El color en la pintura sueca de la primera mitad del siglo XX (y II): Otras corrientes

Anders Sandström. Nuestro pan cotidiano.Galeria Fahlnaes.Gotemburgo.Foto R.Puig. En su lucha darwiniana por la perpetuación de la especie, un mirlo duda entre comerse las bayas del bosque o al gusano que se alimenta de ellas.
Para enlazar con la entrada del 7 de abril encabezo este artículo con una imagen de la galería en la que empecé a familiarizarme con el colorismo sueco. Sobre el fondo de los cuadros que comentaba aquel día se destaca un pequeño bronce titulado “el pan nuestro de cada día”, obra de un escultor contemporáneo, Anders Sandström, hoy ya jubilado, que compatibilizó muchos años de su carrera diplomática en Latinoamérica con la escultura de animales en bronce.
Unos artistas abiertos a las vanguardias de la pintura europea
Y sigo con la presentación de otros pintores suecos que también mostraron gran osadía en el manejo de tonos fuertemente saturados o en los juegos de complementariedad colorista heredados del posimpresionismo.
Karl Isakson (1878 – 1922). Completó sus estudios de arte en Italia y Alemania, pero fueron sus viajes a París en 1911 y 1914, con su descubrimiento de la pintura de Cezanne y de Picasso, los que cambiaron su estilo.
Acabó instalando su taller en Copenhague.
Johan Johansson (1879 – 1951) también expuso en Venecia junto a Nils Nilsson, el pintor que cerraba el artículo del 7 de abril pasado. Aplica con seguridad amplias pinceladas de color o golpes de espátula.
Carl Kylberg (1878 – 1953) destaca también por una preferencia por los fuertes contrastes de color. Es uno de los principales exponentes del colorismo sueco en el Museo de Bellas Artes de Gotemburgo. Fue un pintor muy abierto al panorama artístico internacional. Expuso en Copenhage, Budapest, Londres, Paris y los EEUU.
Folke Andréasson (1902-1948) fue también alumno de Tor Bjurström (de quien traté en la entrada anterior) en Gotemburgo y pasó el curso 1937/38 en París, con evidentes efectos en su pintura.
Wilgot Alexander Olsson (1906-1990). Nació y murió en Gotemburgo. Su pintura es colorista pero estructurada y serena, sin estrépitos. En su esfuerzo por ordenar el paisaje y los bodegones con espíritu geométrico se nota le herencia de Cezanne y del cubismo.
El modernismo “naivista”
A fines de la segunda década del siglo XX surgen algunos artistas, entre los que destacan varias mujeres pintoras, que quieren mirar un mundo, que consideran demasiado dominado por la industria, con los ojos de la infancia. Trabajan también con una paleta acentuadamente colorista.
Erik Hallström (1893-1946). Miembro del grupo “Color y Forma” (Färg och Form) de Estocolmo fue uno de los iniciadores de “naivismo” sueco.

Vera Nilsson.Primeros pasos.1923.Colección Prinse Eugen. Castillo de Waldemarsudde.Fuente: Dagens Nyheter 2008
Vera Nilsson (1888 – 1979). Estudió en Francia en los años de inicio del cubismo y esa influencia se nota en sus cuadros de entonces. Muy conocida en Suecia, en particular por sus frescos en lugares públicos, como la estación y el metro de Estocolmo, o por sus paisajes de Öland y sus retratos de niños. Algunos de sus cuadros me recuerdan a María Blanchard.
Siri Derkert (1888-1973). Esta pintora estudió en París en los años del cubismo, del fauvismo y del futurismo. A medio camino entre el colorismo y el expresionismo se centró en motivos personales, en particular niños.
Axel Nilsson (1889-1980). Sus vivos colores denotan la influencia de su estancia en París en los años veinte, con preferencia por escenas de calle o del hogar.
Sven Erixson (1899-1970) fue probablemente el más viajero de esta corriente. En la década de los años veinte pintó en Italia, Alemania, Francia y España. Fue un gran admirador de El Greco, de Goya y… de la huerta valenciana, donde pasó un mes entero pintando gracias al director de una empresa sueca (Svenska Banan Kompaniet) que exportaba naranjas españolas a Suecia.
Olle Olsson Hagalund (1904 – 1972). Más conocido como Hagalund, su casa de madera en Solna (comuna de Estocolmo) es hoy un museo y un centro cultural. Comenzó como miembro del grupo “Color y Forma” y se centró particularmente en escenas de calle y retratos femeninos.
………….
Creo que por hoy es suficiente. Ahora me toca salir a buscar el color para mis propios cuadros…
Hola Ramón, fantástico tu recorrido por el arte sueco, que de otra forma sería muy difícil conocer (al menos para mí).
Esta mañana he estado viendo una exposición dedicada a Paul Klee, muy buena, en la que uno de los elementos interesantes es el análisis de su uso del color, ¡el color! tan importante.
Esperamos que nos muestres el tuyo cuando lo hayas encontrado por las calles de Gotemburgo.
Gracias y abrazos
Gracias Mercedes,
Lo voy encontrando, lo voy encontrando (incluso en estas últimas dos semanas los encontré en dos lugares distantes, Sabadell y Estocolmo), el problema es conseguir que funcionen sobre el lienzo según las ideas de Klee, de Goethe, de Kandinski… En fin, más modestamente, a ver si pronto hablo de alguno de esos lienzos míos.
Por cierto, que me hubiese gustado estar en ese paseo por la calle de Toledo del que hablas en tu blog. Me pregunto qué irán a hacer con ese «solarcillo» y ese muro memorable que está ahí esperando que alguien imagine una solución.
Un abrazo
Ramón
Ramón, tienes un blog que es una alegría para los sentidos, para el intelecto y para el alma 🙂 -debe de ser otra cosa-. Te visité en una ocasión al reclamo de Brines pero, ya sabes, en ocasiones la vida empuja por los caminos que menos amas. Sigue así, por lo que más quieras, prometo insistir en las visitas hasta hacerme contigo casi del todo. Ah, y gracias, mil gracias, por la excelente y cuidadísima letra, otra hermosura a la que no me tienen acostumbrada en mis viajes por el espacio virtual. Cuídate mucho.
Hola Luisa,
Me alegra dar alegría con estas páginas, mi rutina necesaria. Seguiré, aunque lo haga con menos frecuencia, digamos que, como dice la ranchera, «de domingo a domingo». Y lo de «la letra» es sólo cuestión de ir despacito, de no precipitarse.
Cuídate también y no dejes tampoco tus páginas virtuales, más comprometidas desde luego que las mías. Por cierto que, aunque jubilado, también yo pasé por las aulas como docente en mis años mozos y entiendo lo que has comentado hace poco sobre la ímproba labor de muchos educadores. Si te cuentas entre ellos te deseo fuerza.
Saludos
Ramón