Breverías erasmianas (LV): “Conciliant homines mala” («Las desgracias unen a los hombres»)
John Cluysenaar, 1950 Composition
Conciliant homines mala
Los males unen a los hombres
Adagio II, I, 71
Hay adagios que enuncian de forma lapidaria conclusiones que, partiendo de algo negativo, llegan a aquello de «no hay mal que por bien no venga». Este es uno de ellos. En la cita de los orígenes del proverbio Erasmo se remonta a Aristóteles en su Retórica (6, 20) donde habla del sincretismo, «sistema filosófico que trata de conciliar doctrinas diferentes» (RAE), pero que se puede extrapolar a lo que ocurre con aquellos que, siendo oponentes e incluso enemigos, se unen para enfrentarse a una calamidad que afecta a ambos bandos. En las democracias, por ejemplo, se suele llamar consenso a olvidar las diferencias para afrontar una situación que amenaza con dar al traste con la nación entera.
Eυνάγει τοὺς ἀνθρώπους κακά, id est Conciliant homines mala. Sententia proverbialis, quae declarat id, quod vulgo fit, ex hostibus nonnunquam amicos fieri propter malum aliquod incidens utrisque commune. Aristoteles libro Rhetoricorum primo: Οὐδὲν γὰρ κωλύει ἐνίοτε ταὐτὸ συμφέρειν τοἶς ἐναντίοις. Ὅθεν λέγεται, ὡς τὰ κακὰ συνάγει τοὺς ἀνθρώπους, ὅτ’ ἅν ᾖ ταὐτὸ βλαβερὸν ἀμφοἶν, id est Nihil enim vetat quo minus idem conducat ambobus adversariis. Unde dicitur illud, conciliari homines malis, quoties idem utrisque noxium fuerit. De syncretismo diximus alibi.
Quin huc quoque potest deflecti proverbium, ut dicamus indoctum favere indocto, infantem infanti, nepotem nepoti. Neque enim bonarum modo rerum similitudo conglutinat necessitudinem, verumetiam ex malis communibus saepenumero mutua nascitur benevolentia. Amant fere inter se, qui simul fecere naufragium, qui militarunt una, qui simul capti fuerunt ab hoste, denique qui corporis aut animi morbis iisdem laborant
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La mala suerte lleva a los hombres a unirse. Se trata de una sentencia proverbial de uso común que declara que los enemigos a veces se hacen amigos a causa de algún desastre que afecta a ambas partes. Aristóteles en el primer libro de la Retórica dice que nada impide que un mismo mismo beneficio reconcilie a ambos adversarios. De ello hemos hablado al tratar del sincretismo.
Por lo que este mismo proverbio puede extrapolarse al hecho de que un indocto favorezca a un inculto, un mudo a uno que no habla, un derrochador a un despilfarrador. Ni son sólo las comunes ventajas las que tejen un vínculo, sino que, a menudo, de los males comunes nace la mutua benevolencia. Surge el afecto entre quienes compartieron naufragio, combatieron juntos, fueron prisioneros de guerra, entre los que en definitiva sufrieron las mismas aflicciones del cuerpo o del espíritu.
Les Adages d’Érasme, présentés par les Belles Lettres et le GRAC (UMR 5037), 2010, pág. 901 (traducción propia)
Hay otro adagio comentado por Erasmo, a quien indignaban las guerras entre cristianos, en el que bajo el enunciado de un solo substantivo, al que se refiere en el anterior, encuentra materia parecida a la del anterior proverbio.
Este es ese otro adagio:
Syncretismus
Sincretismo
Adagio I, I, 11
Y este es el extracto que interesa aquí:
Pertinet huc, quod alias ex Aristotele referemus : Eυνάγει τοὺς ἀνθρώπους κακά, id est Conciliant homines mala. Adagium recte accommodabitur et in illos qui amicitiam ineunt, non quod sese ex animo diligant, sed quod alter alterius opis egeat aut quo veluti conjunctis copiis communem inimicum pessundent. Id quod his temporibus saepenumero factitari videmus, ut arma jungant alioqui inter se infensissimis animis. Tanta inest et Christianis hominibus ulciscendi rabies. Refertur et ab Apostolio quodam Byzantino, recentissimo apud Graecos proverbiorum coacervatore. .
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Una frase de Aristóteles que hemos ya comentado en otro lugar es aquí pertinente: «los males unen a los hombres». El adagio bien se puede usar para describir a quienes la amistad une, no porque un amor sincero les guíe, sino porque necesiten la ayuda del otro, o porque han de unir fuerzas para destruir a un enemigo común. Es algo que constatamos a menudo en esta época cuando un pacto armado une entre sí a los más acérrimos enemigos. Esa furia de venganza se produce incluso entre hombres cristianos. Lo cita un tal Apostolio de Bizancio, un muy reciente compilador de proverbios entre los Griegos.
Les Adages d’Érasme, présentés par les Belles Lettres et le GRAC (UMR 5037), 2010, pp. 93 – 94 (la traducción es propia)
Habiendo hablado la sabiduría ancestral de la Grecia Clásica y las glosas de Erasmo de Rotterdam, no me queda mucho que añadir, salvo quizás que «cualquier parecido con la actualidad no es pura coincidencia».
Rejuvenecemos volviendo luego de unos cincuenta años a intentar leer (mejor descifrar, adivinar) frases y palabras del griego y del latín, claro que con tus versiones en castellano. Formidable conocer la sabiduría de Erasmo por ‘cultura general’, pero esto de leer griego y latín es un lujo como efecto menor de los fabulosos objetivos humanistas de tu blog, gracias Moncho.
Gracias Bernardo, son sedimentos de tiempos idos en que gozamos de unos estudios bastante privilegiados. Tras todos estos años, aún pueden ser ocasión de un modesto placer creativo.
Medito en las contradicciones que han unido a los adversarios, recuerdo en mi infancia de liberales radicales y los conservadores más confesos. Los unía el fútbol en la cancha donde el hermano Torti les invitaba a jugarse el partido de la tregua. Se enfrentaban armados a lo largo de los días, se disparaban al aire y evitaban hacerle daño a alguien para no tirarse el partido del domingo. El hermano redentorista, encontró el sendero del humanismo que une a los de la base por debajo de la soberbia de los lideres enfrentados. Aquella sabiduría de la que escribes, iluminó al hermano Torti en los tiempos más difíciles.
Gracias Guillermo. Me hace pensar en lo que hacen algunos educadores y pastores en grandes núcleos urbanos suecos para reconciliar a jóvenes captados por los capos (de tráfico de drogas) de las bandas de barriadas periféricas que se combaten entre ellos, ofreciéndoles el deporte como terreno de encuentro para que acaben entendiendo que al final su frustración que les conduce a la delincuencia y la violencia tiene las mismas causas y no ganan nada matándose entre ellos.