De mi “ready (to be) made” a las papillas de José Segrelles, pasando por Marcel Duchamp
Hace pocos días decidí fotografíar los “herculei labores” (otro día comentaremos este adagio erasmiano) que me aguardaban en el fregadero…
¡y me salió “un duchamp”!
Bromas aparte, resulta que el salto a la fama de Marcel Duchamp comenzó hace cien años con su “Desnudo bajando la escalera” de 1912, una especie de “pastiche” de cubismo y futurismo, hoy en lugar de honor en el Philadelphia Museum of Art.
En realidad, cuando Duchamp comenzó a divertirse de veras fue lanzando sus “ready made” dadaístas que, contrariamente a su intención, fueron tomados tan en serio, a pesar de que lo que hacía era poner en solfa al mercado del arte y al ego de los artistas. A este propósito recomiendo las páginas de Marc Fumaroli en su libro “París-Nueva York-París. Viaje al mundo de las artes y de las imágenes” (Editorial el Acantilado, 2009)
El punto de partida del menor de los Duchamp fue un urinario fabricado por R.Mutt, al que tituló “fuente”. El primer original ha desaparecido pero ha sido reproducido al infinito.
No creo que Marcel Duchamp soñase con que cien años después se siguiese entronizando a los “ready made” de distinto calibre. ¡Loor a la originalidad conceptual! Me dicen que en Cuenca hay un “Museo del Objeto Encontrado” (que así lo llaman en castellano) donde, entre otras maravillas, se presenta actualmente una vaca con ubres de guante de goma, perpetrada por Josep Guinovart, a quien por otro lado admiro como pintor.
En fin, mi modesto “ready made” fotográfico ha sido más bien un “ready to be made”, pues la vajilla y sartenes amontonadas desde la noche anterior las he lavado con unos guantes de goma similares a los de la vaca del museo de Cuenca
De modo que, una vez acabados mis “trabajos de Hercules”, mi original pasó a la historia, dejando sólo su huella digital en este blog y un fregadero vacío en mi cocina.
Ya que estamos en la cocina, voy a compartir unas ilustraciones de un viejo recetario que heredé de mi madre, obra de un artista valenciano, cuya casa museo visité hace tiempo en La Albaida.
Josep Segrelles ilustrador de las recetas del arroz
Es conocido que Josep Segrelles (La Albaida 1889-1969) fue un pintor y un magnífico ilustrador, que todavía hoy inspira a dibujantes y creadores de comics y de películas de ciencia ficción (ver: http://www.josegrelles.com/
Menos conocidas son sus ilustraciones al recetario de la Cooperativa Nacional del Arroz, “Fórmulas variadas para guisar arroz” (Valencia 1947). Como prueban las imágenes de sus dibujos a gouache, hay recetas de arroz para todas las edades (aunque no de ortografía).
Sin que falte lógicamente la paella
La portada exhibe una imagen inspirada por la Albufera de Valencia, sin que sepamos si el pato cae bajo el efecto de los perdigones o sonríe astuto tras eludir al cazador. Joan Josep Soler, experto en todo lo que se refiere a Segrelles, me revela en su comentario (cfr. infra) que la portada no es de la mano del artista.
La portada de esta y las otras tres ediciones de recetas de arroz con las ilustraciones interiores de José Segrelles, no son de Segrelles. http://www.josegrelles.com
Saludos cordiales. Soler
Muchas gracias Joan Josep,
Había notado que el estilo de la portada no cuadraba demasiado con las ilustraciones interiores de Segrelles, pero no profundicé en ello pensando que su firma había quedado tapada por esa leyenda «Arroz» en fondo azul que cubre el ángulo inferior izquierdo.
¿Se sabe quién dibujó ese «pato descendente»?
Un saludo muy cordial
Ramón Puig
Están firmados en la parte superior derecha por CANET. No se quien es.
La primera edición data del año 1940, fruto de la Imprenta de la Viuda D. Martínez que había en la plaza San Andrés de Valencia y fue un obsequio de la Federación de Industriales Elaboradores de Arroz de España. Aquel librillo está prologado por el Dr. Gimeno Márquez avanlándo el arroz como el alimento más sano, nutritivo y de fácil digestión, e Ignacio Doménech habla de la variedad de condimentos que admite el arroz y dibujan las diferentes cazuelas y apellas para cocinarlo. La primera ilustración que nos aparece con colores muy apetitosos, es la Paella Valenciana, de la que comentan ya, su importancia en todas las cocinas internacionales a pesar de la mixtificación de su presentación en algunas ocasiones tan distinta a la Paella Valenciana original, que acaban ofreciendo sobre la mesa, una parodia de esta. La segunda ilustración está dedicada al Arroz a banda. Las siguientes al Arroz a la Alcireña, Arroz Miramar, Arroz a la Emperatriz, y Sopa de Arroz al huevo. En la edición del año 1947 aparece además la ilustración de Segrelles dedicada al Arroz con pollo Dama-Blanca Sopa de Tomate a la americana, Puré San Germán con arroz, y Papilla de Arroz. Esta segunda edición, el más completo recetario y más rica en ilustraciones, estuvo editado por la Cooperativa Nacional de Arroz y una tercera edición vio la luz en el año 1956, casi idéntica a la anterior, con el saludo del entonces Presidente de la Federación de Agricultura Arroceros de España, J.A. Gómez Trenor.
Sin duda, aunque se traten de obras menores en el amplísimo quehacer de nuestro maestro José Segrelles, más adelante tendrán su lugar en http://www.josegrelles.com para conocimiento del gran público.
Un abrazo y cuando quiera, estaré encantado de acompañarle de nuevo por la Casa Museo de J. Segrelles, la Iglesia Arciprestal y alguna visita segrellesca más.
Soler.
¡ Gracias de nuevo !
Efectivamente, mi breve selección de imágenes es un simple aperitivo de lo que se podría decir y mostrar no sólo de ese libro -cuya edición de 1947 tengo en mis manos- sino de toda la vasta y admirable obra de Segrelles. Espero que el granito de arena de este blog y la información que usted está ampliando con sus comentarios anime a otros a interesarse por ella.
Sin duda, en cuanto pueda volver a La Albaida le llamaré para tener el gusto de su compañía y sus conocimientos.
Saludos cordiales
Ramón Puig
Que bonitas ilustraciones, son una maravilla, gracias por compartirlas
¡Gracias Carmen!
Además esas recetas de papillas me hacen recordar la época en que mis hijos eran pequeños y con infinita paciencia les íbamos dando cucharada tras cucharada (una por papá, otra por mamá, otra por la abuelita…)
🙂
Ramón