Cuando el otoño prolonga el verano
Dans la forêt sans heures
On abat un grand arbre.
Un vide vertical
Tremble en forme de fût
Près du tronc étendu.
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Cherchez, cherchez, oiseaux,
La place de vos nids
Dans ce haut souvenir
Tant qu’il murmure encore.
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Jules Supervielle, Le Forçat innocent, Mes légendes, 1930
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En el bosque sin horas
Derriban un gran árbol.
Un vacío vertical
Tiembla en forma de fuste
Cerca del tronco tendido.
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Buscad, pájaros, buscad
El sitio de vuestros nidos
En ese alto recuerdo
Mientras todavía susurra.
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Jules Supervielle, el Forzado inocente, Mis leyendas, 1930
(Jules Supervielle, Vivir y quehacer del poeta, Pre-Textos, 2009, Traducción y edición de Ramón Puig de la Bellacasa)
Paseando sin prisas
Podría haber titulado esta crónica “el elogio de la pereza”, porque se me han ido quedando en el tintero asuntos enjundiosos mientras el domingo se acerca. Así que los aparco y compongo hoy una crónica ligera con las imágenes de tres recientes paseos.
El título es el adecuado, pues aunque los colores ya son otoñales, las temperaturas y el sol del verano parecen tener dificultades para marcharse.
Hay un estanque de nenúfares (näckrosdammen) cerca de casa y, en sus alrededores, frondosas arboledas y suaves declives verdes por el que afloran como lomos grises de hipopótamo las moles de granito sobre las cuales se asienta la ciudad.
Los bancos que lo rodean son perfectos para enfrascarse en un libro.
Presidiendo el parque infantil a orillas del estanque hay un grupo escultórico del pintor y escultor finlandés Wäinö Aaltonen (1894-1966). Aunque no dispongamos de caballos nos comunica su serena invitación a pasear sin prisas
Observando a los habitantes del estanque deslizarse sin urgencias sobre el agua, la sensación de calme et volupté se refuerza. Así que a ritmo de pato continuaremos la gira por los alrededores
No lejos de ahí, junto a la Escuela de Artes Escénicas, hay una notable escultura en acero lacado que varía de forma a medida que damos la vuelta en torno a ella
Saliendo de la zona, algún alumno de bellas artes (corriente conceptual) ha decidido transformar una señal de tráfico para advertirnos de lo peligroso que es cruzar los pasos de cebra (sobre todo por el riesgo de ser arrollados por un ciclista)
Sin preocuparse demasiado por ello, unas mellizas van pasito a paso por la avenida
Para contraste, por los canales del centro de la ciudad hay quienes bogan enérgicamente.
Nosotros sin apuros, el día se presta a alargar la caminata.
Pasar el puente (Göta älvbron)
Como el tiempo invita a ello con brisa suave y temperaturas de quitarse la cazadora, mi paseo me lleva ahora a subir a pie por el puente sobre el Göta hasta la zona de los viejos muelles y la parte de Älvstranden y Eriskberg
Desde lo alto puedo apreciar con calma lo que cuando circulo en autobús se me escapa
Incluidos los vetustos amarres que no tardarán en desaparecer con las obras jubilares que se anuncian para el cuarto centenario de la ciudad.
El viejo depósito de gas me dicen que se cubrirá de colores y ya se están barajando ideas para darle algún uso de carácter socio-cultural
Paseo por muelles en desuso del Frihamn. La visión del Lipstick corresponde bien al apodo de este edificio. Forma parte desde hace algunas décadas del skyline de Gotemburgo y recuerda a las construcciones con piezas de Lego
Por Lindholmen hay quien se hace a la mar
E insectos gigantes montan guardia junto al dique seco
Cerca de la escuela de ingeniería no sabemos si lo que emerge de las aguas es la idea de una iglesia o un missil listo para despegar
En un muelle de la Älvstranden hay quien ha echado amarras
No muy lejos, la enorme estructura naranja de la grúa puente de los antiguos astilleros preside, como recuerdo de otras épocas, los nuevos barrios de esta orilla de Gotemburgo
Los balcones no desentonan
En la costa
Y como la tarde es templada nos vamos con el termo de café a dar un paseo junto al mar.
Aunque sea la época, no se puede retirar nada de lo que esta reserva natural nos presenta y, en todo caso, aunque las setas se pudieran recolectar, no faltan las que parecen advertirnos: “admírame pero no me comas”
No lejos de esa seta, no son hongos sino plantas (de los pies) las que emergen tras una roca
Y, colorín colorado, el paseo se ha acabado.