Huidas

Miedo. Óleo R.Puig
La Suecia contemporánea ha sido tradicionalmente un país de acogida.
Para principios del 2013, Gotemburgo acogerá mil quinientos refugiados más venidos de Somalia, que se unirán a los que desde hace algunos lustros se exilian en estas tierras.
Estas noticias de la prensa local me hacen pensar en otra, la que se conmemora hoy.
Los inocentes
Desde Ernesto Renan, hace un siglo y medio, hasta John Meyer, en nuestros días, se viene mostrando que la matanza de los inocentes y la huída a Egipto son leyendas que no se corresponden con la historia, como casi todo lo que los Evangelios narran de la infancia de Jesús.
Aunque, a decir verdad, las leyendas son historias paradigmáticas. Son el story telling de la realidad de millones de seres humanos. Y , en ese sentido, son verdad. El episodio de la Sagrada Familia escapando de Herodes, aunque edulcorado por el arte, nos remite a las eternas violencias y a los interminables éxodos que padecen los débiles.

William Hole (1846-1917) Huida a Egipto
Palabras de un exiliado
En 1866, refugiado en Jersey, escribía Victor Hugo:
Los volcanes lanzan piedras y las revoluciones hombres. Así hay familias que son enviadas a grandes distancias, gentes cuyo destino es alterado, grupos dispersados y volatilizados; gentes que caen de las nubes, estos en Alemania, aquellos en Inglaterra, los otros en América, para sorpresa de los naturales del país. ¿De dónde vienen estos desconocidos? Es un vesubio que humea allá lejos el que los ha expectorado. A estos aerolitos se les pone un nombre, a estos individuos expulsados y perdidos, a esos eliminados por la suerte se les llama emigrados, refugiados, aventureros. Si se quedan, se les tolera; si se van, todos contentos.
…
Seres absolutamente inofensivos, las mujeres al menos, que no tienen nada que ver con los acontecimientos que les expulsaron, sin odio, sin cólera, proyectiles involuntarios, profundamente sorprendidos. Se enraizan de nuevo como pueden. No hacen nada a nadie y no entienden lo que les ha pasado. Yo he visto un pobre matojo de hierba arrojado lejísimos al aire por una explosión de una mina. La revolución francesa, más que cualquier explosión, ha producido estos lanzamientos lejanos.
Victor Hugo, Les Travailleurs de la mer, Paris, Livre de poche, 2002, p.131 (la traducción es mía)

Huida. Foto de madridvillaycorte.es
Cuando el refugiado es niño
Y para no irnos tan lejos, hace poco, el blog Docuhistorias publicaba un artículo sobre otros exilio, el de la infancia de nuestro país, causado por aquel volcán de odios y violencia de nuestra guerra civil
http://docuhistorias.wordpress.com/2012/12/17/los-hijos-de-elna/
Vale la pena leerlo
Y seguimos emigrando, Que actual es todo lo que escribes.
Muy bonito el testimonio de la mujer que se ocupo de los niños en Elna despues de la Guerra Civil.
un beso Moncho
Hola Ramón, muy bonito,
siempre sabes ver el lado importante de las cosas, en este caso acordarte de los débiles, los verdaderamente inocentes.
Abrazos.
Gracias Patri, Gracias Mercedes,
Esperemos que en el 2013 las cosas importantes vayan ocupando el primer lugar, para que nuestra época empiece a encontrar el justo equilibrio.
Abrazos
Moncho / Ramón