Pilane 2015. Donde la idea y la calidad de la escultura se hermanan con el paisaje

Cambio de direccion (Moment in motion). Bronce y acero. Detalle. Maria Miesenberger. 2015. Foto R.Puig
Quiero compartir de nuevo mi paseo anual entre esculturas y cerca del mar en la Costa Oeste de Suecia.
Aunque la monótona repetición del llamado arte conceptual y los híbridos de un arte pop regurgitado me provoquen decir -pesimista yo- que el mercado del arte ha llevado a la escultura a sus horas más bajas, cada año, cuando vuelvo a Pilane, recupero el optimismo.
Aquí los escultores seleccionan el lugar adecuado para sus obras y las piensan para este rincón de la isla de Tjörn, en la costa del Bohuslän, en estos memorables espacios luminosos, labrados por los glaciares y habitados desde la Prehistoria.
El Pilane Heritage Museum es fruto del amor a la escultura y a esta región de Peter Lennby, que ha sabido atraer y vincular a escultores, suecos y de otros países europeos, con estas rocas y estas praderas rodeadas por el mar, lugar idóneo para sus creaciones y construcciones en piedra, bronce, acero, aluminio y madera y otros materiales.
Año tras año vienen habituales como el británico Tony Cragg, se suman otros nuevos y aumenta la contribución de las escultoras, pues cinco de los nueve artistas del 2015 son mujeres.
Las familias y los amantes del arte de todas las edades venimos entre mediados de mayo y final de agosto a disfrutar de sus obras, deambulando por sus senderos como quien juega a buscar un tesoro, bajo la mirada de mayestáticas ovejas.
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El virtuosismo con el bronce de la sueca Lotta Hannerz auna la creatividad con la idea y el humor.
No sé si ando descaminado, pero a mí el rostro de su «creador de mundos» me recuerda a Kevin Spacey, pero más melancólico de lo corriente.
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El escultor francés Bernar Venet exhibe en Pilane tres de sus obras en acero corten
jugando con la dinámica de sus particulares geometrías y un acertado emplazamiento
bajo el cielo y frente a la luz del verano escandinavo
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De las sombras del boscaje surge la figura en bronce de un naturista, obligado a serlo por el mundo de piedra de donde parece llegar, cubierta su desnudez con la sola indumentaria de su propia barba
Esta criatura de la británica Laura Ford ha encontrado su verde gruta vegetal en el lugar más apropiado y parece brotar del mismo suelo
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Pretéritos milenios le separan de los seres de la sueca Maria Miesenberger que parecen llegados, siempre inquietos, siempre expectantes, de una dimensión extraña
para atraer a los visitantes con su tácita invitación al viaje
Pero ¿hacia dónde?

Cambio de dirección (Moment in motion). Bronce y acero. Detalle. Maria Miesenberger. 2015. Foto R.Puig
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En un escenario de abedules, Katrinne Helmersson ha plantado un arreglo arbóreo de técnica mixta, composición oriental y aire de tótem de midsommar
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La «casa estrecha» del austriaco Erwin Wurm es un trasplante a estas praderas donde pastan los borregos, desde la bienal de Venecia, donde se exhibió junto al Gran Canal en el 2011,
Se ha inspirado, dicen, en una casa belga.
El retrete no sólo es estrecho, tampoco es adecuado para estreñidos
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Hay otro árbol, este de aluminio, que camina y se desplaza con su copa rebelde de ropa sucia.
Es como si a su autora, la sueca Linn Grandlund le persiguiese el hato de la colada semanal. ¿Son las camisas de su marido las que abandona con alivio en los riscos de Pilane?
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¿No podría haberlas depositado en uno de los cestos primitivos que otro sueco, Greger Ståhlgren, ha dejado por los alrededores?
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Ya que comencé mencionando a Tony Cragg, concluyo con esa obra suya que ya estaba el año pasado y que despierta inevitablemente la curiosidad de grandes y pequeños
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Hablando de los peques ¿qué les parece si acabamos con un ready made, con uno de esos objetos encontrados que hacían las delicias de Marcel Duchamp?
Les juro que estaba así en Pilane, que no lo he preparado. Algún bebé lo perdió, una mano amiga lo encontró y lo puso ahí, por si los papas volvían a buscarlo o para que yo lo fotografiase para ustedes
Gracias por estas obras de arte.
Gracias, Bernardo, por seguir mi blog.
Me maravilla ver como muestras, tan despacio, todo lo que sabes, todo lo que adquieres ya mismo en cada momento, y como lo desentrañas para todos nosotros, siempre con una mirada casi imperceptible puesta en lo bello, en el arte, que condiciona tan sutilmente al que lo ve y lee que casi es proselitsimo. Yo tambien amo lo mínimo, porque es lo esencial.
No se me ha olviddo nunca nuestro viaje con José Ignacio a Segovia y Avila cuando teniamos 17 años. Seguiré gozando los domingos del aire fresco que aportas,
Raymundo
Raymundo,
¡Qué sorpresa! Gracias por tu comentario y por aparecer así después de tantos años. ¡Me has dado una alegría! Te escribo pronto a ver si podemos vernos a no mucho tardar.
Un fuerte abrazo
Moncho
Siempre he considerado a la escultura la más difícil de las artes sobre todo si es realista, figurativa.
Cuando la idea y la creatividad están ahí junto al saber hacer y a la calidad técnica (que no se consiguen sin esfuerzo de años), entonces da gusto (gusto en el sentido filosófico y también en el sentido popular del término)