De un poeta de estas tierras
El color que era incendio, la zarza en fuego de las piedras,
es ya un panal caído de miel lívida, bajo un cielo asombrado
y aún sin astros.
Llega con un olor muy leve, y muy pausada,
la violeta oscura de la muerte del día.
Todo ha llegado a nada.
Francisco Brines
(fragmento de «Existencia en Trafaut», El otoño de las rosas)
Es cierto, por unos instantes, a menudo, al final de los días, algo disuelve todo, se acerca la noche y, si uno está solo, es lo más cercano a eso de lo que habla el poeta de Elca: la nada nos da la mano, tira de nosotros hacia el sueño. ¡Mas no siempre! por un rincón del aire se insinúa la luna y reclama al poeta, le pide que retorne, las cosas se retejen, la noche no es tan noche, la nada no es tan nada.
No es mal poeta Brines, no, y con todo no logra conmoverme, sacudirme, como otros poetas actuales, muy contados y de los que apenas parece saberse. Es este otro tipo de poesía el que sí me conmueve, i de ‘cap a peus’. Te dejo un ejemplo, ‘Capilla Sixtina’, de Alberto Caffaratto, madrileño (1954), poeta del que no tuve noticia hasta hace unos diez años, veremos si este espacio permite la distribución adecuada del verso, hay que correr el riesgo:
_ Apártame la luz
no sean las aguas
alláname los montes
no más lo inanimado y lo sintiente
no sean el hambre, el grito y tanta espada
conclúyeme la sed
no más deseos
no des lugar a verbos ni a razones
cesa las causas
aparta el beso
no sea la carne más, concluye el tiempo
y todo en nada y basta se diluya_
dijo el suicida
suplicó Adán, vidente ciego
mientras tendía su índice
aterido
hacia el de Buonarroti, que furioso
peor que un hacedor o un omnisciente
pagado de sí mismo
vengativo
irresponsable, sordo
equivocado
a mano armada
la muerte lentamente le insufló
mientras sañudamente lo creaba.
Muchas gracias Luisa por tu contribución. Sí, me parece un buen poema, de alusiones bíblicas y renacentistas. No en vano el poeta tiene un apellido de raigambre italiana. Y es verdad que la Capilla Sixtina produce en cada uno de nosotros unas connotaciones diferentes, que tienen que ver con la propia historia emocional y las propias vivencias estéticas… Luego, viene el poema con sus variadas vías de salida, cuantas más mejor. Por ejemplo, nunca había yo pensado en el Adán de la Sixtina como aterido y consciente de estar abocado a la muerte desde el momento mismo de su nacimiento del barro… pero es un posible punto de partida
En cuanto a Brines… no sé si has frecuentado los campos y rincones de la Marina por las alturas de Oliva y sus huertos perfumados y respirado las tardes de estos lugares, y el mar siempre cerca… Quizás entonces, quizás lo seguirías leyendo…
Gracias de nuevo y un saludo
Ramón