que es justo. Lo que exige la libertad, no es que actuemos arbitrariamente, o por obediencia ciega, o bajo alguna constricción exterior, sino a partir de aquello que hemos constatado, a partir de una certeza…
La libertad no se realiza si no es en la comunidad de todos. No puedo ser libre sino en la medida en que todos lo son…
hay ahí dos realidades europeas: la profundidad de la comunicación humana entre personas conscientes de su propio ser, y el trabajo consciente dirigido a realizar la libertad en la vida pública mediante instituciones que conformen la voluntad común…
La libertad exige la ciencia, la ciencia no sólo como libre dedicación ociosa, no sólo como técnica subordinada a objetivos prácticos, no sólo como juego del pensamiento lógico, sino como voluntad absoluta, universal, de conocer lo cognoscible. La pasión por la ciencia es algo propio de Europa, tanto como las enormes conquistas de las ciencias en la investigación moderna…
Una segunda transformación espiritual es indispensable para establecer un orden mundial: hay que quitar a la historia de los Estados su fuerza mágica. El cuadro histórico que subyuga al espíritu mediante la grandeza de los Estados, con la violencia de los acontecimientos e incluso de las catástrofes, mediante el carácter sensacional de las hazañas inauditas, el mito de los generales y de los hombres de Estado o la gloria transmitida a través de siglos y milenios, ese retablo ha de palidecer. El brillo de la historia ha de someterse en adelante a los impulsos de la conciencia humana
Jean Wahl
Para crear Europa hay que crear el mundo y constatamos hoy que todas las cuestiones europeas son esencialmente mundiales. Será el mundo quien haga al mundo. Esperemos que mantenga la cultura europea
Maurice Merleau-Ponty
Me pregunto si no habrá una unidad de Europa de otro tipo, una forma de Europa en acción y no en representación…
una relación entre el hombre y la naturaleza que, para empezar, no sea de confusión, una distinción entre el yo y el mundo; correlativamente la idea de la objetividad o de la verdad…
una cierta idea de la verdad que estaría en el origen de lo que llamamos ciencia occidental y, en continuidad con ella (pues esa ciencia ha llevado a la técnica), las formas del trabajo europeo…
un Estado considerado como el medio humano propiamente dicho en el cual se pueda realizar la libertad del hombre
Jean-Rudolf von Salis
La clase obrera ha hecho su entrada en la vida política de Europa. La evolución de la economía europea, separándose irremediablemente de la ortodoxia liberal, debe hoy tener en cuenta que sus posibilidades de expansión y, por tanto, sus oportunidades de beneficio son limitadas y se van a reducir. Ya no puede luchar en pie de igualdad con las potencias extra-europeas que le disputan sus mercados. So pena de hundirse en crisis sin salida y en guerras sin esperanza, la economía de los diferentes Estados europeos no puede seguir asegurando a las masas su subsistencia si no instituye un control de la producción y de los intercambios
Jean Guéhenno
Nada sería tan peligroso, en mi opinión, como pretender que la federación europea se haga para oponerla a otros bloques, tanto occidentales como orientales…
El europeo quiere hacerse juez y recreador del mundo, constructor de la verdad. Es el pensamiento europeo. Este es, este ha sido, y no ha cesado de estar en gran contradicción con la política de Europa. Y bien, creo, para mí, que la salud de Europa pasa por acordar su política con sus pensamientos…
El comienzo de la libertad es la alegría del trabajo, pues al fin y al cabo el trabajo colma la mayor parte de la vida de la mayor parte de los hombres, y crear esta alegría del trabajo, esta alegría de la participación, es el deber más urgente
André Rousseaux
Me opongo totalmente a ver la obra de Carlomagno como un ejemplo saludable. En mi opinión se trata de un ejemplo típico de unificación y no de unidad. La unidad, por el contrario, se compone del consentimiento de las diversidades que se entregan a ella, y es este consentimiento el creador de Europa, porque es el único que posee, como acabo de decir, un poder creador
Denis de Rougemont
El nacionalismo se propaga como la rabia, esa enfermedad romántica de Europa. Sólo él, bajo no sé qué pretextos disfrazados del nombre de tradición, en realidad pueblerinos e inocentemente maquiavélicos, mantiene entre nosotros la desconfianza, los odios seculares, las absurdas vanidades locales, manteniendo todavía las barreras de los visados, las exorbitantes tarifas aduaneras, las censuras más o menos reconocidas y los ruinosos presupuestos de la defensa nacional…
Es un estado de complejidad, de imbricaciones y de contradicciones, lo que define el equilibrio humano que llamamos Europa…
una medida del hombre, un principio de crítica permanente, un cierto equilibrio humano que resulta de incontables tensiones…
No es en nombre de no sé qué nacionalismo europeo por lo que hay que defender Europa, sino en nombre de la humanidad más consciente y más creadora del hombre…
El tesoro de Europa es su idea del hombre. Pero es un tesoro explosivo, de ahí la necesidad de una encendida vigilancia en torno a esta noción central de la persona, pues sus desviaciones perpetuas, hacia el individuo sin deberes o hacia el militante sin derechos, son las verdaderas causas de nuestros males sociales. Y nuestra segunda tarea es la de inventar unas estructuras políticas de tipo federalista, las únicas que crean la paz y las solas capaces de salvaguardar la libertad en el orden…
No pedimos la instauración de una Federación europea para crear un tercer bloque, un bloque-tapón, o un bloque opuesto a los otros dos. No resolvería nada, sino, al contrario, exaltaría el nacionalismo a escala continental. Lo que tenemos que pedir, y obtener, todos nosotros, es la supresión a todos sus niveles de las fronteras y los visados, renunciando al dogma de la soberanía absoluta, creando así una actitud nueva, una confianza – abriendo al mismo tiempo Europa al mundo. Lo que tenemos que pedir y obtener –en primer lugar de nosotros mismos- es que el genio de Europa descubra, y propague, las antitoxinas para los virus que infectan el mundo entero
Mme. Renée Schidlof
Creo que este futuro inmediato depende no sólo de nosotros, adultos, sino también de la juventud, de los menores de veinte años, de los que tienen ahora entre quince y veinte años, y me planteo la cuestión: ¿incluso si nosotros estuviésemos de acuerdo sobre el futuro de Europa, qué podríamos hacer para que esta juventud de hoy se sume a nuestra perspectiva?
Stephen Spender
Creo que no podremos recrear Europa si no es en nombre de la humanidad entera. Para ello necesitamos todas nuestras cualidades humanas inseparables las unas de las otras. El objetivo de Europa ha de ser la creación de una comunidad de seres humanos que han encontrado y modelan su futuro por la fe en la libertad y por una visión clara de la naturaleza humana en su integridad
Jean Starobinski
El espíritu europeo será lo que haga de él el hombre europeo. No es algo que nos pertenece de forma inmutable; no es un producto que hemos adquirido con garantía par mil o dos mil años. Somos responsables de su futuro; y somos responsables también de su pasado: si no sabemos solucionar los problemas capitales de nuestro tiempo, todo lo que el espíritu europeo fuese en el pasado está en peligro de haber sido en vano
Georges Bernanos
No hay lugar para Europa en un mundo sin libertad. Me dicen que el hombre no es libre. ¿Pero alguien me lo prueba? Y si me piden que pruebe lo contrario, responderé a mi vez: ya que todo esto debe resolverse, a fin de cuentas, por una apuesta, ¡pues bien! yo apuesto por el hombre. Europa siempre apostó por el hombre. La prueba de que ha puesto todas sus bazas en esa apuesta es que (Europa) se desploma cuando lo hace su libertad…
Al mundo sólo lo salvarán los hombres libres. Hablando así, me mantengo fiel a la tradición de Europa… Hay que hacer un mundo para hombres libres
(*) Edición electrónica de las conferencias y de los debates AQUÍ
Ramón:
Dicen que no existen las casualidades, así que a saber qué fuerza divina favorable y protectora le sopló a tu entrada hasta conducirla a la bandeja de entrada de mi correo, con algo tan actual y vivo como esa Europa cuando estaba en ruinas. No sé si estás viviendo cuanto nos tocó con este vaivén de sensaciones y sentimientos míos; preferiría sensaciones más de antaño:-), y no solo por la juventud que va asociada, no, por lo que espanta lo más de lo que hay. En fin, por ir al asunto: gracias por el bálsamo.
No son las de todos esos hombres sino palabras, cierto, pero ¿sabes?, diría que hasta de palabras, y sobre todo de palabras a esa altura, anda mendiga la Europa que nos están haciendo entre unos y otros, tal vez hacemos entre todos. Debe de ser lo que últimamente me empuja a leer, más que nada, ensayo y novela centrados en la Europa de inmediatamente antes y después de la 2ª Guerra Mundial; en ocasiones, la reflexión sobre ello de grandes periodistas. Lo malo es que, de paso, y a pesar del engaño y de su dependencia -al menos, en lo que concierne a la prensa española-, no sé vivir sin leerla, siquiera los titulares, y es como veneno cuanto dice y lo es todo aquello y aquellos que no deja de señalar y a lo que nos remite. Pero en la misma línea de la literatura me llega ahora lo que dijeron todas estas personas cuyas palabras tradujiste, y es bueno creer en ellas, al menos en buena parte.
Por si no lo sabes, lo que escribes hace mucho bien. Gracias, Ramón.
Gracias, Luisa.
Cuando lanzamos nuestro mensaje a las olas dentro de la botella y la botella vuelve con otro mensaje como el tuyo, eso nos (me) hace bien también.
Te das cuenta de que el mar sirve para unir a las personas a pesar de las corrientes, las mareas y las distancias.
¡Nos vemos, aunque sea nadando!
Ramón