Mañaneando

Algo enceguecido por un sol suntuoso, mañaneaba yo ayer frente a esta orilla, de la que por fin las brumas de los últimos días se han disipado y los horizontes se abren sobre el mar por todo el arco del golfo de Valencia.
Y, hete aquí que hace poco, de una reciente adquisición en librería de viejo madrileña, me llamó la atención un soneto de José Bergamín (1895 – 1983) en el que, inspirado por Lope de Vega (1562 – 1635), hacía alarde de su habilidad versificadora y su verbo juguetón, no sin ese pesimismo suyo, para el que hoy pudiera tener parte de razón.
«Siempre mañana y nunca mañanamos», Lope de Vega (*).
.
Mañana está enmañanado
y ayer está ayerecido:
y hoy, por no decir que hoyido,
diré que huido y hoyado.
.
A tal extremo ha llegado
hoy a perder el sentido
que al mañana ha convertido
en “cualquier tiempo pasado”.
.
Un ayer futurizado
y un mañana preterido
nos han escamoteado
.
un hoy por hoy suspendido
de un mañana anonadado
y de un ayer evadido.
.
José Bergamín, de Rimas y sonetos rezagados, Poesía, Madrid, Turner, 2ª ed., 1988, vol.1, p.202, tomado de Antología, edición de Diego Martínez Torrón, Madrid, Castalia, 1997, p. 65
Sin embargo la luz esplendorosa de la Marina Alta nos anima a que volvamos a la orilla de la playa ayer por la mañana.

Un hombre pensativo paseaba temprano por la orilla, quizás tratando de comunicar con su familia, que probablemente se haya a muchos miles de kilómetros hacia el sur

De modo parecido a como el mar mañaneaba ayer con estas imágenes, sigamos ayereciendo con otras de la semana pasada, a pocos kilómetros de nuestra playa cuando el sol ya se despedía
Esta vez no era un gato que pensaba en cazar aves, sino un ave que avizoraba peces.

Cerca de allí algunas damas se adentraban en el agua, con timidez y algún escalofrío.

Y alguien disfrutaba de la calma que retorna, cuando los calores del verano se están yendo y la tardor avanza (**).

NOTAS
(*) Un soneto de Lope de Vega que oscila entre dos sentidos de mañanear («madrugar habitualmente» en la acepción de la RAE) o mañanar con el sentido que él entonces y Bergamin más tarde le añaden a este verbo, o sea: demorar, aplazar (dar largas al amor en el caso de Lope).
¡Tanto mañana, y nunca ser mañana!
Amor se ha vuelto cuervo, o se me antoja.
¿En qué región el sol su carro aloja
desta imposible aurora tramontana?
Sígueme inútil la esperanza vana,
como nave zorrera o mula coja,
porque no me tratara Barbarroja
de la manera que me tratas, Juana.
Juntos Amor y yo buscando vamos
esta mañana. ¡Oh dulces desvaríos!
Siempre mañana, y nunca mañanamos.
Pues si vencer no puedo tus desvíos,
sáquente cuervos destos verdes ramos
los ojos. Pero no, ¡que son los míos!
de Lope de Vega
..
(**) Tardor : otoño en valenciano (Diccionari Tabarca, 2005)
Entretenido mañana amañanado para nunca ser mañana, mientras los otros, detenidos en el mar la espera.
La verdad es que el paso del tiempo, con ese entresijo de pretérito, presente y futuro, cuando se escapa de las claridades de la gramática y hace cuerpo con nuestro amasijo de carne y mente, rompe cualquier frontera lógica, por mucho que los filósofos se estrujen la mollera dándole vueltas a nuestro devenir.