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Breverías erasmianas (XXV): «Proteo mutabilior» (Más cambiante que Proteo)

7 febrero, 2016
Proteo. Grabado de Cornelius Nicolas Schurtz de 1692

Proteo. Grabado de Cornelius Nicolas Schurtz. 1692

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«Proteo mutabilior»

Más cambiante que Proteo

II, ii, 74

.

Erasmo encabeza la glosa de este adagio con la formulación latina del original griego, para, a continuación, al inicio de su comentario, utilizar la versión clásica griega, Πρωτἑως ποικιλὠτερος (Proteo poikilóteros), en la cual se usa el adjetivo ποικιλος (cambiante, equívoco) y la terminación comparativa de cantidad τερος (más que).

Se trata de un proverbio que designa a quienes son astutos y se dan maña para presentarse en cada momento según la forma que más les convenga. Y recurre a Luciano (un autor al que cita 335 veces en sus Adagios), que en su diálogo de Los sacrificios dice que Júpiter tiene tantas apariencias como el mismo Proteo, pues frecuentemente se transfiguraba en cosas varias.

Luego cita a Platón (Ion, 541e): como Proteo, tú tienes la costumbre de adoptar todo tipo de formas, contorsionándote sin descanso (sursum ac deorsum teipsum distorquens)

Cita también a Plutarco (Moralia, 51D) el cual dice que los griegos tienen el término dysphôratos (difícil de atrapar), que designa a los individuos que son mudables como Proteo.

Proteo cambia de forma

Proteo cambia de forma

Erasmo da por supuesto que sus lectores no necesitan que se les explique esta leyenda: Creo que la fábula de Proteo es tan conocida que no necesito repetirla aquí. Se la encuentra en Homero, en el capítulo cuarto de la Odisea (4456-8), y en Virgilio, en las Geórgicas, también en el cuarto libro (4440-2).

Es claro que el humanista se refería al público culto de la Europa de su tiempo que leía el latín. En nuestros días no será fácil que, a pesar de las abundantes ediciones de Homero y de Virgilio, encontremos demasiada gente que los lea. Más bien diríamos que la fábula está disponible en la Wikipedia para quien se interese por ella.

A continuación recuerda a otro transformista mítico, a quien el adagio se puede aplicar también: es posible asimismo decir ‘inestable como Vertumno’, un dios que también adopta todo tipo de apariencias,  a lo que alude su nombre latino.

En efecto, este dios del otoño, marido de Pomona, in   omnem   speciem   vertit.

Rodolfo II como Vertumno. Arcimboldo. Skokloster Slott. Suecia

Rodolfo II como Vertumno. Arcimboldo. Skokloster Slott. Suecia

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Transformista era también Empusa, por lo que le conviene igualmente el adagio (Empusa mutabilior). De ella decía Luciano (Diálogo sobre la danza, 19) que podía revestirse de miles de formas diferentes, y en Las ranas de Aristófanes (288-93) aparece una empusa que, ante los ojos de uno de los protagonistas, se transforma sucesivamente en buey, mula, jovencita y finalmente en un perro agresivo.

Y Erasmo explica:

una empusa es una especie de espectro, enviado por Hécate, que se deja ver en los momentos de miseria y desastre y suele presentar apariencias diversas. Piensan algunos que tiene por costumbre aparecerse, en torno al mediodía, a quienes están ofreciendo sacrificios por los muertos…

…dicen que como parece tener un solo pie, el nombre de ‘empusa’ le vendría de las palabras ‘uno’ y ‘pie’ en griego

.

Finalmente, cierra su comentario con algo que Demóstenes (Dem. 18.130) cuenta sobre la madre de Esquines, quien se habría visto obligado a cambiar el nombre de su progenitora y llamarla Leucotea, avergonzado de que se llamase Empusa, nombre que en aquel tiempo significaba mujer de dudosa conducta, que por dinero estaba dispuesta a hacer cualquier cosa o a que le hiciesen de todo.

(NOTA: Es sabido que ambos andaban a la greña, Esquines tratando a su rival de depravado y corrupto, y Demóstenes insultando a la madre de su enemigo).

Para compensar los golpes bajos del ilustre orador contra su rival político, volvamos a Vertumno, jóven y reconocible, en una adorable escena con su amada Pomona

Vertumno y Pomona. Rubens. Madrid. Colección privada. Fuente Wikipedia

Vertumno y Pomona. Rubens. Madrid. Colección privada. Fuente Wikipedia

Hasta aquí la glosa breve y filológica con la que Erasmo comenta el adagio sobre Proteo. En esta ocasion no se prodiga en reflexiones de índole moral o política. Así que, si las echan de menos, recurriremos a un soneto cincelado por Jorge Luis Borges:

A Proteo

.

Antes que los remeros de Odiseo

fatigaran el mar rojo como el vino

las inasibles formas adivino

de aquel dios cuyo nombre fue Proteo.

.

Pastor de los rebaños de los mares

y poseedor del don de la profecía,

prefería ocultar lo que sabía

y entretejer oráculos dispares.

.

Urgido por las gentes asumía

la forma de un león o de una hoguera

o de árbol que da sombra a la ribera

.

o del agua que en el agua se perdía.

De Proteo el egipcio no te asombres,

tú, que eres uno y muchos hombres.

.

Herma bifronte. Museo Arqueológico de Córdoba

Herma bifronte. Museo Arqueológico de Córdoba

(NOTA: Texto latino de “Les Adages d’Érasme” présentés par les Belles Lettres et le GRAC (UMR 5037), Lyon, 2010, pp.978-979. La traducción es mía)

4 comentarios leave one →
  1. Luis Bernardo José Regal Alberti permalink
    12 febrero, 2016 01:28

    Moncho gracias a ti y a la Wikipedia Google he descubierto a Erasmo. Tenía de él un cliché sencillote como para llenar crucigramas y ahora lo veo cercano, casi íntimo. Monje agustino, sacerdote, intelectual académico, rastreador de las raíces de la cultura , crítico de las desviaciones del Vaticano, precursor de la reforma luterana emotiva más que dogmática …etc. ¡Uno de los nuestros casi!
    La figura de Proteo…no me dice nada…como en general la mitología…¡cualquier mitología…salvo como insumo para un cuadro universal para situar a la nuestra, la hebreo cristiana!
    El poema de Borges, clásico, cumplidor, exquisito como todo lo de Borges.

  2. 12 febrero, 2016 10:29

    Bernardo, ya sabes que al de Loyola la lectura del «Enchiridion Militiis Christiani», le causaba «sequedad de espíritu», lo cual fue uno de los motivos para que no se pudiese leer a Erasmo en la Ínclita. Con la mitología, lo que ocurre, sobre todo con la griega, es que reproducía aquellos que (creo que era Jung) se solían llamar «arquetipos» y que Rouillon nos explicaba como instrumentos de análisis literario. Luego están, las artes plásticas, claro, y lo que ocurre hoy con los jóvenes que visitan, por ejemplo, el Metropolitan o el Louvre, que pasan de largo sin entender nada de la mayoría de lo que allí se expone, es que no han leído nada de los monumentos de la Mitología, como La Iliada, la Odisea o la Biblia, por citar sólo alguna obra insigne. Pero, eso creo que no tiene remedio, pues ahora se ha extendido un sustitutivo light que se ha dado en llamar «arte conceptual».

  3. Luis Bernardo José Regal Alberti permalink
    12 febrero, 2016 16:49

    Me dejas pensando en lo de «arquetipos» para el análisis literario…¿los usaban los intelectuales griegos como claves eufemísticas para un lenguaje moral elegante? Supongo que dan por supuestas las infantiles creencias pseudoreligiosas, es decir, los amores y envidias entre imaginarios seres de ultratumba. Pienso que en las historias de la Biblia también los tenemos como la fe de Abrahan, el liderazgo de Moisés, la astucia juvenil de David contra Goliat, la sencillez señorial de María hablando con Gabriel, la traición de Judas, etc. Dicho de otra manera ¿será recién empiezo a entender, desde dentro, cómo pensaba alguien como Sócrates, Platón, Pitágoras…? ¡o entiendo un poco mejor la herencia que Rouillon pretendía dejarnos! Dígase lo mismo de Alfredo Noriega, profesor recién llegado de Oxford al juniorado…hasta que alguna mano negra, impensable en Ignacio, lo sacó del jetset humanístico y lo rebajó al trabajo rutinario de lo espiritual parroquial…que Rouillon nunca aceptó…

  4. 13 febrero, 2016 12:32

    Para mí que eran más bien los literatos, épicos, líricos o trágicos, los que recurrían a la mitología olímpica. Los filósofos griegos, en cambio, representan ya la aventura de la razón desacralizadora. La fábula de la caverna de Platón ya no es mito, y mucho menos sagrado, sino metáfora del error y de los tanteos del hombre para entender el mundo, aunque finalmente la literatura investigue con sus imágenes y con sus protagonistas muchas de las cosas que la filosofía busca con el razonamiento. Por otra parte, Rouillon se aventuraba, y nosotros con él, más allá de los arquetipos de la tradición occidental, griega y judía, para incursionar, como seguro recuerdas, en los mitos y leyendas del oriente próximo y lejano. En cuanto a Noriega, cuánto me hubiera gustado, aprovechar mejor sus clases de griego, y que hubiera seguido trasmitiéndonos, con esa modestia suya, todo lo que sabía. Pero, en cualquier modo, creo que era de esas personas que encuentran positivamente su lugar y su misión allá donde al final se encuentren. Era un hombre sereno y servicial, de voz sosegada.

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