Una piña y dos suspiros
Dedicado a la sierra de Guadarrama y a mi viejo amigo Manolo
En estos días de setiembre, cuando los melones están dulces y en sazón, se viven los últimos calores por la sierra de Guadarrama.
Dice el refrán madrileño que “por la Virgen Melonera verano fuera”. Esa virgen es la Virgen del Puerto y en Madrid, su festividad (la Natividad) se celebra el 12 de setiembre por el distrito de la Arganzuela, no lejos del nuevo parque del Manzanares. El festejo incluye la degustación de melones y sandías, pues es la época en la que los mercados rebosan de estos frutos.
En mi caso, estos días de calor me han traído a Torrelodones. Con amigos y familiares he subido por los senderos de Guadarrama en sus vertientes de Madrid y de Segovia.
Ayer sábado, por la vertiente segoviana de la sierra, ascendemos con paso relativamente gallardo.
Muy cerca del pueblo de Guadarrama, en los altos que rodean el embalse de la Jarosa, el viernes pasado se disfrutaba de una paz benedictina y las aguas eran de un azul intenso.
En la orilla, fresnos.
Quisiera poder nombrarlas por su especie, pero, si no me ayuda algún ornitólogo, no voy a poder hacerlo. Es un placer ver sobre la roca una pareja de avecillas.
NOTA BENE: ¡Pues sí, a fecha de 22 de setiembre me llega la ayuda de un ornitólogo de Galicia! ¡En una semana mis amigos han resuelto mi cuestión desde los bosques de Redondela! Y hemos aprendido algo nuevo.
Jabito Jablonski me informa de que estas aves deben de ser de la especie Chlidonias niger (fumarel común juvenil) o Chlidonias hybridus (fumarel cariblanco juvenil) en su periplo migratorio del fin del verano camino de África. Os sugiero que pronunciéis en voz alta los nombres latinos y sus equivalentes castellanos (es lo que hacían Flaubert y también Jules Supervielle cuando escribían para cerciorarse de que el ritmo era el adecuado). ¿A que suena a música?
¡Chilidonias, Chilidonias..! ¡Fumarel, Fumarel..!
¿No es emocionante saber que estos delicados animalillos están tomándose un reposo en el embalse de la Jarosa antes de acometer algunos miles de kilómetros más hacia sus cuarteles de invierno?
A lo lejos por encima del muro del embalse se divisa la Pedriza y su yelmo.
Del lado segoviano, un arroyo limpio y frío da ocasión al caminante para un refrescante baño de pies.
La luz, filtrada por las copas de los pinos, se posa sobre rocas y musgo. Brillan las hojas del helecho.
Durante la caminata del viernes por arriba de la Jarosa, guiado por mi viejo amigo Manolo, anduvimos sobre un manto de acículas o pinochas en el que reposan miles de piñas, esas obras de arte naturales que nos obsequian los pinos.
Así que se me ocurre homenajear a una de ellas.
Oda a una piña caída
Obra de ebanista,
nido de sombras,
palmera de pestañas,
juguete de madera,
armadillo inmóvil,
frágil canasta
y seca cosecha.
Un ignoto tornero
paciente te talló
para vivir en alto
besada por la nieve,
campana silenciosa
que mece el viento helado.
Un día tu pedúnculo
se quebró ya cansado
y sin ruido caíste
sobre el humus del bosque
para que un rayo de sol
te señale a mis ojos
te destaque entre miles
y te bote aquí sola
como arca modesta
por las redes del éter.
Me hubiese gustado componer una melodía para acompañar mi oda improvisada al menos con un fondo de guitarra, pero esas destrezas figuran como pendientes en una lista de actividades para mi siguiente reencarnación.
De todos modos nos quedan otros recursos pulmonares…
Suspiros de España
He visto en este final de verano cosas que tienen que ver con la traída y llevada marca España. Algunas se prestan al suspiro y más que un pasodoble parecen exigir una saeta.
Primer suspiro
No es que quiera contribuir al clima de desesperanza que me dejan los noticieros de televisión y las páginas de la prensa, pero es que al abrir la ventana y observar el skyline de este Torrelodones en el que viví cuatro años, me golpea la estupidez y agresiva arrogancia de unas edificaciones que anteriores consistorios han permitido perpetrar en las cercanías de la torre medieval que da nombre al lugar.
No consideraban suficientemente dañado el territorio de esta municipalidad con un urbanismo desafortunado, sino que tenían que corromper sin piedad su paisaje más característico con un chalet de varias plantas y con los tejados de pizarra de unos adosados que cercan inmisericordes y horteras la línea del monte y el perfil de la torre.
Segundo suspiro
En el diario Metro de Gotemburgo, con el que cada día se desayunan en el metro, el autobús o el tranvía miles de suecos, no se suele hablar mucho de España, al menos de lo que no sea escándalos de corrupción de la cosa pública, de su gobierno y de sus estratos dirigentes.
Pues bien, unos días antes de venir a la patria, una de las noticias más importantes de nuestra vida nacional ocupaba un página casi entera. El acontecimiento más destacado de nuestra actualidad estival y de nuestro renombre internacional: ¡la tomatina de Buñol!
Pero no seamos severos, al menos, tras esta batalla de alimentos y de amor (a la que aluden los titulares del diario) las agencias de viaje contabilizan sus beneficios, las calles se limpian y ¡a otra cosa mariposa!
Aunque no podemos por desgracia limpiar con agua a presión y escobones los desaguisados urbanísticos de Torrelodones.
La marca España en los últimos tiempos parace definirse bien con aquello de «¡aquí hay tomate!»
Urbanismo medieval
Sin embargo, como no quiero acabar con tristezas y batallas hortifrutícolas diré que la marca España (aunque no se hable de ello en los diarios suecos) es también Pedraza y la cuidadosa atención con la que se restauró y se mantiene.
Ahí estuvimos ayer.
Deambular por esta villa antes de que los turistas del fin de semana hayan salido de sus restaurantes de comida castellana tradicional para invadir sus calles nos depara la satisfacción de los aciertos constructivos del pasado.
Final con paisaje
Desde la carretera que nos lleva de retorno a Torrelodones por el puerto de Navacerrada, antes de pasar por La Granja de San Ildefonso, avisto una montaña de mi infancia.
Cierro este artículo con el perfil inconfundible de La mujer muerta.
Para la «oda a la piña caída» pude ver en el EPS de ayer domingo una posibilidad de musicarla de manera cuasi automática. Creo que te merecerá la pena, Ramón. Un fuerte abrazo de tu «viejo amigo Manolo»
Gracias Manolo. Si lo logro no cejaré hasta grabar un vinilo. Un abrazo.
Ramón