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Breverías erasmianas (LII): “In nocte consilium” («De la noche el consejo»)

13 noviembre, 2022
En la noche la luna. Foto R.Puig

In nocte consilium

De la noche el consejo

Adagio II, II, 43

.

Este es uno de los muchos proverbios o adagios grecolatinos que se prestan a interpretaciones ambiguas, esos que Erasmo deshilvanó en sus Adagiorum collectanea o Adagiorum chilliades (en el año de sus muerte la obra incluía 4151 adagios). En su labor filológica citaba autoridades como base de las diversas interpretaciones, para luego introducir sus glosas y a menudo proponer su propio pensamiento sobre la cuestión, a veces muy extensamente. Pero pasemos al que nos ocupa hoy, leyendo lo que escribió aquel best seller del siglo XVI:

 ’Σν νυκτὶ βουλή, id est In nocte consilium. Admonet adagium non esse praecipitandum consilium neque statim ad primos animi impetus quippiam agendum. Nox autem propter solitudinem ac silentium vel maxime ad considerandum consultandumque de rebus gravibus est idonea. Praeterea saepenumero fit, ut somnus sedata cupiditate pristinam sententiam vertat. Unde etiam vulgo dicitur ab idiotis nostratibus : Super hac re indormiam, ubi significant se per otium deliberaturos.

.

‘En el parlamento de la noche’, es decir ‘En el consejo nocturno’. El adagio nos recuerda que el consejo no debe apresurarse ni que las acciones se han de decidir al primer impulso de la mente. Más bien, la noche, por su soledad y silencio, es especialmente apta para considerar y deliberar sobre asuntos importantes. Además, sucede a menudo que el sueño, sosegada la pasión, revierta la opinión inicial. De ahí que también nuestros idiotas comúnmente digan: ‘Voy a dormir sobre este asunto’, cuando quieren decir que lo resolverán en sus ratos libres.

Esta observación final apunta con cierto sarcasmo a la cachaza de aquellos que ante un problema prefieren esperara que las cosas se resuelvan solas. En todo caso, sigue citando a Sófocles y a Plutarco para afirmar que para llegar a dar un buen consejo hay que evitar la precipitación.

Al final, nos dice que Platón, según una cita de Plutarco, cuando escribía a los lacedemonios, aludía a un “club nocturno” (νυκτερινὸν σύλλογον), es decir, una asamblea nocturna de los más ancianos, «a la que se trasladaban los casos más difíciles»:

Platonem, qui scripserit apud Lacedaemonios, ni fallor, fuisse νυκτερινὸν σύλλογον, id est nocturnum conventum gravissimorum, ad quem difficilimae causae rejiciebantur.

Plutarco, Banquete de los siete sabios, 7, 9,
Luna sobre la playa. Foto R. Puig

Sea como sea, bien se trate de buscar un pretexto para no tomar decisiones, lo cual no es una solución, bien se trate de tomarse un siesta o irse a la cama a dormir para estar más lúcido al día siguiente, el caso es que eso de «consultarlo con la almohada» forma también parte de de nuestro acerbo de expresiones castellanas. El comentario erasmiano nos demuestra una vez más que a menudo nuestras expresiones son de rancio abolengo, o dicho de otra manera que ya los filósofos y comediógrafos de la Antigüedad lo habían expresado de modo parecido.

De todos modos, es bien sabido que todo puede degenerar y, en este caso, convertirse en el habito de el «Vuelva usted mañana» que retrató Mariano José de Larra (1809-1837), alguien que vivió aceleradamente.

Para despedirme, esperando que sepamos encontrar el justo medio entre el vicio de la desidia y las angurrias del apresuramiento, traigo aquí una imagen de la paciencia que capté antes de ayer. En casos como el que aquí se muestra, el problema podría ser que la asamblea de los peces delibere sin fin antes de decidirse a morder el anzuelo.

Aguardando a que piquen. Foto R. Puig

Fuente latina: Les Adages d’Érasme, Les Belles Lettres et le GRAC (UMR 5037), Lyon 2010 (traducción mía)

2 comentarios leave one →
  1. 13 noviembre, 2022 22:41

    Efectivamente, estas noches al llegar a casa, especialmente los primeros días, me sorprendía la luna en todo su esplendor, como recordando que la oscuridad intensa del cielo limeño no era un vacío sino que Rosi estaba muy presente en la noche y todo me invitaba a pensar y a recordar tantas cosas, un auténtico consilium, un ‘bulé’ reconfortante

  2. 15 noviembre, 2022 22:56

    Dices bien Bernardo. La noche, sobre todo si tenemos la vista del cielo amplia y accesible y si la luna suaviza la oscuridad, tiene una virtud lenitiva que puede disolver la distancia con quienes se han ausentado de nuestra vida y hacer presente lo mejor que nos dieron, como lo expresas. En mi caso -son días en esta orilla alicantina- suelo subir a la terraza antes de dormir. Son la noches de otoño, si un consejo llega o una presencia se siente, vienen con el rumor del mar.

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