Pilane forever (1)

«Observando» de Hanneke Beaumont. Detalle. Pilane 2018. Foto R.Puig
La visita a Pilane en la isla de Tjörn es una costumbre mía. Cada año, desde 2011, repito. Esta vez hemos deambulado por este parque de escultura ambiental aprovechando uno de estos días de setiembre en que no llovió durante las primeras horas del día. Las nubes planearon sobre nosotros, dando alguna breve tregua al sol, pero nos perdonaron.

Pilane 2018. Visitantes y habitantes. Foto R.Puig
Merece la pena entretenerse en el trabajo de dos escultoras, una holandesa, radicada en Bélgica, Hanneke Beaumont, y otra del norte de Suecia, María Miesenberger, así que dedicaré dos crónicas a esta visita, comenzando por la de hoy.
Por cierto que la gigantesca cabeza de Anna de Jaume Plensa ha permanecido otro invierno meditando y dominando Pilane desde su promontorio más elevado. Vayas por donde vayas acaba por encontrarte, vigilando tus pasos, sin necesidad de verte.

«Anna» de Jaume Plensa y» Observando» de Hanneke Beaumont. Pilane 2018. Foto R.Puig
Pero vayamos por partes, comenzando por las tres obras (cinco figuras) que presenta la primera de las escultoras que cito.
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«Conectados-Desconectados»

«Connected-Disconnected» de Hanneke Beaumont. Pilane 2018. Foto R.Puig
La escultora es holandesa, aunque sus estudios de arte tuvieron lugar en Escuelas de Bruselas y alrededores y es en Bélgica donde tiene su estudio. Lo que tiene de especial su trabajo artístico es que no es seriado (contrariamente a las factorías de lo que he llamado aquí «la escultura de maniquíes»), pues ella moldea en arcilla (su materia preferida) todos sus trabajos. Esa es la tradición, por ejemplo de la escultura de Miguel Ángel o Bernini que partían de la obra en arcilla antes de pasarla al mármol o, en el caso de Hanneke Beaumont, al bronce.
Los tres personajes de esta alegoría, como la mayoría de sus figuras, parecen situarse en un mundo intemporal y asexuado que participa de los colores terrosos o graníticos de este lugar arcaico.

«Connected-Disconnected» de Hanneke Beaumont. Pilane 2018. Foto R.Puig
Si bien, a juzgar por la atracción que estos seres (que no sabemos si se conectan o se desconectan) ejercen sobre los habitantes estables del lugar, habría que añadir que la artista ha quizás pensado más, al elegir la tintura del bronce, en las lanas de los ovinos de Pilane. Uno de las ovejas se rasca con fruición aprovechando el basamento de una de las esculturas.

«Connected-Disconnected». Hanneke Beaumont. Detalle. Pilane 2018. Foto R.Puig
Sinceramente, si alguna vez estuvimos conectados -parecen decirnos- ahora andamos ya cada uno por nuestro lado.

«Connected-Disconnected» de Hanneke Beaumont. Detalle Pilane 2018. Foto R.Puig
!Me he puesto perdida! ¿Me echa alguien una mano?
«Observando»
El cuarto personaje observa, no se sabe bien qué o para qué, pero su mirada denota una cierta expectación.

«Observing» de Hanneke Beaumont. Detalle. Pilane 2018. Foto R.Puig
Aunque su postura no indica muchas ganas de levantarse.
«Dando un paso adelante»
¡Al fin alguien se pone en movimiento!

«Stepping forward» de Hanneke Beaumont. Pilane 2018. Foto R.Puig
Con un rictus de hartura, huyendo quizás de la pasividad del grupo, cansada de vivir entre ovejas, la que parece ser una ella irritada se pone en marcha. Lo que contempla ante sí no parece ser halagüeño…

«Stepping forward» de Hanneke Beaumont. Pilane 2018. Foto R.Puig
Pero peor es quedarse. ¿Acaso no es andando como se hace camino?
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«Agarrándose»

«Holding on». María Miesenberger. Detalle. Pilane 2018. Foto R.Puig
María Miesenberger ya expuso hace dos años en Pilane. Es una escultora sueca. Esta vez su criatura, una especie de spiderman, ya no es el hombre-avestruz de acero y bronce que escondía su cabeza en un hoyo. Ahora es un ser estilizado que prefiere encaramarse de forma inverosímil en los sitios más inesperados.

«Holding on». María Miesenberger. Pilane 2018. Foto R.Puig
En un marco que encuadra dos perspectivas del paisaje

» Holding on». María Miesenberger y «Anna» de Jaume Plensa. Pilane 2018. Foto R.Puig
Puede que esté intentando que Anna salga de su impasible meditación y abra los ojos para observar sus cabriolas. ¿Una propuesta para Jaume Plensa? Desde luego sería una sorpresa que, el año que viene, el artista nos descubra la mirada de su obra.

«Holding on». María Miesenberger y «Anna» de Jaume Plensa. Pilane 2018. Foto R.Puig
Por el momento nos quedaremos con las ganas…
«Cambio de dirección»
Así que, como cualquiera de nosotros haría, la spiderman, despechada, se va con sus piruetas a otra parte a practicar el más difícil todavía.

«Change of Direction». María Miesenberger. Pilane 2018. Foto R.Puig
Pero ahora, para el nuevo riesgo, ha abandonado su brillante cuerpo de acero inoxidable y se ha transfigurado en un inquietante ser de bronce.

«Change of Direction» María Miesenberger. Pilane 2018. Foto R.Puig
Oscura presencia que a las nubes desafía

«Change of Direction». María Miesenberger. Pilane 2018. Foto R.Puig
Ajenos a estas tensiones, los visitantes siguen tratando de alcanzar los diez mil pasos diarios que nos aconsejan los doctores

Sendereando por Pilane 2018. Foto R.Puig
Ramon, non sono un appassionata di arte figurativa, per questo il mio giudizio è di poco conto anche se il nonno Timo Bortolotti è stato uno scultore importante del 900′ italiano e la figlia Dodi Bortolotti Rezzoli (carissima zia) una ceramista di valore.
Mi è piaciuto il tuo ultimo Blog, conosco la Svezia solo attraverso i racconti di amici come Ingrid Thulin musa e attrice di I. Bergman; lei considerava la sua terra d’origine dura e fredda, ha scelto l’Italia per vivere e morire…
Attraverso i tuoi racconti interessanti e impegnativi, imparerò a conoscerla meglio.
Giovanna,
Non conoscevo l’opera del tuo nonno, ma prima di rispondere, mi sono rassegnato col Dr.Google e mi ha svegliato un sentimento di diacronica fratellanza. Specialmente nel sapere che la sua vocazione ha cominciato nelle cave di porfido della Vall Camonica. Poicchè, se ho lavorato la pietra in Italia è grazie al insegnamento alla Accademia di Roma e alle cave di travertino preso Tivoli. Non ho avuto il privilegio di lasciare tante opere come tuo nonno (ho incominciato quando ero ormai nonno), ma una, uscita da un grande blocco che ho scolpito, si trova sui Monti Lucretili, vicino a Licenza.
Intravedo nella la sua biografia che fu non solo un meritissimo scultore ma sopratutto un uomo buono e coraggioso.
E, se alcuna volta vieni in Svezia, magari troverai che non è così dura e fredda come spesso si pensa.
Grazie Ramon,
ti invio qualche notizia in più su nonno Timo
ciao giovanna
http://www.timobortolotti.it/presentazione/
Bello! Mi è piaciuto molto! E la sua foto con la figlia (tua mamma?) in uniforme (degli alpini?) è bella e commovente. Grazie.
A proposito della menzione: «nel 1937 quando conseguì il Grand Prix all’Expo di Parigi (unitamente ad Arturo Martini e Marino Marini»; guarda un po’ il mio post dell’anno scorso nel quale ci sono alcune sculture dei suoi due compagni di Parigi e d’altri dei suoi coetanei:
https://ensondeluz.com/2017/06/25/roma-siempre-roma-siempre-escultura/
Tutta un’epoca di grande qualità nella scultura italiana, e tuo nonno è parte di questo gran saper fare.
Le sue in pietra mi ricordano alcune rinascimentali, come la sua deposizione a Castelnuovo mi ha fatto pensare a quella di Michelangelo della deposizione col Cristo sostenuto da Nicodemo (a Firenze), e la non finita pietà Rondanini.
Ramon,
Timo Bortolotti era il nonno materno di Marco de Poli, mio marito e compagno da 45 anni.
Ho cercato di inviarti la foto della «Deposizione» Bortolotti che abbiamo alla Francesca ma credo di non esserci riuscita, ho fatto un gran pasticcio, non so come allegare una foto
ciao
Giovanna